Día 3: Universo Alternativo Moderno
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Dos cabezas rubias veían con determinación las puertas automáticas del supermercado.
- ¿Estás listo Senjuro? – exclamó el mayor, llamando la atención de todos los que iban a sus carros.
- ¡Estoy listo! – respondió el menor, cerrando ojos y manos.
- ¡Vamos!
Ambos hermanos entraron rápidamente y Kyojuro sacó una lista.
- Tenemos diez minutos antes de que mamá termine de leerle a los chicos de la biblioteca, si acaba y no hemos terminado de comprar lo que nos encargó, nos dejará aquí sin dudar.
- Te quedaste mucho tiempo hablando con tu compañero – mencionó el menor.
- Eso fue mi culpa pero con Uzui el tiempo siempre se pasa volando.
Se detuvieron en el pasillo principal y se repartieron las cosas de la lista que Ruka les había dado.
- ¡Confío en tu memoria Sen!
- ¡No te decepcionaré, hermano!
- ¡Los diez minutos empiezan... ahora!
Después de correr un rato Kyojuro detuvo sus pies en la primera sección.
- ¡Cosas del baño! ¡A ver!
Las personas se apartaban del camino del joven de cabello amarillo que pasaba listando todo lo que había y agarrando lo primero que le parecía adecuado en tiempo récord.
- Jabón, manzana, ¡Siguiente! Shampoo, el que sea, ¡Siguiente! Acondicionador, este se ve bien ¡Siguiente! Crema de afeitar, una para papá y de ahí saco para mí ¡Siguiente! Pasta de dientes, Colgate, ¡Siguiente! Desodorante...
Se encontraba trabado en ese producto hasta que vio un contenedor conocido.
- Este es el que usa Iguro, me gusta como huele ¡Siguiente!
Las personas le veían raro pero ni tiempo les dio, ya corría al siguiente pasillo con una canasta que tomó para los artículos desde que entraron.
2 minutos han pasado
- Veamos, ya tengo todo lo que uso para limpiar. Lo siguiente es... las frutas y verduras. ¡Perfecto! Ya sé dónde está todo.
Apresurándose llegó a la sección que buscaba y arrancó como diez bolsas de plástico para echar todo sin perder tiempo.
- Mamá siempre necesita tomates, papas, pimientos y lechuga. Especialmente nos pidió batata para Kyo y sandía para papá, también necesito manzanas, unas peras, dos piñas y algunas fresas.
Senjuro hizo una cara nerviosa cuando vio que habían cambiado el orden de los stands de las frutas y verduras, ¡Jamás lo lograría a tiempo!
Estaba entrando en su estado de emergencia cuando vio a sus salvaciones.
- ¡Naho, Kiyo, Sumi!
- ¡Senjuro! – saludó Kiyo.
- ¿También te trajeron a comprar?
- Te ves nervioso.
- No quiero molestarlas pero necesito que me ayuden, es urgente – gimió el pobre chico.
- Somos amigos ¡Claro que te ayudaremos! – lo tranquilizó Sumi.
- Dinos que necesitas – dijo Naho.
5 minutos han pasado
- ¡Lácteos y carne! – se escuchó antes de que Kyojuro desapareciera en su carrera.
Un par de mujeres estaban platicando tranquilamente y soltaron un pequeño chillido cuando Kyojuro casi choca con ellas.
- ¡Discúlpenme señoritas!
- No se pre... ¿Rengoku?
- ¿Eh? ¿Kanae?
- ¿Oh? ¿Es tu amigo?
- Sí, no me esperaba encontrarte tan apurado.
- Digamos que tengo un reloj persiguiéndome – dijo Kyojuro con una sonrisa apenada.
- No es justo que siempre tengas amigos tan guapos – comentó riendo la otra.
No se esperaba el cumplido de parte de la mujer y le dio las gracias. Si no estuviera en prisas, definitivamente se quedaría a platicar con Kanae y la desconocida de largo cabello negro en una trenza y lindos ojos azules.
Le parecía familiar pero ya sería para la próxima, no había ni un segundo libre. Se despidió y corrió, comienzo de nervios al ver el tiempo que les quedaba.
7 minutos han pasado
- Arroz, aceite, azúcar, sal, pimienta y galletas... ¡Tengo todo!
El pobre chico traía tres bolsas amarradas en cada brazo y una canasta en la mano izquierda. Rápidamente vio el reloj del supermercado y su coleta se alzó cómicamente.
- ¡Waaaah! ¡Quedan dos minutos, nos va a dejar!
Si las chicas no le hubieran ayudado con los verdes estaría muerto, les agradecería cuando las viera en la escuela, ahora tenía que encontrar a su hermano y un lugar para pagar desocupado.
- ¡Hermano!
8 minutos han pasado
- ¡Shenjudo!
El mayor de los hermanos buscaba a su hermanito con una bolsa entre los dientes, tres en cada mano y con dos dedos agarrando la canasta. Se encontraron al llegar a las áreas para pagar y corrieron a una vacía, al acabar sintieron su cara ponerse blanca por la hora.
- ¡Kyojuro, no lo lograremos!
- ¡Somos Rengoku, claro que llegaremos!
- ¡Es imposible!
- ¡No lo es, confía en mí hermanito, tengo un plan!
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Ruka estaba por llegar al estacionamiento. Se le hizo extraño que sus hijos no hubieran llegado cuando ella salió de la biblioteca pero no podía esperarlos y se los dijo claramente.
- Lo siento por ellos pero tendrán que caminar a casa, al menos queda suficiente para hacerles la cena.
Apenas abrió la puerta del conductor cuando escuchó un grito inconfundible y dejó ver una pequeña sonrisa.
- ¡No enciendas el auto, madre!
- ¡Ya llegamos mamá!
La azabache quiso jugarles una broma y fingió no escucharlos, entró y encendió el carro mientras cerraba su puerta.
- ¡Kyo, nos va a dejar!
- ¡Llegaremos!
Ruka reprimió la mirada juguetona cuando los vio entrar al asiento de atrás sudados y medio muertos.
- Saben... ustedes podrían ganar el oro si ir al supermercado estuviera en las olimpiadas – dijo antes de tomar el volante y dirigirse a su casa mientras sus hijos recuperaban el aire y se reían.
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Nota:
Lo más divertido es que soñé que mi señora madre me hacía esto TuT
Bien dicen que la inspiración viene de los lugares más raros xD
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