Capítulo Doce » Acumulando Puntos
"Y sus pechos eran lunas sin explorar, opacando cualquier distracción, su perfección hipnotizaba a Edgar, sediento y sin aliento lanzó la sábana del cuerpo de Irina y l-"
—Profesor Kim ¿se encuentra?
—Me lleva la...— Siempre era interrumpido en la mejor parte —Pasa.
SeokJin maldijo el día que permitió a sus alumnos llegar por tutorias fuera de horario.
Un alumno que sus ojos ya bien conocían entró, tal alto y bien formado.
—Buen día, vine a inscribirme a las-
—¿Tutorias? Ven y anotate.
SeokJin era aquellos mente débil que pretende ser el cortante y frío en cada situación, ser el más listo en la sala cuando alguien tan peligroso como ese lindo alumno se le pone enfrente.
Namjoon apretó sus labios, pero sin dudar se acercó al escritorio.
Sus pulmones podrían haber arrebatado aire y dejar salir un femenino gritillo pero se aguanto; el profesor de verdad tenía una copia de su cuarto libro erotico.
¿Porqué lo deja así nada más? ¿Lo estaba leyendo ahorita? ¿La tendría...?
SeokJin carraspeo y se levantó de su lugar cuando noto esos penetrantes ojos posarse en su área preciada.
—Puede puede puede puede...
—¿Puedo?— Namjoon agudizaba su masculinidad cuando levantaba una ceja y sonreía al mismo tiempo.
Por la puta madre SeokJin, enfócate —Puede venir mañana a las 3 pm.
—Profe ¿Está bien?— Namjoon no disgustaba cuando ponía en ese estado a las personas. Y mucho menos a alguien tan atractivo y peligroso como su propio profesor.
—Estoy agotado, es todo. Puede retirarse.
Namjoon hizo una reverencia y puso su mochila en su hombro pero sus pasos fueron cortados por esa dulce voz de nuevo.
—¡De hecho! ¿Podría dejar su su su número telefónico? Para avisos y, así...
Masculinidad al máximo nuevamente —Pero nadie más lo puso en la hoja.
—Es... Verdad. Am...
Namjoon se acercó al hombre, era más alto que el, y eso le gustaba. Se inclino un poco —¿Qué-que haces?
—Oh, ¿dónde quedó la formalidad, profesor?— se quedó en ese ángulo disfrutando de los latidos rápidos de Seokjin —Sí quiere que todo eso se vaya entre nosotros...
Se separó, en su mano tenía un post it del escritorio con su numero anotado —Message me.
Si fuera chica habría girado con su largo cabello rozando el rostro de Seokjin.
Cómo un hechizo, pero a pesar de ello, logró hipnotizar al hombre.
Si Seokjin no estaba duro por el libro, definitivamente reaccionó a este chico.
Otro punto para parar a prisión.
¿No debería tener más pánico?
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