Maratón 2/2

Capítulo 14

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Lexie está absorta en su mundo esperando el mensaje que escribía Mark cuando comienza a tener la sensación de que alguien está detrás de ella y cuando está por voltear siente como unos brazos fuertes rodean su cintura.

Al principio aquello le causó un gran susto pero solo bastaron unos segundos para encontrarse con sus ojos grisáceos y sentirse tan protegida.
Lexie: —se le dibuja una dulce sonrisa— hola, tú —como un acto reflejo tira su cabeza hacia atrás justo como Mark le decía que solía hacerlo—
Mark: —también en su rostro ahora hay una gran sonrisa— hola, cumpleañera. Me alegra que te hayan gustado tus flores —se acerca quedando tan cerca de las flores pero también de su cuello y entonces aspira el dulce aroma del perfume de ella—
Lexie: ¿como supiste que eran mis favoritas?
Mark: tú me lo dijiste cuando fuimos al restaurante —ella no podía creer que él recordara aquel detalle y en su rostro había un destello de asombro así que él le dijo algo con fingida indignación— Alexandra, ¿creías que lo olvidaría así de fácil?
Lexie: —haciendo puchero— ¿desde cuando deje de ser Lex para ser Alexandra?
Mark: —juguetón— mmm... no lo sé... tal vez desde que me crees capaz de algo tan horrible —le da un par de besos en el cuello— como no ponerte la atención que mereces mi pequeña Lex
Lexie: —le encantaba cuando le decía así pero de pronto un golpe de realidad le vino a la mente— no me respondiste mi mensaje y creí estábamos siendo profesionales señor Sloan
Mark: —coqueto— ¿sabias que me gusta cuando me llamas así?
Lexie: lo recordaré para cuando estemos en la oficina... pero ahora no te desvíes del tema habíamos acordado que era lo mejor
Mark: eso mismo pensé y luego me di cuenta que tal vez era una tontería además no quería dejarte sola en tu cumpleaños

La joven lo observa por unos segundos y entonces hábilmente entre su agarre se da una media vuelta haciendo que él quede detrás de ella y así su barbilla se hunde en su cuello embriagándose una vez más con su aroma.
Mark: —en un susurro cerca de su oído— ¿a donde vas?
Lexie: —gira un poco su rostro, la distancia de sus cabezas es mínima— vamos adentro que hay que poner las flores en agua
Mark: dijiste ¿vamos?, ¿tú y yo?
Lexie: —voltea a los lados como buscando a alguien— ¿ves a alguien más?, tonto
Mark: —suelta una risa— señorita, hoy está muy agresiva

•••
Al entrar al departamento Lexie va por un jarrón con agua.
Mark: —se para en la barra de la cocina mientras no deja de observarla— espero hayas tenido un buen cumpleaños, me gusto pasar el almuerzo contigo aunque a decir verdad... —la rodea por detrás mientras llena el jarrón de agua— hubiera preferido que hubiéramos sido solo tú y yo —le planta un beso en el cuello y ella tira la cabeza para atrás ocasionándole una suave risa—
Lexie: —divertida— ¿de que te ríes?
Mark: es que lo hiciste de nuevo —la suelta para que ponga las flores dentro del florero—
Lexie: —sin entender— ¿que hice de nuevo—
Mark: tirar tu cabeza hacia atrás —pone su dedo índice sobre su nariz— enojona
Lexie: —suelta una pequeña risa— no es cierto —rodea con sus brazos su cuello— ¿entonces?, no te arrepentirás de esto mañana
Mark: —rodea con sus brazos su cintura— de estar contigo nunca me arrepentiría —pone su frente encima de la de ella— no lo eres pero si fueras un error lo volvería a cometer —no le da tiempo de que responda simplemente se rinde ante lo que tenia tantas ganas de hacer y sus bocas se vuelven una sola—

La falta de aire los obliga a separarse un poco
Mark: —con una de sus manos delinea su brazo— lucías tan bien hoy
Lexie: —con fingida indignación— ah, ¿solo hoy?
Mark: sabes que no era eso a lo que me refería pero no, no sólo hoy siempre luces tan hermosa
Lexie: —ríe divertida— en todo caso deberías agradecerle a mi hermana porque estuve a punto de no salir a la oficina así
Mark: ¿y eso?
Lexie: no creía que fuera adecuado...
Mark: pues no sé pero a mi me pareció muy adecuado... que agradable es ver que te hayas quedado sin palabras cuando estamos en la oficina siempre tienes lista una respuesta para todo
Lexie: ahora soy lo suficientemente inteligente para saber que deberíamos besarnos en lugar de hablar
Mark: —suelta una gran risa divertida— estoy tan enamorado... de la forma en la que nunca me decepcionas

Vuelven a fundirse en un beso pero esta vez en medio de aquel beso van caminando y ella lo va dirigiendo a su cuarto.

