Capitulo 10: Al día siguiente (noche)
Nota de la autora Jubali: Esta historia esta casi a su fin. Sólo... 3 (?) Más capítulos para escribir? En algún lugar a lo largo de esas líneas. No me gustaría terminar esta historia en un capítulo 13 de la mala suerte. Yo podría arrastrarlo hacia el capitulo 14.: 0
Seras no tenía idea de cómo reaccionar. Se quedó inmóvil, con los labios ligeramente separados, mientras jadeaba, con los ojos desorbitados por la sorpresa. Su demonio estaba tan sorprendida por el repentino gesto audaz como ella, y temblaba delicadamente en su mente, sin saber cómo actuar o sentir. Tragó saliva, resultándole difícil de hacer con la boca medio abierta.
No fue un beso ardiente de pación, el casto beso de Pip había estado alimentado de lujuria que esto! Él sólo estaba...allí, presionando sus labios contra los de ella con fuerza, Solo permaneció inmóvil. ¿Estaba aforo cómo reaccionaría? ¿Cómo debería reaccionar? ¿Debería bofetearlo? ¿Debería empujarlo y salir corriendo de la habitación? ¿Debería devolverle el beso?
Seras se quedó en blanco, y le pregunta a su demonio desconcertada. No parece tener ninguna idea de qué hacer, ósea, ella estaba sola. Finalmente lo besó tentativamente, la mano va subiendo por si sola para cepillar el flequillo de su nariz. Sus dedos fantasmas sobre sus mejillas, sintiendo el hueso duro. Su piel, frío al tacto, pero no caliente como un ser humano. Tenía el toque de calidez, de la energía cinética en movimiento, pero al mismo tiempo no había sangre corriendo por su cuerpo.
Seras se apartó después de un breve momento, empujando suavemente su cara posterior hasta que hubo una cantidad segura de espacio entre ellos. Ella lo miró, sus mejillas coloradas al darse cuenta de lo que acababa de hacer. Acababa de dejar que Alucard la besara! "¿Qué hago ahora?"
-Lo lógico sería preguntarle por qué lo hiso- su demonio finalmente respondió, parecía que volvía a sus sentidos. Tenía los ojos cerrados, el ceño fruncido en su rostro neutral.
-¿P...por qué me besaste?- preguntó Seras, sintiendo un nudo en la garganta. Ella tragó saliva de nuevo, y se humedeció los labios con su lengua.
-No lo hice- Su voz había perdido esa cualidad sensible, y Seras sintió un escalofrío que le recorría la columna vertebral. Alucard estaba de vuelta, y él no estaba feliz. Ella sintió la fluencia de su demonio más cerca, viendo al antiguo vampiro con cautela. Alucard se frotó la parte posterior de su brazo sobre sus labios, como si quisiera borrar el recuerdo de su boca por completo. Abrió sus ojos y la miró fríamente.
-A...Alucard- Seras tragó saliva, mirando a la puerta de nuevo. -Ah, bueno, tú...- ¿Qué se suponía que le diría!? Si ella mencionaba a su demonio, estaría enojado con ella y demostrando el hecho de que él no podía controlar su propio cuerpo. Pero ella no lo haría de todos modos; no se sentía cómoda mencionado a la criatura. Creyó que sería mucho mejor levantarse y salir. Incluso si él la dejaría ir, no sabría lo que sucedería después.
-Retírate- El ordeno. Estaba tan tranquilo, que apenas lo escucho.
Seras se quedó con la boca abierta, mirándolo por un momento, tratando de decidir si debía obedecerle o no. -Yo digo no- su demonio opino amablemente. -Sólo bésalo de nuevo, si trata de obligarte a salir- añadió alegremente.
"Yo no lo bese; Su demonio me besó. Ni siquiera he hablado con su demonio. Eso no estaba bien" ella proclamó con una sensación de hundimiento en su corazón miserable. Incluso si su demonio había iniciado la conversación, ella debería haber encontrado una excusa para no hablar con él. Por otra parte, sólo había cinco o más palabras que la criatura había dicho espontáneamente utilizando el cuerpo de su huésped. Pero cuanto más pensaba en ello, más nerviosa se ponía.
-Pero...-
-¡FUERA DE AQUÍ!- Rugió, y ella se tensó cuando la voz resonó en el sótano.
