Cap. 8: Problemas de calidad


Entró a su oficina sin pedir permiso y dejó un documento sobre su escritorio, sin quitar su mirada de él. Estaba evidentemente molesta, muy molesta y era raro verla así.

- No lo firmaste. - Le recriminó seriamente.

- ¿Qué es eso?

- No te hagas el tonto, Kirinmaru.

Él frunció el ceño al escucharla y tomó el dichoso papel entre sus manos, leyéndolo para ver a qué se refería y qué la tenía en ese estado.

- Mierda, Rin... Lo siento, lo olvidé por completo.

- ¡¿Cómo se te pudo haber olvidado?!, ¡te lo recordé mil veces!, fue la única solicitud que hice al aceptar el trabajo, Kirinmaru, necesito ese viernes libre, es el cumpleaños de mi papá... Y tú dijiste que firmarías el permiso y hablarías con mi jefe y como no lo hiciste, ahora el señor Ishikawa no está de acuerdo con que no vaya el viernes a la fábrica, porque nadie le informó con anticipación y no lo considera apropiado, dijo que estamos contra el tiempo y no puedo perder días de trabajo...

- Rin, realmente lo siento, pero creo que deberías considerar lo que dice el señor Ishikawa, realmente estamos contra el tiempo, hay mucho que hacer y...

- ¿Estamos? ¡Tú ni siquiera estás involucrado en este trabajo!, es mi responsabilidad y yo sé cómo manejar mis tiempos, tú sólo tenías que firmar, era un acuerdo.

- No me hables así, Rin... Lo que quiero decirte, es que quizás no deberías tomarlo tan a la ligera, recuerda que sólo tienes un mes y en un día se puede avanzar mucho. Es un trabajo realmente importante para la consultora, no creo que quieras quedar mal, ¿o si?, además, tu papá puede venir a la ciudad, pueden celebrar su cumpleaños aquí sin la necesidad de perder días de trabajo.

- ¡Sabes bien que no puede!, está enfermo y venir a la ciudad no le hace bien, además, no le gusta... Me lo prometiste, Kirinmaru.

- Entonces puedes irte el sábado, yo puedo llevarte... Además, al terminar este trabajo tendrás tiempo suficiente para estar con él y no falta mucho, son sólo 3 semanas más... - se acercó a ella y la tomó de la cintura, en un intento para acercarla más a él - No te enfades preciosa, sólo quiero evitar algún problema, más aún después de lo que pasó con el señor Taisho...

- No puedo ir el sábado, no alcanzaría a llegar y ya tendría que estar de vuelta, trabajo el lunes, ¿o se te olvida? - se quebró su voz y bajó su mirada - Sólo he podido verlo una vez desde que llegué, esto era importante para mi... Y al parecer cometí un error al confiarlo en ti. - Se dio la vuelta para salir de la oficina cuando él la detuvo sosteniendo su muñeca.

- No digas eso, Rin, no te vayas, déjame llevarte al trabajo y conversemos esto con más calma, ¿quieres?

- No, no tengo tiempo, quizás en otro momento... - Se soltó de su agarre y salió rápidamente de ahí, mientras intentaba controlar las lágrimas que querían seguir saliendo de sus ojos; se sentía dolida, muy dolida.

Salió del edificio de la consultora y mientras esperaba por un taxi que la llevara a la compañía, devolvió la llamada que su papá le había hecho hace unos minutos atrás; llamada que no quiso contestar porque estaba evitando contarle que no podría ir a verlo como había planeado, pero ya no tenía caso seguir esperando, tenía que enfrentar la situación, así que finalmente tuvo que hacerlo... Y aunque su papá le dijo que estaba bien y que lo entendía perfectamente, ella no podía evitar esa sensación de angustia que se apoderaba de su pecho al darle la mala noticia, porque en el fondo, sabía que no estaba bien.

Y en momentos como esos era que odiaba ser tan terriblemente sensible. 

Se subió al taxi sin poder seguir conteniendo las lágrimas mientras se despedía de su papá y al colgar e intentar recomponerse, una nueva llamada entró en su celular.

- Hola Saori, ¿Cómo estás? ¿Ocurre algo?

- Señorita Rin, el señor Taisho la está esperando para su reunión, hoy debe presentar su avance.

