Escabullida. Capítulo 7.
Ella salió al cabo de un par de horas de la habitación, camine por todo el castillo en dirección a la salida con ella muy cerca de mí, una vez salimos por la gran puerta de aquel castillo fuera estaban esperando ambas parejas de humanos que había conocido días atras.
- Una vez más, gracias por lo de aquella vez- escuche al mayor de todos decir aquello.
- No hay problema, con su permiso seguiré mi camino- después de una que otra despedida seguí caminando, planeaba buscar un lugar sin público para abrir la puerta a la entrada del Bifrost, por las calles de aquella ciudad habían muchas personas extrañadas por mi apariencia, la ropa de Freyja era normal en aquel lugar aunque su cabello resaltaba mucho, mi altura me hacía muy diferente a los humanos y mis ropas eran más oscuras que las de ellos, comentarios erróneos sobre si yo había secuestrado a la linda chica rubia, de que era espía y llevaba conmigo a una noble y muchos comentarios parecidos.
- Estos imbéciles, los mataré en un segundo sin problemas- Freyja parecía enojada lo que para mí fue un sentimiento fuera de lugar, tomé su mano antes de que cometiera algun acto llamativo y tire de ella.
- No mates a nadie aún, quiero llevar mis últimas horas aquí con calma- sentí como ella aprovecho la situación para entrelazar nuestros dedos, caminamos por varios minutos adentrándonos en el bosque para luego estar seguros que no habían personas cerca, toque un árbol y este nos hizo aparecer frente a otro árbol que estaba frente al Bifrost de Midgar, empece a caminar por el gran puente junto a Freyja quien por alguna extraña razón estaba sonrojada y en silencio, parecía una niña con el porte de asesina, no tardamos muchos en llegar a el reino que me fue regalado por Odin, tomé lugar en la puerta de entrada donde yacían varias personas, solté la mano de Freyja ya que ahora no creo que se devuelva a Midgar y me di vuelta para despedirme.
- Mi viaje termina aquí, si vas a Asgard y ves a Odin dile que ya regrese y confirme lo que tenía que saber.-
- Estuve pensando en pasar unos días aquí de visita.-
- Vete, Asgard necesita ahora más que nunca a Freyja, vuelve cuando estés libre, yo estaré disponible para hablar en cualquier momento.-
- Volveré pronto, esperame- tan rápido como ligero recibí un beso en la mejilla por parte de ella antes de que se fuera caminando, es una diosa muy diferente a las otras,¿Sera bipolar?. Ignore mis pensamientos y camine de nuevo a mi habitación en el castillo perdiendome en mis pensamientos como normalmente lo hacía,al llegar a mi habitación me senté en lo que era mi pequeño trono y espere, vigilando y esperando en la luz del dia y lo oscuro de la noche, dos días pasaron y ya mi cuerpo exigía dormir y comer, me levante de mí trono y me encamine a salir de mi habitación, camine por los pasillos llegando al comedor donde los viajeros que solían pasar mucho por el Bifrost bebían y comían a placer, tomé lugar en la mesa que era de color negro, solo dioses antiguos o con permiso se podían sentar en ese lugar, escuche los susurros de todos, insinuaba un amorío mío con Freyja debido a nuestra muy informal despedida, no les tomé importancia hasta que el gran dios nórdico hizo acto de presencia para molestar con sus burlas.
- Pareces agotado Heimdall, Freyja no te deja dor...- Invoque mi espada en la mesa y la coloque a mi lado.
- Insinúa algo que no me agrade y te corto la otra mano, Tyr- tome el agua que me habian traído una de mis sirvienta mientras esperaba mi cena.
- Como te atreves a insinuar un acto de guerra en mi presencia, no olvides tu lugar, mestizo.-
- Eres tan grande como estúpido, mejor callate antes que llegue o antes que yo me enoje- preferí solo esperar, mi advertencia fue para que todos los demás supieran el costo de sus palabras.
Narrador Omnisciente.
- Tratas de amenazarme, todos saben que tú y esa. Maldita pe...- Las puertas de aquel gran salón se abrieron sin cuidado dejando entrar a el gran rey Asgardiano quien solo expreso su desagrado a la distancia.
- ¡Tyr callate antes que el decida cortarte la cabeza y si lo hace, yo no vengare tu muerte!- Tyr quedo paralizado mientras observaba a su padre acercarse, Odin camino calmadamente hasta la mesa viendo a Tyr con arrogancia para luego hablar con su firme voz. -Heimdall, baja tu espada. Bajala, es una orden.-
Tyr al voltear su cara noto que su mejilla estaba al boder de ser cortada con la cercanía de la gran espada de Heimdall, un frío de nervios recorrió su cuerpo al ver la determinación en los ojos de el vigía de los dioses
- Como órdene mi rey.-
Dejamos aquella discusión atras y solo me aleje de aquel lugar siendo seguido por Odin.
