Diecinueve.
Procura guardar silencio.
La cena transcurría lenta, más que de costumbre; en la mesa no se encontraban todos los invitados compartiendo el alimento, sin embargo, los que estaban presentes, no podían evitar ver al jefe ruso, a su adorable jefaza y al joven suicida, pues no era una broma, la tensión era algo que realmente ellos podían tocar si solo metiésen la mano entre medio de la mesa. Aunque, debían tener cuidado, porque las velas de adorno con la cera derretida, podían quemarles la piel si lo hacían.
Para tener en cuenta por que el ambiente se había tornado pesado, teníamos que volver hacia veinte minutos atrás, justo después del beso entre Rikku y Fyódor:
La joven se quedó recostada en el suelo sin mover un solo músculo, sus orbes veían en dirección del techo y su corto cabello estaba desparramado sobre la alfombra; mientras tanto, Fyódor, ponía un pie en el suelo para levantarse.
— No voy a perder, Rikku, nunca he perdido nada después de todo — amenazó consciente. La sonrisa ganadora aún le adornaba su pálido rostro.
— ¿Insinúa que entre usted y yo existe algún tipo de guerra? — ella se hizo la desentendida, pero él río divertido.
— No se haga ilusiones, acaba de comenzar, pero pronto todo esto será mío. No baje la guardía — amenazó.
Ninguno de los dos era tan distraído para saber que realmente, justo en ese edificio, existía una guerra interna. Cualquiera pensaría que Rikku tenía todas las de perder, pues por muy inteligente que era, aún era nueva en el negocio; no obstante, se podría considerar que Fyódor también tenía una gran desventaja al estar de pie sobre el territorio enemigo.
Que equivocacion, deberían recordar que ella posee aún el nombre de la desesperación y que el otro es íntimo amigo del crimen y el castigo.
— ¿Que se supone que...
Vaya, alguien más hacía presencia.
— ¿Qué es esto? Tú... — señaló al ruso — ¿Explícame porque...
— Yo no hice nada — le interrumpio este mismo, pero enseguida el castaño le tomó por el cuello de la camisa blanca.
Dostoyevsky no sabía que Dazai Osamu podría reaccionar de esa manera, y Rikku todo lo empeoraba al no soltar palabra ni levantarse del suelo.
Eso fue lo que sucedió. Al final, la jefa salió de la habitación con un semblante neutral sin responder preguntas y fue directo al comedor en dónde la mayoría ya estaba presente. Nikolai le había movido la silla hacia atrás para que se sentara, y justo cuando entraron aquellos dos que había dejado atrás, la actitud de la "princesa imperial" volvió a hacerse presente y nadie dijo nada más.
Durante los siguientes días, Fyódor estuvo metido en la biblioteca del edificio para matar tiempo, puesto que la señorita estaba demasiado ocupada con las revueltas de la parte de la mafia que aún estaba en contra de que fuera la mandamás en el bajo mundo a dónde pertenecían, además, una minúscula organización les había hecho la guerra al mismo tiempo, pero de este conflicto no había porque preocuparse, pues no quedaban ya miembros con vida.
Eso mismo, habría pasado con la facción de la mafia inconforme, salvo que estos se negaban a entender que realmente ella les tenía lastima y por ende les tenía piedad encerrandolos en los calabozos hasta que recapacitaran sobre su idea.
Había dos caminos, el calabozo, o una muerte lenta por la escolta que más le agradara ese día a la jefa. Eso era todo lo que podían obtener.
El ruso se dió cuenta que la situación había dado un giro inesperado, tal vez era porque Rikku no tenía tanto trabajo cuando este fue de visita los primeros días, ya que ahora, pocas veces le veía, casi siempre en la cena y esta no le dirigía la palabra. Solo cenaba en silencio para después irse a dormir temprano. De alguna forma esto le inquietaba, pues si todo seguía marchando como hasta ese momento, no tendría manera de seguir con su insulsa estrategia en pie.
Aquel día, estaba en la biblioteca como acostumbraba, cuando Karma se presentó ante él haciendo una reverencia marcada. Él muchacho era japonés y no perdía sus tradiciones por más tiempo que estuvo viviendo en la Rusia junto con su jefe y los demás.
— ¿Necesitabas algo? — el lider preguntó cerrando su libro de manera lenta, luego le vió con esos ojos púrpuras aburridos.