-MUY BIEN!- ella gritó, su confusión dando paso a la ira. Él no tenía que gritarle así; todo era culpa suya, de todos modos! Si él no hubiera hecho tanto alboroto en la fiesta, no habría pasado nada! -Debería irme, antes de que realmente decida matarte esta vez!- se puso de pie, gruñendo con enojo a él, como a su demonio se convirtió en una forma felina arrogante y fue hacia la puerta, con su cola en el aire.
-Caminas una línea fina, Chica Policía- advirtió, con violencia y voz oscura. –Háblame y muéstrame más respeto-
-Te estoy mostrando todo el respeto que te mereces- replicó Seras con frialdad. Se dio la vuelta y se alejó, moviendo sus caderas mientras su demonio gruñó en su mente.
-No creas que esto ha terminado- agregó Alucard.
-Oh, sólo vete al infierno!- espetó ella, volviendo a la puerta -Y...no vuelvas!- cerró la puerta, el ruido casi revienta los tímpanos en el estrecho pasillo. Corrió a su habitación, cerrando la puerta tras ella. Se acostó en su cama-ataúd y gritando en la almohada.
-Ese hombre tiene algunos problemas de control- su demonio comento desde su lugar designado en el espejo. -Y tú podrías haberme pedido una mejor línea de regreso, ya sabes."¿Y no regreses?" Eso sonó débil- Hizo una pausa, pero Seras ni siquiera levantó la vista de su almohada. -Tal vez algo así como "Envía mis respetosa al diablo de mi parte"... no, eso no suena del todo bien tampoco-
-¿Nunca te callas?- Seras gimió, y su demonio la miró con asombro.
-¿Estás llorando?!-exclamo con incredulidad. -¿Qué te pasa ahora?- Seras la miró, llorando lagrimas de color carmesí que manchaba sus mejillas y haciéndola parecer como si tuviera maquillaje barato de Halloween untado en su cara. El demonio chasqueó la lengua con simpatía. –Vamos chica. No es tan malo. Trató de matarte ¿Y qué? El no llego hasta el final, ya sabes-
-¿Por qué no puede simplemente decir si él le gusto, o si él me odia? Por qué no puede ponerse de acuerdo con su mente maldita!- gritó las últimas palabras, claramente paraqué él escuchara desde su alcoba por el pasillo.
-Debido a que su mente está dividida por la mitad- le respondió con la mayor naturalidad. -Él está entre la negación y la aceptación. Pobrecito, pobrecito- suspiró con una sonrisa irónica, mirándola como diciéndole las palabras que le trajeron a la mente una vieja broma.
-Bueno, él tiene que darse prisa. Mañana por la noche tengo la intención de poner fin a este juego de idiotas una vez por todas- El demonio se rió con fuerza.
-Créeme, el juego apenas ha comenzado-le prometió. -Mañana, esos vampiros lucharán hasta la muerte por ti. Alucard no estaba mintiendo cuando prometió destrozar a todo varón que trate de llevarte. Es una casa de locos de testosterona, alimentado por un poco...bueno-añadió por último -lo habría sido, si no hubiera asustado a tantos pretendientes-
-pretendientes!- Seras se incorporó, limpiándose la cara. –Pensarán que Alucard me mato o algo!- El demonio sonrió y se convirtió en sombras, deslizándose sobre el suelo de piedra hacia a la puerta.
-Voy hacerle saber a sus demonios que estás viva y sin daño alguno. ¿Vamos a reunirnos en ese árbol de nuevo, mañana?- Seras asintió y se deslizó por debajo de la rendija de la puerta, y se fue. Se acurrucó en la cama, limpiando los rastros de lágrimas de sus mejillas y cerrando los ojos, creciendo una melancolía en sus sueños, mientras se dejaba caer en los brazos de Morfeo.
-Maldito sea!- El espejo se partió, la mano enguantada se corto por los fragmentos de vidrios que se dispersaron por todas partes. El demonio lo miró a través de las grietas, su cara en cada fragmento ya disperso en el piso del baño.
-Cálmate, por el amor de Dios, tenía que hacer algo!,estabasa punto de matarla!-el le gritó de nuevo, inusualmente enojado. Alucard rompió con la bota el fragmento más cercano, con un sonido que era muy satisfactorio.
-Suficiente- la voz no era más que un murmullo, pero hizo eco en todas partes hasta el tronó, y la oscura intensidad en los ojos del demonio que mostró era suficiente para hacer parar Alucard en seco. -Dije...cálmate-El demonio tomó una respiración profunda, las muchas respiraciones por la nariz en expansión en perfecta sincronía con los otros.