- ¡Mierda!

- ¿Disculpe?

- ¡Ay, lo siento!, pero el señor Taisho no me avisó que sería hoy... Ahg, no importa, de todas formas ya voy en camino, y... si el señor Taisho no quiere esperar, Eiji está ahí, él también puede presentar el avance.

- El señor Eiji dijo lo mismo cuando el señor Taisho preguntó por usted, pero no quiso, dijo que la esperaría a usted.

- Bueno... - respondió algo confundida por ese comentario - Gracias por el aviso Saori, no tardo en llegar.

- Bueno señorita Rin, se lo diré.

Apenas el taxi llegó a las instalaciones la castaña se bajó y corrió con toda la rapidez que esos malditos zapatos altos le permitían, hasta llegar a su oficina. Sabía que iba varios minutos tarde y que probablemente le esperaba una buena llamada de atención, y todo por no querer que Kirinmaru la trajera, pero no importaba, prefería un regaño de Sesshomaru a tener que escuchar las malas excusas de su novio por hacerla sentir mal...

Entró cuando escuchó que él le dio permiso y lo buscó instintivamente con su mirada, frente a su escritorio, sin encontrarlo.

- Señor Sesshomaru...

- Llegas tarde. - Su voz la hizo voltear hacia los sillones de cuero a juego con la elegante oficina, donde estaba él, sentado de espaldas a ella, bebiendo café y concentrado en unos documentos que había en la mesa en frente. - Detesto que me hagan esperar, Takahashi. 

Y Rin sintió un escalofrío en su espalda al escucharlo, era primera vez que la nombraba por su apellido y se refería a ella de una manera tan fría, con el mismo tono que usaba para hablarle al resto de gente, pero que nunca antes había usado con ella... Y eso la hizo sentir extraña.

- Lo siento mucho, yo... no sabía que quería reunirse conmigo hoy. La semana pasada no volvió a la fábrica desde el primer día, imaginé que tenía mucho trabajo en las oficinas del centro y no pensé que volvería pronto... Inuyasha estuvo aquí y conversé con él sobre los avances, pensé que quizás él se lo haría saber...

Y recién en ese momento él se giró levemente para verla de reojo, algo en su tono de voz llamó su atención; no era el tono irritantemente alegre que usaba de costumbre. Pensó que había sido por su culpa, pero al verla notó que venía con sus ojos rojos y vidriosos, con un brillo distinto al que él se había acostumbrado a ver en esos bonitos y expresivos ojos cafés; tan expresivos que no le costó comprender que había algo mal con ella.

- También detesto las excusas... Siéntate. - Le ordenó indicando con su mirada un espacio justo a su lado en el elegante sillón y ella obedeció.

- Lo siento, no volverá a ocurrir. - Susurró nerviosa por su cercanía, mientras sacaba su computador de su bolso para comenzar la reunión, intentando evadir su mirada a toda costa y sin éxito cuando él tomó su mentón con delicadeza y lo levantó para encontrar sus ojos.

Y en ese momento otro escalofrío recorrió su cuerpo entero, pero esta vez uno completamente diferente al anterior, uno acompañado de leves y agradables descargas eléctricas y un extraño calor que subía por su cuerpo hasta alojarse en sus mejillas; las que probablemente estaban completamente rojas, mientras sus ojos se perdían en esa intimidante mirada dorada que aún la hacía temblar de forma inevitable, como la primera vez que lo vio.

- Señor Sesshomaru... - Protestó débilmente ante la cercanía, porque sabía que no estaba bien, no era correcto y sabía que era peor aún que esa cercanía se sintiera tan... agradable.

- ¿Qué te pasó?

- Yo... demoré un poco más en la consultora y... no me fijé en la hora antes de salir, me costó encontrar un taxi...

- No me refiero a eso. ¿Por qué lloraste, Rin? - Preguntó con un tono más comprensivo, completamente distinto al que había usado al principio, casi cálido, como la misma calidez que veía ahora en sus ojos dorados, que la miraban casi como si estuviera... ¿preocupado? No, seguramente lo estaba imaginando...

- Yo no...

Al comprender que ella no diría nada más, él finalmente soltó su agarre, rompió el contacto de sus miradas y frunció el ceño.

