XXVII.

La cima del Empire State se ilumino de color azul. El Olimpo estaba a salvo.

Los dioses pusieron manos a la obra para restaurar la sala del trono, cosa que resultó asombrosamente rápida con doce seres sobrenaturales trabajando al mismo tiempo.

La sala del trono estaba llena.

Las puertas volvieron a abrirse dejando pasar a los últimos invitados. Naruto caminaba, con uno de sus brazos sobre los hombros de Zoë, siendo ayudado. Detrás del par, la figura de Fenrir se mostraba en todo su esplendor.

- ¡Naruto!-

Percy fue el primero en gritar y correr hacía el. El hijo de Poseidón en su trote saltó abrazando al rubio, tirándolo al suelo. Los demás campistas le siguieron el juego, saltando al piso abrazando a Naruto, como una enorme familia.

- ¡Me aplastan! ¡Aún no me cure del todo!- protestó Naruto.

Y aquella queja solo desato las risas de los semidioses, y con ellas, la risa de Naruto.

El rey del Olimpo tosió un poco interrumpiendo el momento. Los campistas dejaron de reír un poco y se pusieron en posición firme viendo a los dioses.

Zeus se puso a dar un largo discurso sobre la bravura de los dioses, pero la mayoría no le hacía caso.

- En cuanto a mis hermanos- dijo Zeus-. Estamos agradecidos- se aclaró la garganta, como si no le acabaran de salir las palabras-. Hum, agradecidos por la ayuda de Hades-

El señor de los muertos hizo un leve gesto con la cabeza. Mostraba una expresión engreída, tenía derecho. Se lo había ganado. Le dio unas palmaditas en el hombro a su hijo Nico. A éste se lo veía más feliz que nunca.

- Y naturalmente- prosiguió Zeus, aunque parecía que le estuvieran quemando los pantalones-. Debemos... eh... darle las gracias a Poseidón-

- Perdona, hermano- dijo el aludido-. ¿Cómo has dicho?-

Naruto y Percy ahogaron una pequeña risa.

- Debemos darle las gracias a Poseidón- refunfuñó Zeus-. Sin cuya ayuda... habría sido difícil...-

- ¿Difícil?- repitió Poseidón con aire inocente.

- Imposible- dijo Zeus-. Imposible derrotar a Tifón-

Los demás dioses rompieron en murmullos de asentimiento y golpearon el suelo con sus armas en señal de aprobación.

- Dicho lo cual- continuó Zeus-. Ya sólo nos queda dar las gracias a nuestros jóvenes héroes semidioses, que tan bien han defendido el Olimpo... más allá de que mi trono haya sufrido algún que otro desperfecto-

Las primeras en pasar fueron Zoë y Thalia, bajo la mirada de todos.

Zeus prometió que ayudaría a cubrir las bajas que se habían producido en las filas de las cazadoras. Y con ayuda de Hades, las cazadoras caídas no cairian en el olvido, llegando a los Campos Elíseos.

Hicieron una leve reverencia a todos los dioses y marcharon hacía sus lugares.

Y en ese mismo momento, Artemisa se dio cuenta que su teniente había elegido que camino tomar. Thalia llego cojeando hasta su lugar, junto a Artemisa. En cambio, Zoë, regreso a un lado de Naruto.

Thalia al ver esto, puso una pequeña sonrisa mientras negaba con la cabeza levemente. Realmente estaba contenta por su amiga.

Artemisa agacho la mirada cambiando la expresión en su rostro. Sabia que pasaría. No todo era eterno. Aquello que sentía ahora mismo, ¿sería lo mismo que sienten los padres cuando sus hijos se van de casa? Zoë había abierto sus alas para volar a otro lugar.

La mirada de Artemisa gano cierto brillo. Sus ojos solo observaban como Naruto y Zoë charlaban, pero lo más destacable, era la sonrisa enorme en el rostro de la chica.

Artemisa sonrió de forma maternal.

- Parece que tengo nueva teniente- exclamó la diosa poniendo una de sus manos en el hombro de Thalia.

- Eso parece- contestó la hija de Zeus.

Solo hacía falta ver la mirada y sonrisa de Zoë. La cazadora, ex-cazadora ahora, se había entregado a la noche llamada... Uzumaki Naruto.

El siguiente en pasar fue Tyson. Recibiendo el titulo de general de los ejércitos del Olimpo. Le siguió Grover que cayo desmayado al ser nombrado como miembro del Consejo de los Sabios Ungulados.

