Capítulo Único
Nuestros deseos ya no son de nadie
Pero no te culpes
Hoy las palabras me aprisionan
Pero cuando veas
En mis noches el eco del semáforo
Entonces irás
Sin descanso cazando fantasmas
Que vagan conmigo.
Sémaphore—Requin Chagrin.
La noche era fría, y la neblina cada vez se hacía más intensa; sin embargo aquel semáforo no dejaba de encenderse gritando así el nombre de aquella persona que ya no se encontraba a su lado.
En sus más profundos pensamientos deseaba que algún conductor ebrio acabara con su vida en esos momentos, pero al parecer a las tres de la mañana las almas vacías también parecían descansar.
La interrogante era... ¿Por qué la suya no lo hacía?
La luz verde volvió a parpadear con rapidez anunciando así que algún auto pudiera avanzar, aunque la realidad era que aquella luz se estaba burlando de él, y no era una sonrisa discreta; sino que era una de esas llenas de arrogancia sabiendo lo que hacía.
Sabiendo así, que cada vez que ese semáforo encendiera alguna de sus luces, este le gritaría con descaro el nombre de ese chico que se había marchado dejándolo sin nada.
Porque ahí, recostado en el frío concreto de esa calle tan vacía , mientras aquellas insípidas luces parpadeaban; los recuerdos se volvían más intensos, y por su puesto cada uno más doloroso que otro.
Donde una vez hubo luz y brillantes sonrisas, ahora quedaban pequeños estragos de esos bellos momentos que lo torturaban por completo.
En donde el chico de brillante sonrisa y aura de sol, se había marchado llevándose cada sueño e ilusión que alguna vez Hitoshi había tenido.
A lo lejos pudo escuchar como una tormenta se estaba formando, una de esas que anunciaban que el otoño ya estaba en todo su esplendor.
Una en donde ya sabía que él ya no regresaría.
Denki Kaminari había sido un rayo de luz en la mañana, uno de esos que te dejan cegado por mucho tiempo, en donde todo ese brillo te llena por completo y sientes que nada te hace falta.
Mientras tanto... Él era todo lo contrario, alguien lleno de oscuridad y misterio.
Era como ver el retrato perfecto del sol y la luna, solo qué tal vez este retrato no era tan llamativo entre otros tantos eclipses formados dentro de ese mundo llamado vida.
Pero a Hitoshi le daba igual, él se conformaba muy bien con lo poco que había podido obtener de ese sol que alguna vez iluminó su camino.
El aire pegaba con dureza en sus pálidas mejillas mientras conducía a esa playa en donde lo había perdido. Algunas veces le gustaba poder sentir que estaba vivo y que nada de lo que había sucedido había sido cierto.
Pero la realidad era más cruda y él lo sabía al ver ese semáforo que con cada cambio de luz le gritaba con descaro el nombre de su amado.
Hitoshi sabía que no debía de culpar a nadie por cada uno de esos momentos.
Conocía muy bien que sus deseos ya no eran suyos, y que ahora le pertenecían a esos fantasmas que no lo dejaban avanzar y que aplastaban su orgullo.
Condujo cada vez más rápido para poder llegar a su destino. Uno que ahora debía de recorrer él sólo y que en un principio así era.
El recuerdo de cómo lo había conocido era cada vez más profundo y deprimente. Kaminari llegó en primavera, sin embargo logró ser un huracán destructor a su paso.
Uno de esos huracanes que derrumban todo y que al momento de estar libres de ellos puedes volver a empezar desde cero, sabiendo así que todo lo que vendrá será mejor.
Pero... Kaminari no fue así, no solo había sido ese huracán devastador, sino que también se había quedado para ser esa esperanza que alumbró el turbulento camino de Hitoshi.
Aquella fiesta donde de verdad ambos pudieron conocerse y la amistad empezó a formarse.
Donde Hitoshi pudo descubrir que no sólo existía él en el universo, sino que también los universos existían en las personas.
Al principio se había negado al ver que Denki Kaminari era de esos que les gustaba llamar la atención, más sin embargo no pareciera que lo hiciera con mala intención.
Sino que lo hacía para así poder sentirse admirado por alguien, porque en realidad también se encontraba solo... Al igual que él.
Tal vez por eso fue que ambos coincidieron como una perfecta melodía que jamás se acabaría.
A Kaminari le gustaba ser admirado, y a Hitoshi le gustaba el poder admirarlo.
Una triste canción lo regresó a la realidad de la cual se estaba perdiendo, se había detenido en un semáforo que estaba obstruyendo su llegada a su destino.
