Nota:
Para que tengan una mejor lectura coloqué los recuerdos en letra cursiva así: "Recuerdos"

Quien diría que la niña mimada de Chloé Bourgeois se rendiría al tratar de enamorar a su mejor amigo de infancia.

El reciente fallecimiento de su padre la dejo destrozada, quizá ella no demostraba como debía el amor hacia su padre, ella realmente lo amaba, por favor era su Padre, ella también tiene sentimientos, y que alguien como Adrien le dijera "¿acaso nunca te importo?" fue una dura lanza directo a su corazón, que no haya llorado en el funeral y en el entierro de su progenitor no quiere decir que fuera de piedra, se estaba derrumbando por dentro, ella no quería demostrar lo débil que era, por esa razón no soltó ni una lágrima, pero cuándo llego a su hogar rompió en llanto como nunca antes, era la única familia que tenía, claro su papá se había asegurado de que no le faltara nada dejándole una herencia, aunque ella empezaba a buscar un empleo, a sus 20 años no pretendía estar sin hacer nada. Él sabia que iba a morir, y ella no tenía la más mínima idea de que una enfermedad atacaba el cuerpo de ese hombre, aunque su padre casi no estaba con ella en tiempo completo, ella sabia que la amaba.

Sabrina se había ido de la ciudad hace tiempo no tenía amigos, su actitud impotente la había dejado sin ningún amigo, Adrien Agreste solo pensar en su nombre le daba risa, el era un buen chico, pero a veces soltaba las cosas sin pensarlo, ella lo conocía perfectamente para saber que no fue su intención decirle aquello. Pero desde hace varios meses dejo de sentir aquel calor en su pecho con solo mirar los ojos esmeralda del chico, no quería admitirlo, pero "el panadero" como ella solía decirle rondaba por su mente día y noche, iba a la panadería de la familia del joven solo para verlo, ya que él siempre la atendía. Así que no le resulto para nada extraño dejar de sentir aquel sentimiento por el modelo.

Cuando más sola se sintió él llego para hacerle compañía, la llevaba a todas partes consigo, aunque sabía que a la morena le resultaba aun algo molesto tener que lidiar con ella, intentaba persuadir las invitaciones del azabache aunque este terminaba obligándola a ir.

Después de que pasara 1 año desde el fallecimiento de su padre ella había cambiado radicalmente, intentaba ya no ser "la abeja reina", todo por una razón, quería ganarse el corazón del chico de los ojos azules, Marin. Pero claro, no seria fácil, se entero hace poco que el chino-francés tenia novia, si, tenía una novia, claro no era de sorprenderse, él era amigable, divertido, de buen corazón y sentimientos además de guapo, tenía varias cualidades en las que una chica se fijaría, que le costaba creer que la mejor amiga del chico no se enamorara de él.

¿Que oportunidad tenia ella de establecer una relación con él?

Se había comportado mal con el pobre chico, hasta ahora se daba cuenta de lo cruel que era, esa era la única manera de que las personas no se dieran cuenta de lo mucho que sufría al no tener a su madre, el tiempo de su padre y amor del rubio.

Y ahora se encontraba sentada en una de las bancas del parque esperando a su amigo de hace poco. Jugaba con su cabello intentado calmar sus nervios, hoy era el día, hoy se declararía ante la persona que quería, claro habían muchas posibilidades de ser rechazada como la última vez, el ojiazul tenia novia, ella no era la chica más modesta de todas, sinceramente empezaba a acobardarse.

—¿No esperaste mucho?.— y allí estaba él, tan guapo como siempre, ella nunca dudó de que desde la primera vez que lo vio le pareció guapo, pero vamos era un panadero y ella la hija del alcalde, no podía pensar más que en el modelo en esa época.

—No.— respondió en un susurro.—llegue hace poco.— El azabache le dedico una sonrisa sincera, muy pocas personas lo hacían, una de esas personas era Marin.

El joven ojiazul iba a hablar pero se quedo callado viendo en dirección hacia el frente, amplio más su sonrisa y tomo la mano de la rubia diciéndole que lo esperara ahí.

Chloé asintió y observo hacia donde se había ido Marin, lo siguió con la mirada hasta que este paro al lado de una pelirroja, la muchacha era linda a decir verdad, Piel blanca con una pequeña nariz respingada, cabello rojo como un ¿tomate?, formo una pequeña sonrisa en su rostro al pensar en eso último, pero siguiendo con la chica pelirroja, parecía una muñeca de porcelana, era muy hermosa.

La sonrisa que poseía hace unos instantes desapareció por completo dejando una expresión dolida en su lugar, ¿acaso esa chica era la novia de Marin?.

Claro que lo era, se acababan de besar, no había ninguna duda de que ella era la novia del ojiazul. Se acercaban y ella lo que más quería era salir corriendo de ese lugar.

—Chloé ella es Nathaly Kurtzberg, mi novia, Nathaly ella es Chloé Bourgeois mi amiga.— comentó el Chino-francés, presentándoles, la pelirroja le dedicó una sonrisa la cual ella correspondió forzadamente.

