Capítulo 9
Cuándo te das cuenta de que quieres que esa sonrisa sea
solo por tu causa... Es ahí cuando sabes... Qué estás enamorado.
Pato C. Ramos.
Nathan
— No creo que sea prudente que Lie vuelva a quedarse en tu departamento, hijo. Anoche debiste llevarla a la casa— dijo papá.
Nos encontrábamos en la empresa, hoy debía de entregar un par de informes y no tenía clases hasta después de la tercera hora del día.
Por la mañana temprano había dejado a Amelí en la casa de mis padres y me fue imposible escapar de todo el sermón que mi madre me echó encima, también me fue inevitable cruzarme con el guardaespaldas. Quién no perdió oportunidad de mirarme como si fuese un idiota que no sabe ni cuidarse a así mismo. Pues los golpes en mi cara eran muy notorios.
— ¿Qué tiene de malo? Ya era muy tarde papá, no quería llegar a la casa en ese estado. Además, mamá se preocuparía en vano, estos golpes desaparecerán y aunque para Amelí fue algo muy desagradable lo que pasó, se encuentra bien—. Dije queriendo minimizar la situación.
Pero la realidad era que esto no se podía tomar a ligera. Isaac no debió meterse con Amelí, y podría solicitar a un abogado que interponga una demanda por su accionar. Sin embargo, eso debía de conversarlo con Lie, ella tenía que decidir eso.
— No lo entiendes, Nathan. Son muy jóvenes, sobre todo ella. No me gustaría que ninguno de ustedes dos salga herido por algo que se pudo haber evitado— dijo papá y fruncí el ceño ante sus palabras.
— No, efectivamente no lo entiendo, papá. ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué soy capaz de lastimar a Lie? ¿Aprovecharme de ella?— pregunté ofuscado.
Me levanté del asiento tratando de entender a mi padre, estábamos en su oficina. Sentía que estaba juzgándome por algo, y eso no me gustaba. Hoy no solo aprovecharía que debía entregar los informes, sino, que además, tendría la oportunidad de poner en su lugar a Nicholas y ver su cara cuando lo hiciera. Solo que ahora, parecía ser yo quién era el malo del cuento.
— No estoy diciendo eso. Me preocupa que lo que se estén teniendo ustedes, ahora, no llegue a ninguna parte y termine desilusionada ella o termines decepcionado tú. Porque no creas que no me he dado cuenta de lo que ocurre entre ustedes dos.
Amelí está completamente ilusionada, hijo, apenas tiene cumplido los dieciocho años y tú hasta hace poco tenías novia, ¿Qué pasa si no es lo que buscas? ¿Si Amelí se enamora realmente de ti y tú no quieres nada que te comprometa? Se que eres un gran hombre, hijo. Se que no serías capaz de hacer algo malo, pero tú eres cuatro años mayor que ella.
Debes de estar seguro de lo que quieres, muy pronto terminarás tu carrera ¿Y qué pasa con Canadá? ¿Qué harás con la maestría que tenías pensado hacer? O ponlo de esta forma. ¿Qué harás si resulta ser tú quién se enamora y Amelí descubre que no eres lo que desea? Recién empieza a vivir, hace nada comenzó su carrera y cuando sus padres regresen, ellos volverán a Seattle. ¿Haz pensado en ello? ¿En esas posibilidades?
Y supongamos que en el mejor de los casos ambos coincidan, tú te recibes y ella sigue estudiando. Formalizan su relación, tendrán que darse un tiempo de igual forma. Porque imagino que aún querrás esa maestría ¿o no? Permíteme decirte algo más, cuándo asumas tu puesto en la empresa, tus responsabilidades también cambiarán. ¿Estás dispuesto a enfrentar todo eso?
Finalizó mi padre levantándose de su asiento y llegando frente a mí, él estaba sinceramente preocupado, yo no había analizado la cosas desde su punto de vista. Y ahora de pronto, la angustia parecía querer comerme vivo.
