Un Extraño. Capítulo 1.

Ruidos abrumadores y una inmensurable cantidad de imágenes llegaban a mí de manera tan repentina como rotunda, jugaban con corromper mi cordura llevándola a límites donde la locura es un tema simple. Hasta donde mi conocimiento tenía razón, hasta para mí es extraño pensarlo, un dios nacido del mismísimo árbol de la vida, todo al comienzo era oscuro, frío y irritante, cuando llegue a este mundo ya poseía una edad avanzada, no fue para menos o al menos mi apariencia, una voz me hizo dejar de estar aturdido, una voz muy extraña, no por lo desagradable que era, sino por lo pasiva, una y otra vez repetía lo mismo, lentamente pude notar donde me encontraba, parecía un pequeño lago, rodeado de agua que parecían tan negras como las imágenes continuas que llegaban a mí, aquella agua era tan oscura que ninguna luz se reflejarian en estas si fuera el caso.

-¿Cómo llegaste aquí?- una y otra vez escuche esa misma pregunta pero no alcance a ver de quien fue el que pregunto esto.

-¿Cómo puedo. Entenderte? , ¿dónde ..?.- no pude terminar mi pregunta, un punzante dolor impacto de manera repentina en mí cabeza, más imágenes, más voces, más información de cosas que no entiendo llegaban a mí, era abrumadora la cantidad, pude volver a tener razón sobre mí mismo al escuchar de nuevo la voz resonante de aquel lugar pero solo con escuchar esta voz todo cambiaria, el dolor era simplemente desgarrador para mí.

-Naciste de Yggdrasil y yo lo e presenciado. El gran árbol de la vida no habia tenido un predecesor desde hace milenios. Por cierto, soy uno de entre tus pocos de hermanos,Mim o también conocido como Mimir, Un ser mag...-

- Esto arde aquí- recuerdo haber tocado mi estómago, tenía hambre y eso era seguro, pude ver como de el agua salía una figura parecida a mi la cual me extendió una manzana.

- Es un regalo, disfrútala. Como decía, yo también nací de Yggdrasil, pero soy igual de antiguo que Yggdrasil, es complicado, no hay suficientes números para explicarte.-

- Escucho cosas que no veo- mis comentarios eran tan certeros que era difícil pensar que acababa de nacer.

- Imaginare que es tu regalo divino,todos los hijos de Yggdrasil tienen uno, puedo permitir que conozcas todo sobre ti mismo al beber de mi agua, pero,tiene un precio.-

-¿Cuál es el precio?-

- Quiero que me des uno de tus oídos- Su mirada mostraba seguridad, de verdad hablaba en serio.

- ¿Quién sería tan idiota como para hacer ese intercambio?- era evidente que no era algo equivalente, perdía algo y ganaba otra cosa que ya poseia a gran escala.

- El dios de la sabiduría, la muerte y dios de dioses por ejemplo fue bastante tonto como para aceptar. ¿Cómo es posible que acabas de nacer y ya hablas mejor que la mitad del reino de Asgard?.-

- Te podría responder algo que ni el lago de la sabiduría sabe, solo si me dejas beber de ti.-

- Yo lo sé todo, controlo los idiomas, se el destino profético, tarde o temprano la información de cualquier ser existente llegará a mi, ya sea por el canto de un ave o por el ligero aire de un indeseable invierno.-

- Entonces, ¿no quieres saber?- jugar con el conocimiento sería algo nuevo para mí, al parecer él estaba aburrido de siempre estar solo.

- Pagarás mi conocimiento con tu conocimiento, me traerás un tarro de hidromiel y me permitiras ver lo más hermoso de este mundo a través de tus ojos, ese es mi precio- parecía un precio bajo por un gran conocimiento, continuamente llegaban más imágenes a mí, camine hasta él terminando mi manzana y de un pequeño salto entre en el lago, lo último que pude ver fueron burbujas rodeandome mientras sentía una gran presión cobre mi cuello.

- Puuuuuh- intenté hablar con todas mis fuerzas pero no salían mis palabras, sentía el agua recorrer por todo mi cuerpo hasta apresar mi pecho por fuera y por dentro, sentí frío, es la primera vez que sentía frío, a los pocos segundos mi cuerpo ya no podía articular movimiento, eso fue lo de menos cuando todo aquello llegó de manera tan descomunal a mí.

Miles de imágenes... No. Miles de recuerdos, profecías, historias, cuentos, guerras, juegos, armas, miles de lugares y acciones, información de todo estilo estuvo en mi mente al menos por un segundo, por muy pequeño que fuera el momento, pude ver todo lo que era posible conocer del pasado y el presente y de un segundo a otro desperté en el suelo de aquel lugar.

- Eso; fue. Muy agotador- no pude parar de respirar de manera frenética, estaba ahogado, cansado, esta vez mi paz mental era un total caos y mi cordura la sentía tan distante de... De todo. -¿Qué fue todo eso?-

- El conocimiento infinito del mundo, pero tú no puedes almacenar tal información, así que solo te adjudique la información más importantes de ti mismo y de la historia, aunque del uso de razón te encargas tú.-

- Mi nombre. Es Heimdal, hijo de Yggdrasil, informante de la llegada de el Ragnarok y... ¿Maestro?, esto no tiene sentido.-

- Nada en el mundo lo tiene hermano, tú regalo divino es más increíble de lo que jamás en mi infinita sabiduría imagine.-

- Puedo ver más allá de lo que debería ser posible, puedo ver todo Asgard.-

- A futuro verás más que solo Asgard, tus sentidos son tan agudos que avergonzaras a Odin y todos sus musculosos y estúpidos hijos.-

- Pareces odiarlo.-

- Tengo más que razones para odiar a tal asqueroso ser.-

Sentí una gran tensión en el ambiente y unas palabras repletas de rencor, su simple expresión daba mucho que pensar a lo que era odin.