-Tú me has arruinado- Alucard finalmente habló, mirando su reflejo agrietado en los fragmentos que quedan en la pared -Tú me has arruinado por completo-
-Te has arruinado a ti mismo, tâmpit (estúpido) -respondió de manera insensible. -Honestamente, no puedes ir por ahí perdiendo los estribos por todo lo que dice la muchacha-
-No es lo que ella dijo, es lo que has dicho, después de que has secuestrado mi cuerpo como una especie de parásito repugnante-
-Ahora llegamos a la raíz del problema. Estas disgusto con ti mismo.- Alucard gruñó ferozmente y se dio la vuelta, cerrando la puerta del baño y dejándose caer en su silla, con una copa de vino que aparece en su mano.
-No lo niegues; acabas de decirlo tú mismo- el demonio continuó deslizándose perezosamente a lo largo de la pared, como un largo y sinuoso hurón. -Dime, ¿por qué estás disgustado conmigo- le preguntó con curiosidad.
-En la forma en que la trataste- dijo entre dientes, y la oyó gritar claramente:"su maldita mente!". ¿Estaba también discutiendo con su demonio? ¿Qué podrían estar discutiendo? -La besaste...incluso la llamaste "querida"- gruñó, arrugando la nariz en repulsión.
-La llamaste querida antes. Si no mal recuerdo- ronroneaba con altivez -también la llamaste mi querida antes, a ese traidor de Walter C. Dornez. ¿Realmente hablas detrás de la espalda, y no dices las mismas cosas a la cara? Qué pena por ti, Rey Vampiro!- Le reprendió, burlándose descaradamente de él, diciendo lo mismo que van Helsing utilizaba para hablar con él, cuando el viejo estaba vivo.
-Cómo te atreves!- Alucard gruño, pero la picadura no estaba en sus palabras. Se bebió toda la copa de vino en un trago y se sentó en el suelo mirando sombríamente a la pared. El demonio estaba en silencio, siendo mucho mejor para su anfitrión que este último fue. La habitación se volvió oscura y sombría como el rey solitario llamo a sus sombras a su trono, hirviendo de ira.
-Su demonio ha ido a alertar a los demás que aun vive- su demonio le informó secamente. -También, para decirme que "su plan" continúa mañana por la noche. ¿Vamos a seguir adelantehasta el final, ¿si o no?- le estaba dejando la elección a él, aunque estaba claro que las acciones del demonio mostraban que quería dirigir las riendas.
-¿Ella todavía me quiere allí? es una mejor pregunta- respondió vagamente. Su demonio se rió suavemente, frotándose las sombras sobre sus piernas y acurrucarse alrededor de los hombros de una manera suave.
-Haciendo pucheros, ¿estamos? O te has vuelto desanimado a estas alturas?- El bromeó, antes de ronronear suavemente hasta que los hombros de Alucard se relajaron y se dejó caer ligeramente en la silla, frotando su mano en la barbilla. Suspiró profundamente, frotando la misma mano sobre los ojos cansados.
-¿Por qué la he creado a ella?- le pregunto a su demonio en voz baja, moviendo la cabeza.
-¿Cuál es la verdad?- el demonio respondió afablemente, con una sonrisa en su voz. -Yo creo que una vez, lo resumiste a la fantasía. En otra ocasión, dijiste que era una recompensa por su valentía. Pero ambos sabemos la respuesta real, ¿no?-
-No lo sé- De pronto se sintió exhausto. Podría meterse en su ataúd y dormir durante un milenio. Su demonio había luchado contra él, y la lucha contra el mismo lo había agotado. Le había gritado a Seras, y ahora ella estaba enojada con él. Puede ser que ella no quiera verlo por mucho tiempo. No tenía manera de saberlo, sin embargo; ella era la única persona que él nunca había sido capaz de descifrar por completo.
-Lo sabes- su demonio argumentó en silencio. -Pero dejemos esto a un lado. Pobre príncipe hastiado. Debes dejar esto a mí. Voy a arreglarlo; estás demasiado cansado para hacer mucho más esta noche-
-Su última" solución "sólo empeoró las cosas- Alucard protestó con el ceño fruncido. Y el demonio resopló.