Levantó la mirada para observar la brillante luz roja que indicaba que se detuviera y que respetara lo que esté decía. Aquel semáforo no parecía querer burlarse de él, sino todo lo contrario, parecía querer hacerle un recordatorio y que no se dejará engañar por sus emociones.
Segundos después la luz pasó a verde indicándole con paciencia que podía continuar con su destino.
Y ahí decidió que podía volver a recordar sin poder llegar a sentirse mal por hacerlo, al fin y al cabo iba a ponerle fin a todo eso.
Primavera había pasado más rápido de lo que Hitoshi llegó a pensar, y con la llegada de esta pudo conocer de lo que se trataba el amor. Porque aunque se escuchara raro y anticuado Kaminari en poco tiempo empezó a significar más que un solo amigo.
Las visitas inesperadas en su departamento, el querer ver alguna película juntos y el tan solo hecho de que también le gustaran los gatos hacia a Hitoshi un poco feliz.
Incluso en esos momentos de no hablar de nada importante más que de cosas triviales, el rubio siempre lograba sacar una sonrisa torcida que también lo llenaba de felicidad.
No fue hasta principios de verano que las cosas tomaron otra dirección, una dirección que de verdad cambiaría la vida de ambos.
Hitoshi conoció que la soledad de Kaminari estaba acompañada de alcohol barato y falsa diversión y que el rubio no tenía alguna dirección en su vida.
Donde Shinsō sabía que aquello no estaba bien y el rubio no quería entender.
Las dulces melodías aún se mantenían pero ahora con tonos más discretos y llenos de misterios.
—¿Porqué decidiste este apartamento Shin?— inquirió Kaminari mientras señalaba la luz que el semáforo que intersectaba la calle aluminaba la habitación de Shinsō.
Era de madrugada y ninguno de los dos tenía ganas de dormir en esos momentos y la pregunta que el rubio había hecho tomó desprevenidos al dueño de esa habitación.
—Bueno... Realmente no tengo idea, tal vez porque era la más económica, y trato de no prestarle mucha atención a la luz— respondió con simpleza.
Kaminari rió ante lo que Hitoshi mencionó, más sin embargo se quedó un poco más pensativo al observar como cada tres minutos ese semáforo cambiada de luz.
—Sabes Shin... Creo que cada luz representa algo importante...— susurró el rubio haciendo sonreír al mayor por lo lógico que aquello era.
—Ya sé lo que cada luz representa Denki, eso se ve en el reglamento de tránsito.
—No me refería a eso Shin— volvió a reír el rubio acomodándose mejor a su lado. Hitoshi lo recibió con gusto, realmente adoraba cuando hacía ese simple gesto brindándole calor a su frío cuerpo.
—¿Entonces a qué te referías?— preguntó confundido.
—Sólo miremos las luces y te lo explicaré ¿Sí?— murmuró el rubio mirándolo y acariciando su mejilla.
Shinsō aceptó ansioso y confundido al mismo tiempo.
Minutos después de que el semáforo terminará con una de sus rondas, este volvió a empezar su rutina y ahí fue en donde Kaminari aprovechó para poder explicar.
—Cada color tiene un significado que no sólo nos podría servir para las normas de tránsito, sino también para cordinar nuestra vida...— Hitoshi prestó atención ante aquella conversación—, el rojo significa que llega un momento en el debemos de parar y pensar bien el camino que queremos tomar sabiendo que tenemos tan solo unos instantes para poder tomar esa elección.—Kaminari suspiró y esperó con paciencia a que el semáforo cambiará a verde para poder empezar a explicar—El verde significa el poder continuar con la vida sabiendo que has tomado una buena decisión y que tus acciones serán las adecuadas, pero también es para prevenir y lograr meditar si la señal es la adecuada para el camino que has decidido seguir.
—¿Y la amarilla?— cuestionó Hitoshi un poco asombrado a lo que el rubio estaba diciendo.
—La amarilla es la que nos dice que al tomar esas decisiones debemos de ser cautelosos para poder seguir tanto con la luz roja o la verde, la que nos dice si lo que estamos haciendo se encuentra bien o debemos de parar...
Un silencio se formó al terminar de decir eso. Otro suspiró salió de la boca del rubio, pero era uno lleno de melancolía y vacío.
—A veces siento que solo me he mantenido en la luz amarilla y que probablemente la luz roja sea la próxima que me toque, al parecer la luz verde no está hecha para mí.
Tras esto un silencio dominó la habitación, Shinsō entendió muy bien lo que el rubio dijo. Trató de hablar, pero algo se lo impidió. Tal vez fueron las pesadas lágrimas que corrían lentamente por las mejillas de Kaminari.
El más alto soltó un suspiro y lo abrazó brindándole ese frío afecto que siempre le mostraba cuando Kaminari terminaba de beber y el llanto se hacía presente.
