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El joven Iwaizumi se separó de su amigo por unos minutos solo para ir donde se encontraban las máquinas expendedoras.
Mientras andaba, sacó de su bolsillo del pantalón algunas monedas que tenía sueltas y contó la cantidad que llevaba a ver si era suficiente para comprarse algunas galletas y un zumo.
Poco tardó en numerar su dinero cuando escuchó una pelota rebotar varias veces en el sitio que el chico pensaba ir.
Asomó la cabeza con curiosidad, queriendo averiguar de quien se trataba.
De nuevo esos dichosos nervios aparecieron de la nada en cuanto vió a la capitana de Volleyball, acompañada por otra chica que parecía de primer año.
— ¡Buena esa recepción! .— felicitó la mayor junto con una sonrisa —. Sabía que podrías hacerlo.
— Fue muy fácil aprenderlo gracias a ti .— añadió la pequeña, orgullosa de si misma.
— ¿Quieres que esta vez te enseñe a sacar? .— fue respondida por un asentimiento de cabeza de manera energética, cosa que la hizo reir —. Bien, te doy un ejemplo.
La fémina se preparó para sacar, lo haría sin salto ya que primero le quería enseñar lo sencillo, después irían subiendo la dificultad poco a poco, pero eso no significaba que no usaría todas sus fuerzas.
El pobre ojiverde estaba tan perdido por cada acción que hacia la mayor, que no se dió cuenta que al sacar, el balón fue directamente hacia su rostro.
(T/n) se quedó en shock por un momento al ver el chico caerse después de ese pelotazo en toda la cara y de inmediato esta se acercó preocupada, siendo seguida por la otra chica.
Hajime se quedó con los ojos entrecerrados y mirando al cielo, pero en seguida fue ayudado a levantarse por parte de la peli(t/c).
— Madre mía, estás sangrando por la nariz .— el pelimarrón, al escucharla, notó como un líquido bajaba por sus labios, pudiendo saborear ese gusto a hierro.
Efectivamente, estaba sangrando y rápidamente se tapó la parte afetada con la mano.
— Lo siento, tengo que llevar a este chico a la enfermería .— le informó la fémina a la menor, que asintió y les dejó que se fueran del patio.
Poco tardó en que la superior pasara uno de sus brazos por su espalda para hacerlo caminar y mientras, del bolsillo de su chaqueta, sacara su pañuelo de tela de color azul celeste con la intención de entregárselo al más bajo.
— Toma .— le extendió delante de él — . Para que no manches tu ropa.
Iwaizumi lo tomó y escondió su nariz en ella, sintiendo sus mejillas calentarse por la cercanía de la chica.
¿Estaban muy enganchados?
No, pero sentir su mano detrás de él hacia que su corazón se acelerara como loco y hasta tenía miedo de que sus latidos se pudieran escuchar.
Encima de que había hecho el ridículo delante de ella por no haber esquivar el balón.
— Perdón por golpearte .- se disculpó, teniendo una sonrisa algo incómoda —. No sabía que te encontrabas allí.
El más bajo solo asintió sin mirarle a la cara por la vergüenza, pero podía sentir perfectamente sus ojos color (t/o) encima de él.
Al llegar a la enfermería, fue (T/n) quien deslizó la puerta para que el pelimarrón pudiera entrar.
— Hola... Este chico está sangrando por la nariz porque recibió una pelota en la cara, es por si podría atenderlo y revisar que no se hizo daño a parte de eso .— informó a la mujer que se encontraba dentro.
— Claro, ahora mismo .— se volteó después de terminar de ordenar unos medicamentes —. Me ocuparé de él.
La capitana de Volleyball sonrió a modo de agradecimiento e inclinó su cabeza para dar una pequeña reverencia.
— Espero que esta tarde en el club estés mejor .— dijo antes de abandonar la enfermería.
Los ojos de Iwaizumi se abrieron de par en par al escuchar lo que acababa de decir su superior, provocando que el corazón casi se le saliera de su pecho por pura felicidad.
— Me reconoció... .— murmuró sosprendido.
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