—Mucho gusto Chloé, no sabia que Marin tuviera más amigas aparte de Alya.— realmente dolió, dolió que Marin no la haya mencionado ni como su amiga delante de la pelirroja, ¿es que ella no importaba?.

—Bueno, hace poco somos amigos.—

—Lo entiendo.— La pelirroja tomo la mano del joven azabache y le hizo una seña, él capto la señal y le dio un beso en la frente, soltó su mano y fue hacia Chloe.

—Se que te prometí ir hoy al teatro, pero Nathaly tiene que ir con el médico y no quiero dejarla sola, ¿lo comprendes verdad?.— sabia que no podía negarse, ella era solo su amiga, y la pelirroja era su novia, pero esto no significaba que se rendiría con Marin, si lo hizo una vez con Adrien no lo volvería a hacer con el azabache.

—Marin— la pelirroja lo llamo en un susurro ya que él se encontraba perdido en las nubes—gracias.— Ese susurro basto para sacarlo de su mundo.— gracias por amarme.—

Al azabache se le estrujó el corazón y soltó algunas lágrimas, la mujer que tenía al lado sufría una enfermedad, para ser más precisos Leucemia, ella estaba muriendo lentamente, se había enterado desde que la conoció y esa era la razón por la cual estaba a su lado, él sabía que eso no estaba bien, pero quería ver a la pelirroja feliz y que tuviera amor antes de morir. Si no estaba mal tenía poco tiempo de vida, quizá si estaba enamorado de la pelirroja, porque solo en pensar que ella algún día moriría hacía que su corazón se rompiera.

—Nathaly, ¿quieres casarte conmigo?.— ¿que era lo que estaba pensando al hacer esa propuesta?, aun eran muy jóvenes, claro que ella se negaría.

—Si.— fue la respuesta de la joven, aunque pareciera raro se sentía sumamente feliz al no ser rechazado como alguna vez fue rechazado por una chica de su salón, ella fue su primer amor, y que le haya dicho que no le gustaba por su cabello azul, aunque era negro con reflejos azules; y sus ojos raros, había bajado su autoestima, él era raro en ese lugar ya que casi la mayoría de niños eran idénticos, cabello negro como la noche y ojos color marrón, el era diferente a ellos, sus padres se dieron cuenta de eso y decidieron mudarse a Francia, donde resulto ser el galán de su salón, recordar esos tiempos le causaba risa.

—Me haces el hombre más feliz del mundo.— lo decía sinceramente, cuándo la mujer entro por primera vez a la panadería de sus padres hace 10 meses no pudo evitar pensar que esa mujer era hermosa, irradiaba felicidad aunque por dentro viviera una tortura.

(...)

llegaba dos veces a la semana a comprar sus pastelillos favoritos, él ya sabia a que llegaba entonces preparaba de una vez la caja con el delicioso postre.

Una vez sucedió que la joven mujer no apareció por tres semanas seguidas, no sabia porque, pero él se sentía preocupado, intento averiguar quien era esa chica, pero nadie lo sabia. Después de un mes de haber desaparecido volvió a regresar a la panadería, Marin formo una gran sonrisa al ver entrar a la pelirroja, esta vez no dejaría que se fuera, así que la invito a salir, al principio ella se negó pero término aceptando la propuesta.

Llegaron a un café en un profundo silencio que resultaba agradable para la tímida pelirroja, llegaron al lugar destinado y tomaron asiento en un lugar alejado de los demás.

—Sabes me preguntaba ¿porque faltaste mucho a la panadería? Creí que te gustaban nuestros  pastelillos.—comento con gracia en la última oración, la mujer se puso pensativa, ¿podría decir la verdad?, o no preocuparlo, aunque ¿porque se preocuparía él?, no eran nada, solo conocidos.

—Estaba en el hospital.— respondió dándole un sorbo a un chocolate caliente que tenía en las manos.

—¿Te sucedió algo?, ¿Estas enferma?.—

La pelirroja soltó pequeñas ricitas y tomo la mano del azabache, ella no era tan atrevida, pero él le transmitía confianza y seguridad.

—Estoy enferma.— fue la respuesta que dio, para que negar lo que le sucedía, era algo que ya no podía evitar.—tengo Leucemia y según los doctores menos de dos años de vida.— el joven de ojos azules no sabia que decir, como era que esa hermosa mujer estaba enferma, se miraba tan llena de vida.

—¿puedo conocerte más?.— fue la pregunta que formulo, no quería decir algo indebido y además quería saber más sobre la chica.

—¿Qué quisieras saber?, sabes no soy tan interesante.— la chica de los ojos aguamarina se ruborizo por tal pregunta, apenas si hablaban, ¿porque quería saber más de ella?, ese chico le resultaba muy agradable.

—No lo sé, y me pareces una persona muy interesante, me gustaría saber todo de ti, que tal si mañana te paso a buscar a tu casa y salimos para conocernos mejor, ¿estás de acuerdo?.— la chica se lo pensó por unos segundos, ¿salir con un desconocido?, bueno de eso se trataba la salida, ya que eso era, para conocerse mejor, quizá podría entablar una linda amistad antes de morir, ya que ella estaba segura que no viviría mucho tiempo.

