Capituló 09

La universidad era un pueblo fantasma a esas horas de la madrugada, oscura y con un frío que hacía que la respiración de uno se volviera tan visible como un humo blanco frente a la poca luz del sitio.

Con tristeza, recordé la cama desecha y caliente que dejé atrás al levantarme y ponerme de pie al iniciar mi día, deseando vehemente estar durmiendo, como el resto de los afortunados estudiantes y profesores. Gajes del oficio.

Irónicamente Hyunjin parecía muy feliz a pesar de que no es la persona más alegre, y Jeongin hacía juego a ese humor poco habitual. No quiero ni imaginar a qué se debe, así que prefiero pensar en otra cosa.

— Nunca seré una persona madrugadora. — se quejó una voz ronca detrás de mí, imposible de ignorar, me di vuelta observando como Jisung traía una valija a rastras. — Agh tengo sueño.

— ¿Quieres dejar de quejarte? Yo llegué dos horas antes que tú — me giré para observar su rostro adormecido y el gorro de invierno que hacía ver su cara aún más infantil — Podrás dormir en el bus, bebé.

Jisung se recostó en una pared detrás de el y cruzó sus brazos sobre su pecho y frunció el ceño. Aquí vamos — No me digas bebé. No estamos en una escena. — reclamó acomodándose el gorro posteriormente.

De reojo observé que no hubiera nadie a nuestro alrededor, entonces tomé un paso adelante y lo sujeté por la cadera, sacándole un susto de imprevisto al besar y morder su mandíbula — siempre serás un bebé — me acerqué a su oído para contestar.

— ¡¿Me quiere explicar Lee Minho?! — preguntó alguien poco contento y Jisung me empujó lejos más rápido de lo que tardé en darme cuenta que mi jefe estaba ahí.

Por el amor de Dios.

Era Kim, quien observó confundido la escena, tomando un vistazo particular a su nieto como quien mira al culpable de un crimen — ¿Qué está pasando aquí, por qué no estás con el resto del alumnado?

Buena pregunta.

— Vine a buscar a la profesora Yuna pero me distraje hablando con el profesor Lee — respondió Jisung con velocidad, no es el mejor para mentir y si yo sé aquello, qué más puedo esperar de la persona que lo conoce toda la vida — Creo que ya la ví... umm mejor me voy para allá. Nos vemos en el bus — sonrió y se alejó a paso apresurado, junto a lo que supuse eran los demás estudiantes.

— Creo que me debes una explicación — volvió a mi con insistencia.

— ¿Dónde está el transporte? — continúo — Creía haber sido muy claro con respecto a sus ocupaciones. Yuna se encargaba del hotel, Jeongin del itinerario y tú de conseguir el transporte.

Cierto. El transporte.

— Hablé con la empresa y están en camino. Nos darán un bono por el retraso. — le informé sonriente — No se preocupe Kim, estaremos a tiempo.

— Eso espero — respondió para darse vuelta — Ah, Minho.

— ¿Si?

— ¿Cuál es su relación con mi nieto? — preguntó Kim sin rodeos — Se ha estado hablando verá...

— ¿De qué? — interrumpí.

— En realidad es más un tonto rumor. No quiero acusarlo de nada. Sé que usted tiene una gran ética profesional.

— ¿Puede ser más claro? Es que no lo estoy entendiendo.

— Me han dicho que vieron a Jisung quedarse para después ir a su oficina. Casualmente sus notas han mejorado y algunos hablan de intercambio de dinero por créditos. Incluso favores.

Apretando los puños, por el coraje que me dieron aquellas palabras malintencionadas, dí una larga respiración e intenté calmarme, no debería cometer una indiscreción aquí ni con mi jefe.

— Mi relación con Han es netamente académica — respondí fríamente, apretando un poco los dientes — El es una gran estudiante y si se ha quedado fue para plantearme sus dudas porque en esta universidad soy el único con el que puede hablar. Pero si es lo que le molesta ya no lo recibiré después de clases — respondí sin medir el desprecio que había en mi voz.

— No es a lo que me refería — dijo Kim con poca paciencia.