- Disculpa a Tyr, solo estaba siendo... Tyr, sabes como se pone cuando esta nervioso.- Odin intentaba convencer a Heimdall que su hijo era algo distraido.
- O animado, dile que jamás vuelva a referirse a mí de esa manera, Freyja y yo no estamos en nada como para que un dios hipócrita venga a perturbar mas mis días- ambos se encontraban en la habitación de Heimdall tomando, el alcohol más fuerte del reino para Odin y agua simple para Heimdall, algo de lo que Odin no pudo evitar burlarse.
- ¿Temes tener resaca?, vamos bebe un trago- Heimdall negó el trago con su mano.
- El alcohol no me embriaga, como mucho lograría entumecer o marear mi cuerpo de manera ligera, además, me parece una estupidez que alguien tome algo que lo matará o lo dejara más idiota de lo que normalmente ya debería ser- Heimdall parecía ya harto de hablar, se notaba agotado y poco entretenido con su charla.
- He venido hoy para saber sobre tu viaje a Midgar y que te parecieron los humanos.-
- Bárbaros, viles y poco misericordiosos en su mayoría, aunque varios humildes y gentiles aún en sus pocos años de vida de ahora en adelante y su mal estilo de vida, razones ilógicas y simples para hacer actos viles como violar a una pequeña o salvar a un viajero, no entendí nada de los humanos- Odin dio por cometida su misión, ya sabía que Heimdall había tenido por muy pequeña su revelación de lo que es el libre albedrío.
- Aprendiste, poco pero lo hiciste, no tengo mucho para enseñarle a alguien como tú, tú sabes hasta cuanta ropa tengo en mi armario, pero aún desconoces sentimientos y libertad, aun estas atado a algo. Me iré por hoy, tengo cosas que hacer como rey, ve a descansar, lo necesitas- Odin se levanto de su lugar con su cerveza en mano y se fue de la habitación, Heimdall por otro lado solo se dejó caer en el suelo de su habitación sin cuidado, su agotamiento le ganó y su sueño arremetió con su cuerpo dejándolo muy dormido en el suelo de la habitación, nunca le habia importado donde dprmiria, para él, dormir solo se limitaba a descansar sin cuidado alguno.
Cuarenta minutos pasaron y la voz de alguien muy cerca alertó a Heimdall, pasos firmes, voz imponente, al abrirse la puerta de la habitación sin cuidado alguno Heimdall se estaba levantando de el suelo aún agotado, ya sabía quien era su inesperada e inevitable visita.
- ¿Qué haces en el suelo?.-
- Esperaba que vinieras en un tiempo, no creí que vendrías hoy.-
- Bueno, tomando en cuenta que puedes vigilarme en todo momento, preferí no comentar nada y llegar de manera imprevista, aunque es raro que no me hubieras visto caminar por el pasillo- Heimdall tomo lugar en su gran cama mientras retiraba su blanca armadura agotado.
- Estaba durmiendo, tu voz me despertó. No deberías estar aquí Freyja, tus acciones románticas están creando comentarios que mancillan tú reputación- Los ojos de Heimdall se cerraron y este mismo se dejó caer en su cama.
- Es lo de menos, en un par de años no habrá reputación que proteger y me siento bien estando así- Freyja paso el seguro a la puerta y camino hasta la cama de Heimdall, con un poco de magia cambio su ropa a una más cómoda y tomó lugar junto a su amado en aquella gran cama.
- Eres muy indiscreta diosa del amor, tus hermanas me mataran si se enteran de que estas viniendo a mí habitación- una vez más Freyja parecía no tomarle importancia a las consecuencias de sus acciones, sin vergüenza alguna se abrazo a Heimdall quedando acostada en su pecho.
- Créeme que lo último que me importa es lo que piensen los demás, solo quiero pasar mis últimos años de la manera más cómoda posible, y esta calidez es especial para mí en estos días- ella escondía su cara en el pecho de Heimdall mientras con sus manos recorria el cuerpo de su amado, Heimdall hizo aparecer una frazadas muy grande sobre ambos ya que el frío de la noche se empezó a hacer presente.
- Si vas a estar aquí, duerme, estoy al borde de tener un colapso por el sueño.-
- Por mi esta bien, te importaría abrazarme, eres algo cálido- Heimdall tomaría posición de costado en la cama atrapando a Freyja en sus brazos y colocando su cara aún lado de la de ella aún teniendo sus ojos cerrados.
- Ahora, duerme tranquila, y no me hagas nada mientras duermo o lo sabré- Freyja solo acepto las demandas de él y se apego a su pecho esperando caer dormida, una noche pacífica ante tantos comentarios erróneos.
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