Trote 4
Un día más en aquella aldea. Una mañana poco convencional y con un decreto para nada esperado. JongDae había hecho público el decreto de que: todo cambia forma que estuviera solo, deberá vivir con uno de su misma especie y mismo sexo, si no se seguía tal decreto, serían expulsados (exceptuando aquellos que fueran únicos). El desayuno se volvió tenso después de aquello y la sonrisa triunfante del alfa lechuza seguía grabada en las mentes de todos los residentes.
LuHan había fruncido el ceño al escuchar tal cosa y por un momento miró preocupado a Baek que había palidecido. El mayor se mordió el labio inferior, completamente frustrado a sabiendas que el castaño no estaba en condiciones para convivir con alguien más que no fuera él. YooNa había dicho que debían ir paso a paso, que Baek fuera adquiriendo confianza poco a poco, y esto sólo estropeaba las cosas.
Sin decir anda, mirando con pena al castaño desconcertado, LuHan se retiró del comedor y fue en busca de JongDae. Ese tipo le iba a escuchar.
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Baek dejó sus platos aún con comida, pues el apetito se había ido. En cuanto Lu le dejó, la sensación de ansiedad le recorrió y sin más salió rápidamente del lugar, tropezando con algunos que se quejaban por su torpeza.
Las palabras dichas por aquél le martilleaban y parecían aumentar de volumen, causándole un dolor de cabeza fortísimo. Apresurado pasó de largo a un MinSeok alegre que había decidido saludarle al verle caminar por las calles, sus pies le estaban dirigiendo con rapidez al claro, donde había encontrado la paz la noche pasada y donde se topó con el mismo Semental negro.
Su respiración agitada, la sensación de que su corazón saldría de su pecho en cualquier instante y la voz de JongDae, parecieron cortarse al toparse con el mismo tipo que había ido la tarde anterior por las tijeras de poda. Aquel hombre miraba el cielo, sentado en el pasto, abrazando sus piernas largas, pareciendo el modelo ideal para una pintura que inmortalizara ese momento. La ligera brisa que acariciaban sus cabellos cambió de direcciones en varias ocasiones, como si el viento estuviera impaciente por que algo sucediera.
Y fue en ese instante que ambos pares de ojos, los dorados y achocolatados, se toparon. Una tranquilidad embriagadora hizo del momento, algo especial. El corazón de Baek latía con fuerza, sintiendo nervios de ser visto y con la idea de irse, pero sus pies no parecían de acuerdo, pues le llevaron hasta un costado (algo alejado) del pelinegro, sentándose en el pasto, abrazando sus piernas y ocultando en ellas su rostro.
No debía estar ahí.
No debía.
¿Qué hacía ahí?
ChanYeol se sentía intrigado por las acciones ajenas, pareciéndole mono la manera inocente en la que se comportaba el castaño y la timidez que portaba al sentarse alejado de él. Su interior parecía tener una revolución de emociones. Todas incontrolables, todas sin nombre y que le confundían en demasía. Recuerdos de momentos en los que compartió sonrisas con una mujer hermosa, aparecieron al ver a aquel chiquillo.
Al parecer, Baek no sabía que él era un cambia forma equino, pues no se comportó como la noche anterior. Una suave sonrisa dibujó sus labios algo gruesos, al rememorar el tiempo que pasó con el castaño; verle juguetear, relinchar de felicidad y perseguir una pobre luciérnaga. Fue hasta que sus ojos se encontraron que un momento mágico ocurrió. Baek se había acercado con cautela unos cuantos pasos, para después detenerse, elevando su cuello e irguiendo sus orejas. ChanYeol, dudoso y sin comprender su actuar, caminó un tramo corto, deteniéndose al ver que el otro parecía retroceder mientras agachaba un poco la cabeza en señal de desconfianza.
ChanYeol, tranquilo y con paso firme, caminó lentamente hasta el castaño que sólo había retrocedido unos tres pasos. En cuanto quedaron frente a frente, el marrón olisqueo el aire, irguiendo sus orejas y moviendo su cola de un lado a otro. Aquellos ojos brillantes y gestos dulces, encandilaron a ChanYeol que caminó otro tanto, quedando a un costado del menor y notarse la diferencia de alturas, aunque mínima.
