14. pato de hule
DISCOVERING FEELINGS.
act one ♱ season four !
SEMPITERNAL, FOURTEENTH CHAPTER.
ACT ONE ! 𝟬𝟭𝟰, RUBBER DUCK.
—Jasper no quiero hacer esto—murmura Hope mirando fijamente al joven que se encuentra frente a ella con aspecto sospechoso, pasar su viernes por la noche con Jasper no había sido su mejor idea incluso casi deseo estar en su aburrida casa viendo un par de películas, seguro que eso era mejor que estar ahí—. Ni siquiera entiendo que hago aquí para ser sincera. Debería estar en mi casa.
—Vamos, Hope, hay menos posibilidades de que Henry me corra de su casa si estás conmigo.
—Bueno, siendo sincera yo también te correría de la mía—le dijo la joven con una mueca.
—¡Oye!
—¿Qué? La gente normal no hace esto—indicó señalándose a sí mismos—. Tú eres raro.
—La gente rara es más divertida.
—No es verdad.
—Si lo es.
—No lo es, Jasper.
Jasper asomó su cabeza y una vez confirmo que los señores Hart habían abandonado su morada tiro de la mano de Hope y la hizo levantarse antes de ayudarla a trepar el árbol que daba directo a la ventana del cuarto de Henry.
—¿Cuándo acepte esto? —se cuestionó a sí misma mientras ayudaba a Jasper para entrar.
Sigilosamente bajaron las escaleras y Jasper la guio para esconderse cerca de Henry viendo como el chico servía un poco de jugo sobre su vaso de vidrio.
Jasper sonrió cuando Henry bebió del líquido de su vaso y se levantó acercándose a él. Camino lentamente y cuando vio la oportunidad toco a Henry logrando que este escupiera el líquido que estaba en el interior de su boca asustado.
Hope no pudo evitar reír al verlo y dejo de grabar.
—Amigo, ¿qué? ¿Cómo entraron a mi casa? —cuestiona Henry exaltado mientras observaba a la chica y a Jasper—. ¿Y por qué hiciste eso?
—Bueno, esperamos a que tus padres se fueran y luego entramos por la ventana y esperamos a que tuvieras líquido en la boca—explica Jasper con una sonrisa.
—Cabe aclarar que a mí me obligó a venir—intervine Hope acercándose a ellos—. Prácticamente me secuestro.
—La gente normal no hace esas cosas—Henry se dirige a Jasper.
—¡Te lo dije! —exclamó Hope dándole un leve golpe en el brazo.
—Ah, es cierto.
Jasper le da un trago al contenido del vaso de Henry mientras sonreía mirándolos.
—Ese es mi vaso...—indica Henry señalando.
—Entonces, ¿estás listo?
—Jasper, no creo que sea buena idea—murmura Hope entregándole una vieja grabadora.
—¿Para qué...? —pregunta Henry con curiosidad.
—Diversión—responde Jasper—. Alocada diversión de adolescentes.
—¿Qué hace con esa grabadora? —indaga Henry mirando a Hope—. ¿Y para qué quiere mi elote? ¿¡Qué haces con mi elote!?
—Hope, prepara el botón de play.
La menciona bufa y se encoge de hombros mirando a Henry mientras se dirige a la barra donde se encuentra la grabadora y Henry se gana un lugar a su lado mientras ambos miran a Jasper quien se quita los pantalones.
—Muy bien, dale—pide Jasper mirando fijamente a su amiga.
—Dios, esto no puede estar pasando—susurra dándole play al botón y una canción movida comenzó a resonar por la sala.
Jasper brinco el sillón mostrando su ropa interior brillante de color rojo y usando solo una camisa de vestir y calcetines. Hope se soltó a reír a carcajadas al mirarlo mientras el chico cantaba y Henry fruncía su ceño.
—¡Uhh! Tu amigo está completamente alocado—se burla Hope mirando a Henry—. ¿Debería llamar a la policía?
—Graciosa—murmura dándole un leve empujón.
Henry apaga la grabadora cuando Jasper comienza a retorcerse como gusano sobre el sofá.