Atenea interrumpió a Zeus llamando a Annabeth al frente. La hija de la diosa obtuvo el sueño de remodelar el Olimpo mismo. Siendo la arquitecta oficial de este.

Y lo siguiente dejo pasmado a todos en la sala. Percy Jackson había renunciado a ser un dios. En cambio les había hecho jurar a los dioses por el río Estigio, que todos los hijos de los dioses deberían ser reconocidos, obteniendo cabañas en el Campamento para los dioses menores. Entre otras cosas, evitando pactos, y futuros desastres.

Y cuando todos pensaron que las cosas acabarían, en ese momento, la voz de Zeus resonó con fuerza.

- Uzumaki Naruto-

Todos los murmullos se extinguieron y se hizo el silencio. Sólo se oía el chisporroteo de la hoguera. Todo el mundo fijó sus ojos en el mencionado: los dioses, los semidioses, los cíclopes, los espíritus...

Naruto camino hasta el centro y dio una pequeña reverencia.

- Haz hecho mucho por nosotros, muchacho- exclamó Zeus-. Haz cazado a gran parte del ejercito enemigo en solitario. Encargándose incluso de varios dioses menores-

Aquella revelación dejo sorprendidos a aquellos que no lo sabían.

- Los dioses te ofrecemos un don-

El semidiós se quedo callado varios segundos. Lo más importante ya lo había pedido Percy. Gracias al hijo de Poseidón, muchos semidioses llegarían al Campamento.

- Podrás convertirte en un dios por completo. Inmortal. Indestructible- exclamó Zeus tranquilo para luego poner una expresión distinta-. ¿Sabes? No me vendría nada mal tener un lugarteniente-

Todos en la sala se sorprendieron. Algunos entrecerraron sus miradas. ¿Zeus y Naruto combatiendo a la par?

El semidiós "primordial" volteó su mirada observando a todos sus conocidos.

- Acepto- contestó Naruto, sin embargo, levanto una de sus manos impidiendo los murmullos-. Acepto solo la parte de ser inmortal-

Zeus se inclino hacia adelante en su asiento. Una matiz de peligro se observaba en todo su cuerpo.

- A pesar de mi poder, sigo siendo un semidiós normal. En otras palabras, moriré de vejez dentro de 70 o 80 años- habló Naruto-. Sin embargo, conocí a una persona especial-

El chico de reojo vio a una Zoë sonrojada.

- Esa persona seguirá viva por cientos de años más, así que, no quiero dejarla sola- exclamó.

Lo único que se podía escuchar eran los gritos pequeños de Afrodita chillando de alegría. La diosa podía sentir el amor en el aire.

Los demás dioses solo asintieron con sus cabezas, estando de acuerdo con el don que pedía.

Hera tomo con fuerza el brazo de su esposo, apretandolo.

- Hazlo- ordenó la reina.

Zeus trago saliva nervioso.

- Está bien. Lo acepto, Uzumaki Naruto- dijo dando un aplauso.

Naruto dio una pequeña sonrisa y un aura oscura rodeo todo su cuerpo. La inmortalidad le fue dada.

Todos alzaron un grito de victoria.

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En un corredor del Olimpo se llevaba un encuentro muy peculiar.

Artemisa se sorprendió cuando Zoë la abrazo. Saliendo de su sorpresa, respondió al afecto.

- ¿Le he servido bien?- susurró Zoë.

- Con gran honor- respondió Artemisa en voz baja-. La más sobresaliente de mis campeonas-

La expresión de Zoë se relajó.

- Mi bendición seguirá contigo- reveló la diosa dejando ver que el aura plateada en la chica seguía brillando.

- Pero-

- Es mi regalo de despedida, mi valerosa amiga- la interrumpió Artemisa.

Zoë solo asintió mientras apretaba aún más el abrazo. Artemisa sonrió de forma maternal, y acarició lentamente la cabellera de su ex-cazadora.

- Si te llega a hacer algo, tan solo dímelo. Iremos todas por él, ¿oíste?- advirtió la diosa.

Zoë solo soltó una pequeña risa.

- Si-

En otro lugar alejados de todos, Naruto apoyo sus brazos sobre el marco de la estructura, pudiendo ver toda la ciudad.

El viento removía sus mechones rubios. Y sus ojos zafiros analizaban todo.

- Después de tres mil años, me sigue sorprendiendo el poder de la Niebla... y la ignorancia de los mortales-

Una voz llamó la atención del nuevo inmortal, que se giró para ver quien era.