— N-No — trabó, siempre le ponía nervioso estar a solas con él — Kunikida-sensei pidió que leyéramos algún libro corto para realizar un ensayo, por ello he venido — informó.
Entonces, Fyódor se sintió como la organización que la mafia había acabado hacía poco: minúsculo. ¿Cuándo había perdido el liderazgo de su propia organización dentro de esa "casa"? Ahora ni siquiera Iván estaba a su lado como siempre, sino que estaba en la cocina trabajando por el postre de ese día. El Goncharov había caído en las garras de la "niña", cuando este una vez se presentó a la cena y ella le había adulado como una embustera. Bien o mal, había funcionado y el edificio había conseguido un chef profesional. Por otra parte, Sigma, estaba perdido, hacía días que el ánemico no le veía ni la espalda, aunque suponía estaba molesto por la sumisión de las "ratas" ante los "perros de la noche".
Moviendo la mano rápidamente, hizo la seña al joven para que continuara, se recargó demás en el cómodo sillón de dos personas que ocupaba en el medio de la gran estancia, y observó como el joven se perdía entre los libreros.
Debía pensar en su próxima jugada pronto, o las palabras que le había soltado antes a Rikku no valdrían nada y entonces terminaría por ahogarse en el lodo fácilmente.
— ¿En qué tanto piensa? — alguien ocupó asiento por un lado de él.
La joven recargó la cabeza totalmente en el respaldo y suspiró con cansancio.
— En como acabar con usted — fue sincero. No le vió, sino que desvió su púrpura mirada hasta los libreros con una mano en su barbilla.
— ¡Ja! — ella soltó desganada — Aún cree que va a ganar, o más bien, ¿aún cree que no ha perdido? — se burló.
En una acción totalmente provocada, Rikku se resbaló en el sillón hasta que su cabeza quedó recostada encima de las piernas del ruso, pero este, al darse cuenta, no le dió la mirada.
— Fyódor — le llamó por su nombre, sus ojos se habían cerrado — Conteste cuando alguien le hace una pregunta, no sea mal educado — advirtió sería.
Él supo que no estaba jugando ni tampoco se burlaba, porque probablemente, la falta de modales era algo que hacía molestar a la japonesa; lo entendía por distintos factores que ella llegó a mostrarle antes.
— Yo no he perdido todavía — entonces contestó.
Inesperadamente, la joven se empujó con los pies hasta quedar sentada sobre su regazo y la espalda recargada en el respaldo en donde él tenía su mano apoyada. Esta vez, fue imposible que el hombre no le diera la mirada un tanto sorprendida. Ella se recargó en su pecho tras restregarse en este como un mínimo en busca de caricias.
— Usted es pálido y frío, como su Rusia. ¿No le parece aburrido? — comentó.
— Usted es colorida y tibia, como su Nipón. ¿No le parece sofocador? — este le retó.
— ¿Le parece colorida un buen adjetivo? — preguntó curiosa.
— Si, siempre va de negro y guinda, pero creo que por dentro usted es de un color vivo a diferencia del mío — aceptó moviendo sus manos. Una se colocó en el regazo de ella y la otra le acercó más por los hombros.
— ¿Cómo está tan seguro de ello? Puede que usted sea de un color incluso más brillante — sugirió y volteó a ver hacia arriba para ver a su acompañante negar.
— Dejemos el tema — pero esté se negó a seguir.
Por una vez desde que se conocieron, Rikku le hizo caso y se quedó en silencio entre sus brazos, así, Fyódor volvió a tomar el libro que antes leía y se quedó cómodo sobre el sillón cuidandole, ya que sin darse cuenta, pronto esta se había quedado dormida, al parecer, había tenido mucho trabajo. Fue poco después, que Karma salía de los libreros con uno en la mano izquierda, pero al ver la escena de los líderes sobre el sofá, se quedó de pie unos momentos, hasta que su jefe le puso la mirada encima y le mando a callar con su dedo sobre sus delgados labios. Hizo una reverencia y huyó del lugar con la frente sudando por el nerviosismo.
¿Qué debía hacer? ¿Le contaba a sus superiores Sigma, Iván y Nikolai? Por supuesto, el joven no sabía nada, ni que los altos mandos ya estaban enterados de su "relación", así que, simplemente se hizo el desentendido haciendo como si no hubiera visto nada.
(^~^;)ゞ(^~^;)ゞ(^~^;)ゞ
¡Vean esto!
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