Sempiterno (Capitulo 8)
Esa señora se miraba sospechosa, además...¿Dónde estaba Chloé?
Decidió esconderse detrás de la puerta con Tikki mientras escuchaba la plática de los adultos.
—Así que, ¿está es tu casa?—
—En realidad no, es de Chloé.—
—Viven... ¿Juntos?—pregunto la morena mientras observaba todo a su alrededor con una cara de disgusto, pero la pregunta quedo en el olvido al ser interrumpida por una chica con cabello corto rojizo.
—¡Hey Ma...! ¿Quien es ella?—
—Hola Alix, es una compañera del trabajo, tengo unos asuntos que atender con ella, solo vine a recoger a mi hijo.—Hablo el azabache mientras buscaba con la mirada al pequeño, una media sonrisa se plasmó en su rostro al ver el pequeño zapato y la cola de Tikki detrás de la puerta, dejo ser a su hijo y siguió con la conversación.
—Pero aún no ha tomado la ducha, espérame aquí unos minutos.— la joven miro mal unos momentos a la invitada y luego desapareció de la habitación. No sabía que tenía esa mujer, pero no le agradaba ni un poco.
—Creo que no soy bienvenida aquí.— comento la morena cruzándose de brazos mientras se sentaba en el sillón.
—¿Porque lo dices?—
—No lo sé, presentimiento.—
Marín la vio con una ceja alzada y evito soltar una carcajada, había visto la mueca que había hecho Alix, y no la culpaba, Lila no era una persona que inspirará confianza, pero había que darle una oportunidad para conocerla a fondo.
(...)
—Hey mocoso, ahora si te vas a bañar, quieras o no.—
Vincent pego un brinco por el susto y volteo su rostro con nerviosismo, no quería que Alix lo reprendiera por espiar.
—Yo...—
—No tienes que dar explicaciones pequeño, si mi padre trajera a una mujer así yo también me pondría a espiar, ven, vamos a ducharte rápido y así ella se irá pronto.— Vincent asintió con una pequeña sonrisa en su rostro mientras apegaba a la cachorra a su pecho, Alix le devolvió el gesto y se alejaron de la habitación.
Media hora después el pequeño castaño se encontraba tomando la mano de su padre mientras observaba con curiosidad como esa mujer se pegaba demasiado a su papá, en todo el rato que se estuvo bañando Chloé nunca llegó, ¿Acaso le sucedió algo? De seguro tenía algo importante que hacer.
Estaban frente a su lugar de comida rápida favorita, así que no dudó ningún segundo en jalar a su papá y separarla de esa señora que lo vio con enojo.
—¿En serio vamos a comer aquí?—
—Oh si, le prometí a Vincent que comeriamos aquí hoy, no podía faltar a mi promesa.— Marín observó a su pequeño con una sonrisa mientras esté asentía con efusividad y salía corriendo hacia una de las mesas del establecimiento, tomo su lugar y vio que la morena se sentaba frente a él, le sonreía con lo que parecía más una mueca que otra cosa, lo cual no le importo y espero a su padre con la orden.
—Asi que... Te quedas en casa de Chloé.—hablo después de unos segundos de silencio la Italiana hacia el pequeño ojiazul, este la observó con el ceño fruncido el cual de inmediato fue transformado en una cara de felicidad.
—¡Así es! Ella es tan genial, me deja estar con Tikki y ella me recuerda a mi mamá Nathaly porque ambas son cariñosas, pero... Mi mami Nathaly ya no está.— con cada palabra que decía su semblante se iba decayendo más, en serio quería a su mamá, aunque no fuera la real él la extrañaba tanto como su papá.
—Hey cariño, ¿Estás bien?— pregunto el azabache mientras se acercaba a su hijo, a lo lejos vio como lágrimas empezaban a caer de sus ojitos y no dudó ni un segundo en ir y abrazar a su pequeño. El niño negó con su cabeza mientras era cargado por su padre y enterraba su rostro en el cuello de su papá.
—Quiero a mamá y también quiero a Chloé.—
La morena observaba todo con atención, le encanta lo genial que se miraba Marín como padre, pero no paraba de pensar que estaba siendo la mala de la historia, ese pequeño quería a la rubia, aunque su orgullo no la dejara aceptarlo, Chloé merecía más el lugar que ocupaba antes la pelirroja. Bueno ella solo quería molestar un poco a Chloé y qué mejor que quitándole al enamorado, pero bueno, era mejor rendirse en este momento que cometer una mayor estupidez.