Baek relinchó un poco en señal de advertencia. ChanYeol agachó un poco su cabeza, mirando fijamente al menor, moviendo su cola, expectante a lo que el otro haría. Grande fue su sorpresa al verle correr, yéndose hacia un costado. Con la idea de retenerle, ChanYeol le siguió y se interpuso en su huida. Nuevamente Baek se echó a correr hacia otro lado y Chan fue tras él para impedirle huir. Así estuvieron un buen rato, convirtiendo un intento de escapatoria en un juego que pronto les hacía relinchar el uno al otro. Al pelinegro le hubiera encantado poder conversar con el menor, preguntarle tantas cosas, que resolviera sus dudas, pero no estaban conectados, no pertenecían a la misma manada. Esa era la premisa que causó un revuelo al otro.
La conexión en los cambia formas equino se realizaba (si eran de diferentes manadas) cuando había confianza mutua, cuando habían pasado el ritual de su especie para considerarse cercanos: el momento que se acicalan los lomos ajenos. Hasta ese momento, podría presentarse una conexión, algo débil, pero que podía intensificarse con el paso del tiempo o si resultaban ser pareja destinada se volvía muy fuerte.
Fue un instante cuando Chan vio vestigios del amanecer que su memoria guardaría en lo más recóndito un hermoso panorama y que egoístamente deseaba nadie más pudiera ver: Baek siendo tocado por los primeros rayos del amanecer. ¿Tan rápido había pasado el tiempo?
Ese momento cuando la figura equina del castaño, quien veía el cielo aún con vestigios de estrellas, siendo tocada por rayos anaranjados y amarillos, pareciendo como si Baek fuera el sol mismo gracias al reflejo que sus crines daban, fue el que su mente se encargó de fotografiar.
ChanYeol suspiró al recordar tan buen momento, sintiéndose extraño por desear volver a ver al chiquillo, por saber si Baek sabía que él era aquel Semental negro, por entenderse a sí mismo. Años habían pasado desde la última vez que se sintió tan dichoso, tan tranquilo...
Desde aquella fatídica noche...
Con una sacudida de cabeza alejó aquellos tristes recuerdos, poniéndose de pie, llamando la atención de un aún aturdido Baek, quien le miró atento, curioso y sin saber exactamente qué pensar.
—¡Baek! —gritó LuHan, causando que tanto el castaño como el pelinegro, viraran en dirección del camino principal que llevaba hacia el claro, topándose con la menuda figura del susodicho.
El mayor se detuvo en seco, posando su mirada en el Semental para después mirar al castaño, pareciendo un chiquillo asustadizo.
Las palabras astutas de JongDae seguía retumbando en su cabeza, sopesándolas al encontrar al castaño en el claro y en compañía del pelinegro.
«Ellos son tal para cual, LuHan-nie, aunque no lo saben. Uno por lo herido que se encuentra y el otro por cerrado y cabezota. Lo que dije es para darles un empujón, créeme. Nunca haría algo así sabiendo que causaría un daño para alguna de las partes, pero a ellos les beneficia, mires por donde le mires; aunque también se necesita incentivarlos. Anoche les vi interactuar y me temo que BaekHyun desconoce que, con quien estuvo jugueteando en el claro, se trata del cascarrabias e intimidante, ChanYeol.»
Para el felino le resultó impresionante saber que Baek había convivido con Chan la noche anterior, lo curioso era que JongDae los había visto. ¿Cómo pudo verlos? ¿En su forma de lechuza? ¡Pero él ya no poseía un ala!
«Es un secreto, LuHan-nie.»
Fue todo lo que respondió a su incógnita el de sonrisa gatuna, haciéndole gruñir por la inconformidad.
Baek miró sin comprender al mayor, quien seguía parado en la lejanía, preocupándole por su actitud. Con lentitud, el castaño se puso de pie y caminó hasta el mayor, captando su atención en ese momento y sintiendo alivio al ver la sonrisa cariñosa que le dedicó.
—¿Ocurre algo, hyung? —preguntó dudoso el castaño.
—Creo que tu tiempo en mi casa se ha terminado —anunció el mayor, sonriendo con pena y cariño entremezclados.
—Es p-por lo...que dijo...
—Sí —interrumpió el mayor al ver la dificultad con la que Baek parecía decir aquello —. Pero te tengo una buena noticia.
La mirada resplandeciente y alegre, desconcertaron al castaño que frunció un poco su entrecejo.
—¿Buena noticia?
—Sí, Baek —respondió sin borrar su sonrisa —. Estarás en buenas manos —añadió mirando a un ChanYeol que se había mantenido al margen, viendo la escena. Su sonrisa se ensanchó y el pelinegro mostró cierto enfado al ver aquel gesto —. Te presento a tu nuevo compañero, Chan-nie.
