Capítulo 11
—¿Por qué estás preparando tantos bocadillos? ¿Estamos celebrando algo esta noche?
KyungSoo no se inmutó cuando los brazos de JongIn rodearon su cintura y su barbilla descansó en su hombro, en cambio, continuó colocando las bolas de carne en una bandeja que ya estaba provista con una salsa de ajo que había quedado realmente buena y un poco de salsa rosada.
Anteriormente había horneado galletas y preparado unos cuantos snacks y sándwiches para la noche, así que en este punto todo abundaba y tenía buena pinta. No era extraño que su marido apareciera repentinamente para curiosear y, con suerte, robarse algo para sí mismo.
—No, en realidad; recuerda que hoy es la pijamada de JinSoo y ChanHyun y quiero hacerles algo para que pasen la noche.
JongIn pareció desinflarse al escuchar esto y una mueca se apoderó de sus labios mientras se abrazaba a su cuerpo con más fuerza, justo como un pequeño niño berrinchudo cuyos caprichos no podían ser cumplidos y por ello se encontraba increíblemente decepcionado.
—¿Ese mocoso? ¿No tiene su propia casa o algo? ¿Por qué viene tanto?
Acostumbrado como estaba a sus quejas, KyungSoo permaneció tranquilo y continuó con sus tareas sin mostrarse afectado de ninguna manera.
—Simple: porque es amigo de nuestro hijo.
—¿No debería haber una brecha generacional entre ellos? ChanHyun ya tiene como veinticinco años, ¿no es extraño que su mejor amigo sea un niño de catorce?
En este punto KyungSoo puso los ojos en blanco y tuvo que admitir que su esposo era un ridículo de primera categoría.
—Acaba de cumplir dieciocho años, no veinticinco, además, ellos se han visto desde que son niños y desde entonces han pasado mucho tiempo juntos. JinSoo también es bastante maduro y tranquilo y tiene una personalidad agradable, por supuesto que puede mantener su amistad con ChanHyun sin importar la diferencia de edad.
—Por no decir que el mocoso es increíblemente inmaduro para su edad. Qué irritante.
—También me da gusto verte, JongIn. Oh, tío Soo, huele realmente bien. Por supuesto, todo lo has hecho con tus maravillosas manos, no debería sorprenderme.
JongIn se tensó al escuchar la melosa voz apareciendo en la cocina y gruñó una maldición mientras KyungSoo se giraba y le sonreía amablemente al recién llegado.
—¡Hola, ChanHyun! Me alegra que estés aquí.
—¿Cómo mierda entró el mocoso? ¿Quién te lo permitió?
—Mi hermoso y amable tío me dio permiso de sacar una copia de la llave, así que puedo entrar sin problemas cada vez que quiera venir. ¿No es genial?
—¿Realmente hiciste eso? ¡KyungSoo!
—Yah, deja de ser ruidoso, JongIn. ¿Cómo están tus padres, Hyunnie?
—Muy bien. Aprovecharon que he venido para salir y divertirse, ya sabes, quieren mantener ardiendo la llama del amor y todo eso. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?
—No, no es necesario, ya casi termino. ¿Por qué no vas a..?
—Oh… ¡JinSoo, ya llegó ChanHyun-oppa! ¡Hola, oppa! ¿Vas a quedarte toda la noche? ¿Cómo está el tío ChanYeol? ¿No me ha enviado nada?
Yuna acorraló a ChanHyun de inmediato como una pequeña bola explosiva y ChanHyun rió ante su entusiasmo. Colocó una mano en su cabeza y le alborotó el pelo, pero ella no se quejó ni le puso mala cara simplemente porque estaba expectante. Entonces ChanHyun decidió ser bueno con ella y asintió, colocó su bolso frente a su cuerpo y rebuscó algo en su interior; su sonrisa se amplió al encontrarlo y no tardó en extraer el par de mitones morados completamente nuevos y extendérselos a la pequeña que chilló al verlos.
—Aquí están. Papá dice que espera verlos en las próximas prácticas.
—¡Sííí! ¡El tío ChanYeol es el mejor! ¡Muchas gracias, oppa! Los llevaré a mi habitación —y así, justo como había llegado, Yuna se fue corriendo escaleras arriba mientras reía con alegría—.
A su lado, JongIn resopló y dijo algo como “la traición de un hijo duele mucho más que recibir una bala” y volvió a mirar a ChanHyun con desdén. Unos cuantos momentos más tarde, los pasos tranquilos y seguros tan característicos de su hijo mayor se hicieron oír en medio del silencio de la habitación y un segundo después la sonrisa amable y pacífica de JinSoo iluminó todo a su alrededor como un faro.
