07. recorte del presupuesto
DISCOVERING FEELINGS.
act one ♱ season four !
SEMPITERNAL, SIVENTH CHAPTER.
ACT ONE ! 𝟬𝟬𝟳, BUDGET CUT.
Anhelaba que el día llegará a fin, pero recién comenzaba y ya debía ponerse a trabajar. A pesar de que su tío era el jefe, no quiso darle el día libre, incluso cuando intentó persuadirlo utilizando el práctico intento del secuestro de Drex. Según Ray Manchester, los héroes no descansaban y tenía razón.
Los dos jovencitos y el adulto siguieron a una mujer rubia hasta la oficina del alcalde. Hope, Henry y Ray entraron tras ella. Hope estaba de muy mal humor, el adulto mantenía su actitud habitual y Kid Danger observaba a su alrededor.
—Bien chicos, pueden esperar aquí y el vicealcalde los verá en breve.
—Suena bien—comentó Henry.
—Si, en breve.
—¿Quieren agua mientras lo esperan? —ofreció la mujer con una sonrisa en sus labios.
—No—respondió Henry por los tres. —Gracias, es asquerosa.
Hope soltó un suspiro y comenzó a pasear sin rumbo por la habitación, contemplando algunas obras de arte colgadas en la pared; le fascinaban las pinturas antiguas, las encontraba intrigantes.
—¿Qué estás viendo? —preguntó Henry, acercándose a su lado.
—Nada que te interese, ciertamente—respondió ella con desgana, sin siquiera mirarlo.
—Eres tú la que me interesa —admitió él, echándole un vistazo de reojo.
Cualquier rastro de emoción negativa desapareció al instante, siendo reemplazado por nervios y vergüenza. Henry Hart sabía perfectamente cómo hacerla sentir especial, única e interesante a sus ojos.
Ella bajó la mirada para ocultar el rubor que aparecía en sus mejillas, provocado por las palabras de él. Odiaba sentirse como una adolescente enamorada cuando Henry hacía comentarios de ese tipo, aunque internamente luchaba por convencerse de que solo era una joven, pero no enamorada. Al menos eso es lo que se repetía a sí misma.
Al escuchar la voz del viejo vicealcalde, levantó la vista y se alejó rápidamente tratando de evitar tropezarse y revelar su vergüenza.
—¿Qué tal, Capitán Man, Fire Girl y Kid Danger? —saludó el adulto sosteniendo una taza de color aqua entre las manos. —Tomen asiento, amigos. Tenemos que conversar un poco.
—¡Si!
—Muy bien.
—Me da igual.
Los tres superhéroes tomaron asiento en las sillas rojas y Hope no pudo evitar soltar una pequeña risa cuándo observó a Henry quien trataba de lucir como alguien "grande".
—Ahora, los llame...—comenzó el vicealcalde.
—Disculpe, vicealcalde Willard—interrumpió la misma mujer rubia de hace rato. —Capitán Man aquí tiene su agua.
—Ha si, muchas gracias—sonrió Ray.
Capitán Man bebió un sorbo, pero inmediatamente lo escupió en dirección a Kid Danger.
—¡Santo cielo! —exclamó girando para mirar a la rubia. —¡El agua está ardiendo!
—Dijo que lo sorprendiera con la temperatura así que la puse en el microondas—mencionó.
—Ella es Casey, mi sobrina—presentó el vicealcalde.
—¡Me quitaron mis tijeras!
—Las rubias y su locura—susurró Hope mientras la rubia abandonaba la oficina.
—Así que vicealcalde, ¿de qué asunto quería hablarnos? —inquirió Ray.
—Bueno, resumido corte de presupuesto—informó.
—No le entendí—Hope frunció su ceño.
—Verán, chicos. La ciudad de Swellview tiene poco dinero.
Henry río.
—¿Qué? ¿Por qué Swellview no tiene dinero? —cuestionó confundido.
—Dos palabras: el nuevo ferrocarril.
—Esas son tres palabras—lo corrigió la castaña confundida. —Usted es muy malo contándolas.