Baek se tensó al instante, girándose lentamente para mirar finalmente a un contrariado pelinegro.
—¿De qué cojones estás hablando? —inquirió mordaz el pelinegro, sobresaltando un poco al castaño.
—Será mejor que controles tu temperamento, Chan-nie —aseveró el mayor —. No quiero que asustes a Baek con tus desplantes de malhumor y genio.
ChanYeol miró de soslayo al castaño por breves segundos antes de bufar.
—D.O mandó a decir con JongDae que todos los cambia formas que estuvieran solos, vivieran con uno de su misma especie y mismo sexo (menos los que parecemos los últimos de nuestra especie, claro) —repitió con autoridad el mayor.
ChanYeol no pudo contener su rostro molesto.
¿Qué mierda era ese decreto?
—¿Estás viéndome la cara de estúpido? KyungSoo jamás diría algo así, además, ¿con qué propósito? No tiene sentido —replicó enfadado el pelinegro.
—Yo qué sé —atacó el mayor —. Pero es verdad.
—No pienso compartir mi casa con alguien más —dictaminó disgusto el alto.
—Entonces serás expulsado, mocoso.
—¿Cómo?
—Esa es la condición... o amenaza, como quieras tomarlo. Así que te aguantas y aceptarás en tu cuchitril a Baek, te guste o no.
—Hyung... —habló quedo el castaño, siendo pasado por alto.
—Esto debe ser una broma —dijo con ironía y una sonrisa falsa, ChanYeol.
—No lo es y te aguantas, Gigantón estúpido.
El pelinegro resopló, procesando la información, sintiéndose atacado pues su privacidad, su hogar tranquilo y hasta solitario se vería destrozado por el castaño de ojos bonitos. No entendía por qué habían decretado algo así de estúpido. KyungSoo había respetado su decisión de vivir alejado de la aldea, sumiéndose en pensamientos profundos en el interior del hermoso bosque.
—Espero que tu casa esté limpia y presentable, que hoy se muda Baek —anunció LuHan, tomando de la mano a un asustado castaño.
ChanYeol no tuvo momento para replicar pues pronto se encontró solo en aquel claro.
¡Por un demonio!
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—Hyung... —llamó Baek —. Hyung... ¡Hyung!
En ese instante el castaño se zafó del agarre del mayor quien le miró sorprendido pasando después a una disculpa muda.
—Lo siento —se disculpó el mayor.
El castaño asintió, desviando la mirada con lágrimas acumulándose en sus bellos ojos chocolate. Por un momento las memorias de seguir órdenes en silencio, de hacer lo que otros querían, de sentirse como un objeto que podían llevar y traer de un lugar a otro sin importar que él no quisiera, le hicieron enfadarse.
—¿Por qué? —inquirió en voz baja.
—¿Eh? —exclamó desorientado el mayor.
—¿Por qué no me permitiste escoger si yo quería ir con él o no? —dijo firme y mirando a los ojos a LuHan, quien tragó grueso.
—Verás...
—¿Qué acaso mi opinión no cuenta?
—Baek...
—¿Por qué pasaste sobre de mí?
—No, mira...
—¿Acaso olvidaste lo que te confesé aquella tarde?
LuHan se sintió desarmado con aquello porque sí recordaba cada palabra, cada gesto y dolor en aquellos ojos. Fue testigo de la confesión de un alma destrozada, herida por un demonio y pisoteada sin compasión. Pero en ese momento debía hacer entender algo al menor: no había otra opción.
—¿No lo recuerdas? ¿Tan poco te importó?
Los ojos cristalinos del menor estrujaron su corazón.
—No es así —respondió al fin el mayor —. Me importó y porque me importa es que no hay otra opción. Se trata de un decreto del alfa —explicó—, dictó una orden y la condición, no podemos negociar o hacer caso omiso a ello, Baek.
—De acuerdo, sé que es una orden de arriba, pero ¿por qué justamente con ese hombre?
—¿Con ChanYeol?
El menor asintió, relamiéndose los labios, nervioso.
—Él es el único de tu especie, Baek —confesó el mayor.
BaekHyun sintió el mundo detenerse y el corazón latir con fuerza.
ChanYeol era el único de su especie ahí...
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ChanYeol irrumpió con molestia la oficina de KyungSoo, quien le miró con molestia y gruñó al verse interrumpido en sus deberes.
