{📖} parte única

 Era una mañana aburrida como cualquier otra, la profesora Kang se dedicaba a enseñar las distintas funciones del nuevo tema de su clase de matemáticas, cabe destacar que Mark nunca había sido bueno para esa materia, o mejor dicho, para las ciencias en general. Simplemente le abrumaban y le aburrían tantos números y letras juntos, era complicado tener que resolver un ejercicio y que las incógnitas de este fueran representadas por letras, si con números ya era difícil, con letras era aún peor. Además de que déficit de atención no le ayudaba mucho en clases como esa.

 Ni siquiera se molestó en escribir la teoría que la profesora estaba explicando en ese momento, mucho menos en los ejemplos que se hallaban escritos con marcador azul en la pizarra. Se encontraba perdido y agobiado, no solo por no tener ni la más mínima idea de las cosas que la señora Kang enseñaba, sino porque tres horas más tarde tendría un horrible examen de química para el cual no había estudiado nada, y como iba a estudiar, si siempre se escapaba de las clases, no anotaba nada o se dormía. Sabía muy bien que el profesor Seo lo detestaba, sin embargo, a él vaya que le llamaba la atención ese maestro, lo único que le gustaba de las clases de química era su sexy profesor, se preguntaba porque un hombre tan atractivo y esbelto había terminado dando clases en una preparatoria sencilla como la suya y no aprovechando sus dotes físicos para ganarse la vida, y es que no exageraba, ese hombre podía ser modelo si se lo proponía, era algo seguro.

 No sabe desde hace cuanto tiempo su maestro de química le llamaba la atención, diría que desde entró a esa escuela a dar clases, y es que el mayor no estaba nada mal, era alto, con buen cuerpo y rostro, galante y además inteligente, si comprender la química no era fácil, era una realidad que enseñarla menos. 


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 Las horas pasaron con más rapidez de lo que le habría gustado y cuando menos se dio cuenta ya había llegado la clase de química y con ello, aquel terrible examen del que tanto temía, para que negarlo, estaba más qué listo para reprobar. No era alguien pesimista o en extremo negativo, pero, no podía ser optimista en aquel momento cuando no sabía ni lo más básico de la prueba y aunque su amigo Jaemin había intentando ayudarle en la hora de receso, su cerebro simplemente no cooperaba y no entendía nada del tema. Solo sabía el título del tema: nomenclatura.

Suspiró pesadamente en tanto caminaba a su asiento de siempre, cercano a la ventana, se sentó en el mismo y sacó su lápiz, su calculadora y un borrador puesto que el profesor no dejaba que los estudiantes sacaran su cartuchera ya que en esta podían esconder papelitos con respuestas al examen o fórmulas que necesitarían, estaba más que jodido y ya escuchaba venir el regaño de su madre entregaran el boletín de calificaciones y viera que nuevamente había reprobado química y matemáticas, la única que solía pasar casi en la raya era física y es porque esta, a diferencia de las otras dos materias era algo más fácil de comprender.

 El profesor Seo inició a repartir las hojas con numerosos ejercicios sobre nomenclatura y en fui ahí cuando a Mark le dieron ganas de estrellar su cabeza contra la mesa, las voces en su mente se burlaban de él diciéndole que iba a reprobar de nuevo y su mamá se pondría intensa a más no poder. Recibió su hoja de prueba con mala cara y miró en ella todas las distintas preguntas, dios mío, quería salir corriendo en ese momento, no quería reprobar de nuevo pero ¿Qué demonios iba a hacer? No tenía ni el más mínimo conocimiento sobre la nomenclatura, ni siquiera sabía los significados de algunos conceptos que se le preguntaban en la evaluación. Se sentía frustrado y solo quería salir del salón y no regresar más nunca a ver clases de química, o bueno, tampoco había que ser tan drásticos, si hacía eso no podría seguir viendo a su guapo profesor.

