05. san valentín
DISCOVERING FEELINGS.
act one ♱ season four !
SEMPITERNAL, FIVE CHAPTER.
ACT ONE ! 𝟬𝟬𝟱, VALENTINE.
Estaba observando mi teléfono mientras bajaba por los tubos junto a mi compañero de crimen, mi tío se encontraba bajando por el tubo libre. No le preste atención a nada a mi alrededor dado que no tenía porqué, así que solo me dedique a mirar mis redes sociales mientras escuchaba a risa de mi tío y Henry Hart, lo más probable era que estuvieran hablando puras tonterías que a mi no me interesaban, de hecho creo que a nadie le interesaban.
—Hola, hola—saluda Charlotte y alzó la mirada al escuchar su voz, la morena esta frente a nosotros con una sonrisa de lado, pero su ceño se encuentra un poco fruncido, como si estuviera esperando una explicación por nuestra parte y creo que tiene que ver con nuestra reciente misión.
—Hola, lottie—beso su mejilla y le doy una sonrisa.
—Hola, Charlotte—dice Ray.
—¿Qué hay, Char?
—¿Y? ¿Qué paso? —inquiere curiosa.
—Bueno... llegamos al parque, ¿no?
—Y había un montón de niños jugando en la caja de arena—cuenta Henry.
—Estaban en la arena—dice Ray.
—Si, ya dije eso.
Revoloteó los ojos acercándome al sillón giratorio.
—El punto es, que nadie había notado que había un nido de escorpiones justo abajo de la arena—explicó tomando asiento.
—¿Escorpiones? —cuestiona Charlotte sorprendida.
—Si, están sobre ellos y los niños se volvían locos—dramatiza Herny.
—¡ESTÁN EN MI CARA! —grita Ray.
Ambos comienzan a dramatizar la situación porque las cosas no pasaron del todo así.
—Luego tomamos una manguera...—inicie.
—Una muy grande—intervine Henry.
—Y solo, los mojamos con agua para quitárselos—termina Ray.
Los tres nos reímos después de eso.
La alarma de la capi-cueva comienza a sonar y Charlotte avisa que es Jasper quien llama.
—Hola, ¿qué pasa? —pregunta Charlotte.
—Oigan, soy yo Jasper.
—No me digas—finjo sorpresa. —Creí que eras el vagabundo al que le di diez dólares anoche—ironizó y los demás ríen. —Sabemos que eres tú, podemos verte, genio.
—Bien, oye Henry—lo llama Jasper.
—¿Qué pasa, amigo? ¿Necesitas algo?
—Tu hermana está aquí—anuncia.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué quiere?
—No lo sé—responde. —Le dije que estabas ocupado y se enojó y dijo que no se iría hasta hablar contigo.
—¿Seguro que se enojó?
—Claro, mírala caminando enojada—muestra a Piper caminando de un lado a otro, enojada mientras bufaba.
—Mira, dile que la veo en casa antes de irme a Nueva York—indica Henry.
Oh si, se iría creo que el fin de semana, según lo que mencionó iría a hacer cosas importantes. También sé que le pidió a Babe que le enseñará un poco la cuidad ya que ella es originaria de allá.
—¿Te vas a Nueva York? —cuestiona Ray.
—Si, el fin de semana.
—¿Por qué?
—Porque no necesitas saberlo.
Me reí y fui nuevamente a sentarme al sillón mientras terminaba mi bebida y escuchaba como Piper se negaba a irse de la tienda hasta hablar con su hermano mayor.
—Muy bien, Kid. Mejor sube y deshazte de tu hermana—ordenó mi tío.
—Muy bien, está bien—acepta Henry caminando hasta el ascensor. —Vuelvo enseguida.
Volví a mi teléfono buscando un plan para hacer el fin de semana ya que mi padre nunca está en casa por su trabajo y no quiero estar todo el día encerrada en casa y menos en San Valentín.
Y jamás vuelvo a pasar un fin de semana con Schwoz y Ray. La última que lo hice, pasé dos días en la cárcel... ni siquiera yo misma se cómo.
Alce mi mirada cuando escuche el grito de Charlotte.
—¿Qué? —preguntó mirándola.
—En tu espalda—señala a Ray. —¡Un escorpión!
Mi tío da varias vueltas tratando de mirarse así mismo lo cual resulta imposible.
—Deja de moverte—ordene poniéndome de pie.
Me paró detrás de él y con mi aliento de fuego intento hacer algo, pero lo único que obtengo es un grito por su parte.
—¡Hope!
—Perdón—me disculpó avergonzada.
Intentó con el aliento de hielo y sonrió al ver que congele su cuerpo completo.
—Podemos dejarlo así—sugiero mirando a la morena. —Solo unas horas.