-Ella me devolvió el beso. Lo disfruto- Se detuvo de nuevo. Luego las sombras pesaban sobre los hombros de Alucard, como si el demonio le estaba empujando físicamente de nuevo en la silla. -Sin más argumentos para esta noche. No voy a hacer nada más a Seras, si ese es su deseo. Mañana, voy a decirte cómo solucionar este problema-
Él obedeció con un suspiro, cerrando los ojos y quedarse tranquilo. Su demonio tarareó para sí mismo, convirtiéndose en un lobo y el relleno en silencio para acostarse al lado de la puerta, listo para alertarlo si alguien se acercaba por el pasillo. Mantuvo cualquier pensamiento que tenía para sí mismo, y Alucard pronto se quedó dormido.
-¿Estás segura de que esto es lo que hay que hacer?- Seras susurró, sorprendida de las palabras que salieron de su boca tan seco como estaba. Se puso de pie al final del largo pasillo que conduce a las cámaras de Alucard, mordiéndose el labio, con las manos en puños a los costados. -No creo que él este feliz de verme- añadió innecesariamente. Su demonio arqueó su forma felina, deslizándose entre las sombras naturales. La luz brilló por encima mientras que el demonio pasó, sus concentrados poderes oscuros chupando la energía eléctrica de la bombilla.
-Vas a estar bien- prometió. -Deberíamos habernos quedado la noche anterior, pero esto puede ser mejor. Un día de descanso nos dio la oportunidad de recargar energía y refrescarnos. Él también-
-Sí, pero...- tragó saliva, mirando el pasillo oscuro, como si ella esperaba algo que la atacara en cualquier momento.
-Vamos- el demonio reprendió. -No hay tiempo que perder. Tú no eres un cobarde; no dejes que unos siglos de antigüedad, del rey vampiro medio loco te asuste- se burló alegremente -Él es sólo un muerto viviente.; no debes porque tener miedo-
-Oh, cállate- Seras susurro. Obedientemente se fue acercando hacia la puerta cerrada en el otro extremo de la sala. Mantuvo la mano en la pared, como si abriese camino a través de la oscuridad. No era para ayudarse en la orientación; ella estaba sacando fuerzas de la sombras para mantener el ritmo con ella, apoyada en la piedra áspera.
Llegaron al final del pasillo. El aire pesado y húmedo presionando sobre ella, y Seras se apoyo en la pared mientras se acercaban a la puerta. Se detuvo ante ella, mirando la impresionante estructura de madera que era tan diferente de las otras puertas en el sótano, o incluso en Hellsing en general. Era una prueba de tiempo, y se parecía más a una vieja puerta de castillo que una puerta en la casa de alguien.
-¿Vas a llamar?- El demonio se paseaba de un lado a otro en la anticipación, y el momento en que ella llame suavemente a la puerta, se arrastro al suelo, ocultándose bajo sus botas. Ella frunció el ceño hacia ella.
-¿Quién es el cobarde ahora?-Seras susurró con fiereza, levantando una pierna para mirar a la masa temblorosa. El demonio se rió entre dientes, y sintió una extraña sensación de vergüenza que provenía de la mente de la criatura.
-Estoy ansiosa; Lo confieso. ¿Debería haber una pelea ahora, en esta mazmorra...?- soltó un maullido ahogado de miedo-Tengo dudas en mi habilidades para protegerte- Seras suspiró y volvió a llamar, sólo un poco más fuerte, antes de arrodillarse en una rodilla y hablar en un voz baja.
-No tienes por qué preocuparte, puedo llamar a Sir Integra; ella va a detener la situación antes de que llegue demasiado lejos- El demonio olfateo y se sintió que la estaba ofendiendo con sus palabras, de alguna forma.
-¿Qué? Yo soy tu protectora, no un ser humano débil. No tienes porque preocuparte por estar cerca de Sir Integra para tu seguridad- Seras rodeo los ojos, y estaba lista para golpear de nuevo antes de vacilar.
-¿El está ahí dentro? Por lo general, no se necesita tanto tiempo para contestar- afirmó, con voz pensativa. Se mordió el dedo distraídamente y el demonio se detuvo sólo un momento antes de escabullirse por debajo de sus botas. Desapareciendo debajo del hueco entre la puerta y el suelo, apareciendo de nuevo como una nutria nadando atabes de las piedras ni un minuto más.
-Duerme- declaró. Seras frunció el ceño y se levantó.