— Yo ... —, dije sin saber cómo continuar, me refregué la cara con ambas manos, no solo molesto sino también perturbado por todo lo que papá había dicho— ¡No lo sé! No lo sé ¡¿De acuerdo?! —, pregunté exaltado extendiendo los brazos con las palmas de mis manos hacia arriba para luego bajarlos nuevamente—. Lo único de lo que estoy seguro es que ella me gusta, de que quiero estar cerca suyo, de que me enerva verla hablando con algún compañero, o amigo, o cualquier otro. Cada vez que ese guardaespaldas se le acerca, sólo quiero golpearlo y no puedo hacer nada porque es su amigo, debo de aceptarlo aunque lo deteste. Muero de celos cada vez que alguien voltea a mirarla y ayer ... Anoche no me importó dejar inconsciente al imbécil que se atrevió a tocarla.
Por otra parte... Se que debo alejarme, que no puedo ofrecerle nada por ahora. Porque confío, me cuesta creer y como bien dices, no estoy listo para tener algo formal. Y sinceramente no lo entiendo papá, no se que me está pasando—, finalicé.
Llevé ahora mis manos a los bolsillos de mi pantalón y desvié mi vista hacia el exterior. Estaba molesto conmigo mismo por no saber que hacer, por dejar que todo me confundiera, peor aún, por no poder ofrecerle algo certero a Líe.
—Son sentimientos contradictorios, podríamos considerarlo sentidos opuestos— dijo mi padre—, Y teniendo en cuenta lo que dices, Nathan, solo te pido que por favor analices bien las cosas antes de dejarte llevar. Esa pelea pudo ocasionar problemas graves, no solo para ese muchacho, sino también para ti.
Papá dirigió su vista al ventanal de su oficina e imitó mi postura, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, suspiró y luego volvió a dirigirse a mí con un cariz de preocupación.
—Te estás enamorando, Nathan. Aunque no lo quieras aceptar, busques pretextos para no darle una denominación o, simplemente desees no avanzar para algo más serio como dices. Y debo decirte dos cosas más al respecto. Una es que no puedes hacer nada en contra de eso, en el corazón no se manda. Sin embargo, debes de sanar antes de corresponder a otra persona. No puedes jugar con los sentimientos de alguien, no cuando tú aún no estás listo para olvidar.
Lo otro... Otro asunto que también es importante y que quería decírtelo antes de iniciar nuestra reunión, es sobre Sebastián.
Mi padre tenía razón en todo lo que decía, pero lo de anoche no podía simplemente dejarlo pasar. Ni bien mencionó el nombre del padre de Amelí, observé con mucha atención a papá, ella sabía que algo pasaba, pero prefería no pensar mucho en eso para no preocupar a su hermano. Me lo había dicho una vez.
— ¿Qué pasó con el padre de Amelí?— pregunté preocupado, dejando de lado lo de anoche.
— Contraté a un investigador y hoy me ha entregado algunos resultados. Al parecer, Sebastián pudo dar con el paradero de su esposa. Y confirmó sus sospechas en cuanto a que algo ocultaba, pero no fue hasta dos días después de descubrirlo que fue hasta el lugar dónde se encontraba Grace—, papá fue hasta su escritorio, tomó una carpeta y me la dio para que viera los papeles—. Mira, aquí está todo, en ese hotel se estaba hospedando ella el día que fue a encararla. Había descubierto que ella mintió porque estaba atravesando por un problema de salud y no se lo contó a nadie. Grace iba a consultas médicas a escondidas de su familia, le habían diagnosticado cáncer de mama aproximadamente hace unos cuatro meses atrás. Sebastián lo descubrió todo, fue a buscarla, pero hubo un problema. Uno muy grave.
Un fallo técnico en la infraestructura del hotel, según los informes policiales del ese Estado. El edificio colapsó y hubo un derrumbe, enterrando así a miles de personas. Ente ellas... Los padres de Amelí y Matew.
— ¡Dios mío, papá esto es terrible! — expresé exaltado sosteniendo fuertemente la carpeta entre mis manos.
— Totalmente, esos niños sufrirán mucho cuando lo sepan. Me encuentro entre la espada y la pared, hijo. Aún no se lo he dicho a tu madre, pero lo haré esta noche. He pensado que lo mejor será no decirles nada por el momento, puesto qué hay un grupo de rescatistas que están trabajando para encontrar a las personas con vida. Hay familias que ya han recuperado a sus seres queridos, algunos están... Algunos han muerto y otros siguen desaparecidos. Sin embargo, en la lista oficial de fallecidos que me pasó el investigador, no se encuentra Sebastián, ni su esposa. Tengo esperanzas de que puedan encontrarlos, es por esa razón que creo que será mejor no decirles nada. Al menos hasta estar completamente seguros de que no los encuentran o de saber si siguen con vida.