Charlotte niega y bufo descongelando a mi tío.
—Tengo una mejor idea—dice.
Charlotte toma un arma y comienza a golpearlo repetidamente mientras mi tío se queja y cae al suelo, me río al verla.
—Ya—ordena mi tío. —Gracias, ¡seguro ya está muerto! Tranquila.
Charlotte se detiene y mira a todos lados asegurándose de que sea verdad.
Minutos más tarde estamos viendo la pantalla mientras observamos como Piper y Henry pelean en la parte de arriba.
Son hermanos muy molestos.
Agradezco no tener uno.
—Agh, ¿cuánto lleva arriba? —inquiere Ray mirando su reloj.
—Cinco minutos—conteste robándole palomitas.
—Pues se sienten como seis.
Charlotte y yo lo miramos raro.
Echo la cabeza para atrás cuándo los escucho de nuevo, ¿es que no se cansan de pelear todo el tiempo? En lugar de hermanos parecen perro y gato, todo el día, a toda hora pelean esos dos.
—Bien, tuve suficiente—indica mi tío. —Hope, ven conmigo.
—¿Yo por qué? —me quejó.
—Porque si la rubiecita esa me irrita solo tendrás que congelarla—señala de manera obvia. —Como lo hicimos con Charlotte hace una semana.
Le hago una seña para que se calle.
—¿¡Qué!?
—Está bromeando—me río nerviosa mirando a la morena mientras subo al ascensor. —¡Nos vemos! —una vez dentro del ascensor golpeó el hombro de mi tío. —Dijimos que eso sería secreto.
—Se me escapó.
Niego y minutos después estamos en la parte de arriba para callar a los hermanos Hart o al menos intentarlo. Cuando llegamos Henry y Piper están frente al otro gritándose.
Ray grita llamando su atención, pero al tener la boca llena de palomitas no entiendo nada de lo que dice.
—No quiero escuchar discusiones en esta tienda—demanda.
—Bien.
—No eres mi jefe—réplica Piper.
Ray tira las palomitas que tenía en su mano al suelo dramáticamente mientras observaba a la rubia y la señala.
—Eso es cierto, pero soy el jefe de tu hermano Henry, y como están relacionados directamente y vía propiedad transitiva expos fatos mientras estes parada en esta propiedad comercial vis aviso y de hecho casi tu jefe también.
Nada de eso tenía ningún sentido.
—Piper creas un disturbio en mi trabajo—intervine Henry.
—Oh, por favor, nunca he visto a nadie trabajando en este lugar—refunfuña Piper.
—Si bueno...
—Mira a Jasper—lo señala. —Solo sentado sin hacer nada, llenándose su cara de palomitas.
—Piper, vete.
La rubia me mira y niego de inmediato mientras la señaló.
—No me metas—advierto.
—Pero...
—Pero nada, yo no quiero saber—la cortó enseguida y mira a Ray.
—Oye, tú eres su jefe—indica Piper.
—Claro que sí.
—Pues dile que cuando la linda hermana de alguien necesita ayuda para hacer un cruce lindo su hermano debería "si" y ayudarla hacer su sueño realidad.
Ray lo piensa unos minutos.
—Si, amigo, ¿qué te pasa?
—¿Qué?
—Necesita ayuda, amigo—señala. —¡Es familia, es tu hermana!
—Eres un mal hermano—le digo divertida y me mira mal.
—Lo entiendo, pero...
—¿Tienes idea de lo que daría por tener a mi hermana? —inquiere mi tío. —Pero no será así, todo por un miércoles lluvioso en Cansas, y ese trágico accidente de la granja.
Henry me mira preocupado y luego devuelve su mirada a Ray.
—Ay, vaya, ¿en serio?
—No, pero si pasa—contesta Ray y me río, sabía que solo era otros de sus dramas. —Así que deberías apreciar tener una hermana que sigue aquí respirando y no bajo una llanta de tractor en Cansas.
—¿Qué? ¿Dime en que planeta aterricé? —ironiza Henry.
—Sabes, pasas mucho tiempo quejándote sobre no querer ayudarla, pero si solo hubieras aceptado desde el primer momento ya hubieran terminado—comenté acercándome. —Piper tendría lo que quiere y tú, bueno... ya no tendrías problema.
—Escucha quiero ayudarla, pero...
—Ve a ayudarla—ordena Ray.
—No puedo, tengo que ir...
—¡Es una orden!
Henry me mira pidiendo ayuda y me encojo de hombros.
—Deberías ayudarla, Hart.
Bufo molesto antes de irse junto a su pequeña hermana deprisa. Bueno, al fin tendremos un poco de paz antes de que regresen y vuelvan a molestar como siempre.