Fingió una cara de sorpresa y luego preocupación para después ver su celular. Soltó un suspiro y volteo a ver a Marín que la miraba interrogante.
—Olvide que mi mamá llegaba a visitarme hoy, creo que tendré que irme, gracias por aceptar la salida de todas formas.—
—Podemos salir otro día si deseas, y con lo que querías hablarme podemos hacerlo mañana.— La morena mostró una leve sonrisa y asintió.
—No creo que... Sea lo correcto. Pero lo tendré en mente.—
La mujer salió del local y observó a través del vidrio como el pequeño se calmaba, dejo de espiar y se fue, algo bueno tendría que hacer aparte de estar sola en su casa.
(...)
Se había enterado por sus contactos que Marín y Lila habían salido hace más de una hora del trabajo, y no le daba buena espina, no quería que Lila le contara al azabache lo que había dicho Luka.
—Creí que esa chica te estaba molestando y por eso dije que si éramos novios.—
—Pues creíste mal, ahora Marín pensará que de verdad somos pareja, recuerdo aún la noche en que me lo dijo.—
—Alto ahí, una cosa es hacerle creer a esa chica que somos pareja, ¿pero Marín?—
La rubia suspiro para después encarar a Luka que estaba sentado en una banca de un parque cercano a la empresa.
—Pues así es, agradezco que hayas sido tan considerado conmigo, pero ahora retrocedi cientos de pasos para lograr enamorar a Marín.—
—Yo creo que lo haces bien, un poco de celos no hacen daño.—Luka le mostró una sonrisa cómplice, quizá Luka tenía algo de razón... ¡No! Si Marín no estaba enamorado de ella no iba a sentir celos.
—Marin me ve solo como una buena amiga.—
—No lo creo, te ve como una super mejor amiga.— soltó una carcajada mientras la rubia lo fulminaba con la mirada, tal vez tenía un poco de razón.—Ya, ya, solo bromeaba, tengo teorías, el día que fuimos a comer juntos, Marín se notaba incomodo y molesto cuando me acercaba mucho a ti, tal vez no esté súper enamorado, pero algo debe de sentir.—
—Crees que...—El celular de la rubia interrumpió la plática que se estaba llevando acabó, así que lo tomo viendo en la pantalla el nombre de Marín junto a un corazón.
El chico vio como la rubia se alejaba a contestar en privado, y él que la estaba ayudando, vio a lo lejos a cierta morena que cierta persona odiaba, caminar tranquilamente por el lugar con muchas bolsas de compras, dio la vuelta en una esquina y la perdió de vista.
—Hey, tengo buenas noticias.—Comento cuando la rubia ya estaba cerca notando una gran sonrisa.
—Yo también, Marín me invitó a cenar a su casa.—
—Bueno, creo que esas si son buenas noticias, acabo de ver a Lila caminando sola.— La rubia sonrió aún más de lo que podía y le dio un gran abrazo al chico antes de irse corriendo hacia su hogar para arreglarse un poco.—Cielos, algunas personas si que tienen suerte.
(...)
—¿Entonces Chloé vendrá a nuestra casa?—
—Asi es.—
—y por eso te arreglas.—
—Ajam.—
—Porque estás enamorado de ella, como estabas enamorado de Mami.—
—si...¡Espera! Claro que n-no, ¡ella no es mi tipo!, No digo que sea mala chica, ella es genial y hermosa, pero no para mí, quiero decir si, a mi me parece así, pero olvídalo cariño.— el hombre terminó de arreglar los botones de su camisa mientras su hijo se reía de él, daba vergüenza, nunca se iría el mal hábito de hablar de más.—A ti... ¿Te agrada mucho Chloé? como si fuera otra... Mamá.—
El niño lo pensó un poco llevando su mano a su barbilla haciendo una mueca de estar analizando algo, después de unos minutos se decidió a algo.
—Mami Nathaly era genial— el pequeño bajo su rostro mientras jugaba con su pequeñas manos, intentaba no llorar, pero era algo difícil para un niño, y lo era aún más, si desde que naciste tus padres te abandonaron.—
—Entiendo, no te gusta la idea.—
—Si me gusta, porque ella también es genial, y hace que me sienta feliz, hace que tú te sientas feliz, igual que Mami Nathaly.— el castaño mostró una sonrisa mientras salía de la habitación para ir a la propia a terminar un dibujo que le estaba haciendo a Chloé, le iba a encantar.