Finalizó papá suspirando pesadamente, ahora entendía el porqué lo veía preocupado por todo. Y yo solo vine a acumular más problemas con todo lo ocurrido.
— Esto le destrozará a Amelí, ella siente que algo malo pasa, pero no quiere que Matew sepa nada—, dejé la carpeta sobre el escritorio y despeiné mi pelo con la mano queriendo poder encontrar una solución—. Te apoyaré en lo que decidas papá, pero creo que en verdad será mejor no decirles nada., por ahora. Dios, no puedo si quiera imaginar lo que sentirá Lie si supiera todo esto.
Expresé queriendo poder encontrar algo con lo cuál pudiera ayudar. Tello único que podía hacer por el momento, era apoyar a mis padre soca la decisión que tomen y estar allí, para Amelí. Que sepa que no estará sola en esto.
— Buenas tardes, ¡vaya! No sabía que había junta familiar y termino enterándome al llegar en la empresa—, de pronto fuimos interrumpidos por Nicholas.
Pese a los golpes que traía, se notaba una sonrisa de superioridad en su gesto como si tuviera algo a su favor, ingresó a la oficina de papá sin haber si quiera tocado la puerta.
—No hay tal junta, Nicholas— papá le respondió, pero seguido ingresó tío Mike, el padre de mi primo.
—Entonces ¿se puede saber por qué mi padre también está aquí? — preguntó viendo a mi tío ingresar seriamente.
— Déjate de estupideces y mejor ten una pizca de vergüenza— respondió su padre— Tu tío Henry y yo hemos decidido disolver nuestra sociedad. A partir de ahora, los únicos de dueños de esta compañía son Henry y Nathan. Si estoy aquí es porque he venido a entregar los documentos correspondientes para la toma oficial de dirección empresarial—. Finalizó.
El padre de Nicholas en verdad estaba furioso con él. No se detuvo para darle más explicaciones y lo miraba con decepción absoluta. Pasó los documentos a mi padre y juntos decidieron finiquitar la sociedad.
—Por favor, permíteme Mike—, dijo papá agarrando los papeles—. Pasemos a la sala de juntas y hablemos un momento—, expresó.
Mi padre junto con tío Mike salieron de la oficina para finalizar con la disolución. Mientras que yo permanecí un momento más frente a mi primo, porque había llegado el momento de ajustar cuentas con él. De ver si reacción y cobrarle dónde más le dolía.
—No te lo esperabas ¿No es así? Ahora ya no perteneces a esta empresa. No tienes nada, Nicholas—. Dije sonriéndole con suficiencia.
— ¡Cállate! ¡Esto no puede ser verdad! Mi padre no disolverá la sociedad y yo seguiré administrando nuestra parte—. Respondió alterado.
— Pues lo es, es completamente verdad. La sociedad ya no existe, no perteneces a esta compañía, no tienes tu puesto de jefe administrativo y, ya ni quiera tienes como seguir manteniéndote económicamente. Porque estoy seguro de que haz despilfarrado todo tu dinero. Ahora tienes lo que te mereces y estás, justo dónde debes de estar—. Le dije sin remordimiento alguno.
— ¡ESTO NO SE QUEDARÁ ASÍ!— gritó.
Se puso frente a mí, colérico, pero no se atrevía a hacer algo más. Permaneció así unos segundos. Reí victorioso y lo dejé frustrado sin esperar su respuesta.
— ¿Y qué harás?— dije sin inmutarme frente a él— ¿Meterte con la secretaria para conseguir algo aquí? Eres un imbécil, Nicholas. Y siempre lo serás.
Salí de la oficina de papá con una sonrisa en el rostro, era lo que había estado esperando para pagarle con la misma moneda. Por haber traicionado mi confianza y porque nunca supe por qué razón me odió siempre. Desde chico compitió conmigo como si fuera que yo un rival. Pero ahora tenía su merecido y no podrá hacer nada. Nuestra relación laboral acabó y con eso también toda clase de consideración o familiaridad.
