Veintiuno.
A entretener a los chiquillos.
La japonesa iba a decirle algo más, sin embargo, fue interrumpida por el sonido de la puerta siendo abierta. Después, el alboroto de cuatro niños se escuchó claramente.
Allí comenzaba el dolor de cabeza para nuestro delicado, nada tolerante y extrajero personaje.
— ¡Ah, Rikku-nee está en casa! — el primero en entrar a la habitación fue Kousuke, quien avisó a los demás con aquel gritó emocionado. Luego, corrió directo a los brazos de la mayor y está lo recibió con cariño.
El ruso vió poco después cómo era que los niños se peleaban por entrar a la habitación, y cuando lo hicieron, le parecieron unas pequeñas bestias sobre la jefa de la mafia que no podía levantarse del "puff" ahora gracias a la posición.
— Oda-san no nos dijo que vendrías — comentó la pequeña Sakura, que aún cuando los varones dejaron el abrazo, ella le siguió, pues habriamos de comprender que siendo la única niña, tuviera más apegó a la joven de la gabardina.
— ¡Era una sopresa! — mintió. Tomó a la niña entre sus brazos y la colocó en su regazo — Bueno, seguro vienen muy cansados de la escuela, así que por hoy, podemos comer lo que ustedes deseen, por supuesto, siempre y cuando hayan trabajado duro en sus clases.
Los orbes de los cuatro infantes brillaron con más que ilusión y pronto comenzaron a dar sus opciones.
— ¡Pizza!
— ¡Sushi!
— ¡Curry!
— ¡Hamburguesas!
La habitación se llenó de ruido, y el hombre que aún no habían notado, quiso cubrirse los oídos. No entendía cómo era que ella les veía y seguía animando con una sonrisa sincera.
Comprendió enseguida, que a la japonesa le gustaban mucho los niños y no era nada raro porque tenía un gran apego por la familia que había creado en la Port Mafia. Familia que protegía con esmero.
¿Por qué de pronto para Fyódor, la imagen de Rikku le pareció tierna?
— ¿Y este señor? ¿A qué hora entró? — preguntó Shinji, llamando la atención de sus "hermanos".
El hombre no cambió su rostro, provocando que Shinji retrocediera casi al terminar de preguntar, Sakura se abrazó a la joven con más fuerza, Kousuke estaba a punto de sacar su resortera de piedritas y Yuu solo veía.
— El es Fyódor Dostoyevsky... — comenzó la "princesa imperial", aunque poco le faltó para regañar al mencionado — Estamos trabajando juntos justo ahora, así que me ha acompañado.
— Pero si Dazai-san y Chuuya-san son mejor compañía, debiste traerlos a ellos — Yuu se quejó sacando una risita de Rikku.
Sentirse indignado, para el ofendido era poco. ¿Qué se creía ese niño? Él podía ser una mejor compañía que aquellos estorbos, pensaba.
— Ellos estaban ocupados, cariño, y Dostoyevsky-san es una buena compañía — aclaró ella y él de alguna manera se sintió presumido ante los cuatro pares de ojos que le veían — Pero ahora, vayan a cambiarse el uniforme, mientras llamaré a los lugares para que traigan su comida. Vamos, vamos... — por último, les animó y estos obedecieron como si fuera su madre quien hablaba.
Se quedaron solos mientras él barullo se alejaba de la habitación.
— Le esperaré en el auto, no soy una buena opción para compartir tiempo con estos niños. Usted sola puede arreglárselas — ni bien dijo, ya iba caminando para marcharse, pero la mano de la "princesa" se posó en su gabardina y él tuvo que detenerse aunque ella ni siquiera utilizó fuerza de más.
— Usted no se irá — sentenció sombría.
De alguna manera, eso puso nervioso al hombre.
— ¿Por qué cree que así será? Estoy dispuesto a prestar mi mano en asuntos de trabajo, pero esto no puedo verlo como un requisito para la alianza que...
Hasta ahí llegaron sus palabras, porque ella se dió la media vuelta con el móvil entre las manos buscando al parecer un número. El de la comida.
— No puede hacer eso, escuché cuando hablo. ¿Qué demonios cree que soy...
Y nuevamente, calló. Rikku le silenció de la forma más increíblemente impredecible que encontró. En un segundo, se dió la vuelta, se acercó hasta él, tomó de su camisa, le jaló, se puso de puntitas y le besó en los labios. Caricia a la que el ruso, no pudo negarse por el bien de "ese plan".