Fue tan hermosa que JongIn soltó un resoplido y relajó los hombros que se encontraban tensos, dejó de parecer tan hostil y simplemente se mostró fastidiado por toda la situación.
—ChanHyun, me alegra saber que llegaste bien. ¿Fue un viaje largo? —preguntó con su voz suave y ChanHyun le dio una sonrisa cariñosa de regreso, honesta y tan brillante como sus ojos al verlo—.
—No demasiado. ¿Sabes qué películas vamos a ver?
—Aún no, estaba esperándote para elegir juntos —JinSoo redujo el espacio que los esperaba y tomó su bolso sin decir nada, lo colgó sobre su propio hombro y la mirada de ChanHyun se llenó de agradecimiento y complacencia—.
KyungSoo se mantuvo atento y observador en su lugar.
JinSoo aún era un poco más bajo que ChanHyun, pero su cuerpo comenzaba a tomar forma. Parecía un poco más ancho en lugar de flaco y delicado, sus rasgos comenzaron a madurar y su olor dejaba entrever vestigios de un aroma personal que se aleja a de la dulzura propia de la niñez en los cachorros.
JinSoo estaba atravesando la adolescencia, los cambios estaban a la orden del día y el instinto lo impulsaba a proteger y complacer a los omegas que lo rodeaban. Eso lo incluía a él, a Yuna y de una forma mucho más íntima y especial, a ChanHyun.
KyungSoo lo había notado, lo hizo desde hace un tiempo, y su corazón se aprieta y algo parece doler en su interior cuando el conocimiento se apodera de él. Su hijo estaba creciendo, estaba alcanzando la madurez de forma rápida e indetenible, y antes de darse cuenta, él…
—Ya veo; entonces hagámoslo. Tío Soo, ¿puedo llevar las bandejas arriba?
KyungSoo parpadeó para salir de su ensimismamiento y le dio una sonrisa antes de asentir.
—Claro, déjame ayudarte con eso. Yah, JongIn, apártate un poco y deja de ser un idiota.
JongIn refunfuñó y se hizo a un lado con los brazos cruzados. Le envió una mirada peligrosa a ChanHyun y escupió con firmeza mientras recogían las bandejas:
—Te romperé las piernas si te aprovechas de mi hijo, ¿entiendes?
ChanHyun puso los ojos en blanco y JinSoo suspiró desde el marco de la cocina.
—Por favor, no peleen de nuevo.
—No prometo nada. Ahora fuera, si veo a este mocoso por más tiempo se arruinará aún más mi humor.
JinSoo, ChanHyun y KyungSoo abandonaron la cocina sin darle mucha importancia al alfa mayor y KyungSoo los acompañó a la habitación de JinSoo entre risas y comentarios divertidos. Viéndolo de cerca, JinSoo parecía realmente feliz, justo de esa manera que sólo se mostraba cuando estaba en compañía del omega; era una felicidad diferente, profunda y llena de complicidad.
Le recordaba al pasado, a los primeros días de haber conocido a JongIn, cuando aceptó que era atractivo y encantador y su omega se encontraba especialmente atento a él y su cortejo.
Suspiró ante la presencia de viejas memorias y en su corazón sintió cierta nostalgia. Solo esperaba tener un poco más de tiempo para poder prepararse; después de todo, las despedidas nunca eran sencillas.
JinSoo abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarlos entrar en su alcoba. Había acondicionado la habitación para recibir a ChanHyun y el colchón nuevo estaba en el suelo, esperando a ser usado por el mayor. Netflix ya se dejaba ver en la pantalla de la televisión y las sábanas estaban dobladas, frescas y disponibles para ambos. Limpio y fragante, el espacio personal de JinSoo siempre resultaba ser cómodo y reconfortante.
Dejó la bandeja con bocadillos en el espacioso escritorio y les dio una sonrisa a ambos.
—Bueno, disfruten de su pijamada, chicos. Llámenme si necesitan algo, ¿está bien? Estaré abajo viendo una película con JongIn y los niños.
—Sí, muchas gracias, papi.
—¡Ten buena noche, tío!
—Ustedes también.
KyungSoo se despidió definitivamente de ellos y volvió a la planta baja, donde JongIn continuaba enfurruñado contra el mesón de granito. Negó, sintiéndose divertido, y se acercó con una sonrisa, le rodeó el cuello con los brazos y se puso de puntillas para darle un beso en los labios.
—Vamos, quita esa cara o tus arrugas comenzarán a salir —susurró al separarse y JongIn formó una mueca, dejó caer su mano sobre su trasero y lo acarició distraídamente—.