Los nervios estaban haciendo estragos en su cuerpo a medida que pasaban los minutos desde que el señor Johnny había dado comienzo a la evaluación, podía sentir las palmas de sus manos totalmente húmedas debido al sudor y sus pies se movían con estrés en el suelo del salón de clases. Joder, Mark tienes que hacer algo. Se dijo a si mismo para tratar de animarse  pero de nuevo, no tenía ni un solo plan para copiarse, era su oportunidad pues el profesor estaba corrigiendo unas cosas en ese momento y no estaba pendiente al cien de lo que hacían los alumnos, no podía sacar su cuaderno ya que este se encontraba totalmente en blanco como su cerebro durante ese tiempo. Debía apresurarse y hacer algo antes de que fuera muy tarde y el profesor de verdad estuviera pendiente de supervisar a cada uno.

 Buscó con cuidado su libreta y de esta arrancó en silencio una hoja, agradecía que su amigo Jaemin fuera tan inteligente y bueno para las ciencias, sobretodo para la química, así que con mucho sigilo tocó el hombro de su amigo el cual le miró cuidadosamente por el rabillo del ojo, alzando una ceja con confusión.

— ¿Qué quieres?— susurró el de cabellos color miel lo más bajo que pudo, si el profesor los descubría se metería en serios problemas.

Necesito ayuda, por favor, Nana. No quiero reprobar y si hago al menos la mitad de la prueba pasaré.— explicó a su amigo, mirándole con ojos de cachorrito maltratado pero estando al tanto de que el profesor siguiera en lo suyo.— Si me ayudas, prometo invitarte a comer la pizza que desees del trabajo de Hyung, ¿Si?— dijo al muchacho de cabellos claros, sabía que este no se resistiría a las pizzas que hacía su primo Lucas.

— ¿Qué clase de chantaje es ese? Pero está bien, eso sí, es tu problema si el señor Seo te descubre.— respondió con total seriedad a su amigo en lo que tomaba el pedazo de hoja que este le había estirado. Allí inició a escribir las respuestas suficientes que necesitaría para pasar la prueba y que su madre no le matara por reprobar.

  Mark sonrió sigilosamente pudiendo saborear la victoria de ese triunfo y agradeciendo su suerte por contar con su amigo y su súper dotado cerebro para las ciencias, fingió escribir respuestas y hacer operaciones con su calculadora para que el profesor no sospechara nada mientras que su compañero se encargaba de responder por él. El muchacho tardó alrededor de veinte minutos en pasarle la nota con respuestas y Mark le agradeció con un gesto de sus manos, escondió el papel debajo de la hoja del examen para así con cuidado iniciar a copiar con su propia letra las repuestas a cada interrogante. Todo iba bien, ya llevaba alrededor de cuatro de los ejercicios más largos con su respectiva respuesta, pero, algo que no notó debido a lo concentrado que estaba por escribir rápido, es que el profesor ya se había levantado de su silla y andaba merodeando por los espacios que habían entre cada mesa, cerciorándose de que ningún estudiante estuviera haciendo trampa.

 El de cabellos casi negros escondió la hojita entre sus piernas y fingió de nuevo estar utilizando su calculadora en lo que el profesor seguía caminando lentamente, pasándose por cada mesa, cuando pensó que iba a pasar por la fila junto a la suya, sacó la hoja de nuevo, lo que no se esperó es que el señor Johnny cambiara sus pasos con sus largos pies y decidiera pasarse por la fila en la que él estaba sentando.

 Mark se puso nervioso y los temblores de sus manos le traicionaron causando que al momento que el mayor se paseara por su mesa, tardara en esconder las repuestas y este le pillara intentando ocultar aquel trozo de papel.

— ¿Qué es eso? ¿Qué está haciendo joven Lee?— Mierda, ahora sí estaba jodido, no solo reprobaría sino también iría a dirección y seguro se ganaría una cita en detención. El señor Seo le había descubierto, quería que la tierra se lo tragara y le escupiera en su casa o algo así, maldición, eso tendría varias consecuencias.— Joven Lee ¿Usted está haciendo trampa? Muy grave, Lee Minhyung, entrégueme su prueba y retírese del aula. Vaya directo a dirección y espéreme allí. Los demás, ¿Qué están mirando? Sigan con la prueba, no les queda mucho tiempo.