- Está bien si no quieres contarme. 

- No es nada, de verdad, sólo... es una tontería. Por favor, discúlpeme por llegar así, es poco profesional de mi parte, no alcancé...

- No te preocupes por eso. - Dijo sonando molesto, casi como si estuviera ordenándoselo y ella no pudo evitar sonreírle con ternura al escucharlo.

El peliplata inconscientemente, cautivado por esa sonrisa, llevó su mano nuevamente a su rostro, limpiando con su pulgar el rastro de lágrimas que aún se veía claramente, con tanta delicadeza que no parecía un gesto propio en alguien como él. 

- Si fuera "nada" o una tontería no estarías así. 

Rin lo miraba fijamente, casi sorprendida por su actuar y él, embriagado por ese aroma floral tan agradable, sin quitar su mano de su tierna mejilla, acariciándola con suavidad, se reprendía en su interior por rendirse tan fácilmente ante ella...

Pasó una semana alejado de esa fábrica con el simple propósito de evitarla y enfriar su cabeza, pensando que con eso bastaría para aclarar sus pensamientos, pero al parecer fue peor, porque en toda esa semana no hizo más que pensar en ella y en su bonita sonrisa y ahora, que la tenía en frente suyo, no podía dejar de preguntarse por qué cuando se trataba de ella, desaparecía toda su indiferencia y autocontrol, dejándolo completamente a la deriva con esa profunda necesidad que crecía en su cuerpo por tenerla cerca, por sentirla, por besarla.

Esa castaña algo le había hecho, porque no encontraba otra explicación...

Apartó su mano sin dejar de mirarla, cuando su suave voz lo sacó de sus pensamientos. Rin comprendió que él seguía mirándola en espera de una respuesta, así que comenzó a hablar, sin tener realmente claro qué decir...

- Es sólo que... mi papá está de cumpleaños este viernes y tuve que llamarlo para decirle que no podré ir a verlo... me puse sensible, eso es todo. - dijo finalmente intentando disimular el nerviosismo que sentía por tenerlo así de cerca, encogiéndose de hombros y restándole importancia al asunto - Lo extraño.

- Deberías ir si eso es lo que deseas, sobre todo si está enfermo y si volviste para estar cerca de él. 

Rin lo miró con sus ojitos brillantes muy abiertos por la impresión; hasta ella había olvidado que le había contado ese detalle el día de la fiesta de Sara.

- No pensé que recordaría algo como eso... - Él giró su vista hacia un lado, evitándola; porque si, realmente no tenía por qué recordarlo, pero era como si cada cosa que ella decía o hacía quedara grabada con fuego en su cabeza; imposible de borrar - Gracias señor Sesshomaru, pero por ahora tengo que estar aquí, hay trabajo que hacer. - Le dijo con una tierna sonrisa con un deje de resignación y para él fue imposible no notarlo.

Bien, puedes tomarte tu tiempo, cuando estés lista tendremos la reunión. - se levantó del sillón y se alejó de ella - Y Rin, desde ahora en adelante, Jaken dispondrá de un auto para ir a buscarte y traerte a la fábrica.

- Pero señor Sesshomaru... Eso no es necesario... 

- Si lo es y no discutas. Así no volverás a llegar tarde.


***

Nuevamente lo encontró afuera de su apartamento al llegar a casa... Aún seguía molesta con él por lo que ocurrió. Kirinmaru era muy importante para ella, porque estuvo a su lado cuando se sintió muy sola, fue un gran apoyo y la acompañó en un país en el que nunca pudo sentirse como en casa; realmente lo quería mucho... Pero no le gustaba para nada sentir que a veces él no le prestaba atención, o que no se interesaba realmente en ella. Sabía que él también la quería, pero... no siempre lo demostraba de la mejor manera.

Y en este momento, no podía negar que se sentía demasiado molesta como para poder simplemente pasar por alto lo de la mañana, no podía dejarlo pasar porque simplemente se aparecía de sorpresa en su puerta con un ramo de flores o con una caja de chocolates, no era eso lo que ella necesitaba...

Además, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido en la compañía, en la manera en que Sesshomaru se preocupó por ella, aún podía sentir la calidez de su mano en su mejilla, aún podía recordar la forma en que la acarició con tanta ternura... Le costaba creerlo, sobre todo viniendo de él...