—No ocurrirá. Nuestra genética es mucho mejor que la de los betas, también vivimos más años que ellos y… uhg, apestas a mocoso.
KyungSoo rió y atrajo a su esposo a su cuello para que pudiera tomar su olor directamente de la fuente e impregnarlo del suyo sin problemas. JongIn gruñó con satisfacción ante su iniciativa y su mano apretó su nalga con un poco más de fuerza, su boca besó su cuello marcado y su nariz recorrió el costado de su cuello y su garganta con avidez.
Su olor lo rodeó de inmediato, el whisky picando en su nariz mientras su calidez lo invadía, y rápidamente todo aroma ajeno fue reemplazado con el de JongIn. Tan autoritario y posesivo… en contra de su buen juicio, KyungSoo se sentía fascinado de todas formas.
—¿Mejor?
—Sí.
—Veamos una película con los niños. He dejado algunas cosas para nosotros también.
JongIn asintió, pero en lugar de dejarlo ir, apartó su rostro de su escondite y fue directo a su boca. Lo besó lentamente mientras acunaba su mejilla y su trasero, mordió sus labios y dejó que su lengua recorriera su cavidad y se encontrara con la suya en medio de caricias profundas y sensuales.
KyungSoo suspiró contra su boca, contra su cuerpo, y enterró su mano en su cabeza, atrapó algunos mechones de cabello y correspondió con la misma entrega, con la misma adoración desmedida.
La gran palma de JongIn subió desde sus nalgas hasta su espalda y lo acercó un poco más hacia él, lo abrazó calurosamente y se aferró a su boca con insistencia. KyungSoo ronroneó, gustoso, y encontró su lugar seguro en su pecho amplio.
—¡Uhg! ¡Papá, deja de besar a papi! ¡Papi es mío!
KyungSoo jadeó cuando un cuerpo pequeño, pero no por ello débil, se impactó contra sus piernas y un par de delgados brazos lo rodearon con obstinación. Separándose de JongIn, bajó la mirada y rió al ver a JiHu totalmente enfurruñado, con un puchero monumental en sus labios y las oscuras cejas fruncidas.
JongIn alzó una ceja y le dio una mirada presumida mientras abrazaba a KyungSoo contra él y le besaba la mejilla.
—¡Definitivamente no! Tu papi es mi esposo, así que lo abrazaré y besaré todo lo que quiera.
—¡Yah, qué grosero! ¡Tienes que compartir, papá!
—No si se trata de mi lindo esposo. Él es solo mío.
—¡No! ¡Papiii!
—Vamos, vamos, soy de todos. JiHu, cariño, ¿quieres buscar a Nana? Veremos una película juntos esta noche.
Al escuchar eso, JiHu olvidó su molestia y sonrió ampliamente. Las noches de películas significaban noches de bocadillos deliciosos preparados por KyungSoo, así que siempre eran divertidas y geniales. A los mellizos le gustaban tanto como a JinSoo cuando tenía su edad, así que siempre era grato, una costumbre llena de calidez y afecto.
JiHu no se hizo de rogar y corrió escaleras arriba para buscar a su hermana lo más rápido que podía, y mientras eso ocurría, KyungSoo le dio una sonrisa a su esposo, le besó la mejilla y comenzó a tomar el resto de las bolas de carne y las salsas para acomodarlas en otra bandeja. JongIn lo ayudó sin decir palabras, y como un equipo unido y compenetrado, llevaron todo a la sala de estar y lo colocaron en la mesa baja frente al sofá.
Yuna y JiHu aparecieron no mucho después y se dejaron caer sobre el sofá con emoción. KyungSoo notó con afecto que Yuna se había puesto los mitones que ChanYeol le había regalado y que parecía increíblemente feliz… suponía que le debía cierta ayuda a ChanHyun cuando llegara el momento.
Él cumpliría con ello.
Terminaron de acomodarlo todo y se sentaron en el sofá con sus hijos. JongIn encendió la televisión y luego de pensar en múltiples opciones, eligieron una película de Disney. Se acurrucaron juntos, con JongIn manteniendo abrazado a JiHu y KyungSoo siendo utilizado como una almohada gigante por su niña.
En silencio, llevó su mano a la cabeza de su pequeña, paseó sus dedos sobre su cabello suave y olió su rico aroma dulce, aún bien presente. Sonrió, sintiéndose un poco más reconfortado, y besó la cabeza de Yuna con afecto.
Es verdad; aunque JinSoo esté creciendo y se encuentre cada vez más cerca de la adultez, todavía tenía a este par de cachorros que dependían completamente de él y de JongIn. JiHu y Yuna aún eran tan pequeños e indefensos y él tenía tanto por hacer todavía…
Entonces notó que sentirse nostálgico era ridículo. Que sentir melancolía aún era algo innecesario, que había mucho camino por delante.