 Ahora sí tenía más problemas de lo que le gustaría, aunque debía admitir que el maestro Seo lucía aún más sexy cuando estaba molesto y todo serio. Maldición Mark, no es momento para que pienses en esas cosas, ¿Acaso no te das cuenta del lío en el que te metiste?  Le regañó una voz en su cabeza, asintiendo despacio, luego de que su cuerpo reaccionara por el shock que le dio al ser atrapado copiándose, se congeló minutos atrás y siquiera podía moverse o algo así, parecía que el tiempo se detuvo en ese instante preciso al regaño del maestro, sin más, se levantó y tomó sus cosas con rapidez, aún saliendo del susto que le llevó aquel acto anterior, causando que algunas de sus cosas se cayeran al suelo, las cuales recogió con agilidad y salió a paso apresurado del aula para así dirigirse a la oficina del director y esperar afuera de esta hasta que el señor Johnny hiciera acto de presencia. No dejaría el salón a solas puesto que se encontraba supervisando un examen, razón por la que le tocaría esperar al mayor un largo rato hasta que la hora acabara.  

 En su mente se reproducía la escena de cuando el hombre mayor que él le descubrió haciendo trampa como si fuera una especie de película, recordaba como el más alto le miró de aquella manera tan seria en la que sus ojos se veían totalmente oscuros, negros como la noche, el como las venas en sus manos se marcaban más de lo normal cuando éste se detuvo a arrebatarle la hoja de trampas junto a su examen, su mandíbula afilada se veía más marcada y seductora pues parecía estar apretando sus dientes o algo así, seguía cuestionándose como es que un hombre tan guapo terminó dando clases y no siendo modelo profesional o esas cosas. Debería estar preocupado por lo que sucedería cuando el profesor Johnny se apareciera en el pasillo donde se encontraba esperando, por la sanción que recibiría en consecuencia a lo que hizo, sin embargo, era más tentador pensar de aquella manera no muy decente que digamos en ese hombre. En como luciría sin esa aburrida ropa de trabajo, con la corbata ajena atando sus muñecas, vaya imagen mental para seductora. Cuanto anhelo, soñar no costaba nada después todo ¿no? Imaginar que el profesor al que le tenías antojo te follaba tampoco tomaba mucho. 

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 Lo que siguió luego de estar el rato esperando por el mayor le tomó por más sorpresa de lo que parece, por un minuto creyó estar soñando de nuevo, sin embargo, cuando aquella fuerte mano ajena le agarró del brazo con posesividad, musitando un; Vamos al salón de nuevo. Antes de que siquiera hablaran con el director Byun, sabía que algo iba a pasar, se hallaba expectante ante los actos ajenos y ansioso por saber que pasaba por la mente del contrario que le dirigía apresurado al salón de clases ya vacío, la jornada había acabado por ese día y solo quedaban los cursos extracurriculares de deportes en la tarde, por lo que le extrañaba en sobremanera que su maestro le llevara de regreso al aula. No dijo nada, se quedó mudo como si se fuera un ratón al que un gato le había comido la lengua, para cuando entraron al salón y el más alto y de cabellos castaños cerró con pestillo la puerta, un silencio sepulcral inundó el espacio, sus manos se empaparon en sudor de nuevo y tragó saliva con dificultad. Joder, estaba ansioso y la mirada que le regaló el mayor no le ayudó a calmarse, podía asegurar que llamas de fuego rojo y naranja se asomaban en sus pupilas. 

 Estuvo por abrir su boca e intentar decir algo, pero el más alto fue mucho más rápido y le interrumpió con su mano de dedos largos y venas marcadas en su cuello, apretando con cierta fuerza pero no la suficiente para ahogarlo, aunque si lo ahorcaba no le molestaría, tenía un fetiche secreto con ello y sería demasiado caliente que el castaño le dejara sin respirar por unos segundos. Tragó saliva de nuevo, esta vez sintiéndose más nervioso ante el mayor, por la mirada que este tenía puesta sobre él y el agarre aún más fuerte en su cuello. 