- ¿Por qué un lago odiaría a Odin?- me era extraño pensar en alguna razón del porque de su odio.

- Asesino sin razón, una voz que dicta algo indiscutible, oprime pensamientos agenos y intenta poseer a todos bajo sus órdenes, yo no veo a alguien admirable y digno de alabanza, yo solo veo a otro arrogante rey que se cree invencible- sus palabras eran tan elegantes que simplemente me daba gusto escucharlas.

- Pero, ¿él no es invencible?- los recuerdos solo hacían verlo como alguien poderoso y imposible de vencer hasta para un dios, una presencia amenazante para muchos.

- Solo Yggdrasil es invencible. Y es un gran árbol, Odin sólo es inmortal pero a su vez también es mortal, las manzanas como la que te di permiten dejar de envejecer pero no permiten evadir la muerte por algún arma, hasta un dios puede morir si su corazón es atravesado por una lanza, odin no es invencible, solo es muy peligroso- aquel lago parecía tener respuestas a todas las preguntas, me parecía simplemente magnífico.

- ¿Qué tanto has vivido?- me tenía con mucha curiosidad aquel detalle de que era... Eso.

- Jamás he vivido.-

-...- No entendí a que se refería, para mí él estaba muy vivo, sentia odio, ¿no es eso una expresión de lo que es estar vivo?. -Entonces ¿qué eres?-

- Soy un lago parlante, una expresión de un dios perfecto que no puede ser dañado y no puede dañar, deberías saberlo, guarde información sobre mí en tú mente- pensé por unos segundos y recordé que era aquella... ¿Lugar?.

- Disculpa, es que acabo de nacer y aún no sé cómo funciono del todo.-

- No guarde nada al respecto en tu mente, por instinto lo descubrirás, ahora. ¿Qué harás? Heimdal.-

- ¿A qué te refieres?- me pareció una pregunta sin razón y sin sentido al comienzo.

- No creo que quedarte aquí con un lago te ayude en algo, ¿a dónde planeas ir?- aquellas preguntas me dejaron muy fuera de lugar, no tenía algo a donde quisiera llegar.

- Gracias a ti conozco mucho pero no conozco a nada, ni nadie, eres lo único que conozco en este momento.-

- Pero no puedes quedarte conmigo, no creo que la razón de tu existencia sea morir custodiando un lago.-

- Eres mi hermano, o eso fue lo que dijiste, entonces no tengo problemas- Una mirada de ternura se formó en Mimir, aquello dicho le parecio simplemente enternecedor.

- Eres impresionantemente extraño, como puedes no tener uso de razón y tener moral, cuando sepas más del mundo y cuando llegue el momento, cobraré mi deuda, por ahora cuida de ti mismo.-

- ¿Por qué me cuidas?- me pareció incómoda la manera en la que me estaba tratando, era... ¿Vergonzoso?.

- Después de poseer cierto conocimiento puedes tornarte de varias maneras, con una existencia repleta de odio o con una simplemente neutra, tu decidieras como quieres ser.. Agradece que solo soy un lago o este no sería el mismo destino para ti, ya que talvez yo no sería tan amable y paciente.-

- Entonces ¿qué pretendes que haga?- es complicado ponerle un orden a tu vida si no conoces como debe ser la vida, como se debe vivir, como construir un futuro sin... Sin nada.

- Yo me haré cargo de él- Un sapo detuvo su andar, al parecer este mismo podía hablar.

- ¿Qué haces aquí?, maldito tuerto- Mimir parecía más enojado así que solo observe la rana de manera más atenta, me perdía de algo que no podía notar y no era algo sencillo si Mimir estaba asi.

- Me enteré que tenía invitados en mis dominios y vine a verlo- Fue diferente, la rana hablaba y no se movia casi nada, ¿cómo se comunicaba si no vocaliza? , mi sabiduría no era muy amplia pero hasta donde se, solo debería de hacer un sonido.

- ¿Por qué una rana fea puede hablar? Mimir- todo estuvo en silencio por unos segundos hasta que una gran carcajada salió de aquel lago.

- Si que es fea, ¿verdad?- la rana crecía deformandose y moldeandose a si misma hasta formar una esfera roja de gran tamaño y esta tomaría una forma ahora mas parecida a mí pero de diferente apariencia.

- Te recomiendo ser más prudente con quien hablas, yo soy- el viejo fue interrumpido por la voz del lago.

- Odin, rey de Asgar y culpable de miles de tragedias sin razón alguna- el lago parecía furioso con aquel ser.

- El mismo- aquel viejo parecía orgulloso de sus títulos, me era extraño todo. - como dije, yo me haré cargo de este chico, veo que tiene obsequios muy valiosos que podrían ayudar al progreso de Asgard.-

- No me importan tus motivos, viejo patético, aunque lo quisiera, yo no podría detener el que lo hagas. Heimdal, si asi lo quieres ve con este viejo, luego pagarás tu deuda.-

Realmente lo dude mucho, ir con una persona que no conocía y esperar algo bueno, me sentí tan extraño que no podia aclarar mis pensamientos. Aquella vez, fue de las pocas en las que vi a Mim, los años pasaron de una manera lenta para mí, cada hora fue una tortura, hasta que el padre de todo tomó la intención de ayudarme y exigió a su esposa, una poderosa maga, que me ayudará y de alguna manera entrenará, no conocí el potencial de una verdadera hechicera hasta que conocí a aquella hermosa y amable mujer... Era simplemente impresionante.

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Gracias por leer.

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