Había veces en las que Hitoshi no entendía esos cambios en su amado. Pero tal vez no debía de insistir mucho para saberlo. Y le llenaba de tristeza el saberlo, solo que prefería callarlo para no volver a la rutina.
Kaminari pasaba por momentos difíciles que él debía de lograr entender. Aunque el mencionado no los quisiera decir.
Después de unos minutos alcanzó a escuchar la pesada respiración del menor que se había quedado dormido entre sus brazos. Mientras tanto, él se había quedado despierto un poco más volviendo analizar las palabras que el rubio había dicho.
El primer amor dolía, y siempre dolería. No importaba cuanto intentaras huir de él y sus designios. Este siempre te encontraría y al final te arrebataría de una u otra forma lo que en un momento llegaste amar con locura.
Y eso era lo que Hitoshi quiso evitar desde el principio en el que había conocido a Kaminari.
Pero en ese momento no quería pensar en eso. Admiró su rostro relajado y libre de cualquier pensamiento negativo que inundara la mente del rubio, acarició su cabello y por último le dió un pequeño y silencioso beso en la comisura de los labios sospechando tal vez que ese sería el último que tendría de él.
Abrió los ojos y contempló el hermoso paisaje que tenía frente a él. Uno que ya había visto anteriormente solo que al lado de Kaminari.
Aunque esta vez se encontraba solo delante del triste atardecer que se miraba en aquella playa.
A finales de verano Kaminari había tomado la decisión de marcharse de la ciudad para poder encontrarse con sí mismo y al mismo tiempo había lastimado el corazón de Hitoshi.
—Tal vez no eres tú Shin, tal vez soy yo el que necesita hacer esto... Por mí propio bien— murmuraba el rubio con la voz nula. El sonido de las olas hacían que el escenario se volviera más deprimente.
—Podemos hacerlo juntos Kami, sé que puedo ayudarte.
El rubio negó empezando a llorar nuevamente. Levantó la mirada para encontrarse con los fríos ojos del más alto. Y mientras tanto Hitoshi veía como cada vez esos alegres ojos perdían la alegría que alguna vez conoció.
—He decidido seguir hasta aquí yo solo Shin, y si sigo a tu lado probablemente ambos salgamos lastimados.
Hitoshi seguía sin entender, y al parecer jamás lo haría.
Kaminari se acercó y le dió el último beso de despedida para después darse la vuelta y jamás regresar.
El aire sopló con libertad en sus pálidas mejillas, miró sus zapatos recargados en la piedra y se terminó de arremangar los pantalones para entrar con cuidado al mar.
El agua se sintió fría al inicio pero mientras más se adentraba se iba volviendo cálida. Metió la mano en su bolsillo y sacó lo último que le quedaba de Kaminari.
La brillante cadena que el rubio le había obsequiado brillaba entre sus manos intentando tomar el mismo camino que su dueño.
Shinsō suspiró y sin más preámbulos la dejó ir, esperando que se perdiera entre lo profundo del corazón del mar.
Volvió a salir a la orilla para sentarse en la arena y seguir contemplando lo que alguna vez la pequeña historia con Kaminari significó para los dos.
Primer amor, alma gemela, o persona de un instante. ¿Qué más daba?
Aunque esas tres terminaciones eran lo correcto para lo que el rubio llegó a ser en su vida.
Y tal vez ya era momento de que el también pudiera continuar con su destino, tal y como lo había hecho Kaminari.
Tan solo esperaba que el invierno llegara y con esto trajera de vuelta a su amado y poder empezar desde cero.
Y solo así poder callar el eco que el semáforo producía en sus recuerdos.
Hey a todos eso bell@s lectores que se han pasado por este que es mi primer Shinkami y que realmente no sé cómo me haya quedado, y que mientras lo escribía tomó diferentes caminos y terminó en este jsjsjssjsj.
Me gustó a pesar de todo no me puedo quejarme. Tal vez la historia no fue tan relevante y los motivos de Kami nunca se dieron, pero no hay que ser adivino para saber que muchas veces te encuentras confundido y no sabes que hacer con tu vida, es aquí donde conoces a alguien y pues consigues encajar bien pero ambos saben que eso no los llevará a nada.
De verdad espero y escuchen la canción es muy bella, y el vídeo es muy fuerte y genial al mismo tiempo, creo que cada quien le da el significado que quiera, yo le di este y pues me gustaría saber qué opinan :3.
Y si me lo preguntan, si tal vez en un futuro haga otro un poquito más feliz y no tan abierto como este.
Sin más que decir🙊
Besitos en sus colitas💖 y nos leemos para la próxima 🥀
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