Quince.
Vamos al baile, yo soy el jefe.
— Dígame si lo estoy apretando demasiado — le pidió Chuuya a su jefa cuando se encontraba jalando los cordones del corset que llevaría esa noche.
— ¡Ay! — no obstante, a pesar de la advertencia, logró hacer que ella soltara un quejido vergonzoso al pasarse con la fuerza.
— Lo lamento, lo lamento — deteniéndose, se disculpó mil veces.
Ella se tocó la cintura y cerró sus ojos para tomar una respiración profunda. A Rikku nunca le habían gustado ese tipo de prendas que lo único que hacían eran estorbar; la sensación de perder el aire en sus pulmones era algo que ya había olvidado desde su infancia a lado del Mori, que gustoso llenaba su armario de lindos vestidos de ese mismo tipo que llevaba ahora, el cual era gris con detalles plateados -a juego con la ropa de Fyódor-, se cerraba hasta el cuello con un gran moño y la falda no era tan esponjada como debería, sino que fácilmente podía andar con el.
— Está bien de esta manera — neutral, le dijo al peli-naranja, quien enseguida hizo el nudo para que el vestido no se moviera de su lugar por lo que quedaba de la noche.
— ¿Pero quién es esta bella dama? — emocionado, Dazai entró a la habitación para observarla con una sonrisa — Te ves preciosa, hasta parece que tienes busto — se burló al final.
— Cállate, bastardo, si quieres molestar ve a hacerlo lejos de aquí — advirtió serena.
Era lógico que el vestido en sí resaltara las partes más bellas que tiene una mujer, y Rikku no era la excepción a pesar de tener un cuerpo delgado.
— Tranquila, solo intentaba halagarte — mientras decía, le tomó de la mano para que diera una vuelta sobre su eje — Además, vengo a decirte que Dostoyevsky te está esperando en el lobby y parece muy molesto por el retraso.
— Apenas han pasado siete minutos de la hora establecida, ve y dile que se puede meter su puntualidad por...
— Está bien, Chuuya-san — ella le interrumpio antes de que dijera algo feo — La puntualidad lo es todo para algunas personas.
Mientras tanto, no era una mentira lo que Osamu le había informado a su jefa, ya que en el lobby, sentado en uno de los cómodos sillones que había por ahí, se encontraba el ruso en el traje que había sido escogido especialmente para el. Tenía las piernas cruzadas y veía su reloj de mano a juego; Nikolai le acompañaba de pie por un lado.
— Podría ganarse la vida como modelo de revista, amo Fyódor — le decía colmando la paciencia del mayor de poco a poco, pues desde que había tomado asiento, este soltaba comentarios similares adulando lo excelso que se veía esa noche.
— Si no viene en el próximo minuto, me voy — alegó de repente haciendo al payaso reír con burla.
— La paciencia no es su fuerte, pero no desespere, miré por allá — le indicó señalando con su mano enguantada un lugar alejado y el azabache enseguida hizo caso.
— Ya era hora — soltó levantándose y acomodando su saco en el proceso con molestia.
— Pero que suerte tiene usted, si yo tuviera que enamorar a una joven tan hermosa como ella, no me quejaría para nada — en su ensoñación con las manos cubriendo su rostro sonrojado, no se dió cuenta como su amo le ignoraba para caminar hasta el lugar en dónde estaba la señorita acompañada por su escolta.
Al pararse frente a Dazai y Chuuya, estos le vieron de pie a cabeza con un semblante un tanto sorprendido.
¿Cuántas miradas de esas había recibido desde que había salido de su habitación? Incluso Ryūnosuke lo había hecho cuando le vió por los pasillos con una mano cubriendo su boca.
— Debo reconocer que su manager tiene talento — se burló el castaño tal como había hecho con su jefa.
— Esto es lo que va a pasar esta noche — de pronto el oji-azul comenzó a decirle — No se tomarán las manos a menos que sea necesario, no acercamientos que no vengan al caso, no miradas de inspección y no pensamientos fuera de lugar. ¿Entendido? — quiso saber su respuesta, pero recibió un tic de molestia de parte del ruso.
— No hay porque preocuparse, esto es únicamente a fin de hacer algo bueno por los niños — cuando escuchó su voz, por fin se tomó la molestia de apreciarle en ese vestido.