He notado como me miras las veces que entras a clases, Mark.— dijo el mayor con voz algo baja y seductora, causando que su cuerpo se sintiera aún más caliente y sus manos sudaran en mayor cantidad, ¿de verdad iba a pasar lo que creía o es que acaso se hallaba soñando despierto otra vez?— Dime, ¿ya habías imaginado esto antes? Quiero saber que tantos escenarios has pensado conmigo de protagonista.— Dios, como iba a responder aquello sin parecer un adolescente mega urgido, al final, nunca antes experimentó de esa manera con alguien, las pocas veces que sucedió algo antes con otras personas no le satisfacían lo suficiente o eran demasiado bruscos y terminaba por abandonar el intentar algo. 

No es mejor si en lugar de ello, ¿le enseño, Seo-nim?— no sabía de donde había salido ese arrebato de coquetería y seducción pero al parecer al mayor parecía gustarle eso y él no lo iba a decepcionar. El castaño asintió, sin despegarle aquella mirada fogosa y que prometía muchas cosas, guió una de sus manos a la contraria que se encontraba aún apretando su cuello y con algo de timidez, apretó esta sobre la mano ajena, diciéndole sin palabras que hiciera más fuerte el agarre, quería experimentar como el mayor le asfixiaba y este no tardó mucho en cumplirle su deseo silencioso causando que soltara un pequeño jadeo luego de que iniciara ahorcarle con más posesión, utilizando sus pulgares y presionando los costados de la piel de su cuello. Escuchaba sus venas latir resonando en sus oídos, vaya que era placentero aquello, abrió ligeramente su boca soltando graves suspiros a medida que su entrepierna comenzaba a reaccionar lentamente. Era aún mejor de lo que había imaginado. 

 Unos minutos más tarde de jugar a asfixiarlo, le soltó y Mark pudo regular su agitada respiración, se acercó al más alto no solo en estatura sino también en edad y sin pensarlo dos veces, besó aquellos labios ligeramente carnosos que sabían a gloria, aquel beso que empezó lento fue tornándose más profundo y con ello más agresivo, ahora se había convertido en una guerra de lenguas queriendo dominar la boca ajena, un choque de labios totalmente húmedo donde los dientes chocaban algunas veces debido a la intensidad y mordidas eran dejadas en los labios inferiores por aquí y por allá.  Ambos se estaban comiendo la boca en ese beso y se sentía increíblemente bien, su cuerpo picaba con cada tacto que el mayor repartía en este, pasando sus traviesas y venosas manos por la camisa de su uniforme, escabullando las mismas por dentro de la tela blanca que le cubría para apretar y juguetear con sus pezones entre sus dedos, gemidos y jadeos eran ahogados en aquella boca que sabía totalmente como besarle, el estudiante no se quedó atrás, iniciando a soltar la corbata azul marino ajena,  rasguñando la piel blanca que antes se hallaba cubierta por esa fina tela y tanteando a ciegas por aquel fornido pecho hasta encontrar los botones que recubrían ese formado cuerpo que anhelaba ver, besar, morder y marcar en ese mismo instante.

Se separaron solo un momento debido a sus pulmones pidiendo por oxígeno, más no tardaron mucho en unirse de nuevo, despojándose de las ropas que les cubrían como si estas picaran y les molestaran en demasía, pasando dichas telas a ser una decoración del piso blanco. 

