Capítulo 10
No pretendas estar bien, cuando nada está bien.
Más no dejes que los problemas , empañen tus días.
Pati C. Ramos.
Nathan
Tres días más tarde ...
— Te dije que no se quedaría así, Nathan. Y esto apenas comienza—, me dijo Nicholas apareciendo frente a mí para fastidiarme como solía hacerlo.
— Ahora ¿de qué carajos hablas? ¿No tienes nada mejor que hacer? Por eso inventas excusas para cruzarte en mi camino ¿no es así? Hazle un favor a las personas y búscate una vida, deja de estar molestando—, le respondí hastiado.
— Tu primo tiene razón, ya fue suficiente de tus estupideces. Por tu culpa el imbécil de Isaac no deja en paz a Amelí—, dijo Rodrick.
Estábamos en la universidad, en el campo de fútbol para ser precisos. Y como siempre Nicholas no perdía oportunidad de fastidiar. No le bastaba con estar hostigando a Amelí y que por su culpa, su amigo también lo hiciera. En más de una ocasión habíamos sido testigos de cómo Isaac acosaba a Lie. Y digo hemos porque mis amigos también fueron testigos.
—No tienen vela en este entierro, así que no se metan—. Nicholas despotricó contra mis amigos, pero aún así ninguno de ellos se amedrentaron.
— Ya basta, déjate de tonterías y lárgate— mascullé ante su insistencia.
— Claro que no seguiré perdiendo mi tiempo, pero antes ¿Te has preguntado dónde estará el angelito? Yo que tú no la perdía de vista, podría pasarle cualquier cosa ¿no crees? El mundo no es un lugar seguro, ¿o quién sabe?, podría ponerte los cuernos al igual que Chantal—, finalizó marchándose con una sonrisa petulante en el rostro y dejó su veneno incrementando mis demonios internos.
— No le hagas caso, Nathan. Solo quiere ocasionarte problemas con Amelí— dijo Charlie colocando una mano sobre mi hombro.
—Charlie tiene razón, serías estúpido si hicieras caso a sus palabras— Rodrick secundó a Charlie y ambos intentaron darme ánimos.
Al final no logré concentrarme en todo el juego. Antes de que acabara la práctica me retiré de la cancha, fui a los vestidores para cambiarme y salir a buscar a Lie. Le envíe un mensaje texto preguntándole dónde estaba, un par de minutos después, respondió diciéndome que se encontraba terminando su última clase del día. Quise darme contra la pared por haber sido realmente un estúpido y dejarme llevar por las palabras de Nicholas.
Esperaré por Lie a la salida y hoy la llevaré a la casa. Tengo hablar con ella para saber como sigue respecto a sus padres, aún no le hemos dicho nada, creo que es mejor así, sin embargo, también debe saber toda la verdad. Solo espero que para cuando podamos decírselo, haya mejores noticias por parte del investigador.
***
Amelí
— Gracias Emily, entonces nos pondremos de acuerdo esta tarde ¿está bien?— le dije a mi amiga, sobre el trabajo que debemos hacer, mientras me despedía.
— Me parece perfecto, así terminaremos a tiempo nuestro trabajo. ¡Nos vemos! — se despidió de mí con una amplia sonrisa.
— Eso espero, nos vemos mañana— me despedí de mi amiga y salí del aula para ir al sanitario antes de irme a la casa.
Le había avisado a Oliver, por mensaje, que en breve estaría en el estacionamiento para que así supiera que demoraría un poco. Sin embargo, cuándo me dirigía hacia los pasillos de la escuela, esa mujer que había dicho ser la novia de Nate, se puso frente a mí , impidiendo que siguiera mi camino. Y se encontraba acompañada de dos chicas más.
— Es esta la poca cosa de quién les hablé—, dijo imitando la postura de Chantal una de ellas— ¿Pueden creer que Isaac tiene interés por esta? Ella es la culpable de que te haya dejado de lado, Vivian —, finalizó una de las chicas.
La tal Vivian, se acercó a mi manoteando mis cosas y provocando que cayeran al piso. Comenzaron a reírse e insultarme, ni siquiera las conocía o les había hecho algo como para que me acorralaran de esa manera.
— No dejaré que interfieras en mi relación con Isaac. No eres nadie, aprenderás a no meterte con lo que no es tuyo—, dijo esa Vivian y sin que lo viera venir me propinó una cachetada para luego estirarme del pelo.
— ¡Ja! Eso te mereces por mosca muerta. Por estar robando novios ajenos—, dijo Chantal riéndose mientras yo intentaba empujar a la chica que aún no soltaba mi pelo.
