Capituló 03
A la mañana siguiente me levanté con un dolor punzante en la espalda, casi como una sensación de entumecimiento, la cuál se extendía hasta mi zona lumbar.
Fueron ocho horas en cama en las que no había conseguido dormir tres horas seguidas, debido a que estuve dando vueltas, logrando tenerme con cada una de ellas, todo a causa de las palabras retumbantes de esa persona del chat, quien obviamente no era mi alumno como se presentaba, si no alguien jodido sin nada que hacer.
No obstante eso no había quitado en absoluto que haya fantaseado toda la noche con sus palabras pensando en Jisung, y que al despertar, la erección mañanera se haya vuelto jodidamente dolorosa, por lo que no tuve más alternativa que masturbarme potentemente para poder aliviarla.
Honestamente no podía seguir así, no era saludable para el vivir de pajas recluida en la soledad de mi casa, necesitaba una descarga sexual con una persona de carne y hueso que también disfrutara siendo llenada por mí, y que aunque no cumpliera mis estándares, sirviera como un agujero en dónde descargarme hasta encontrar a la persona adecuada.
Decidí contactarme con unos amigos muy queridos, que no veía hace un tiempo a causa de nuestras vidas ocupadas, por lo que aproveché la oportunidad para reunirnos como una forma de matar dos pájaros de un tiro.
También me incentivó el hecho de que sólo con ellos podía ir a esos lugares en los que podría conseguir lo que quiera.
Adoraba a Dahyun y a Sunno, por que tenían la mente abierta cuando de aventurarse en nuevas actividades sexuales se trataba, y aunque no compartíamos el mismo gusto por los juegos de roles o el sado, ya habíamos compartido alguna que otra orgía anónima o un trío de manera casual y estábamos bien con eso.
Era la noche posterior a navidad cuando me encontraba con Dahyun a las afueras de WHO, uno de los clubes nocturnos por la excelencia de la zona céntrica, que tenía la particularidad de estar subdividido en dos partes, la pista de entrada donde las personas bailaban y bebían como en cualquier otro club y el subsuelo donde se llevaban a cabo fiestas privadas sexuales, justo a dónde estábamos.
Claro que para entrar allí debías pagar un dinero extra, bastante generoso, y no todos eran admitidos por ser un lugar bastante reducido en dimensiones. A mí no me preocupaba porque conocía a Jackson, el guardia de la entrada, desde hacía diez años.
Nos paramos a esperar en la gran fila del club, la que cubría casi todo el largo de la calle, había tantos chicos como chicas junto a nosotros, quienes seguramente se quedarían en la parte de la disco. Observé en la lejanía si veía a Sunno y mientras tanto saqué uno de mis cigarros para quemar el tiempo.
— Pensaba que ya no fumabas. — Dijo Dahyun mirándome fijamente. — Aunque claro que no nos hemos visto en un tiempo.
— Ya no lo hacía. — Me recosté sobre la pared expulsando el humo de mis pulmones. — Es sólo que estoy un poco ansioso. No he tenido relaciones en un tiempo.
— Debo suponer que el trabajo te tiene esclavizado. — Contesto ella alegremente tomando el cigarro de mis dedos y llevándoselos a sus rojos labios. — De lo contrario nunca he visto que tengas un impedimento para tener sexo.
— Quizás. — Me hundí de hombros indiferente ante su evaluación.
— Siento la demora — Sunno se acercó a nosotros a saludar — El tráfico es un desastre en la sexta y la novena.
— ¿Te trajo tu esposo? — provocó Dahyun con una sonrisa.
— No, me trajo tu novia después de pasar por su departamento. — Replicó dejando salir una sonrisa satisfecha.
Sería en verdad incómodo si nunca hubieran compartido parejas en absoluto. Y ellos siempre bromeaban con respecto a eso.
— A mí novia no le gustan los castaños. — Caminó mientras la fila se movía — Pero en todo caso sólo me molestaría por el hecho de que trajo tu culo gordo y a mí me hizo pagar un taxi.
— Bien pero...
— ¿Identificación? — Una voz grabe interrumpió muestro cotilleo.
Cuando nos habíamos dado por noticiados estábamos en la puerta del club justo frente al guardia de seguridad, quien esperaba nuestras identificaciones, y llevaba un traje oscuro que hacía ver más ancha su espalda.
Una inyección de emoción se propagó por mi sangre cuando pusimos un pie adentro del club y nos dirigimos directamente a la parte VIP del lugar, mejor conocida como el subsuelo, caminando entre la gente.
Entonces noté que había mucha gente joven, algo extraño, debido a que no suele ser un lugar que los adolescentes prefieran antes que otros lugares.
Quizá por ello el club parecía más lleno impidiendónos caminar con facilidad. Dahyun y Sunno iban detrás de mí cuando me voltee para observarles y alguien se cruzara delante mío vertiendo un líquido frío en mi ropa.
— Pedazo de mierda. — Me enojé palpando mi camisa mojada por el líquido seguramente alcohólico. — Agh.
Cuando levanté la cabeza para enfrentar el causante de mi disgusto mis sentidos se nublaron allí mismo.
El responsable de que tuviera el abdomen húmedo era mi alumno favorito quien pensé que jamás estaría en un sitio de estos.