***
Al llegar la noche no podía dejar de pensar en Lie, tenía que verla y saber cómo estaba. Todo lo que papá me había dicho sobre sus padres era muy triste, cuando se enteré de pondrá muy mal. No quisiera que sufra, pero no sé qué hacer al respecto.
Y cómo no le envié ningún mensaje de texto, lo mejor era presentarme en la casa y hablar personalmente con ella. Para que así también pudiera tener alguna idea de cómo ayudar a papá con toda esta situación.
Salí de mi departamento dirigiéndome a la casa de mis padres. No era muy tarde, por lo que tal vez en esta ocasión llegue a tiempo para compartir con todos la cena. Y osar un momento junto a Lié.
— Buenas noches, mamá —, dije al llegar.
Ella me miró asombrada porque ahora los golpes se notaban más que en la mañana y estaba seguro seguiría sermoneándome.
— ¡Por Dios, Hijo! ¡Mírate nada más! ¿Cómo pudiste llegar a esos extremos? — dijo preocupada.
Al parecer mamá aún no estaba enterada de todo lo ocurrido, anoche, en la fiesta. No me quedo de otra que contarle absolutamente todo. Me sorprendí al saber que Lie tampoco le había dicho nada. Y aún más cuando mamá me contó, que hoy estuvo todo el día como ida, triste y angustiada. Me dijo que ella no quiso presionarla por eso no insistió en le contase todo.
—Iré a hablar con ella, tal vez pueda saber si está mal por todo lo qué pasó ayer o si es por lo de sus padres—, dije al terminar de hablar con mi madre, quería hablar con Lie cuánto antes.
—Es claro que está así por el momento desagradable que pago con ese muchacho en esa fiesta, pobrecita. Seguro no quise decírmelo para preocuparme. Ahora se encuentra en el jardín con Oliver, estaban viendo una película junto con Mat, pero el pobre quedó rendido y lo tuve que llevar a su habitación. Esos chicos son muy buenos amigos, el muchacho me ha pedido permiso para poder llevar a Amali a dar un paso, mañana.
— Imagino que le dijiste que no ¿verdad? Ella no puede estar saliendo con el guardaespaldas.—. Respondí molesto ante las palabras de mamá.
— Pero ¿qué te ocurre Nathan? ¿Es esa la educación que te dimos? Ese joven es un buen hombre, es amigo de Amelí y no tiene nada malo que quiera invitarla a salir. Sobre todo si lo único que desea es verla sonreír. Me dijo que quería hacerlo para que ella pudiera despejarse un poco, creo que eso no tiene nada de malo—, finalizó mi madre.
— Pasa mi amor, que nuestro hijo se está enamorando y está celoso de ver que Amelí tenga amigos muy atentos a ella— papá llegó sorprendiéndonos en ese preciso instante.
Y yo salí bufando de la sala porque no quería escuchar sus sermones. Fui hasta el jardín trasero y pude ver al estúpido guardaespaldas abrazando a Amelí. Estaban sentados en la tumbona que había alrededor de la piscina, y me encontraba a espaldas de ellos. Al acercarme alcancé a oír de lo que hablaban.
— Estoy triste por eso. Mis padres nunca nos dejarían así, sin dar explicaciones. Y hoy se cumple un mes desde que viajaron, papá no volvió a comunicarse. Me preocupa mucho, pero intento no hacerlo por Matew, él aún no comprende la gravedad de la ausencia de mis padres.
Amelí le decía eso con la voz gangosa, parecía haber llorado. No me gustaba en absoluto tener que verla así, y menos así de cerca con el guardaespaldas.
— Ya verás que muy pronto estarán de regreso y podrán estar todos juntos de nuevo—, dijo el estúpido de Oliver, su mano estaba sobre la espalda de Lie, subiendo y bajando. Empuñé mis manos para no saltar sobre él y romperle el brazo entero.
— Vaya, si que te tomas muy en serio tu trabajo. Cuidarla no significa que tengas que poner tus manos encima de ella—, mascullé.
Lie se levantó y pude ver que tenía algunas lágrimas que mojaban su rostro, me miraba triste y sorprendida al mismo tiempo. El guardaespaldas se paró seguido de ella y él me miró con rabia.
— Ser amigo de Amelí, no es un trabajo. Y esta era una conversación privada—. Respondió él.