—¡Ay, no, no, no, no! —comenzó a negar Henry—. ¡Alto! ¿Qué te pasa? ¡Detente!
—¿Por qué lo detienes? —cuestiona Jasper.
—Esa actividad que haces en mi sillón—señala.
—Si, ¿qué tiene?
—No la hagas más—responde Hope de manera obvia—. Es patético.
—Amigos...—se queja alargando la "o".
—Eso estuvo largo.
—Vengan aquí—pide y ambos se acercan lentamente—. Vengan acá.
—¡Ya voy!
—Vuelve a ordenarme algo y te arrepentirás.
Jasper coloca su brazo alrededor de los hombros de Hope, pero Henry tira de su brazo quitándola de su lado y colocándose él en su lugar mientras él toma la mano de Hope para que esta no se aleje.
—Tus padres están en Toronto—indica Jasper—. El padre de Hope nunca esta, así que prácticamente están en otro país.
—Si.
—Hay veces en la vida que tienes que decir "pato de hule".
—¿Por qué diríamos pato de hule? —inquiere Hope confundida.
—Porque pato de hule te hará libre—contesta Jasper—. Es como decir, "hola mundo, me voy a divertir y no importa lo que pase, pato de huleeeee"
—¿No puedo decir lo demás sin decir pato de hule? —Henry frunce su ceño.
—No—niega Jasper.
—Es todo, ¡me voy! —exclama Hope, pero Henry la detiene y tira de ella mientras niega.
—Te quedas.
—Me voy, chau.
—Te quedas, Belle.
Estaba por quejarse, pero el timbre de la morada resonó y confundido Henry se dirigió hacía la puerta mientras Jasper sonreía en grande.
—Jasper, ponte un pantalón—ordena Hope.
—¡Pato de hule!
—¡Basta! Deja de decirlo.
Unos minutos más tarde Henry vuelve a sus amigos con un Jasper con pantalón puesto y una Hope aburrida.
—¿Quién es él? ¿Qué quiere conmigo? —cuestiona Henry exaltado.
—Cálmate, Hart—responde Hope tomándolo del brazo—. Jasper pidió unos manis.
—¿¡Pidió unos que!?
—Ese tipo hace manicuras—explica Jasper.
—Oye, oye, oye, ¿estás hablando de uñas?
—Oh, si, trabaja en el salón al que mi mamá va una vez al año—informa Jasper.
—¿Y qué te hace pensar que quiero que el arregle mis uñas? —Henry alza la voz.
—¡Pato de hule!
Hope no puede evitarse reírse de la situación en la que estaban.
—¡Pero, que mala respuesta! —exclama Henry—. ¡Ve y dile que mejor se vaya!
—¿Por qué debo irme? —inquiere un hombre alto detrás de Henry. El chico se asusta y cae al suelo mientras gritaba y se levantaba tan rápido como podía—. Use la puerta trasera.
—Escuche, señor, no quiero ser grosero, pero me gustan mis uñas tal y como están...
—Hola—lo corta una mujer rubia quien había abierto la puerta principal y estaba de pie con una mano en la cintura y con una enorme sonrisa en sus labios—. ¿A quién le arregló las uñas?
Justo detrás de ella apareció un hombre fuerte de cabello color negro y largo mientras sonreía de lado. Oh él definitivamente era guapo.
—No lo sé, pero yo quiero a ese lindo chico—habló Hope con una sonrisa tonta en los labios—. ¡Quiero que él arregle mis uñas! —Henry la miró mal y esta se encogió de hombros pasando por su lado—. Pato de hule, amigo.
Henry nunca había sentido tal aversión hacia esa palabra como en ese instante.
El tiempo transcurría apaciblemente, al menos para Hope, quien soltaba carcajadas cada vez que aquel atractivo desconocido hablaba. Sin embargo, para Henry la situación era diametralmente opuesta, ya que usualmente capturaba la atención de Hope, pero ahora las cosas habían cambiado.
Ella ofrecía una risa tenue cada vez que el irritante joven hablaba, una risa que Henry identificaba como completamente forzada. No era su risa genuina, y él lo sabía porque conocía a Hope a la perfección.