- Han decidido que Tifón no ha sido más que una monstruosa serie de temporales y tormentas-

Zeus soltó una sutil risa y se pocisionó al lado de Naruto. Ambos quedando con los brazos apoyados viendo la ciudad.

Los noticiarios de todo el país solo mostraban escenas de la destrucción causada por Tifón, los restos de la batalla esparcidos por todo Manhattan, el presidente en una rueda de prensa, el alcalde de Nueva York, vehículos del ejército transitando por la Avenida de las Américas.

- El puesto de lugarteniente no era chiste- exclamó Zeus serio.

Naruto puso su atención en el Rey del Olimpo.

- Ser paranoico tiene sus ventajas. Tengo la sensación que algo peor que Cronos vendrá por nosotros, tarde o temprano-

Naruto cerro sus párpados recordando las palabras de Nyx.

Apenas comienza. Cronos y Tifón son solo el comienzo, hijo.

- Tengo la misma sensación- contesto Naruto.

- Necesitaremos...- prosiguió Zeus, con dificultad-. De tu fuerza- refunfuñó.

- Cuenta con ello-

Zeus asintió con la cabeza desapareciendo en un rayo. Y tan solo segundos después, unos pasos comenzaron a escucharse yendo hacía Naruto.

- Hola-

Zoë apareció acompañada de Fenrir. El lobo siguió su camino hasta saludar a Naruto con un lenguetazo en todo su rostro.

- Eso es asqueroso, ¿cuantas veces te lo dije?- reprendió "enojado" Naruto.

Fenrir solo bostezo sin darle importancia y se tiró al suelo, listo para echarse una siesta.

- No seas tan malo con el. Solo te demuestra cuanto te quiere- exclamó Zoë llegando a su lado.

Parados uno junto al otro, con sus hombros rozando, contemplando el cielo.

- Se termino- dijo Zoë.

- Si, todo acabo. Por ahora- exclamó susurrando lo último sin ser escuchado.

Zoë mantuvo la vista fija en los últimos rayos de luz.

- Así que... ¿una persona especial? Me pregunto quien será...- exclamó la chica.

Naruto se puso algo nervioso, mientras un pequeño sonrojo aparecía en sus mejillas.

- No me tortures. Sabes muy bien quien es-

- No tengo ni idea- respondió la chica.

El inmortal desvió su mirada y observo a Zoë reprimiendo una sonrisa.

- ¿Te estás riendo de mí?- protesto el rubio apuntándole con uno de sus dedos.

- No, no, no. Bueno, si-

- ¡No me la hagas tan difícil, mujer!-

Zoë se echó a reír de verdad y rodeó el cuello de Naruto con los brazos.

- Tendrás toda una vida inmortal para acostumbrarte-

El cerebro de Naruto hizo cortocircuito cuando los suaves labios de la chica chocaron contra los suyos.

La pareja podría haber seguido en esa postura varios segundos más, pero un grito los detuvo:

- ¡Que viva los novios!-

Percy salió detrás de una columna arruinando el momento. Detrás suyo, todo el lugar, se lleno de los campistas.

Entre vítores y aplausos, todos rodearon a la pareja, felicitandolos.

- Es extraño- exclamó Annabeth.

- ¿Qué cosa?- preguntó a su lado Percy.

Ambos miraban a todos felicitar a la pareja a varios metros frente a ellos.

- Zoë es hija de una hésperide. Y estas a la vez son hijas de Nyx- dijo Annabeth haciendo que la expresión en el rostro de Percy cambiará-. Osea que Naruto es el tío de Zoë-

- Estaba mejor sin saber eso- contestó el chico yendo a saludar a la pareja.

- ¿Qué? Tenia que decirlo- exclamó Annabeth yendo a felicitar al par.

Naruto estaba completamente sonrojado. Pero su mano seguía entralazada con la de Zoë.

Ahora, y para el resto de la eternidad.

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Varios meses después. En una cabaña en un bosque desconocido en EE.UU.

¡Slash!

El pedazo de leña fue cortado en dos limpiamente por el filo de un hacha.

Naruto se agacho tomando los pedazos para luego lanzarlos a la pequeña fogata a su lado.

El semidiós inmortal no había cambiado mucho en estos meses. Los músculos en su cuerpo parecían haber crecido varios centímetros, más allá de eso, seguía igual. Ventajas de ser inmortal.

- Tendré que llevarlo al granero- susurro el chico viendo que había cortado leña de más.

Llevaba ropas simples. Un pantalón holgado negro, y una remera corta blanca pegada al cuerpo. De calzado, usaba unas pantuflas.