-Deberíamos dejarlo solo, paraqué siga durmiendo- suspiró. El demonio se deslizo a lo largo de la piedra de al lado de la brecha con picardía.
-O, podríamos entrar y despertarlo-sugirió. Seras no contestó y se giro para irse, pero miró por encima del hombro a la puerta. Más allá solo era silencio, ni siquiera un ronquido. Se humedeció los labios y se volvió, balanceándose sobre sus talones mientras consideraba las palabras del demonio.
-No deberíamos-Seras protestó, pero sus ojos se ampliaron y ella avanzó hacia la puerta. Sus botas no hacían ruido contra las piedras, ella daba pasos tan cuidadosamente.
-Realmente no deberíamos- su demonio repitió con deleite. Ella puso una mano en la puerta, empujándola. Giró la perilla, pero parecía bloqueado. Miró a su demonio.
-Estaríamos muy enojadas, si fuera al revés- El demonio tomó la forma de una ardilla y corrió hasta la puerta, en la cerradura, y un momento después Seras oyó el chasquido de la cerradura.
-Estaríamos furiosas. Una violación completa de la privacidad- el demonio acordó jovialmente. Se deslizó debajo de la manga y alrededor de su cuerpo. Seras se sintió totalmente protegida, como la cálida sombra la envolvía como un guante; como un traje, una armadura viviente. El demonio ronroneó feliz ante la idea, eufórica en la comodidad de su anfitrión. Seras intentó abrir la puerta de nuevo, y esta vez se abrió fácilmente.
-Todavía puedo volver atrás- Seras murmuró, incluso cuando abrió la puerta lo suficiente para deslizarse en la habitación. Contuvo el aliento y miró a su alrededor, tapándose la boca con la mano para silenciar cualquier ruido accidental.
-Ahora es demasiado tarde- el demonio no estuvo de acuerdo, agarrándose alrededor de la cintura de Seras miro debajo del dobladillo de la parte superior del uniforme: Un lobo sombra estaba en la puerta. No tenía ojos, por supuesto, y Seras sabía que era el demonio de Alucard. -Baya que perro guardián- su propio demonio se rio.
Seras estaba a punto de discutir, pero ella negó con la cabeza y en su lugar dio un paso más cerca de la forma casi intangible. El lobo parecía dormido, la cabeza apoyada en las patas, la cola completamente inmóvil, pero Seras sintió un temblor correr por su espina dorsal. Miró a Alucard, que estaba desplomado en su silla, con la cabeza en una mano.
-Algo no está bien-
-Despierta- Alucard despertó al instante, sus ojos se abrieron en el momento que su demonio dio la voz de alarma. -¡No!, No te muevas- añadió cuando él hizo un movimiento para levantarse. -Seras viene. Vamos a jugar a fingir-
-¿Por qué?- preguntó, casi sin respirar. El demonio descansó su cabeza sobre sus patas y su cola golpeó una vez antes de quedarse quieto.
-Será divertido si la sobresaltamos. Pero, si pretendemos estar dormidos, podría irse. No he tenido tiempo para trazar el plan completamente. Necesito más tiempo, paraqué nuestro plan sea promulgado con éxito-
-¿Y qué plan es ese?- murmuró, pero antes de que pudiera obtener una respuesta, oyó unos golpes suaves en la puerta. Llamó a su poder y encontró a su satisfacción de que la puerta estaba cerrada con llave. Seguramente, si él no responde, ella se iría. "La puerta está cerrada" señaló, y el demonio lo miró con un gesto de cabeza peluda.
-Muy bien. Guarda silencio, vamos a ver cómo se desarrolla esto- Se encontraba su cabeza una vez más en sus patas, mirando la puerta. El golpe vino de nuevo, con un poco más fuerte, y se quedó inmóvil. Entonces -Rápido! Cierra los ojos!- Obedeció, siglos de auto conservación. Cuando su demonio le ordenó así, con voz tensa, siguiendo sus órdenes. Por lo general, significa la diferencia entre la vida y la muerte.
Durante un largo momento, esperó a su demonio para decirle lo que estaba pasando. Entonces, oyó a Seras susurrar. Se inclinó un poco hacia adelante, tratando de escuchar lo que era que estaba diciendo, y luego, para su sorpresa la cerradura de la puerta hizo clic y escuchó las bisagras chirriando un poco cuando la puerta se abrió.