—Ahora qué —exclamó el alfa, azotando los papeles que había estado acomodando y dándoles una última revisada.
No tenía más de una hora que JongDae había llegado a joderle parte de su mañana. Por ello, tenía una ligera idea del por qué se encontraba aquel Semental en su despacho. Todo por las ideas estúpidas que a veces el alfa lechuza hacía sin su permiso.
—¿Qué cojones con tu decreto? —habló por lo bajo el otro, formando puños con su mano.
El alfa simplemente sonrió con ironía, hiriendo un poco el orgullo del alto. Los ojos de D.O se posaron en la figura imponente de ChanYeol. Ni modo, tenía que responsabilizarse de algo que no tenía que ver. JongDae le debía una... Y grande. Ya se la cobraría.
—¿Algún problema? —atacó altanero KyungSoo.
ChanYeol enfiló más su mirada, sintiéndose sumamente molesto.
—Sí —musitó entre dientes —. Pasa que se supone que respetarías mi decisión de no compartir mi vivienda con alguien más. ¡Ése fue el puto acuerdo!
KyungSoo se encogió de hombros e hizo el amago de seguir haciendo sus deberes.
—Bueno, pues cambié de idea —resolvió con cierto veneno.
De dos zancadas ChanYeol llegó hasta el escritorio del de casquete corto, tomándole del cuello de su polera, acercando sus rostros, retándose con la mirada.
—No me vengas con mierdas así, KyungSoo.
El aludido sonrió aún más bastardo tomando de las muñecas al más alto, retirándolas de un tirón.
—No —replicó el de baja estatura —, quien no debe venir a mí despacho a amenazarme y reclamarme por algo que he dicho y que se debe cumplir, eres tú, hijo de puta. Así que, no vuelvas a ponerme una mano encima, vas a cumplir lo que decreté y te tragas tus reclamos, ¿entendiste? Ahora... ¡Lárgate de mi oficina!
ChanYeol tensó su mandíbula, mirando con odio al otro antes de retirarse azotando la puerta.
—¡Ja! Menudo estúpido —dijo al aire KyungSoo.
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Ya fue la tarde y Baek se encontraba sentado en la sala, con una valija pequeña que le había regalado LuHan. En su cabeza seguía rondando lo dicho por el mayor antes de llegar a casa a comenzar a empacar: ChanYeol era de su especie. Tenía tantas ganas de preguntarle a aquél si acaso llegó a saber de su familia. Una ligera esperanza iba creciendo sin su consentimiento.
Alguien de su especie.
—Baek —llamó suave LuHan, atrayéndolo a la realidad.
Una cálida sonrisa pudo observar y la sensación de culpabilidad por haberle reclamado algo de lo que LuHan no tenía control, le invadió inmediatamente. El mayor se puso en cuclillas para poderle mirar al rostro y su mano se posó sobre su rodilla en un gesto íntimo y de amistad.
Aquello no lo repudiaba.
—¿Ya es hora? —inquirió dudoso Baek.
—Sí, ya es hora.
Aquel día, por el decreto, casi nadie fue a cumplir sus obligaciones, percatándose que había muchos de una misma especie o con similitudes. Sin embargo, en ese lugar no había alguien más como él. ¿Acaso eso era una mala señal?
Al salir de la casa que le acogió por unos días, una sensación de vacío se instauró en su estómago. El nerviosismo de cómo sería vivir ahora con alguien de su misma especie y con quien había tenido poco contacto en los días pasados... No sabía exactamente qué esperar.
—Él no vendrá por ti, así que tendremos que ir a él —espetó LuHan suspirando un poco frustrado para después sonreírle animado —. ¡Vamos!
Emprendieron el camino por el bosque, tomando un camino que se veía más transitado que el que se tomaba para ir al claro. Ascendieron por una vereda algo empinada y con algunas piedras en el camino que les dificultaba andar.
—¿Acaso se cree Rambo? ¿Cómo carajos puede subir y bajar de su casucha tomando este camino? —se quejó el mayor, aferrándose hasta de ramas verdes de árboles o de arbustos.
Baek no dijo nada, siguió andando, apoyándose de su maleta en algún momento para no caer o resbalarse. Fueron los quince minutos (o más) más eternos de sus existencias. Fue hasta que llegaron a un camino más amigable y con flores plantadas de tal forma que guiaban hasta una casa de madera de una sola planta que se encontraba al fondo.
Los nervios de Baek se vieron omitidos al ver tan bellas plantas alzarse a los lados con bellos colores. Una sensación de paz le cubrió y hasta podía decirse que ya se sentía como en casa.