Por otra parte el azabache se encontraba sorprendido, no esperaba eso del pequeño Vincent, aceptar a alguien más después de pasar por el abandono y la muerte de un ser querido, él ya no hubiera abierto su corazón a nadie más, para que no le volvieran a lastimar. Tomo la libreta que había dejado en la cama en sus manos mientras lo observaba fijamente, soltó un suspiro y lo guardo bajo llave mientras iba a la cocina a terminar de preparar los alimentos, no podía concentrarse para nada. ¿Lo que estaba haciendo era lo correcto? Mierda, Nathaly seguía haciendo de las suyas aún cuando ya no estaba.
El sonido del timbre lo saco de sus pensamientos, se lavo las manos y se dirigió a abrir la puerta, Vincent ya estaba frente a ella con una hoja pegada a su pecho, sonrió débilmente y abrió la puerta encontrándose con una radiante sonrisa.
—Crei que traer algo sería bueno, no puedo cocinar nada, pero pase comprando unas donas.—
—No tenías porque hacerlo Chloé.—
—¡Enserio quería traer algo!—grito la rubia mientras notaba lo que había hecho y se tapaba la boca con su mano libre y un gran sonrojo aparecía en su rostro.
—Lo siento.— susurro mientras entraba al lugar y se quitaba los abrigos, escuchó una carcajada por parte de los "hombres de la casa" y eso dibujo una sonrisa en su rostro que no duró mucho al transformarse en un puchero tierno.
—Los dos son malos.—Su risa acompaño a los otros dos mientras pensaba que no le importaría que todos los días fueran así.
—¡Yo hice un dibujo para Chloé!—Vincent fue el primero en tranquilizarse y quería entregar cuanto antes su dibujo, la rubia recibió la hoja feliz mientras miraba el dibujo con ternura, era ella sonriendo con muchas flores y corazones a su alrededor, o bueno, eso era lo que parecía.
—Gracias Vincent.— el niño sonrío y salió corriendo hacia la cocina a dejar las donas que Chloé había traído.
—Esta muy feliz.— Marín volteo a verla sonriente y no pudo evitar sentir un revoltijo en su estómago, apartó su rostro de la mirada del azabache mientras sentía su corazón latir fuertemente.
—¿Vamos a comer?—
—Si.—
(...)
—¡Esto es delicioso! Creí que solo eras genial con los postres.— hablo la rubia tomando otro trozo de lasaña para después metérselo a la boca. Observó que Vincent estaba comiendo hamburguesa y no de la delicia que ella estaba comiendo.
—Gracias Chloé.—
—Hey, ¿Porqué comes hamburguesa?, ¿No te gusta la lasaña?—
—Porque papi prometió comprarme una hamburguesa.— la rubia miro interrogante al azabache pero no le tomo importancia y siguió comiendo de lo que ahora se volvería su platillo favorito.
—Es algo complicado.— confesó después de un momento recordando que iba a comer con la morena en aquel restaurante de hamburguesas a petición de Vincent.
La rubia asintió y mostró una sonrisa, quería preguntar qué pasó con la "cita " que iba a tener con la morena pero Marín le ganó la palabra.
—Entonces si es cierto que tú y Luka están saliendo.—
Un profundo silencio se instaló en la sala que después fue interrumpido por la rubia que se estaba atragantado por el pedazo de fideo que se había ido por su garganta, el pequeño la ayudo dándole leves palmaditas en la espalda, mientras Marín le pasaba un vaso con agua.
—¡Claro que no!— fue lo que respondió cuando ya estuvo más calmada.—¿Quien te dijo eso? ¿Fue Lila cierto? eso no...—
—Ella no me dijo nada, en realidad fue una deducción. Además... de que oí... su plática de la mañana.— susurro lo último mientras miraba a otro lado de la habitación intentando no mirar a la rubia, mentiria si dijera que no había sentido nada cuando escucho que si eran pareja por la misma boca del joven, pero no podía permitirse sentir cosas así, Chloé era una de sus mejores amigas y el recuerdo de Nathaly seguía presente, aunque le haya pedido algo así. Sin querer apretó los puños dejando los nudillos blancos y su mandíbula se tenso lo suficiente para preocupar a la rubia, salió de sus cavilaciones cuando la fémina tocó su rostro en un leve contacto.