Que su rol como padre aún no había acabado. De hecho, solo estaba comenzando.
Pensando en ello, su corazón se sintió conmovido y el amor por sus hijos pareció aumentar y tomar forma. Ronroneó sin proponérselo y Yuna lo imitó en respuesta al sentirse cómoda y amada.
Eso es todo. Es esto lo que necesitaba para ser feliz y sentirse bien una vez más.
.
Yuna y JiHu se quedaron dormidos antes de que la película terminara, así que cuando esta acabó finalmente y los adultos dieron por finalizada la sesión, los tomaron en brazos y los llevaron a la cama sin perturbar sus sueños.
Yuna se aferró a él con fuerza y hundió su pequeña cabeza en su cuello, suspiró y se dejó llevar por KyungSoo sin mucho problema. En cambio, JiHu gruñía y golpeaba inconscientemente a su padre, pidiendo ser soltado en medio de su inconsciencia y dejando entrever hasta en su momento más vulnerable la rebeldía que habitaba en un alfa común. JongIn maldijo un par de veces después de ser pateado y golpeado en la quijada y KyungSoo rió silenciosamente mientras lo seguía escaleras arriba, notando sus esfuerzos por mantenerlo en brazos y no dejarlo caer.
—Basta, Ji-Ji, es papá. Demonios, ¿de dónde rayos saca tanta fuerza? Cambiemos, KyungSoo.
—Ni hablar, sigue adelante que estoy justo detrás de ti.
JongIn soltó otra palabrota y JiHu lo reprendió con una palmada que resonó en medio del silencio del pasillo.
Con mucho esfuerzo de parte de su marido, llegaron a la habitación de los mellizos y JongIn abrió la puerta con dificultad, entraron y se dirigieron a la cama de cada cachorro para dejarlos en ellas y acomodarlos para que pudieran dormir adecuadamente.
KyungSoo despojó a Yuna de sus coletitas, le quitó los mitones y la arropó con una sonrisa. Dormida, ella se giró, tanteó un poco su cama y KyungSoo le pasó en silencio su oso de peluche para que pudiera acurrucarse sin problemas. Cuando lo consiguió, su niña sonrió pacíficamente y suspiró con tranquilidad.
Con su tarea hecha, KyungSoo le dio un beso en la sien, se puso de pie y se volvió para ver cómo le iba a su marido con JiHu. La batalla que presenció lo dejó sin palabras.
JiHu no dejaba de removerse y quejarse. Gruñía y pateaba y KyungSoo temía que despertara a Yuna y la pusiera de mal humor por interrumpir su sueño, así que se acercó de inmediato y palmeó el brazo de JongIn para que se apartara y hacerse cargo de todo.
Al sentir sus manos, JiHu se relajó finalmente. Exhaló con fuerza, se abrazó a su almohada y KyungSoo le quitó los calcetines sin ningún problema, luego lo arropó con la cobija y dejó un beso en su frente antes de ponerse de pie y encontrarse con su esposo.
JongIn negó, dándose por vencido con facilidad, y KyungSoo sonrió, le dio un pequeño beso en los labios y lo instó a dejar la habitación para dejar que los niños descansaran sin interrupciones. Una vez fuera, JongIn colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja y le dio una sonrisa agotada que de una forma u otra, lo hizo ver aún más guapo.
Probablemente se debía a la suavidad de su expresión, a la accesibilidad, al afecto y a la felicidad que le provocaba haber finalizado un nuevo día junto a sus seres queridos. Sea lo que sea, la domesticidad le sentaba de maravilla.
—Limpiaré la sala de estar; ve a darte un baño mientras tanto, ¿vale?
—Okay. Te amo.
—Y yo a ti.
JongIn se inclinó y le dio un beso corto y luego bajó para hacer lo prometido. Mientras tanto, KyungSoo se dirigió a su propia habitación compartida.
Se detuvo por un momento al pasar frente a la recámara de JinSoo y miró la puerta con curiosidad. Desde dentro se oían algunas risas bajas y palabras suaves y tranquilas que no resultarían ser ninguna molestia para los niños, y aunque sentía un poco de curiosidad, no entró ni fue más allá de eso.
Confiaba en ambos y sabía que todo estaría bien incluso estando solos, así que mantuvo su sonrisa en su rostro y siguió su camino sin nada más que lo detuviera.
Esperaba que JongIn volviera pronto y se uniera a él en el baño. De esa manera la noche terminaría de forma perfecta.
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