 Johnny cargó a Mark, tomándole desde sus muslos para colocarlo sobre el escritorio y mirarle con lujuria, rebuscó entre la ropa y de estas tomó su corbata azul la cual ató con habilidad en las muñecas de su alumno, dejándolo con sus brazos cruzados sobre su cabeza y así poder divertirse con su cuerpo como le diera la gana, empezando por estimular sus botones rosas, utilizando la ayuda de sus dientes, su lengua y sus labios, además de una de sus manos, el menor se deshacía en gemidos y jadeos de todo tipo debido a la sensibilidad en su pecho y lo habilidoso que era el más alto con su lengua. Besos y lamidas fueron repartidos por todo su cuello, pecho y abdomen, causándole placenteras cosquillas en su vientre bajo, se sintió algo diferente y con nervios para cuando el mayor empezó a tocarle su muy notoria erección la cual era recubierta por la tela negra de su ropa interior, era la primera vez que llegaba tan lejos con un hombre y no sabía como debía actuar, nadie le había visto desnudo antes y era un sentimiento extraño, valdría la pena, pero los nervios seguían allí. Soltó un gemido más alto cuando sin darse cuenta, el mayor le había despojado de la única ropa que le cubría y con ello inició a masturbar con una de sus manos su latente erección, mierda, era extraño que alguien le tocara allá bajo sin ninguna ropa de por medio, pero no podía negar que se sentía bien, sabía como tocar su pene y vaya que se sintió aún mejor cuando comenzó a hacerle un oral, succionando con su lengua su glande goteante, era la primera vez que alguien le hacía una felación y agradecía al universo que se tratara de alguien con experiencia en el ámbito sexual, el profesor de química le estaba haciendo tocar el mismísimo cielo con su lengua la cual recorría su falo sin ningún tipo de pudor mientras que una de sus manos se dedicaba a jugar con sus testículos, apretando los mismos y haciéndole casi gritar, sabía que iba a venirse pronto y vaya que quería llegar, pero, quería que eso sucediera cuando el maestro le tomara por completo, no solo con su experta boca. 

Todo parecía un sueño, un sueño muy loco donde se cumplía su indecente fantasía con su candente y mayor profesor, no era tan extraño como parecía pues al estar en preparatoria ya tenía la mayoría de edad, sin embargo, aquello que estaban haciendo en ese momento no era lo más ético y moralmente correcto. 

Quería concentrarse en el mayor y en el placer que este le daba, apretaba sus dedos entre sus manos entrelazadas que aún se mantenían atadas, quería tirar de los cabellos ajenos o separarle de su intimidad para no venirse, no aún. El mayor pareció leer su mente o algo, pues se alejó antes de que pudiera culminar y llegar a su orgasmo.

Inició a prepararle luego de haber lubricado sus dedos con su propia saliva, introduciendo el primer dígito con algo de dificultad pero sin rudeza para no incomodar o lastimar al menor, el cual se removía sobre el escritorio pues aquella intromisión se sentía algo raro. El mayor repartía besos por su cuerpo para distraerle del momentáneo dolor mientras que continuaba preparándole.

Al estar listo y lo suficientemente húmedo, se despojó de su pantalón y ropa interior, antes de embestir al contrario se aseguró de colocarse una protección para evitar hacer un desastre y para cuidarse, claro está.

Sin más, besó los labios rojos e hinchados de su travieso y rebelde alumno para así iniciar con la intromisión, Mark sentía que estaba tocando el cielo en ese momento pese al ligero dolor que poco a poco se fue transformando en placer. Solo eso, placer carnal y más y más placer.

Sus manos atadas se posaron sobre el cuello ajeno, intentando sujetarse de este a medida que el mayor le tomaba con cierta fuerza pero sin llegar a ser brusco. Los gemidos de ambos inundaban la habitación como si alguien hubiera esparcido un intenso perfume conformado por sus sonidos jadeantes.

Se sentía tan irreal, tan diferente, el menor estaba cerca de llegar a esa preciada nube del paraíso en el que estaba flotando, sucedió rápido, todo pasó de un momento a otro, en un abrir y cerrar de ojos, soltando gemidos roncos.

Suspiraba agitado, abriendo sus ojos de a poco, observando que estaba en su habitación y no en el salón de clases, con su pijama de Bob esponja y no con su uniforme. Todo había sido un sueño húmedo. Todo estaba en su mente.

Se había quedado dormido mientras intentaba estudiar para el examen que tenía mañana. Vaya locura.

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