—El nuevo proyecto ferroviario le cuesta los contribuyentes diez millones de dólares—explicó.
—¿Qué? —se sorprendió Kid Danger.
—¡Lo sé! Es absurdo, ¿no? Como sea, lo haremos—anunció el adulto de cabello blanco. —Así que significa que tendremos dinero para otras cosas. Como luchar contra el crimen. Por eso recortaremos su presupuesto al noventa, por cierto.
—¿¡Qué!?
—¿Noventa? —preguntó Ray, incrédulo.
—¿Por ciento? —terminó Henry por él. —¿Qué está diciendo?
—Dice que nos quitará casi todo el dinero que nos da la ciudad—explicó Ray. —Que necesitamos para continuar nuestra operación contra el crimen.
—Wow, wow, hay buenas noticias también—señaló el adulto. —Les conseguí dos boletos de nuestro nuevo ferrocarril.
Hope tomo un boleto molesta y lo tiró al suelo.
—¿A mí que me importa su ferrocarril? —se enojó. —¡Nadie quiere usarlo!
—¡Bien! Porque estará listo hasta el dos mil cincuenta y nueve. ¡Ja! Estaré muerto para entonces.
—¡Me largo de aquí! —grito la castaña alejándose. —Me hacen combatir contra el crimen y ni siquiera me pagarán por ello, ¡que se jodan!
Abandonó la oficina más molesta que cuando había entrado, definitivamente no sería su día y estaba en lo correcto.
*****
Hope estaba sentada a un lado de Jasper mientras miraban a Ray quien había ordenado una reunión para hablar sobre algunos cambios que habría en la capi-cueva por el corte de presupuesto.
—Bien, comencemos—dijo Ray. —Hoy en la capi-cueva estaremos hablando de cortes de presupuesto, ¿qué significa?
Charlotte alzo la mano.
—Que cortaron el presupuesto—responde de manera obvia.
—Si y como la ciudad de Swellview no va a darnos dinero suficiente para combatir el crimen, vamos a tener que hacer cambios por aquí—informa Ray.
—Uh, uh, muéstrales lo que me hiciste hacer a la máquina—pide Schwoz.
—¡Estaba a punto de hablar de eso! —exclama Ray molesto. —¡Agh! —todos lo miraran esperando que continúe. —La máquina de golosinas ya no es gratis, como voy a demostrarles.
Ray coloca su mano sobre la pantalla y en voz alta pide un pastel de atún mostrando cómo la máquina repite sus palabras agregando que cuesta 15 dólares.
—¿¡Quince dólares!?
—¡Por favor, Ray!
—¡Muerto de hambre!
Gritaron los chicos incrédulos.
—Bueno, así es esto. No tenemos dinero para que los empleados coman gratis—dijo el adulto y Hope alzó su mano, pero Ray no la dejó hablar. —¡Eso te incluye, Smith!
La mencionada bufó molesta.
—Ahora, siguiente—Ray cambió la diapositiva. —Ir al baño aquí ya no será gratis.
—¡No puede ser!
—¿¡Qué!?
—¿Eso es legal?
—Ándate a la m...
Henry colocó la palma de su mano sobre la boca de Hope impidiendo que terminara la oración.
—¿¡Va a costarnos hacer pis!? —inquiere Charlotte ignorando a sus dos amigos.
—Pues sí, cosas como el agua, papel de baño y el queso cuestan dinero—recordó Ray.
—Bueno, ¿y quién come queso en el baño? —preguntó Henry cruzado de brazos.
—Eso es lo que quiero saber—contestó Ray.
Los cinco individuos voltearon a ver a Jasper quien lucía asustado antes de dejar caer sus hombros, ya había sido atrapado.
—Soy raro porque me gusta comer queso en el baño—dibujo comillas en el aire.
—Escuchen, si de verdad queremos ahorrar un poco porque no Schwoz deja de usar nuestro dinero del presupuesto para comprar cosas que son para él.
—Si, Schwoz, usas la tarjeta de la compañía para tu uso personal.
—No, yo no hago eso—negó Schwoz.
Charlotte puso los ojos en blanco.