-Audaz ¿verdad?- Su demonio comentó divertido -Entrando en la habitación como si fuera dueña del lugar- El miro por debajo de las pestañas en la habitación. Seras avanzó lentamente por la entrada y se llevó una mano a la boca, mirando a su demonio. Todavía era una sombra inmóvil, pero sus poderes se lo había dado una forma 3D y poner contra la pared, pero no en su superficie.
Ahora que la puerta no estaba entre ellos, la oyó más claramente decirle a su Demonio, -Algo no está bien- Ella lo miraba ahora, pero no se atrevió a cerrar los ojos para que no vea el movimiento. Apenas tenía los ojos abiertos, y su pelo estaba colgando en la cara, que le impedía ver su plena expresión.
Las sombras se deslizaron de la ropa, de ella, y acumularon en el suelo antes de subir en la pared como una loba. Se acercó más a su demonio, olfateándolo con cautela antes de que sus oídos se fueran hacia atrás y luego hacia adelante. Regreso hacia Seras y el rostro de la chica se arrugó por la confusión.
-Bueno, si estás segura-Seras respondió a las palabras no escuchadas del demonio de ella, antes de caminar casi en silencio hacia al trono. Ella se inclinó sobre él. Alucard le costaba mantenerse quieto y no gritarle para asustarla, que tontería. Pero sería divertido, seguro, pero Alucard no se movió. Algo lo detuvo, si era la voluntad de su demonio o la suya propia.
-¿Alucard?-Seras susurró. Alargó la mano para tocarlo, pero pareció pensarlo mejor en el último momento. -¿Estás despierta?- Ella entrecerró los ojos, y luego ahogo una tos en la mano antes de fruncir el ceño a la loba. -No, yo no voy a empujarlo ¿Te crees psíquica?-Hizo una pausa. -No es divertido. Ahora deja de hacerte la tonta-
Alucard observó su rostro, asombrado cuando ella llegó con cuidado y le movió el flequillo de la cara. Casi sonrió ante la idea de agarrar su mano y haciéndola gritar. –Deja de hacerte el tonto- su demonio repitió las palabras de Seras, su voz fue ahogado por el hecho de que su mandíbula inferior estaba todavía firmemente en sus patas.
-Tienes razón, él esta...- murmuró ella, inclinando la cabeza y mirándolo solemnemente. Ella sacudió la cabeza como el demonio ondulaba por el suelo y la espalda debajo de su ropa. -No, yo no voy a hacerlo. Se le ve tan tranquilo en este momento-
No podía mantenerse más tiempo. Cuando ella se inclinó de nuevo, abrió los ojos todo lo que pudo. Tuvo el efecto deseado; ella gritó y se apresuró hacia atrás, cayendo sobre el suelo de piedra y arrastrándose a unos cuantos pasos hacia atrás, sus piernas trabajando horas extras. El se enderezó y su demonio corio hacia él, riendo a carcajadas todo el tiempo en su mente.
-Chica Policía- suspiró, haciendo una mueca ante el sonido desanimado de su propia voz. Lo hacía sonar viejo y triste, como un ser humano. Él trató de inyectar algo de aspereza en su siguiente frase. -¿Qué quieres ahora?-
-Yo...- Ella todavía estaba en shock, con la boca abierta. Su demonio estaba oculta bajo sus ropas en su estado más protectora. Ella parpadeó un par de veces y luego se puso de pie con las piernas temblorosas. -Yo sólo quería ver si te sentías mejor- dijo ella sin expresión, encogiéndose de hombros.
-No puedo sentirme mejor- resoplo. -Nunca estuve mal, para empezar. Siempre he sido el mismo- Seras frunció el ceño y los labios hacia un lado. De repente ella se veía como una carpintera, y él era su pieza particularmente poco cooperativa de madera.
-Bien- dijo finalmente, sacudiendo la cabeza. -no voy a quedarme aquí y discutir con ustede esta noche- Ella lo miró de nuevo antes de volver a salir. -Nos vemos- dijo por encima de su hombro.
-Llámala, detenla, Llámala, detenla!- Su demonio gruñó, empujando contra sus piernas con su hocico. Él iba a discutir, pero antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo él había extendido la mano hacia ella.