Llegaron frente a la puerta de la casa; LuHan tocó y nadie respondió. Fue así hasta que escucharon el sonido de hierbas moviéndose y unos pasos. Baek se giró para notar la figura alta de ChanYeol y cohibirse por la mirada penetrante del otro. Su aura despedía molestia y frustración, provocándole ligeros temblores en su cuerpo.
SeHun aparecía en sus memorias.
—¡Hasta que llegas, Gigante estúpido! —reclamó LuHan.
ChanYeol caminó hasta ellos, quienes se hicieron a un lado para permitirle abrir. En cuanto el más alto la abrió miró al castaño quien tragó grueso y se congeló.
—Entra —dijo con brusquedad, notando el respingo del menor.
—¡Trátalo bien, imbécil!
ChanYeol le dedicó una mirada de advertencia a LuHan, quien ni se inmutó.
—Pasa —repitió menos seco ChanYeol, viendo de soslayo al menor quien miró a LuHan en busca de alguna objeción.
—Te veré mañana en el comedor —aseguró el mayor, regalándole una sonrisa tranquilizadora.
BaekHyun apretó la manija de su maleta y se adentró con cautela a la pequeña casa que resultó ser bastante acogedora. Dio un respingo cuando la puerta fue cerrada con brusquedad y notar que ChanYeol le había cerrado en las narices a su amigo. El más alto pasó de largo a un costado suyo para ir a lo que supuso era la cocina, ya que escuchó puertas abrirse y un vaso siendo casi azotado en una superficie.
No sabía qué hacer, estaba ahí parado en la entrada observando una sala bastante sencilla compuesta por un sillón pequeño, una mesa de centro de madera, un pequeño librero empotrado en una esquina y una ventana a un costado del mueble. No había muchos decorativos, ni siquiera flores que pudieran colorear el interior. A pesar de lo acogedora que podía vislumbrarse, se sentía un poco de soledad.
Pronto ChanYeol salió de la cocina y le miró con el ceño fruncido, cohibiéndolo.
—Ya que vas a vivir aquí, ven —dijo con resignación.
Baek titubeó al momento de seguir al otro quien se perdió tras otra puerta. El castaño le alcanzó al poco tiempo, luego de observar una habitación que parecía ser la única en el lugar.
Y eso le aterró.
¿Acaso el tipo planeaba dormir con él?
No, no, no, no.
—Esta será tu habitación —habló ChanYeol, desconcertando al menor—. Yo dormiré en la sala, tengo un colchón extra.
De un armario de puerta corrediza, el más alto sacó cobijas y una muda de ropa, sin prestarle atención.
—Suelo despertar muy temprano, así como puedo llegar tarde en la noche—expuso ChanYeol, doblando una muda más y dejándola en la cama que ahí había —. Realmente no me interesa lo que hagas, no interfieras con mis cosas. El baño está ahí —señaló una puerta con su cabeza —, pero si te quieres bañar, tienes que salir. Hay un río abajo, tienes que seguir el camino que hay al salir por la cocina; no te podrás perder. Aquí soy el único que vive, así que no debes preocuparte por posibles mirones (si es que te incomoda).
En ese instante ChanYeol al fin se dignó a mirarle, posando sus grandes manos en sus caderas y con un gesto de cabeza señaló la maleta.
—¿Hay mucha ropa ahí?
Baek negó lentamente, evitando mirarlo directamente a los ojos.
—Bueno, de cualquier manera, creo que cabrá en estos cajones, ya los desocupé. Bueno, te dejo.
Sin más ChanYeol salió, dejándole solo y completamente confundido. Mucha información había recibido en menos de cinco minutos.
Iba a ser difícil vivir ahí... por lo visto.
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¡Hola!
Después de milenios vengo :'v Lo siento!! >/<
Bueno, espero les haya gustado el cap... aún nos falta algo de hsitoria y el clímax... y el epílogo xD
Oh! Tengo un aviso!!
He creado una página en FB para tener mayor contacto con ustedes, además que ahí sabrán mis tardanzas, podrán conocer nuevos proyectos míos, leerán fragmentos de fics que esté escribiendo o vaya a escribir, videos (intentos) de mis fics (los famosos trailer o booktrailer).
El link de la página lo pueden encontrar en mi perfil. Espero apoyen la página y también esperen por el siguiente cap.
Estén atentos!!!
Cuídense, chiquis!!!
AliPon fuera~*~*
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