Hope reía de manera artificial y Henry lo percibía, aunque no comprendía el motivo. Quizás se sentía incómoda y no encontraba la forma de distanciarse del joven. Henry consideró intervenir, pero algo poderoso lo retenía.
¿Quién era él para interrumpir esa conversación? Exactamente, nadie. No era nadie. Y esa realidad le resultaba más perturbadora de lo que quisiera admitir.
—Entonces, ¿cuál es tu nombre? —cuestionó Hope con una sonrisa.
—Carter—respondió el chico con voz ronca.
—Y, Carter, ¿cuántos años tienes?
—Creo que soy un poco mayor para ti—asegura el chico divertido.
—No sabes mi edad.
—Apuesto a que no pasas de dieciséis.
Probablemente él tenía razón, pero ella no lo admitiría, así que se limitó a reír nerviosamente mientras lo observaba. Estaban tan inmersos en su mundo que ninguno de los dos notó la llegada de Ray Manchester a la morada Hart para enseñarles su nuevo soplador de hojas.
No fue hasta que Ray emitió un grito de emoción al ver un carro de juguete en el estante de la casa Hart que notaron su presencia. Se había alejado del chico y estaba de pie, a punto de acercarse, cuando Ray presionó los botones equivocados del control remoto y el carro salió disparado hacia una cubeta de agua.
Henry logró atrapar el carro justo antes de que tocara el agua, pero al escuchar a la chica rubia gritar por el cuidado de sus uñas, soltó sin querer el auto de su padre en el agua.
Ray salió corriendo de la casa Hart tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
*****
Hope sostenía una parte del auto de juguete mientras Henry sostenía la otra y un hombre lo revisaba. Una vez el hombre termino lo ayudaron a levantarse después de asegurar el auto.
—Entonces, ¿qué opina? —pregunta Henry—. ¿Puede arreglarse?
—Si, puedo arreglarlo—confirma y ambos adolescentes suspiran aliviados.
—Es una noticia fantástica—murmura Hope.
—Ah, que maravilla, gracias.
—Les costará tres mil dólares—avisa con calma.
Hope abre la boca sorprendida y las palabras se quedan atascadas en su garganta mientras parpadea repetidas veces.
—¿Dijo tres...? —comienza Henry.
—¿Mil? —termina Hope.
—¡Si! Este es un antiguo auto de control remoto y es del siglo paso—señala el hombre.
—Si, ya lo sabemos—masculla Hope.
—Entonces, ¿por qué lo metieron en el agua?
—¡Fue un accidente! —grita Henry.
—Tranquilo.
Mientras Hope y Henry miraban mal al hombre la puerta principal era abierta dejando entrar al interior a Piper y Charlotte.
—Hola—saluda la rubia con un vaso en la mano.
—Volvimos del cine—anuncia Charlotte.
—Oh, genial, ¿trajeron tres mil dólares? —inquiere Henry molesto.
—No...
—Pero traje media caja de dulces—completa Charlotte alzando la caja.
—¡Oh, yo quiero dulces! —Jasper alza su mano.
—¿Una manicura? —ofrece el hombre detrás de Piper y Charlotte.
—Ah, ¿quién eres tú y que haces en mi casa? —pregunta Piper alzando ambas cejas.
—Si, ¿quiénes son? —Charlotte la apoya.
—Ouh, son manicuristas profesionales—responde Hope aun lado de Henry.
—Ella es Leila y ellos son Carter y Zac—termina Jasper por la joven—. Él es incre...
Antes de que Jasper pueda terminar su oración, Piper suelta un grito expresando su molestia.
—¡No puede ser! —grita acercándose al hombre que sostenía el auto de juguete—. ¿¡Jugaste con el auto de papa!? —se dirige a Henry molesta.
—No, no, no jugué con él, ¿está bien? —responde molesto—. Mi jefe vino y lo metió en agua de pies, ¡y ahora va a costar tres mil dólares arreglarlo!