El mayor no pudo negar que la jefa de la Port Mafia era bonita a su manera y esas prendas ahora realmente le hacían ver cómo una princesa. Debido a "ese plan", comenzó entonces a comparar a las jóvenes damas, a Agatha y a Rikku; la mujer inglesa tenía lo suyo y pocas veces llegó a hartarse de su presencia mientras estuvieron en una relación, sin embargo, la muchacha japonesa era todo lo contrario, que aunque tuviera de igual manera lo suyo, el no podía soportarla por más de dos segundos.
Poco después, se encontraron solos en el auto lujoso que los llevaba directo al lugar en dónde se celebraría el baile de donación, no sin antes ser advertidos mil veces por el Nakahara. No sé dijeron nada, ella mantenía su atención en la ventana y él en sus manos abiertas. Parecía estar reflexionando acerca de algo importante, pero en verdad no pensaba en nada, solo se había quedado en blanco.
Entonces, la actuación comenzó cuando arribaron al gran salón de la cuidad y para bajar del auto, el ruso tuvo que ser un caballero frente a las demás personas. Se sonrieron mutuamente y entrelazaron los brazos para comenzar a andar hasta la puerta, y una vez ahí, Rikku extendió con elegancia la invitación para el evento exclusivo, que por supuesto, sabía que la mafia estaba involucrada en temas que pertenencian en gran parte al gobierno.
Una vez dejaron atrás voces y más voces acompañadas de flashes indecentes, observaron con atención el recinto no abarrotado de personas, ya que solo dejaban entrar a las más importantes, entre ellas, el alcalde.
— Oh, que gusto tener al representante de de su organización benefactora. Sean bienvenidos — una señora de aspecto jovial, pero mayor, les saludo nada más dieron unos cuantos pasos.
Sin embargo, había algo mal ahí. Fyódor lo notó enseguida, y no, no fue la pareja riendo en sus asientos escandalosamente, tampoco el señor importante en otra mesa estaba demasiado ebrio para pensar en que hacía. No, no fue eso, sino más bien, fue la sonrisa inocente que la joven albina le dió acompañado de un semblante puro, cuando le dió la cara para esperar su respuesta.
— Es un gusto, igualmente, nosotros estamos encantados de poder asistir al baile — con educación, le sonrió a la señora que enseguida se sonrojó por lo apuesto que era.
— Buenafortuna entonces, adelante y disfruten — les dejó ir.
Fyódor, entonces siguió sonriendo y mirando hacia el frente cuando comenzaron a avanzar nuevamente, sin embargo, por dentro hervía de coraje. Había descubierto el plan de la "reina" y no le agradaba en absoluto ser utilizado de esa manera. Rikku necesitaba que Fyódor fuera la cara de la Port Mafia esa noche, ya que nadie conocía de vista a la persona que la heredó tras el retiro del innombrable Mori Ougai. Pegada a su brazo como una inocente acompañante, nadie iba a sospechar.
— Hubiera sido mejor que Dazai o cualquier persona de la mafia viniera en mi lugar — sereno, tranquilo, comentó lo suficientemente audible para que ella alcanzara a escuchar con claridad.
Apegándose más en su brazo como si fuera su amada, está contestó:
— Quería que fuera usted. Es más divertido, además, algunas personas aquí conocen a ciertas personas a mi mando.
De no ser por el lugar y porque se había percatado de algunas miradas sobre ellos, Fyódor hubiera hecho una mueca imperdonable en público.
Quedándole nada más por hacer, decidió actuar como ella había estipulado sin palabras, y los dos a vista de los demás invitados disfrutaron a la vez que participaban en la velada. Fue hasta que el baile dió comienzo con las personas reunidas en el centro y la música clásica llenó el inmueble.
El ruso, a pesar de no saber bailar, reconocía muchas piezas ya que podía interpretarlas en su violonchelo. Una actividad que realizaba a solas para calmar el estrés, pero por el momento no tenía su instrumento consigo.
— Quiero ver el jardín — tal como un mandato, ella le hizo saber y no tuvo otra opción que complacerle y comenzar a caminar lejos de todos.
El aire fresco le hizo tomar un respiro de todas las conversaciones que tuvo que mantener de manera amable y respetable con personas importantes que había adentro; enseguida, ella se soltó de su mano para comenzar a caminar a paso lento.
— ¿No cree que este lugar es muy bonito? — comenzó...
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