—Por favor —, murmuró Lie, ambos la miramos, ella seguía derramando lágrimas— no quiero causar problemas en la casa de tus padres, Nate.
— No. Por mi parte no los habrá. Yo me iré para que puedas descansar—, dijo el guardaespaldas para luego llevar su mano al rostro de Amelí y se despidió de ella como si yo no estuviera presente— No olvides de lo que hablamos, esos ojos deben de brillar ¿de acuerdo? —, dijo dejándonos solos.
Ella le regaló una pequeña sonrisa y asintió levemente con la cabeza mientras que el estúpido se largó dejándome aún más con los celos a flote.
Lié ingresó a la casa sin esperar a que le dijera algo, se secó las lágrimas y no me dirigió la mirada. La seguí y me interpuse en su camino antes de que ingresara a la habitación.
— ¿No piensas decirme nada? —, pregunté, alzó su vista hacia mí y frunció el entrecejo.
— ¿Quieres que te diga algo? Pensé que no querías hablarme, hoy. Fue por eso que no recibí ni un solo mensaje tuyo ¿no es así? Entonces, ¿por qué de pronto quieres que te diga algo?—, respondió algo molesta.
Ella abrió la puerta esquivándome y se adentro a la habitación, pero fui rápido e ingresé con ella aunque eso le molestara. Le puse seguro a la puerta y guardé la llave sin que se diera cuenta.
—Estoy cansada, Nate y solo quiero dormir—, dijo con la voz cansina y aún con tristeza en el rostro.
— ¿Pues que crees? Yo también. Y esta era mi habitación, podría dormir en esa cama — señalé la cama y ella me miró colérica para luego buscar un par de ropa e intentar salir por la puerta.
Lo había hecho adrede, a sabiendas de que al menos conseguiría estar tan solo un momento con ella. Así fuese enojada o no, quería estar con ella.
— No abre —, dijo girándose hacia a mi y se cruzó de brazos con sus cosas sobre ella— ¿Por qué la cerraste? Ábrela, si tu dormirás aquí, yo iré a dormir con Matew—, expresó, yo negué divertido porque era increíblemente hermosa cuando se molestaba.
— No lo haré, Lie. Así tengamos que dormir juntos de nuevo. No abriré la puerta hasta que hablemos— dije como si nada recostándome sobre la cama.
— Bien, haz lo que quieras. Yo dormiré y tú hablaras solo— me respondió.
Se dirigió al baño, luego de unos minutos salió con el pijama puesto. Hizo a un lado las sábanas con algo de esfuerzo, apagó el velador y acto seguido se acostó dándome la espalda. Reí ante los hechos para luego despojarme de mis calzados y, seguido a eso acoatarme a su lado. Colocando mis brazos cruzados debajo de mi cabeza.
—Hoy fue un día difícil—, comencé—. Tuvimos que oficializar la disolución de la sociedad con el padre de Nicholas. Cuando lo vi, tuve ganas de volver a golpearlo hasta que me pidiera piedad. Pero el hecho de tener a un hermosa niña dentro de mis pensamientos... Me ayudó a no lanzarme como un animal sobre él. Tiene unos ojos entre una mezcla de azul y verde, no sabría decirte con exactitud y su mirada es tan profunda. Ni que decir de cómo pega, su gancho derecho casi hace que se descoloque mi quijada — Líe rió sin poder evitarlo y dio la vuelta abrazándome. Escondió su rostro sobre mi pecho y, sin esperar nada más, la estreché entre mis brazos besando su frente.
— Te extrañé—, susurró ella permaneciendo en la misma posición.
— Y yo a ti, Lie—. Dije honestamente.
Nos quedamos así, en silencio sin decir nada más. No hizo falta, era como si ese simple gesto de estar ahí el uno para el otro fuera suficiente para que todo estuviera bien entre nosotros.
Unos minutos después su respiración era pausada y me di cuenta de que se había quedado dormida. Con cuidado la acomodé mejor y la cubrí con la sábana. Escribí una pequeña nota para que leyera a la mañana siguiente, lo dejé en la mesita de luz y salí sin hacer ruido.
Sólo quería verla por unos instantes y saber que estaba bien. Eso era todo lo que había deseado en este día.
Awww no sé ustedes, pero este Nate me está enamorando a mi también. Uy uy uy
Hasta el próximo capítulo !
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