— ¿Desea algo especial para comer, Dostoyevsky-san? — cuestionó poco después hablando sobre sus labios.
Fyódor se preguntó que tipo de tono de voz ere ese que había usado, porque sin poder refutarlo, se sintió como un hipnotizado de circo.
— Lo que usted vaya a ordenar, señorita — terminó por rendirse.
Tal vez él también estaba cayendo en sus encantos como todas las "ratas" de Yokohama.
A fin de cuentas, los niños volvieron a la habitación y acapararon toda la atención de la jefa de la mafia, pero eso fue mientras esperaban la comida. Una vez llegó el repartidor, Fyódor fue mandado a entregar el dinero correspondiente porque ella le mandó en frente de los niños. De esta manera, cada quien tuvo su platillo, los niños obtuvieron lo que habían pedido cada quien, y tal como Rikku, él obtuvo un plato de sushi tradicional, el cual comió, pero odió su sabor a cada bocado.
No mucho después, las criaturas comenzaron a jugar con los dos, ya que le tomaron confianza rápidamente al azabache. Los varones se quedaron con él, y la pequeña fémina con la mayor.
— ¡Entonces usted es ruso! — decía asombrado Kousuke mientras los tres le veían con sopresa.
— ¡Y sabe hablar ruso! — Yuu también habló.
Al mayor no le quedó más que asentir, para luego darle la mirada a las mujeres que se peinaban el cabello entre sí. Su atmósfera era muy diferente a la que vivía.
— ¿Cómo se dice "pene" en ruso? — Shinji hizo que devolviera la mirada para después revolotearla con cansancio.
— Existen miles de palabras que puedo enseñarles, ¿no pudiste encontrar una mejor? — un tanto enfadado, le habló, volviendo a poner su rostro amargado.
— Lo sentimos, señor ruso, no vamos a molestarle más — Yuu se disculpó y todos pusieron una mirada triste.
Fyódor les vió y suspiró. Definitivamente los niños no eran su cosa favorita en el mundo, posiblemente se encontraba en la lista de las cosas con las que jamás quisiera lidiar, no obstante, cuando levantó la mirada y se encontró con la de Rikku, tuvo que desviar enseguida la suya, ya que nunca le había visto esta tan hostil. Parecía quería matarlo justificadamente por haberle hecho pasar un mal rato a sus ahijados.
— Se dice...
Así que les dijo la palabra antes de perder la vida. Los niños se emocionaron tanto, que Rikku sonrió agradecida aún si Fyódor tuviera aún su cara larga.
— ¿El señor ruso es tú novio? — Sakura preguntó en voz baja a la "princesa" cuando esta le peinaba el cabello.
— No, es un momentáneo y preciado aliado — sin turbarse ante la cuestión, contestó con seguridad.
— Parece que él quiere ser tú novio, no deja de mirarte — volvió a hablar y está vez río al final por sus palabras.
— Posiblemente, Sakura-chan, pero él cree que no me doy cuenta — confesó. La niña se quedó contenta y cambiaron el tema después.
Así tras una hora, Odasaku llegó al apartamento y Rikku se despidió de los chiquillos.
— Niños, Rikku-nee tiene trabajo que hacer y ya tiene que irse — Sakunosuke advirtió al ver que no le dejaron ir tan fácil.
— ¿Vas a volver pronto? — los cuatro preguntaron al mismo tiempo frente a ella poniendo un semblante triste.
— ¡Por supuesto! — mintió mostrando una linda sonrisa.
— ¿Y usted, señor ruso? Al final nos ha caído bien — también le lloraron a Fyódor, quien trató de sonreír a la fuerza, pero no lo consiguió.
— Por supuesto — y repitió lo mismo que su aliada totalmente serio.
Minutos más tarde, estaban de nueva cuenta en el auto rumbo al edificio -casa- de la Port Mafia.
— Ha hecho un buen trabajo — le felicitó por primera vez desde que se conocieron. Al parecer, había acertado al pensar que los niños eran algo especial para ella; aún así, no respondió, porque una extraña sensación le invadía el cuerpo de pie a cabeza.
Poco después, ella se recargó en su hombro sin pedir permiso y él le pasó una mano detrás del cuello para que se acomodara sin molestia en un abrazo amable.
(ノ^_^)ノ(ノ^_^)ノ(ノ^_^)ノ
Miré la imagen y me di cuenta que eran cinco niños cuando yo conté cuatro. En fin, el siguiente es otro más de mis fallidos intentos de lemon, para avisar.
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