¿Por qué era así con ella? ¿Por qué le hacía las cosas más difíciles aún?

¿Y por qué... ella lo permitía?

Tenía un verdadero lío en su cabeza, así que le dijo a Kirinmaru que esa noche prefería estar sola, y aunque él se molestó, finalmente la comprendió, o al menos eso esperaba... 

Y las cosas se pusieron más extrañas aún, cuando esa mañana llegó a la fábrica y sobre sus pertenencias en su lugar de trabajo encontró una notificación... La leyó por lo menos 3 veces, antes de creer lo que estaba ahí escrito y aún no podía procesarlo del todo... ¿Acaso él...? ¿Por qué? ¿Realmente él haría algo como eso, por ella?

Fue directamente a su oficina, para preguntárselo e Iba tan concentrada en sus pensamientos, que no notó cuando la puerta de la oficina se abrió y casi chocó de frente con quien salía de esta.

- Distraída - Dijo con su grave voz, llamando su atención y mirándola hacia abajo.

- Señor Sesshomaru, lo siento, justo yo... iba a verlo, necesito preguntarle algo.

- ¿Qué?

- Me puede explicar qué quiere decir esto... - Pidió con timidez, enseñándole la hoja.

- Ahí está explicado lo suficientemente claro, ¿o no sabes leer, Takahashi?

Rin lo miró esperando una mejor explicación, con sus ojitos cafés brillantes, batiendo sus pestañas con rapidez, sin la menor idea de lo que provocaba en él con esas expresiones tan inocentemente coquetas que lo tenían al borde de la locura.

- Señor Sesshomaru...

- Tendremos una auditoría de calidad durante el viernes, no se recibirán personas externas a la empresa ese día, así que no te quiero ver aquí, ni a ti ni a tus acompañantes, ¿está claro? Se agregará un día a la fecha límite, si tienes más dudas puedes hablar con Saori. Ahora con permiso, me haces perder el tiempo y tengo cosas que hacer.

Ignorando lo último que dijo y sin pensarlo realmente, Rin tomó su mano en un impulso cuando vio que él estaba dispuesto a seguir su camino y dejarla ahí sola, esperando a que se tragara todo eso.

- ¿Por qué...?

- Problemas de calidad. - La cortó antes de que pudiera preguntar algo más, mientras Rin lo miraba como si no creyera ni una palabra de lo que estaba diciendo - No te estés imaginando cosas, Rin, no seas...

- ¿Ingenua?, ya lo sé... - Lo interrumpió y el peliblanco la miró de reojo con los ojos entrecerrados por su insolencia. - ¿De verdad espera que me crea todo eso? - Él no dijo nada, simplemente seguía mirándola de reojo; analizando cada una de sus facciones y expresiones, como si quisiera aprenderlas de memoria. - Por favor, sea sincero conmigo... ¿Por qué lo hizo? No es que no esté agradecida, realmente lo estoy y no se imagina cuánto, pero no entiendo... ¿Por qué hace todas estas cosas por mi?

- No lo sé - respondió al fin, cediendo ante la necesidad de su cuerpo y acercándose a ella; acorralándola contra la pared y disfrutando al ver como sus mejillas se sonrojaban rápidamente ante su cercanía, disfrutando su olor y tomando entre sus dedos un mechón de sus preciosos cabellos castaños. -, yo tampoco lo entiendo, Rin.

- Señor Sesshomaru... - Estaban demasiado cerca y su voz salió en un susurro casi entrecortado que lo hizo fantasear, y Rin no pudo terminar de hablar cuando una grave voz que logró reconocer resonó desde el otro extremo del pasillo, dejándola paralizada.

- Sesshomaru.

Él se separó de ella, liberándola de su encierro y se giró para mirar a quien lo llamaba.

- Padre.

- Buenas tardes, señor Taisho. - Saludó Rin con su voz temblorosa. Levantó su vista hacia Sesshomaru, pidiéndole permiso con su mirada para retirarse del lugar y él asintió levemente - Si me disculpan, yo tengo que... volver al trabajo - Salió rápidamente de ahí, en la dirección contraria a la que ese hombre caminaba acercándose a ellos.

- Ya comprendo porque querías mantenerla aquí.