—Ha, no me digas—ironizó y le arrebató el iPad a Ray. —Bueno, entonces, ¿por qué no veo las cosas en las que gastaste el dinero el mes pasado?
—No, ¿por qué estás siendo mala conmigo?
—Muy bien, el mes pasado Schwoz pagó trescientos cincuenta dólares para una membresía de un gimnasio llamado "de gordo a flaco".
—Lo necesito para tener grandes músculos.
—¿Y cómo nos puedes ayudar estando en un gimnasio? —cuestionó Henry.
—Bueno, ¿qué tal que tú y Ray son capturados? Quizás tenga que entrar en acción—dijo Schwoz.
—Para eso tenemos a Hope—recordó Ray cruzado de brazos.
—¡Por favor! Hope salvaría primero su trasero antes que a nosotros—refutó Henry y Ray ladeó la cabeza.
Y estaba en lo cierto y si hasta ese momento no había ocurrido era porque Hope no había estado en peligro anteriormente. A pesar de que muchas personas la consideraban una heroína, en realidad ella no se veía así. Si bien le gustaba salvar vidas, estaba dispuesta a dejar morir a cualquiera si la suya propia estaba en riesgo.
—Muy bien, ¿y cuantas veces has ido a ese gimnasio que dices? —continuó Ray con el tema.
—No lo sé... una vez.
—¡Agh!
—¿Y eso cuándo fue, Schwoz? —inquirió Hope mirándolo fijamente.
—Mañana—respondió en voz baja.
—¡Agh!
Después de quejarse, Ray se levantó de su silla.
—¡Muy bien, Schwoz! Vas a pagarnos todo lo que has gastado para ti.
—¡No! No tengo valores bancarios para pagar.
—Consigue otro trabajo.
El hombre abrió su boca indignada.
—¿Qué hay de Hope? —cuestionó con el ceño fruncido.
—¿Qué pasa con ella?
—Schwoz, cierra la boca—demandó la castaña poniéndose de pie y mirándolo amenazante.
—Ella también gasta—anunció Schwoz rápidamente. —¡Se compra libros!
—¡Hope! —la señaló Ray. —¿Tú por qué necesitas de MI dinero? Tú papá es millonario.
—¡Es que, papá dice que gasto mucho y me canceló las tarjetas! ¡Además, si Schwoz puede usarlo, yo también!
—Vas a devolver ese dinero también—indicó seriamente.
Hope tensó la mandíbula y observó a Schwoz enojada, el hombre gritó y saliendo corriendo mientras la chica lo perseguía por toda la capi-cueva y los demás los ignoraban.
Era normal para todos que Schwoz y Hope peleara hasta por respirar.
—¡Auch! ¡Hope, utilizó sus poderes!
—¡Smith, no se usan los poderes aquí! —gritó Ray. —¡No es una pelea justa para Schwoz!
—¡Cállate anciano!
*****
La pelea entre Hope y Schwoz había terminado, dejando al último congelado por dos horas y obligando a la chica a devolver el dinero que había gastado para su uso personal, queriendo o no. Ray dio estas indicaciones.
Vestía con un elegante traje negro resaltado por unos guantes con muñequeras doradas, que combinaban a la perfección con el cinturón.
Se dirigieron a una casa donde vivían diversas personas y se requería ayuda de urgencia.
—Muy bien aquí estamos—habló capitán man entrando a la residencia.
—Tranquilos, todos cálmense—pidió Henry.
—¡Miren, son capitán man, fire girl y kid danger! —exclamó un hombre moreno.
—Muchas gracias por venir—agradeció una mujer que se acercó junto a el hombre.
—Por favor, nuestra hija está en el árbol—indicó el hombre moreno.
—¡Ayuda! Bájenme.
—Kid, por qué no vas y escalas el árbol, tomas a la niña y la bajas.
—Si señor estoy en eso.
—Tranquilo Kid Danger tendrá a su hija aquí en unos minutos—mencionó capitán man.
—Muchísimas gracias.
—Mil gracias, capitán man.
—Y mientras tanto...—comenzó Hope. —Si gustan preparemos la cuenta.