-Chica policía!- Ella se detuvo, mirando hacia atrás a él con paciencia. "¿Y ahora qué?" No había querido obedecer el demonio, pero ya estaba hecho, antes de que él hubiera sabido lo que estaba pasando. Miró a su cuerpo traidor, y su demonio se deslizó por su espalda antes de dispersarse y establecerse en su mente. "Sin trucos esta vez" le advirtió él "No quiero que me suplantes de nuevo, Demonio"
-Sí señor- el demonio sonrió tontamente en tono burlón. -No lo haré, siempre y cuando te comportes. Ahora escúchame, y repite lo que digo. Si quieres a esa chica-
-¿Qué?- espetó Seras, su paciencia disminuía más rápido de lo normal. Ella todavía estaba enojada por lo de anoche, por lo que parecía. Como si fuera su culpa, y no la propia para elegir a callejeros con todos esos hombres frente a todo el mundo, cuando ellos sabían quién era. Era total y absolutamente reprobable, ella podía elegir pretendientes más fuertes que esos.
-Ayer por la noche...- Hizo una pausa, gruñendo a las palabras de su demonio que le decía en su mente. "No voy a decir eso"
-Entonces reformúlalo como quieras, pero no me culpes cuando eres atacado por una mujer policía enojada- su demonio respondió. Él negó con la cabeza, con los labios apretados en una fina línea.
-¿Lo de anoche?-Seras lo miró atentamente, con los brazos cruzados. El se aclaró la garganta.
-Entiendo que la noche anterior, sus acciones fueron incorrectos, desastrosos- Su cólera difundió en confusión mientras trataba de averiguar lo que quería decir.
-¿Qué?-Seras finalmente preguntó de nuevo, sacudiendo la cabeza ligeramente.
Alucard gimió internamente. "¿Tengo que repetir algo que incluso un niño puede entender? Ella es una chica inteligente, pero actúa como si fuera sorda"
-A favor de ella, le dijiste en una forma enredada. Si lo hubieras dicho como te dije, entonces ella habría entendido- su demonio contrarresto.
-Quiero decir que estoy dispuesto a perdonar tus acciones de anoche, porque no entendías lo que estabas haciendo- gruñó, perdiendo la poca paciencia que tenia con su demonio y con ella. Seras lo miró boquiabierta ante sus mejillas brillaban con un color de rosa y su rostro se retorció de rabia.
-Yo no hice nada anoche! Y para tu información, yo sabía exactamente lo que estaba haciendo- Él negó con la cabeza.
-No. De lo contrario, no me hubieras deshonrado- Las mejillas de ella se volvieron un tono más oscuro y oyó a su demonio reír en voz baja.
- Una cosita bastante atractiva, cuando está enojada.-
-Yo no te deshonre. Tú fuiste el que hizo un gran alboroto por nada- argumentó obstinadamente. -Ni siquiera hablamos más allá de lo que dijimos bajo ese árbol-
-Sí, pero elegiste pequeños idiotas de mentes débiles como sus posibles pretendientes- Hizo una pausa, pensando para encontrar una manera para hacerle entender que potencialmente habría sido vergonzoso para su línea de sangre. Si tan sólo ella tuviera un siglo o dos más, cuando la gente todavía se preocupaba por sus árboles genealógicos! Entonces, habría sido mucho más fácil de hacerla comprender sus palabras.
-Yo puedo derrotar a cualquiera de ellos con las manos atadas a la espalda- añadió. Ella gruñó con disgusto y negó con la cabeza, pasando una mano por el pelo.
-Sé que puedes- finalmente admitió. -Pero ¿se te ha ocurrido pensar que yo quería esas personas a causa de algo más que la fuerza bruta?- Descruzó los brazos y colgaban a sus costados. -Me gustó sus emociones, sus mentes. Eran inteligentes, divertidos y apasionados acerca de algo. Por eso les permití quedarse conmigo-Seras lo miró con tristeza, y Alucard pudo ver que ella no esperaba que la entendiera.
-El humor y la pasión no será una buena protección para ti cuando te ataquen- señaló. Seras se rió, sorprendiéndolo. ¿Ella pensaba que siendo atacado es divertido?! Cómo algo humorístico ¿Cómo una hordas de Ghouls la atacaran, y no tenía a nadie a quien recurrir, pero si eligió a la "emoción"?
Su demonio resopló. -¿Quién va a atacarla con hordas de Ghouls?-
-¿Quién va a estar atacándome?- Seras pregunto al mismo tiempo con la misma burla que ata sus palabras.