— ¡Suéltame! ¡No soy responsable de nada! — logré alejarla y le devolví el golpe, papá me había enseñado a defenderme en caso que fuese necesario, pero luego la otra que no sabía cómo se llamaba se abalanzó contra mi y caí al piso.
— ¡Ahí es dónde perteneces estúpida! Nathan es mío, ¿Lo escuchaste bien? —, volvió a hablar Chantal, entre las tres comenzaron a golpearme. Procuraba esquivar sus golpes y defenderme, pero eran tres desquiciadas contra mí.
No tuve oportunidad alguna de levantarme del piso para tan solo si quiera lograr esquivar los golpes, las chicas no tuvieron compasión de mí actuando salvajemente. Cuándo creí que no me lograría salir de estas locas, un grito furioso hacia ellas fue mi salvación.
— ¡¿PERO QUÉ MIERDA HACEN?!—, vociferó furioso Oliver, llegando hasta ellas.
— ¡Suéltame idiota! ¡No me toques! —, chilló Chantal. Las tres se quejaban, no veía con claridad del por qué, había recibido un golpe cerca del ojo, sólo las sentí lejos de mí y dejé de recibir los golpes— ¡Me estas lastimando! — seguía diciendo esa mujer.
— ¡Lárguense ahora! Porque les juro que se me olvidará que son mujeres y no responderé de mis actos—, estaba colérico, levanté mi vista y vi como tomó del brazo a Chantal —. Te vuelvo a ver cerca de ella y sabrás de lo que soy capaz de hacer cuando en verdad lastimo. Ahora desaparécete— la soltó bruscamente para luego dirigirse a las demás— ¡Y ustedes también!—, salieron corriendo e inmediatamente después, Oliver, se acercó a mí para ayudarme.
— Gracias—, musité con pesar porque me dolía el rostro, el brazo y mi pierna izquierda. Había recibido una patada allí.
—Despacio, con cuidado, apóyate en mí. No tienes que agradecerme, lo sabes. Dios, menos mal que decidí venir a buscarte. Cómo no llegabas, me preocupé por ti y salí del auto viniendo para acá, buscándote en las aulas. Y menos mal que lo hice, esas desquiciada te golpeaban sin piedad. ¿Por qué hicieron tal cosa esas chicas? Tienes que denunciarlas, Amelí— Podía sentir contenido a Oliver, parecía querer ir por esas locas, sin embargo, estaba junto a mí, ayudándome.
— Necesito... —, quería decir que necesitaba salir de allí, pero mareé un poco y Oliver me sostuvo con sus brazos en mi cintura. Apoyé mi cabeza sobre su hombro intentando mantenerme de pie, mientras mis manos se sujetaban fuertemente de su chaqueta.
— Dios, ¿Hay alguna enfermería por aquí? —, preguntó preocupado, estaba por responder cuando la voz de Nate se escuchó de pronto.
— ¿Se puede saber que hacen? ¿Por qué abrazas a mi novia? —, masculló Nate a espaldas nuestra—No puedo creerlo, Amelí. ¿Cómo puedes estar con ...— levanté mi rostro girando en su dirección, emitiendo un gemido de dolor y no terminó de hablar, al fijarse en mi—¡Por Dios, Lie! ¿Qué te pasó?
¿Su novia? ¿Tan siquiera se escuchaba? Nunca me había pedido serlo. ¿Y acaso no veía como estaba? Inmediatamente me alejó de Oliver, cargándome entre sus brazos. Luego Oliver le dirigió la palabra y Nate no volvió a hablar.
—Deja de hablar, mejor llevémosla a la enfermería. Estaba por hacerlo cuando llegaste diciendo estupideces— dijo mi amigo.
Oliver le dirigió la palabra, cerré mis ojos apoyándome sobre el pecho de Nate y como aún seguía dándome vueltas la cabeza, no podía verlo. Pero por el tono de su voz, supe que estaba molesto con Nathan. A quién sentí como comenzó a moverse y luego supe que habíamos llegado a la enfermería de la escuela porque le pedían a la enfermera que me atendiera, con urgencia.
— ¿Qué te pasó niña? —, preguntó la enfermera cuándo acercó su mano a mí cien, el dolor se profundizó y volví a cerrar mis ojos.
— Fueron unas chicas de la universidad, unas desquiciadas que salieron corriendo como cobardes—, fue Oliver quién respondió, abrí nuevamente mis ojos notando como la enfermera negaba con la cabeza.
— Hoy en día ya no perdonan nada, no midieron lo que hacían. Esas chicas merecen un escarmiento—decía la enfermera mientras tocaba mi cien, lo que provocó que quejara una vez más por el dolor.