*****
Estábamos en la parte de arriba de la capi-cueva mirando una serie que a Jasper le gustaba tanto y yo no entendía la razón del porqué, era una serie ridícula, pero había algo que me obligaba a continuar mirándola.
Las puertas se abrieron y un Henry adolorido y una Piper enojada entran al interior de la tienda.
—Henry, ¿qué te paso? —cuestionó alzando una ceja. —Te ves fatal.
—Henry, ¿estás bien? —indaga Jasper.
—No, no lo estoy—responde.
—Muy bien, dinos que paso—pide mi tío.
—Oh, te diré qué pasó, me golpearon—dice mirando a Piper. —Mucho, con la mesa y el suelo.
—¿Qué es esto verde? —inquiero quitando algo de su cabello.
—Tal vez aguacate del pan.
—Así que la animación de Piper, ¿no funcionó de verdad? —pregunta Jasper.
—Lo hubiera hecho si Henry hubiera hecho su parte.
—¿Y qué se supone que hiciera? Corrí por la habitación, tome el teléfono, dije mi línea, pero antes de que Jackson entrara una mujer enorme me tomó a través de la habitación.
Sonrió en grande.
—El poder de una mujer es increíble—murmuró y Henry me mata con la mirada.
—Bueno, y a todo esto, ¿por qué dejaste que te lanzara por el salón? —inquiere Charlotte cruzada de brazos.
—Porque no me dio otra opción, Charlotte.
—No importa, límpiate para poder regresar al café y volverlo a intentar, Henry.
—¿Estás loca? No lo haré otra vez.
—¡Tenemos que intentarlo! —exclama Piper.
—No, no es cierto. No lo hago.
—¿No lo hago? —lo miró con una ceja alzada.
—¡Era haré! ¡Todos saben que quise decir haré!
—Una pregunta—habla mi tío. —¿Por qué es tan importante tener ese cruce lindo? ¿Por qué no vas a la cafetería, te acercas a.... el chico que te gusta?
—¿Jackson Bartel?
—Está bien, él y le dices "hola, Jackson, me llamó..."
—¡Piper! —exclama indignada.
—Piper—repite Ray. —Mi nombre es Piper y de verdad me gustas, así que ¿qué opinas de eso?
—Tío no inventes—le digo divertida. —Eso no funcionará nunca.
—Excepto para los viejos—dice Piper.
—Oye no soy viejo.
—¡Oh, claro! ¿Cuántos tienes? ¿Cómo treinta?
—No, no tengo... si, si tengo como treinta—murmura.
—No importa, dile a Henry que me ayude y ustedes ayúdenme a pensar en un nuevo plan.
—Estoy fuera—digo de inmediato.
—Yo también—se une Henry.
—¡Por favor! —exclama la rubia.
—Mira, Peiper sé que tienes como siete y crees que lo sabes todo...
—Soy Piper y tengo doce—lo corrige.
—Me da lo mismo, voy a mostrarte que el amor joven puede empezar con algo simple como un buen, "mucho gusto, ¿cómo estás?"
—Si intenta eso—apoya Henry.
—No va a funcionar—me burló.
—No lo sabes—réplica Henry.
—Si lo sé—me molesto. —No va a funcionar, nunca funciona.
—¿Y tú cómo sabes? —inquiere frunciendo el ceño. —Nunca has tenido novio.
—¿Cómo sabes qué no?
Su ceño se frunce más.
—No has tenido novio—afirma seguro. —De ser así, lo sabría.
—No lo sabes todo de mí, Hart—me enojó.
—Claro que sí.
—Claro que no.
—Que sí.
—Que no.
Seguimos peleando por ver quien tiene la razón y claro que soy yo porque si he tenido novio solo que él ni nadie sabe de ello. Me gusta que las cosas sean sólo mías... me gusta tener una vida privada.
—¡Cállate, Hart!
—¡Cállame, Smith!
—¡Eres odioso!
*****
Desde aquella pelea no he hablado con Henry, básicamente terminé confesando que, si había tenido novio, él se enojó por una razón que no comprendo y bueno tenía que irse a Nueva York a pasar el fin de semana.
Las cosas estaban algo tensas, esperaba que después de que volvieran todo siguiera con normalidad.
Me tire encima de mi tío quien se quejó e intento apartarme, pero me reí cuando no pudo. Con mi telequinesis atraje el marco de foto que estaba en su mesita de noche y la miré fijamente.
Mi tío estaba riendo mientras abrazaba a una mujer castaña, quien también reía y su melena le cubría un poco el rostro.
—¿Quién es? —cuestione señalando a la mujer y sentándome en la cama.
—Tu madre—responde.
—La tuya—le digo y me mira mal al mismo tiempo que me arrebata el marco de las manos.
—No, tonta, es tú madre—aclara poniéndola de nuevo en su lugar. —Esa foto fue tres días después de que me confesara que estaba embarazada.