—Ey, cálmate ¿sí? —pide Hope en voz baja para que solo Henry la escuche, entendía su desesperación, pero también confiaba en que ambos encontrarían una solución, juntos—. Encontraremos la manera de arreglarlo.
—Oye, odio mencionar esto, pero...—inicia la chica rubia acercándose a Henry—. Tú y tus amigos nos deben cincuenta dólares por las uñas.
—Wow, cincuenta dólares es muy poco para tres manicuras—interviene Charlotte.
—Si es barato—la apoya otro hombre.
—¡Ya basta, amigos! —Henry pierde la paciencia—. Miren, mis padres van a volver en dos días y cuando mi papa vea que rompí su tonto auto de control hará que mi mama me mate.
—Mira, hijo, si me permites...
—¿Sí? Dígame.
—Necesitas que arregle el auto de tu papa antes de que vuelva tienes que conseguir tres mil dólares.
—Lo sabemos—murmura Hope mirándolo.
—Entonces, ¿por qué no haces una fiesta? Invitas a muchos adolescentes el sábado y ustedes—señala a los manicuristas—. Seguro conocen a otros manicuristas.
—Conozco a cientos—afirma el hombre.
—Ahí está, juntan a sus amigos con sus amigos y ¡tienen una loca fiesta de uñas! Consigues dinero, dividen ganancias y debería sobrarte dinero para pagarme el arreglo del auto.
No era una mala idea, de hecho, era algo que podría funcionar.
—Ay, no lo sé, mis padres dijeron que no podría hacer fiestas cuando no están.
—Hijo, a veces solo tienes que decir; pato de hule.
—¿Ves? —Jasper se emociona y Hope se ríe.
*****
La fiesta comenzó de manera espectacular, con cinco jóvenes invitando a la mayor cantidad de amigos que pudieron, al igual que los manicuristas, quienes también trajeron a los suyos sin inconvenientes. Era impresionante la cantidad que los adolescentes estaban dispuestos a pagar por una manicura, y para ellos, eso era absolutamente fabuloso.
Hope salió disparada de la casa, pausando solo un momento en el porche para lanzar una mirada hacia Henry.
—Hart, ¡lo logramos! —exclama emocionada.
—¿¡Hiciste espagueti en un bote!? —inquiere Henry levantándose de su asiento.
El ceño de la joven se frunce levemente.
—¿¡Que!? ¡No! —niega confundida—. ¡Lo hicimos! Mira, tenemos los tres mil dólares. Y Piper sigue recibiendo dinero.
Henry toma el dinero sorprendido.
—Bien, vaya, problema resuelto.
Ambos vuelven al interior de la casa, yendo hacia al hombre quien en realidad no tardo ni siquiera cinco minutos en arreglar el auto de control, cosa que dejo desconcertados a ambos adolescentes.
—¿Está listo? —pregunta Hope.
—Si, oprime el botón verde en el control y mueve la palanca hacia adelante—ordena.
Algo confundida y sin esperanza hace lo que el hombre le indico después de pasar saliva, descubriendo que el auto volvía a funcionar a la perfección.
—¡Eres un genio! —exclama Henry con una sonrisa que se desvanece tan rápido como se formó—. Espera, ¿me cobraste tres mil dólares y lo arreglaste en cinco segundos?
—Pato de hule—dice el hombre despreocupado.
—¿Que? ¡No! No, no, no, no está bien—comienza a negar rápidamente—. No está bien, amigo.
Hope miró de mala manera al hombre cuando este comenzó a reírse descaradamente, pero no pudieron continuar quejándose ya que los padres de Henry estaban a punto de llegar.
Se suponía que llegaría al día siguiente, sin embargo hubo inconvenientes con el padre de Henry así que su tiempo era muy limitado para arreglar las cosas en la morada Hart. una vez se deshicieron de los adolescentes ella hizo uso de su telequinesis discretamente para que Piper no se percatara y pudiera arreglar con la mayor rapidez posible cada uno de los muebles.
Fue un exitoso total.
Hope y Jasper abandonaron la casa Hart con la mayor rapidez posible. Al menos su fin de semana no había sido tan aburrido como pensaban.
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