—Está bien.— fue la respuesta tímida de la pelirroja, el muchacho ensanchó su sonrisa y beso su frente, eso causo que la jovencita se pusiera nerviosa y con un color carmín en sus mejillas, se sentía bien que alguien te besara con cariño y no con pena y miedo, en realidad este chico de cabello azabache le agradaba.

******

El joven azabache verifico la dirección que tenía en un papel, al asegurarse que ese era el lugar toco el timbre dos veces y espero a que alguien abriera.

Quien abrió la puerta fue un hombre robusto de cabellos negros y de ojos aguamarina, el hombre se cruzo de brazos y se quedó parado en el umbral de la puerta, pareciese como si él fuera el padre de la chica

—Buenas tardes, mi nombre es Marin Dupain-Cheng y busco a Nathaly.— fue lo único que se le ocurrió decir, el hombre lo analizo de pies a cabeza, el azabache se puso nervioso, pareciera que él era el novio de la chica que venia a buscarla para tener una cita, y tenia que pedirle permiso a sus padres. El hombre sonrió y soltó una carcajada.

—Pasa muchacho, mi niña ya me hablo que un amigo vendría por ella, mi nombre es Kian Kurtzberg no tienes que temerme, solo a la madre de Natalhy.— eso último lo dijo en un susurro para luego sonreírle e ir hacia la cocina por algo de beber.

tomo asiento en el sofá hasta que escucho unos tacones acercándose a donde estaba, trago saliva y se espero lo peor, ¿porque tenía miedo?, no estaba haciendo nada malo para que la madre de la pelirroja le hiciera algo.

—Así que tú eres Marin, sabes mi niña paso hablando de ti toda la semana.— el azabache analizó las palabras dichas por la ojiazul y sintió sus mejillas arder, ¿Nathaly hablando de él?

—Este...lo siento... no es lo que piensa...—

—Ni siquiera nos hemos presentado y tú ya te disculpas, mi nombre es Victoria Kurtzberg, encantada de conocerte.— la mujer tomo su mano y él la estrecho suavemente, ella tenia un gran parecido con Nathaly, era pelirroja y piel blanca, lo único que cambiaba era el color de ojos, no había duda de que las dos eran hermosas.

—El gusto es mío, mi nombre es...—

—Si lo se, Marin Dupain-Cheng, ya te he dicho que eres famoso por aquí.— la mujer soltó unas ricitas y acomodo su cabello, no parecía ser una persona exigente, era muy agradable.

—¡Mamá!... no tenías que decirlo es muy vergonzoso.— el joven sonrió y volteó hacía dónde estaba la chica, ya que se encontraba de espaldas.

Al momento de verla se sintió desfallecer, estaba hermosa, traía puesto un vestido amarillo con estampado de flores blancas que le llegaba justo a la rodilla, su cabello lo traía suelto con algunas ondulaciones en esté, y un toque de maquillaje que no se notaba demasiado, estaba perfecta.

—E...estás hermosa.— la madre de la pelirroja sonrió en sus adentros, ese chico era el indicado.

La joven pelirroja se ruborizó por tales palabras, bajo su cabeza y acomodo un mechón rebelde detrás de su oreja.

—Gracias.—

—Creo que es hora de irnos.— el azabache tomo la mano de la pelirroja y se despidió de los padres de la chica, salieron de la casa y la muchacha se subió al auto que había comprado con mucho esfuerzo para que ella estuviera cómoda, solo basto con sus ahorros y una pequeña... bueno grande ayuda de su rubio amigo.

Antes de subirse al auto sintió un leve apretón en su hombro izquierdo, volteó y se encontró con la madre de la chica.

—Que se diviertan, y por favor... cuida de ella.—

Él sonrió y asintió sin saber que ese "cuida de ella" tenía otro significado.

—Claro que si, no le sucederá nada, la traeré temprano.—

La mujer se alejo y ellos se fueron, ese chico si que era despistado, pero haría muy feliz a su niña.

(...)

Notas de autora:

¿como están?

espero que bien.

Bueno he aquí yo vengo con un nuevo fanfic y esta vez del mundo de MLB como pareja principal ChloexMarinette genderbend (hombre)

Y se preguntaran si esto es Marihloe (asi le puse al shipp XD) ¿porqué hay mucho Nathanette?

Porque es crucial para la historia y ese shipp también me encanta, no me culpen mi tomate merece amor.

Creo que si este libro tiene buen recibimiento lo continuare, ya que algunas personas son muy tóxicas y no les gusta nada más que su propio shipp, yo lo respeto, pero por favor si vas a hacer comentarios desagradables mejor no lo hagas y busca un fanfic que si te agrade, en realidad yo shippeo todo lo que se vea bien.

En fin, espero que disfruten del libro como yo estoy disfrutando de escribirlo.

Perdón si hay algunas faltas de ortografía, y si tienen algunas sugerencias para el libro no duden en decirlas.

¡Nos leemos pronto!

17 de septiembre 2017.