— ¿Ese no es su problema? — contesté serio — Sólo estoy cumpliendo mi papel de tutor, lo que digan es algo que no puedo controlar.

— Sabe-

— ¡¡El bus está aquí!! — grito Jeongin del otro lado, interrumpiendo nuestra conversación pasivo agresiva.

Y lo creí conveniente porque hasta ese punto todo se estaba volviendo hostil cómo la mierda. No podía creer con lo que me estaba saliendo Kim esta vez.

— Seguiremos esta charla — avisó el acomodánse el abrigo.

— Por supuesto. — respondí con la cabeza en alto.

Que crea que me dejo chantajear por dinero no es lo que me fastidia, sino que no crea en la capacidad de Jisung a nivel académico.

Ahora entiendo quizás ese problema suyo de inseguridad que he notado una que otra vez, como si durara ante cualquier decisión que tuviera que tomar.

Me molesta tanto que no note (o le importe poco) que el realmente no puede hablar con muchas personas debido a esto. El se esfuerza más que cualquier otro estudiante que haya tenido en el pasado.

Y no es mentira cuando digo que las veces que se quedó después de clase fue por consultas, salvo la primera vez, siempre ha sido igual.

***

Llegando a la recepción del hotel, entre algunas caras somnolientas y otras emocionadas, busqué a Jisung con la mirada de manera atenta.

Necesitábamos hablar, ya que después de la conversación con Kim tenía claro que acercarme a una distancia personal sería un paso arriesgado para los dos.

Ahora tendríamos un ojo constantemente encima.

Para Han: ¿Dónde estás?

Jisung: Con mi nuevo amo. Justo estaba poniéndome el arnés corporal*.

Para Han: Okay. Que te entregue para esta tarde, pero sin el cinturón de castidad*.

Jisung: ¿Celoso?

Para Han: Ja los celos son una debilidad humana. Pero buen intento. Repito, ¿dónde estás?

Jisung: En el baño.

Para Han: No te muevas. Voy para allá.

Era gracioso volver a estar a solas en un baño con Jisung, después de aquella vez en dónde me negaba rotundamente a seguir aquel juego.

Es que no sólo lo seguí sino que me volví adicto a el. Caminé por el pasillo estrecho hasta el cartel frente la puerta que decía "Caballeros". Bastante conveniente compartir géneros, pensé al abrir la puerta.

Jisung estaba lavándose las manos y cuando me vio sonrió a mi reflejo.

— Oh deseaba verte con ese arnés — bromeé — ¿Dónde está tu amo, pequeño?

— Me abandonó. — lloriqueó exageradamente. — ¿Desea adoptar un sumiso?

— Que buena oferta, pero creo que mi harén* ya está lleno.

— Ah vete a la mierda. Era divertido hasta que lo arruinaste. — dijo con el ceño fruncido y quiso pasarme de largo. Más veloz que el, tomé su brazo y lo detuve. — Déjeme ir. Sus sumisos se pondrán celosos.

— Creo que el más lindo ya está bastante celoso — carcajeé haciéndolo enojar aún más.

— ¿Tienes otros? — preguntó cómo cachorro mojado — ¿Cuántos?

— Mira. Querías hacerme celeste y estás más verde que nunca — lo fastidié tocándole la punta de la nariz — Contándote, son cuatro.

— Agh — gruñó — Ya suéltame. Me quiero ir.

— Sólo eres tú — me reí — Sólo Hannie.

— ¿Para qué querías verme aquí? — preguntó ignorando mi respuesta. — ¿Mhn?

— Tenemos un pequeño asunto.

— ¿Otro más?

— Tu abuelo cree que tú me pagas para que te dé créditos universitarios. En realidad eso dicen. Son unos idiotas, quiero decir, pero será peligroso estar muy juntos sin levantar sospechas. Debemos mantener distancia.

— Ya veo — murmuró — Bueno quizás debamos alejarnos lo que resta del viaje.

— Jisung.

Sin responderme salió del cuarto de baño.

— Muy bien, Minho, muy bien.

Estúpido.

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