- Hmp. No es así. ¿Qué haces aquí?

- Tengo algunos asuntos que tratar contigo, pero antes... ¿No me digas que estás encaprichado con esa mocosa?

- No.

- Espero que no estés olvidando que a finales de este año son las votaciones para la presidencia de la compañía y si para ese entonces no estás felizmente casado o por lo menos comprometido con la hija de Asano, sabes bien que tu nombre no será el elegido, hijo.

- No tienes que recordármelo, lo tengo bastante claro. - Dijo en un siseo molesto.

- No me mires así, recuerda que tú mismo la elegiste, Sesshomaru.

- Lo sé y así como yo la elegí, yo mismo puedo mandarla a la misma mierda, así que deja el tema.

- Si, es verdad, pero si terminas con ella, tendrás que llegar aquí con una jodida princesa, porque no se conformarán con menos, espero que lo tengas claro... Menos con una Takahashi - dijo con desprecio y una risa burlona -, porque si esas son tus intenciones, mejor ni te presentes.

- Ya te lo dije, no tengo intenciones con ella. - Recalcó con firmeza - Ahora dime, ¿Qué viniste a hacer aquí?

- A revisar unas nuevas contrataciones y unos asuntos relacionados con Naraku... Además, Saori me dijo que adelantaste la auditoría de calidad para el viernes... - el peliblanco asintió - ¿Por qué?

- Problemas de calidad.

- Bueno, tú te encargas... - El peliblanco asintió.


***

Después de ese encuentro, se dirigió rápidamente donde Haru y Eiji, necesitaba distraerse para dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir... Si no fuera porque ese hombre le daba escalofríos, estaría agradecida de que apareció justo en el momento exacto, porque por un instante, pensó que Sesshomaru la iba a besar... Y lo peor de todo, es que ella no hubiese tenido fuerzas para negarse...

Definitivamente se estaba comportando como la peor amiga del mundo entero, lo tenía claro, pero cada vez que él se acercaba, era como si todo lo demás simplemente se esfumara...

Sumida en todos esos pensamientos, iba bajando las escaleras hacia la fábrica en busca de Kohaku, necesitaba preguntarle algo e iba tan distraída que por un momento olvidó que era lo que tenía que preguntar. Paró en las escaleras, intentando recordarlo y luego siguió su camino rápidamente, cuando casi choca de frente con alguien.

- ¡Lo siento! - Soltó instintivamente, mientras levantaba su vista para encontrarse con ese porte casi tan imponente como el de Sesshomaru y sus cabellos plateados atados en una coleta alta. - Señor Taisho, discúlpeme. 

- Parece que tienes una afición por estar donde no deberías.

Rin no pudo evitar abrir sus ojos casi con temor al escuchar esas palabras.

- Lo siento... Con permiso. - Dio un paso más cuando su voz la detuvo.

- Señorita Takahashi. - Esa forma tan despectiva de decir su apellido, como si no fuera algo digno de ser pronunciado por él y tenía que sacarlo cuanto antes de su boca... La hizo sentir terriblemente incómoda. - Parece usted una buena niña, así que le daré un consejo... - Dijo con una sonrisa retorcida en su rostro - No crea todo lo que mi hijo dice, porque él no dudaría en aprovecharse de usted de ser necesario y sabrá cómo hacerlo, incluso si para ello debe fingir interés... Pero no se confunda, él no se interesa por nadie más que no sea él mismo, así que no pierda su tiempo.

- Eso... no me parece algo correcto de decir sobre su propio hijo...

- Correcto o incorrecto, eso no importa... Simplemente es nuestra naturaleza y créame cuando le digo que Taisho Sesshomaru jamás pondría sus ojos en alguien como usted.

"Alguien como usted...", esas palabras resonaron en su cabeza. 

- Gracias por su consejo, señor Taisho, pero no debería "preocuparse" tanto por mí, sé cuidarme sola... Ah, y otra cosa; no creo que el señor Sesshomaru sea la clase de hombre que deba fingir interés para conseguir lo que quiere... Ahora si, con permiso.



***

[Uhh, ¿qué les pareció el capítulo de hoy?, ¡cuéntenme qué opinan!

Muchas gracias por todos sus votos y comentarios ❤]

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