—Marin, eso no es cierto, la única persona que me gusta eres tú.—¿Acaso lo había dicho? ¡Lo había dicho! No estaba pensando en nada cuando lo dijo, solo quería hacer saber al azabache que ella no tenía nada con Luka, y ver la expresión de confusión en el rostro de Marín solo hizo que se pusiera nerviosa apartando rápidamente la mano y levantándose de su lugar dejando la comida a medio comer, corrió a la entrada y antes de que Marín dijera algo ella ya había abandonado el lugar.
—Dijo... Que le gustaba.—
—Si, y se fue, mientras tú papi sigues sentado.—
—¿Crees que debería seguirla?—
—No lo sé, solo soy un niño.—
—Gracias Vincent, me has ayudado mucho.— comento con sarcasmo sacando una sonrisa en el pequeño quien no dejo de comer ni por un minuto.
—Colocate tú abrigo, saldremos a caminar.—
(...)
Dios, ¿que había hecho para merecer esto? A si, haber molestado a su panadero cuando estaban estudiando, ahora lo estaba pagando, pero en su defensa nunca imaginó que se enamoraría de Marín, después de todo Adrien era un buen prospecto de novio. Pero si los comparaba... le gustaban más los ojos azules de Marín, la llevaban a perderse en un océano tranquilo. Su piel era tan blanca y suave al tacto que le gustaría tocarlo más, oh no, ahora pensaba cosas pervertidas. Se revolvió en su cama intentando alejar esos pensamientos nada saludables.
Había llegado a su hogar ya hace una hora, se había duchado intentando olvidar lo que había hecho, pero no lo logro ni un poco. Así que se puso a ver televisión, encontró una buena película he hizo palomitas, la película ya llevaba veinte minutos cuando el timbre de su hogar sonó.
Se levantó con pereza y con los cabellos despeinados, porque no se pasó el cepillo cuando salió de la ducha, abrió la puerta encontrándose a las dos personas que había visitado esa misma tarde hace más de una hora.
—Ma-marin, ¿Que haces aquí?—pregunto mientras acomodaba su cabello con sus manos avergonzada.
—Bueno, te fuiste sin comer el postre.— levantó su mano mostrando una bolsa con un pastel comprado. Vincent asintió a lo dicho por su padre llevándose consigo la bolsa mientras buscaba a Tikki.
—No tenías que molestarte.—
—No fue nada, deberíamos entrar o Vincent arrasará con todo.—La rubia asintió haciéndose a un lado para dejar pasar al ojiazul. Pero antes de seguir a la cocina tomo su muñeca con ambas manos intentando tranquilizarse para poder hablar.
—Lo que dije no...—
Sin que pudiera terminar la oración Marín la silencio con un pequeño beso en los labios, un delicado toque como el "beso" que tuvieron antes, pero en ese momento el azabache estaba consiente. ¿Acaso estaba soñando? Porque si era así no quería despertar. Por inercia cerro los ojos, así que los abrió lentamente notando como el rostro de Marín estaba muy cerca, un sonrojo se expandió en sus mejillas y un pequeño temblor por los nervios se empezó a notar.
—Creo...que también me gustas.—
La rubia sonrió a más no poder mientras volvía a unir sus labios en un beso lento, lleno de los sentimientos de ambos, amor, miedo, felicidad y para variar tristeza, Marín no superaba a Nathaly pero ella estaba dispuesta a enamorarlo, no pedía que olvidará a la pelirroja por completo, sino que la amara como ella lo hacia.
Paso su brazos al cuello del azabache acariciando los mechones de cabello que sentía entre sus dedos, Marín con algo de inseguridad paso sus manos por la cintura de la rubia acercándola más a él mientras profundizaba más el beso, no sabía si lo que hacía era correcto pero estaba dispuesto a intentarlo. Cuando la falta de aire se hizo presente ambos se separaron viéndose a los ojos notando el mismo sentimiento. Determinación, para enamorar al azabache y para intentar una nueva relación.
No sabían que pasaría, pero ambos estaban dispuestos a intentarlo, después de todo ellos se amaban mucho antes de siquiera notarlo.
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