—¿Recuerdas el día? —inquiero curiosa.
—Claro que sí, fue el día en que supe que iba a nacer el pequeño motivo por el cual sigo de pie—confiesa y sonrió en grande. —Esa foto la tomo tu padre.
—¿Mi padre tomando fotos? Imposible.
Se ríe.
—Antes era diferente—admite. —Reía, jugaba, bromea conmigo, éramos buenos amigos hasta que... bueno, ya sabes—susurra. —Cambió mucho, su mirada ya no era la misma de antes, ya no brillaba, dejo de sonreír y se volvió amargado... como si toda felicidad se le fuera arrancada.
Lo miró y tiene la mirada perdida, aún le duele hablar de ello.
—¿Por qué te odia tanto? —pregunte curiosa.
Toma un largo suspiro.
—Algún día te lo contaré—me dice con una sonrisa triste. —Pero tiene todo el derecho de hacerlo, créeme.
Quiero preguntarle porque, pero opto por no hacerlo así que me despido y abandonó su habitación para regresar a mi casa, pero me encuentro con Schwoz comiendo palomitas así que me quedó con él un rato.
Schwoz me ofrece de su espagueti el cual está en un balde y niego de inmediato mientras su teléfono suena.
—¡Henry! —exclama con una sonrisa cuando contesta. —¿Qué tal, Nueva York?
—¡Schwoz, estoy en un auto fuera de control y voy a morir! —exclama. —¿Cómo detengo esta cosa?
Miró a Schwoz preocupada.
—Haber, tienes que abrir el panel frontal que está en el tablero—indica Schwoz despreocupado.
Escucho como Babe y Henry hablan sobre porque la chica lleva una cuchara en su bolso, ¿quién lo hace?
—Schwoz, listo ya lo abrí—dice Henry del otro lado del teléfono. —¿Ahora qué?
—Ahora busca un cable rojo.
—¿Uno rojo? Oye, hay muchos cables rojos, ¿cuál elijo?
—El que se vea más bonito—contesté riéndome.
—No es momento de chistes, Smith—me regaña y revoloteó los ojos.
Se escucha mucho disturbio con ellos y me preocupo hasta que finalmente parece que están a salvo.
No quiero escuchar, pero es imposible hacerlo cuando la llamada sigue y Henry le da explicación a Babe de porque fue con Valeri y esa situación que no entiendo porque no se qué pasó allá.
—Y aquí estoy—habla Henry con una risita nerviosa.
—Si, hola tú—murmura Babe.
—No se abre—dice Henry y deduzco que habla de la puerta.
—Oh si, la mía tampoco—susurra la chica.
Esto es un tanto incómodo e intento colgar, pero Schwoz me manotea y lo miró mal, no quiero escuchar lo que sea que pase con ellos.
—¿Te cuento algo raro? —pregunta Henry
—Si.
—Me muero de hambre.
—Oh, oye...
—¿Qué? ¿Qué es?
—¿Quieres compartir mi barrita de granola? —ofrece Babe.
—Claro que sí. Y oh wow, mira esto, mira lo que hay aquí. Una botella de agua gratis. Todo listo.
—Lo siento sed tu pierdes—se ríe Babe.
No escuchamos nada por unos minutos y suspiro mirando mis manos, ¿por qué siento que la respiración me falta?
—Mira esto, una rosa roja—comenta Henry.
—Ah si, tal vez alguien la olvido en el auto hace un rato.
—Feliz día de San Valentín—escucho que dice Henry y cierro los ojos.
Experimento una sensación incómoda... quizás, ¿dolor? ¿Ira? Que se yo, solo sé que no me agrada sentirme de esta manera. He presenciado en varias ocasiones a Henry con chicas, demasiadas ocasiones, pero jamás antes había experimentado lo que siento ahora.
Mi respiración se acelera y hago todo lo posible por convencerme de que no es nada... no debería molestarme que él este con Babe, Henry tiene todo el derecho, pero entonces, ¿por qué lo hace? ¿Por qué me molesta tanto que se haya ido?
—Feliz Día de San Valentín—dice Babe con voz suave.
Endurezco mi mandíbula al escuchar su voz...
—Feliz Día de San Valentín—interrumpe Schwoz, y en lugar de enfadarme, me causa cierta alegría, me complace que su momento se haya visto interrumpido o algo así, no debería, sé que está mal.
Debería alegrarme por Henry, pero simplemente no puedo.
Siento que esta vez es diferente, no puedo regocijarme porque está con otra chica y creo que Henry... no, no puede ser.
Somos amigos, compañeros de trabajo, pero ahí se acaba. No pasa ni pasará nada entre nosotros. Así es como deben ser las cosas.
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