Sus ojos asustadizos delineados por un perfecto color café obscuro (aparentemente) y su ropa ajustada marcando de la mejor manera sus muslos me dejaron hecho un mármol.
— Amigo, ¿estás bien? — Se acercó Dahyun a hablar en mi oído — El club está lleno de niños. Que fastidio.
Observé a Jisung mirarme con lo que parecía terror, entonces confirme que seguramente el del chat si era el.
Lo tomé del brazo despidiéndome de mis amigos para llevarla a un apartado donde pudiera darme algunas explicaciones. Nos metimos al baño más cercano donde se podían escuchar gemidos de gente que seguramente estaba jodiendo en los apartados.
— ¿Eres tú el del chat, verdad? — Lo acorralé invadiendo su espacio personal.
— Usted es MinMin... — Respondió desviando su mirada la izquierda.
— ¿Qué haces aquí? — Me acerqué aún más tomando su mentón para que me mirara mientras se dignaba a hablarme — Después de todas esas cosas que me dijiste... Tú... Estás siguiéndome?
— Por supuesto que no, vine con unos amigos —Se aclaró la garganta y pude sentir en mis manos que su piel se tornaba caliente por el evidente rubor — No soy un psicópata. Aunque, es verdad. Usted me gusta. Profesor.
— No recuerdo que lo hayas dicho con esas palabras.
— Pensé que le gustaría... — Confesó apenado de sus actos mientras bajaba la mirada. — Es lo que todos queremos.
— No — Respondí lo más frío que pude liberando su rostro — Debes salir con chicos de tu edad, yo... Yo estoy en otras cosas...
— ¿Habla del BDSM?
Y entonces lo vi ponerse más rojo que una manzana mientras se relamia los labios resecos volvió la vista hacia mi rostro cortando aún más el reducido espacio entre nosotros.
— En realidad es lo que me gusta, me encantaría que... — Un paso más y estuvo en mi oido — Me encantaría ser su sirviente.
Aquel susurro sensual logró poner erecto mi pene en un segundo, lo que fue percibido instantáneamente por Jisung quien deslizó su mano hasta la bragueta de mis pantalones de Jeans.
— Déjeme que lo ayude con eso — Dijo suavemente deslizando su mano dentro de mis pantalones y mi ropa interior justo para tomar mi miembro con su pequeña y caliente mano. — Ugh está tan duro.
Cuando me digne a mirar su rostro noté sus ojos llenos de deseo, curiosamente a pesar de querer sonar inocente se notaba que el hambre en su mirada no tenía un grado de inocencia, sus labios mojados por su propia saliva abriéndose y cerrándose mientras respiraba por la boca.
Mi poca resistencia flaqueó al ver esto, acercándome de a poco con sierta temeridad, lo besé en la mejilla dos o tres veces hasta que el misma presionó sus labios contra los míos, el beso era simple e inexperto hasta que tomó mi lengua con la suya, y entonces el beso se tornó caliente.
El seguía acariciándome lentamente pero con presión, mojándose con mi líquido pre-seminal la punta de los dedos que eran maliciosamente adictivos ante su toques.
Y entonces...
— Quiero ayudarlo con mi boca, profesor. — Habló con tono fingidamente infantil adoptando un gesto de cachorro — Por favor...
Ni siquiera tuve el tiempo de contestar cuando quitó su mano de mis bóxers y se encontró bajando hasta donde estaba mi erección. Ligeramente poniendo sus manos para liberar mi miembro.
— ¡Detente! — Ordené con decisión, y como si se tratara de una represión el se detuvo. Cerrando mi cremallera lo puse de pie.
— Tú no eres así, Jisung, ¿Qué te sucede? — Indagué frunciendo el ceño. — ¿Por qué eres así?
— Porque quiero que sea mi amo. — Contestó haciendo una especie de berrinche.
— Tú no quieres eso... La ficción es muy diferente a la realidad. Sung, no te confundas.
— Yo sé lo que quiero, no soy una niño. — Pataleó
— Cuando dejes de actuar como uno lo creeré. Mejor ve a bailar con alguien de tu edad.
Salí del baño directo a la parte baja del lugar.
Seguramente mis amigos ya se habían adelantado y estaban jodiendo libremente allí por su cuenta o incluso en una enorme orgía, justo lo que necesitaba para bajar está terrible erección que me dejó Jisung.
A decir verdad, en ese momento, me odié, pensando en que quizás era una idiota por no aprovechar siquiera la boca de mi alumno, una mamada no se le niega a nadie y más estando tan entusiasmado por hacerla y siendo aquel alumno que tanto me gustaba.
Aunque la verdad es que Jisung era sólo una niño, que por la forma en que besaba ni siquiera se había tomado por alguien antes.
El debía estar con personas de su edad teniendo sexo vainilla sin otras preocupaciones o ideas. Y yo no podía lastimarlo aunque el mismo me lo pidiera, porque más que haya leído todos los libros sobre BDSM en el mundo aún no entendía lo que implicaba el asunto de una sirvienta.
Es que Jisung sólo buscaba probar...
Y si yo probaba a Jisung, entonces no habría vuelta atrás.
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