—¿La... la cuenta? —preguntó la mujer con el ceño fruncido.
—Mhm, ahora veamos, condujimos hasta aquí y fue un viaje de once kilómetros—enumeró Ray.
—Espera, ¿nos cobran dinero?
—¿Por rescatar a nuestra hija?
—Pues si—contestó Ray. —Le pagan al jardinero cuando arregla su jardín, ¿cierto? Le pagan a la niñera por cuidar a su hija.
—Entonces, ¿por qué se quejan de pagar a los superhéroes por salvar la vida de su hija? —indagó Hope incrédula.
—Escuchen, no vamos a pagarles por rescatar a nuestra hija.
—Claro que no.
—Oh, ¿en serio?
—Bien, va para abajo—avisó Henry.
—No, no kid, espera—intentó detenerlo fire girl, pero Henry ya había lanzado a la niña quien se estrelló contra el suelo.
Los padres corrieron a socorrer a su hija mientras kid danger bajaba del árbol.
—Muy bien, terminamos aquí.
—Por supuesto que no—dijo Ray.
—¿De qué hablas?
—Se niegan a pagar—le respondió Hope a Henry.
—Así que pondremos a la niña de nuevo en el árbol.
—¿¡Qué!?
—Vamos, Ray—intentó Hope tomarlo del brazo. —No puedes hablar enserio.
—¡Niña! De vuelta al árbol.
Hope se quedó sorprendida cuando Kid Danger fue hasta el árbol y lo escaló para devolver a la niña. Intentó vagamente detener a Ray, pero este se negaba rotundamente: estaba decidido a regresar a la niña al lugar donde la encontraron.
*****
Hope, Henry y Ray bajaron por los tubos al regresar de su misión y la castaña se quejó al sentir que su traje negro comenzaba a quemarle la piel, la temperatura en la capi-cueva era terrible.
—¡Ay vaya, hace calor aquí! —exclamó Henry.
—Si, bueno, acostúmbrense.
Schwoz grito al ver al animal que sostenía Ray en sus manos y corrió hasta Jasper quien estaba en un contenedor de basura el cual estaba lleno de hielos mientras un pequeño ventilador le daba aire.
—¿Por qué traen un lagarto? —cuestionó aterrado.
—Porque entró al patio de la primaria de Swellview—indicó Henry.
—Si, y adivinen quien lo tuvo que capturan—habló Hope acalorada.
—Nosotros—continuó Henry. —Y luego Ray les cobró a los niños once dólares por sacarlo.
—Pedía más, pero era lo que tenían.
—¿Y por qué lo trajeron aquí? —preguntó Schwoz.
—¿Por qué no lo llevaron a control animal?
—Porque no hay control animal—respondió Hope.
—El vicealcalde corto su presupuesto también—dijo Ray.
—Chicos, por favor no dejen que me coma—mencionó Charlotte.
Hope abrió sus ojos con sorpresa al ver su estado y camino hasta ella. Estaba toda sudada, hacía muecas y tocaba su estómago con dolor, le preocupo la chica morena.
—¿Char? —se colocó de cuchillas frente a ella. —¿Qué sucede? ¿Qué tienes?
—Comí carne mala—respondió con dificultad. —De la máquina de comida.
—¿Por qué la máquina tiene mala carne? —inquirió Henry confundido.
—Porque Ray me dijo que la llenará con la carne más barata—explicó Jasper.
—¿Y de cuál compraste? —preguntó seriamente Henry.
—Caduca.
—¿¡Qué!?
—¿¡Qué le hiciste!?
—¿¡Estás loco!?
Jasper señaló a Ray inmediatamente.
—¿Enserio, Ray? ¿Esto haremos ahora? —cuestionó Henry. —¿No usáremos aire acondicionado, vamos a cuidar lagartos, quitarles dinero a niños, comer carne podrida?
—¡Agh! ¡No! —exclamó Charlotte retorciéndose de dolor.
—¡Es todo! ¡Suficiente! —grito capitán man pateando la mochila de Schwoz.
—¿Suficiente qué? —Hope miró a su tío.