Dio un suspiro algo cansado. Recién había terminado de entrenar, y ya lo ponían a cocinar.

A su alrededor era todo árboles y tierra. Un paisaje hermoso para él y su esposa. Detrás de él, una bella cabaña de dos pisos. Metros más allá, un granero, donde guardaban la leña o cosas que ya no usaban.

- Les llevo algo de tiempo- se burló Naruto.

Entre la maleza y los árboles, salió Zoë acompañada de Fenrir.

El lobo no había dejado de crecer. Teniendo ahora la impresionante altura de cinco metros.

Zoë seguía igual de hermosa que siempre. Sus pies llevaban zapatillas simples negras. Un pantalón marrón, junto a una remera negra. Encima de ella, una chaqueta de aviador color negro.

El arco reposaba sobre uno de sus hombros, demostrando que fue recientemente usado. Detrás suyo, Fenrir llevaba el cadáver de un oso adulto entre sus fauces, como si fuese un juguete.

- Fenrir lo asusto, y echo a correr- se defendió la chica llegando al lado del semidiós, depositando un suave beso en sus labios.

- Ya veo- contestó Naruto burlandose mientras señalaba a Fenrir.

El lobo solo mostró sus colmillos ante la burla.

- Parecen niños- exclamó con una pequeña sonrisa la chica yendo hacia la cabaña. Necesitaba una buena ducha.

Las copas de los árboles comenzaron a moverse de un lado para otro. Una fuerte ventisca acecho el lugar.

Por arriba de ellos, paso un buque de guerra volador.

Sesenta metros de eslora, con el casco revestido en bronce, ballestas de repetición montadas en proa y popa, un llameante dragón metálico a modo de mascarón de proa y dos ballestas giratorias en medio del barco.

Zoë llevo sus manos hacía su arco, lista para la batalla.

- Tranquila- relajó Naruto-. Siento la presencia de Percy y Annabeth-

Naruto dio un suspiro que fue captado por la chica.

- ¿Qué sucede?-

- Si ellos están aquí, es porque necesitan mi ayuda- exclamó Naruto estirando sus brazos haciendo que sus huesos truenen-. Parece ser que finalmente ha comenzado a moverse-

Los ojos rojos como el mismo averno de Fenrir brillaron por un leve segundo.

- Has estado entrenando sin descanso durante estos meses para esto, ¿verdad?- preguntó Zoë.

A lo lejos, el barco era anclado. Y varias figuras bajaban de él.

- Si- respondió con seguridad.

El grupo recién llegado se acercaba hacia ellos, siendo encabezados por Percy.

- Ha pasado tiempo- saludó Naruto con una sonrisa sentado en un tronco cortado.

- Lo mismo digo- respondió Percy.

El par se dio un apretón de manos mientras sonreían.

- ¡Los saludos para después! No tenemos mucho tiempo. Los romanos nos están comiendo los talones- advirtió un chico nervioso.

- Es verdad. Lo siento, Leo- se disculpo Percy.

- ¿Romanos?- preguntó desentendido Naruto.

- Luego te explico- exclamó Percy-. Naruto, necesitamos tu ayuda-

El semidiós inmortal se quedo callado esperando.

- Gaia se está levantando- dijo serio Percy-. Y no solo ella, también...-

- Nyx- termino de decir Naruto.

El hijo de Poseidón asintió con su cabeza en silencio.

Con Gaia y Nyx en el juego, era hora del semidiós inmortal, Uzumaki Naruto.

- ¿Me ayudas a salvar el mundo de nuevo?- preguntó Percy.

Zoë mostró una pequeña sonrisa mientras ajustaba su arco. Fenrir se levanto mostrando sus enormes colmillos. Y Naruto llevo una de sus manos hasta su collar, donde su katana aguardaba.

- Si-

Naruto levantó su mirada dejando ver unos ojos brillando de poder.

Una nueva aventura estaba por comenzar.

Fin del arco 1

Si, leyeron bien. Es el fin, pero del arco 1. ¡Este fic aún no terminará!

Sin embargo, la noticia mala. El arco 2 del fic no saldrá este año. Quiero enfocarme en mis demás historias.

Así que, el año que viene saldrá el segundo arco que concluirá con este fic.

Espero que les haya gustado todo este arco, y sus batallas. ¡Y la pareja!

Gracias por todo el apoyo. Votando, comentando y poniendo el fic en sus listas me ayudaría un montón~

¡Nos leemos en otro capítulo!

Bye-bye~

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