•••
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Estando ya en su cuarto ambos comienzan a desvestir al otro sin dejar de darse besos que van subiendo de intensidad.
Lexie: —no puede evitar contemplar su torso desnudo— te ves tan bien —muerde ligeramente su labio inferior—
Mark: —al verla en lencería igual que en Barcelona vuelve a quedar hipnotizado y su voz se vuelve ronca— tú también. Verte en esa lencería alimentará mis sueños por las próximas semanas
Lexie: —en otro momento no lo dejaría contemplarla pero él la hace sentir como la mujer más bella del universo— yo también soñé contigo —desliza una de sus manos por sus abdominales duros, admirando cada centímetro de su piel—
Mark: —toma su mano en la suya para besar su palma— feliz cumpleaños, mi pequeña Lex. He querido hacer esto todo el día

La toma por la cintura y la jala hacia él para darle un largo y sensual beso, su lengua separa los labios de ella ocasionando que se le escape un suave gemido. Lentamente Mark como si quisiera grabar en su memoria su cuerpo lo recorre con sus manos toqueteando sus trasero, sus senos... le besa el escote de la ropa interior para ir descendiendo hasta ponerse de rodillas para plantar besos más abajo, descendiendo por su ombligo y hasta llegar a sus bragas provocándole una gran excitación al sentir sus besos sobre la fina tela
Lexie: —en medio de aquel placer su respiración es acelerada— me vas a volver loca
Mark: esa es la idea cumpleañera

Estando así Lexie pasa su mano por su cabello despeinado, sintiendo que si se quedan ahí las rodillas se le doblarán pero en ese momento él se para para cargarla entre sus brazos y llevarla a la cama.

Mark captura la boca de ella con otro beso y en medio de aquello él con sus hábiles manos comienza a desnudadarla y ella no piensa dejarlo tomar ventaja así que también comienza a deshacerse de las prendas de él.

Cuando ambos están desnudos él se prepara para entrar en ella acariciando su rostro hasta que ella lo siente dentro y entonces se le escapa un feliz gemido.

Los movimientos son una montaña de intensidad por momentos son más rápidos y en otros momentos son más lentos. La joven levanta sus caderas para sincronizarse con sus movimientos, hasta que le da la vuelta quedando encima de él.

Estando en esa posición sin dejar la sincronía de los movimientos pasa sus manos sobre su torso resbaladizo a causa del sudor hasta que siente que está cerca de llegar a la cima del placer.

Mark la toma de las caderas para dictar el ritmo hasta que ella se corre y entonces de la voltea para quedar nuevamente encima de ella. Toma las manos de ella entrelazando sus dedos y besa su cuello al tiempo que va acelerando el ritmo de las embestidas hasta llegar a la cima del placer.

Después de eso se acuestan uno junto al otro si alguien los viera entonces vería a dos personas relajadas y felices. La mirada de ella lo encuentra tan guapo como siempre que causa un dolor en su corazón.

Pasan en silencio los minutos o tal vez fueron horas hasta que él se levanta de aquella paz en busca de su ropa.
Lexie: —envuelta en las sábanas se levanta por si bata— eso fue...
Mark: increíble —se voltea hacia ella para verla a los ojos— no me voy a arrepentir de esto mañana. Espero que tú tampoco lo hagas
Lexie: ¿como podría? No todos los días recibo a un dios del sexo en mi puerta
Mark: —suelta una carcajada— descarada... bueno, mañana... de hecho tengo una agenda infernal los próximos días. Tal vez eso sea lo mejor
Lexie: ¿para que podamos enfriarnos un poco?
Mark: si, supongo si
Lexie: estoy... de acuerdo ¿de vuelta a ser profesionales?
Mark: podemos intentarlo —se viste lentamente como si no tuviera ganas de irse y cuando está por abandonar el lugar lo duda por un momento pareciera que se quedaría pero solo vuelve a darle a Lexie un cálido beso de despedida—

•••
Ambos sienten una amarga felicidad después de esa despedida pero se sintió bien por lo menos haber podido arrebatarle un poquito de felicidad al universo que insistía en separarlos al tiempo que los condenaba a amarse.