— Auch, ahí me duele mucho—, expresé lagrimeando, no le importó y siguió en lo suyo limpiándome algunos golpes y rasguños.
—Este golpe de aquí es el de más cuidado. Tendrás que tomar unos analgésicos y reposar por si tengas mareos o visión borrosa—. Terminó de revisarme ante el escrutinio de Nate y Oliver, al finalizar me entregó un justificativo y una receta—. Este justificado es para que presentes en dirección y así puedas reposar un par de días. Este de aquí, es la receta del analgésico que deberás tomar.
— Gracias—, respondí intentando bajarme de la camilla donde estaba sentada, pero el mareo regresó provocando que Nate inmediatamente se acercara a mí.
—No fue nada, niña. Pero te recomiendo no estar en movimiento, ese mareo que tienes podría ocasionarte una caída y tendrías otro golpe peor— finalizó la enfermera.
—No se preocupe, me encargaré de que cumpla con las indicaciones—,fue Nate quién habló después no haber dicho nada en todo el tiempo que estuvimos aquí. Nuevamente me tomó entre sus brazos, cargándome como si no pesara nada. Salimos de la enfermería y Oliver venía detrás— ¿Dónde está el coche? —, esa pregunta iba dirigida a mi amigo.
— A dos autos más, por allá —le respondió Oliver, llegamos al auto y mientras abría la puerta del copiloto, Nate se encargaba de meterme al auto y, poner el cinturón.
— Los seguiré ¿si? —habló en voz baja, acarició mi mejilla derecha con su mano y luego depositó un beso en mi frente —, estaré detrás de ustedes—, dijo mirándome unos segundos.
No podía si quiera asentir por temor a que el mareo regresara, cerró la puerta, el seguro se activó y pude ver cómo se alejaban para hablar. Estaba segura de que Nate le estaba preguntando que había ocurrido. Minutos después, Oliver subió y fuimos la casa. Al llegar él me ayudó a bajar y también me asistió hasta depositarme en la cama.
La señora Alice estaba en la casa y se asustó al verme así, por suerte Matew aún no llegaba de la escuela para que no me viera en este estado. Cuándo ya estaba cómoda en la cama, tanto Mary como la señora Alice estaban enteradas de todo porque Oliver les había contado lo ocurrido, hasta habían mandado traer el analgésico.
Ya estaba más tranquila, pero seguía esperando a Nate, se suponía que nos seguía detrás y aún no llegaba.
— ¿Nate no ha llegado? Dijo que vendría detrás de nosotros—, pregunté, pero a cambio, Inés, la chica que ayudaba a Mary, llegó con los analgésicos en mano.
Inés le pasó el analgésico a la señora Alice y ella se aseguró de que yo lo tomara. Así lo hice, no tenía otra, no aguantaría más el dolor de cabeza. Segundos después Mary salió de la habitación junto con Inés, seguía sin obtener respuesta.
—Estaré atento por si me necesitan, señora. Con permiso—, dijo Oliver decidiendo retirarse, no sin antes asegurarse de que estaba bien.
— Gracias por todo, muchacho. No te preocupes, yo estaré cuidando de Amelí—. Lo vi salir y la señora Alice se sentó a mi lado, tomando mi mano— Descansa, cariño. Cuando estés mejor hablaremos sobre esas chicas y las medias que tomaremos por lo que te hicieron.
—Gracias, tía Alice— susurré, recordé a mi hermano y mencioné su nombre— Matew—, el analgésico estaba haciendo efecto y estaba a punto de cerrar mis ojos—. No quiero que me vea así.
—Despreocúpate, descansa y no te esfuerces. Yo me haré cargo de Mat, ahora lo importante es que te recuperes pronto ¿Estamos? — ordenó la señora Alice.
— Si—, respondí levemente. No sé por cuánto tiempo más quedé consciente, pero apenas cerré por completo mis ojos, sentí perderme en un sueño profundo.
***
Nathan
Cuándo el guardaespaldas terminó de narrarme lo sucedido, le dije que me encargaría de esas desquiciadas en lo que ellos iban para la casa. Chantal y sus estúpidas amigas seguían en en la universidad.
No me importó dejarlas en ridículo y mucho menos tratarlas como si no fueran nada, diciéndoles todo lo que eran al atacar una joven de esa manera. Les amenacé agregando que las denunciaría, que había testigos y que no volvieran a acercarse a Amelí porque yo mismo les haría pagar las consecuencias. Las otras dos insulsas quisieron disculparse y repetían que había sido por culpa de Chantal, que no volverían a hacerlo. Más esta última no se inmutó en absoluto.