—¡Ya no soportó más esto! Iremos al centro, entraremos a la oficina del vicealcalde y le diremos que nos devuelva el presupuesto o si no, o si no...
—¡Podremos un lagarto en sus pantalones! —exclamo Henry.
—¡Podremos al lagarto en sus...! ¿Que?
—¿Qué dijiste? —se burló Hope mirando a Henry.
—No lo sé, estoy cansado, hace calor—murmuró moviendo sus manos. —Hace mucho calor—miró a Ray. —Déjalo en el suelo, vámonos, vámonos.
Hope se río y los miró a ambos.
—Me quedaré para cuidar de Charlotte—anunció y ambos asintieron antes de marcharse.
*****
Hope estaba en su habitación leyendo tranquilamente, después de que capitán man y kid danger se fueran de la capi-cueva, ayudó a Schwoz para que le diera un remedio a Charlotte, claro no confiaban en las cosas que ofreciera el hombre, pero no creían tener otra opción.
Y después acompaño a su amiga hasta su casa y ella volvió a la suya para no tener que estar friéndose en la capi-cueva con el calor que tenía aquella.
Al menos en su casa estaba cómoda hasta que recuperarán el presupuesto original.
Leves golpes en su ventana llamaron su atención y se encaminó hasta ella para abrirla observar a Henry quien trepaba un árbol. Hope retrocedió para dejarlo entrar mientras le sonreía levemente.
—¿Y?
—Recuperamos el presupuesto más un diez por cierto y un buen bote—respondió el joven.
Hope suspiró con alivio.
—Bien, es bueno.
—¿Y Charlotte? ¿Cómo está?
—Bueno, Schwoz le dio un remedio y espero que se mejore pronto—respondió sentándose en el borde de su cama. —Y la lleve a su casa para que descansara.
Henry asintió ligeramente.
—Ahora, ¿puedo saber qué haces aquí, Hart? —indagó la castaña mirándola curiosa.
El joven rasco su nuca nervioso y se río.
—Bueno, yo...—comenzó nervioso y suspiro. —Quería invitarte al cine. Hay una nueva película, y quería verla contigo—habló pasando saliva. —Pero si no quieres podemos ir caminar o tomar un helado, o...
—Tranquilo, Hart—lo cortó la castaña divertida. —Me gustaría ir, de verdad. Pero mi padre quiere cenar conmigo y no puedo fallarle.
Henry asintió algo decepcionado y sonrió levemente para ocultarlo.
—Aunque si quieres, puedes quedarte a cenar—ofreció Hope mirándolo. —Mi padre es algo molesto, pero creo que lo soportarás.
—Suena bieeen.
Hope soltó una risita y negó con la cabeza ligeramente, mientras Henry la observaba en silencio. ¿Desde cuándo le resultaba tan atractiva Hope? ¿Siempre había sido tan hermosa? Quizás sí, pero en ese momento comenzaba a notar los pequeños detalles.
Sus ojos azules recordaban al color del mar y del cielo, aunque brillaban mucho más intensamente. En ocasiones, cuando el sol se reflejaba en sus iris, el azul resultaba deslumbrante y él no podía apartar la mirada de ellos.
La luz iluminaba sus ojos de forma especial cuando algo capturaba su atención o le atraía, haciéndolos resplandecer ante su mirada.
Además, tenía diminutas pecas distribuidas sutilmente alrededor de su nariz, apenas perceptibles para la mayoría, pero notables para él. Aunque nunca tuvo la oportunidad de contarlas como hubiera deseado en muchas ocasiones.
Su melena castaña caía grácil sobre sus hombros, ondeando al compás del viento. El sol le otorgaba un tono claro y sedoso que realzaba su belleza.
Destacaba por tener una nariz menuda y facciones finas y delicadas. Sus labios eran naturalmente delgados y rosados, con un volumen mínimo que los hacía sumamente atractivos. Le encantaba observar el rubor rosado de sus redondeadas mejillas cuando él la ponía nerviosa y ella intentaba ocultarlo agachando la cabeza.
Ante los ojos de Henry Hart, Hope Smith era totalmente perfecta.
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