— Nunca me defendiste de esa forma. Tú, en verdad la quieres —dijo sin importarle todo lo que había dicho, sus brazos en jarra y su tono de voz desagradable solo me provocaban zarandearla hasta que pudiera encontrar algo bueno en ella, como alguna vez creí.
— Estás advertida, Chantal— le dije seriamente, me impuse ante ella y pudo darse cuenta de mi determinación—, No sé que clase de relación lleves con Nicholas, ni me importa, pero no te traerá nada bueno. Y estoy completamente seguro de algo, no permitiré que ustedes se metan con Amelí. Esa denuncia estará hecha y no volverás a tocarla un solo pelo—, sentencié.
Salí de la universidad y lo lejos pude visualizar a Nicholas junto con Isaac. Ese par estaban confabulados con Chantal, lo comprobaría y haré todo lo que esté a mi alcance para que dejen de molestar a Amelí. Cuándo llegué a la casa no me detuve en hablar con Oliver, que se encontraba afuera, claramente haciendo su guardia. Ya me tocará llevar a cabo esa conversación pendiente tengo con él.
Ingresé a la casa y al llegar frente a la puerta de la habitación dónde estaba Lie, Matew fue el primero en verme y traía los ojos llorosos.
— ¿Qué pasó campeón? —pregunté agachándome hasta su altura porque se encontraba rodeando sus rodillas, sentado en el suelo y obstaculizando la entrada.
—Mi hermana está durmiendo—derramó un par de lágrimas más y me senté a su lado apoyando la espalda por la pared, procurando calmarlo.
— ¿Estás así por eso? — indagué nuevamente, pero negó con la cabeza y comenzó a contarme secándose las lágrimas.
—Cuándo llegué de la escuela pregunté por ella y tía Alice dijo que estaba descansando, pero yo quería hablarle. Entonces cuando no se dieron cuenta, cuando salieron al patio, subí a verla y la encontré toda golpeada. ¿Quién le hizo eso?—, volvió a llorar y luego sorbió su nariz continuando—, no quise despertarla y salí sin hacer ruido. Me quedaré aquí para cuidarla, no dejaré que nadie entre.
Lo abracé sin saber que decirle, su gesto era realmente admirable y un nudo se había formado en mi garganta. Debía ser yo quién cuide de su hermana y no él. Ni siquiera medí mis palabras cuando la vi con Oliver, pensé erróneamente y ella ni podía sostenerse en pie. ¿Cómo pude pensar otra cosa? Tragué saliva y le conté a Matew, quiénes habían lastimado a su hermana, que fueron unas chicas de la universidad, pero que ya me encargué de ellas.
— Te prometo que yo la cuidaré. Esas chicas serán castigas con la ley. No volverán a lastimar a Lie, ya no llores campeón.Yo cuidaré de ustedes, es una promesa—. Dije completamente seguro.
— Mi papá las llevará presas y aprenderán a comportarse—, dijo inocentemente, su padre... Dios mío. Espero puedan encontrarlos pronto, ellos no merecen sufrir de esa forma. Asentí dándole la razón.
— Así será, y esas chicas nunca más la molestaran—, luego intenté convencerlo de que era mejor esperar abajo, que aquí nadie lastimaría a su hermana, así fuimos junto a mamá.
Mi madre derramó un par de lágrimas cuándo supo lo que Mat hizo y logramos distraerlo con algunos postres, en la cocina. Minutos después se unió Oliver a pedido de mamá, al parecer no solo Amelí le había tomado cariño, sino también, Matew. El niño inmediatamente accedió a la compra de un helado cuando el guardaespaldas le dijo para ir comprarlo y que también traerían para Lie. Eso bastó para convencer al pequeño de dejar unos instantes la guardia del dormitorio de su hermana.
Yo, por mi parte, regresé a la habitación cuidando de no despertar a Lie.
Me acerqué a la cama y permanecí a su lado, tomando su mano, quería estar para cuando despierte, que no se sintiera sola.
Cada vez que la contemplaba, sólo podía pensar en que no quería estar lejos de ella, que lo que estaba sintiendo por ella seguía creciendo cada vez más. Y al mismo tiempo, temía de todo lo que sentía porque sabía que aún no estaba listo para darle todo de mi.
Otra vez esos estúpidos sentidos opuestos contradecían a la razón.
Awww Nate debe de olvidar lo que le hizo Chantal. Ojalá lo supere pronto y así poder aceptar por completo lo que siente por Amelí. Que el miedo a volver a amar desaparezca.
Hasta el próximo capítulo!
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