-Es mejor estar preparado- respondió. -Reinos han caído de la misma fe despótica se pronuncia de manera justa- Su expresión se volvió oscura y melancólica, y él apartó la mirada de ella. -Sé por experiencia personal-
-Y supongo que tu eras el atacante que le demostró que estaban equivocados- ella se burló. Cuando Alucard no contestó, ella exhalo suavemente. –Oh- En la miró para ver que ella miraba fijamente al suelo, como reprimida. Ahora sus mejillas quemaban por una razón diferente.
-Sólo díselo- su demonio murmuró. -Ella no va a reírse. No de ti. No después de esto-
-Seras- Ella levanto la mirada, ojos aguados. "¿Por qué llora? Ni siquiera le he hablado con dureza, todavía"
-Ella llora por nosotros, creo- su demoño admitió. -Ella sabe que tu vida no ha sido la más fácil, para que llegues a esto- Alucard no pregunto por lo que entiende por "esto". Casi no quería saber, aunque en el fondo, no se podía negarse a Seras. -Ella nos compadece, no por nuestras acciones, sino por el hecho de que estamos solos-
"Yo nunca estoy solo, ella debería saberlo" respondió con dureza "Te tengo a ti"
-Podrías tenerla, también- respondió. Alucard no respondió, sino que miró a la chica de pie con tanta paciencia, esperando oírlo, cuando ella podría tener la misma facilidad que ir a las montañas. Él no la detuvo, no en este momento.
Tal vez sería mejor dejarla ir con uno de esos debiluchos. Siempre podía protegerla de lejos, como un antiguo maestro aria. Pero la idea de dejarla irse de su lado enfureció a su demonio e hizo su pecho se apriete extremadamente. Él tenía la sensación de celos, pero los celos no lo hacían sentir tan... lamentable.
-Mi poder...- comenzó lentamente, mirando hacia abajo a las runas en sus guantes. Mientras Sir Integra viviera, estaba ligada a su voluntad, y su familia. Pero cuando muriera ¿Qué sería de él? Servir un maestro había ocupado las últimas décadas, y nunca había estado aburrido, mirando la naturaleza, interesante, de los seres humanos.
Pero tarde o temprano, iba a cambiar. ¿A dónde iría entonces? ¿Qué hay de Seras? A dónde iría ella? y si eran expulsados de la casa por parte de los funcionarios del gobierno. O peor aún, si trataban de destruir a ambos. Él iba a sobrevivir, sin duda, pero dudaba de ella. Seras era joven todavía, y mientras que ella era más fuerte que un vampiro promedio, ella era retenida por los seres humanos en lo que se refiere, y podría dudar en matar. El precio de una vacilación tan bien podría ser su final no-vida.
-Mi poder es una de las pocas cosas que me quedan para ofrecerte- gruñó, con las manos apretadas en puños. Recordó cómo utilizaba sus puños, vistiendo su armadura junto a su espada, mientras cabalgaba al campo de batalla, la adrenalina en sus venas. Solía ser tan estimulante. -No tengo nada más dentro de mí-
Ella abrió la boca para protestar, pero él levantó una mano y sacudió la cabeza. El peso de sus años pesaba sobre él, incluso sin los millones de almas en su mente. -Yo sé qué es lo que quieres, pero no puedo, no recuerdo cómo dártelo. Los perdí hace siglos... otras capacidades- Hubo un intenso silencio. Y cuando levanto la mirada al verla, la observo cuidadosamente.
-Siempre te aseguras de utilizar el lenguaje correcto, ¿no?- ella dijo de repente. -Nunca dices jergas o mezclas tus palabras como yo. Te tomas el tiempo para asegurarte de que cada palabra que pasa por tus labios transmitan el significado correcto- Ella señaló a su propia boca mientras hablaba. -Así que...- ella se acercó, casi con timidez. -Si has perdido esa capacidad, como tú dices...-
-Sí- murmuró. Seras sonrió y levanto la mirada, sonrojándose como ella lo miraba a los ojos.
-Lo contrario de lo perdido es encontrarlo, ¿no? Así que, si los has perdido, significa que es posible que puedas volver a recuperarlo-
-No es así de simple- Ella se estiró, con los brazos detrás de la cabeza, mientras asintió con la cabeza.
-El quién dijo que la vida era simple fue un completo idiota- comento. Ella miró con picardía a él, dando un paso más cerca de nuevo y presiono con un dedo en el pecho acusadoramente. -Pero, ¿no me dijiste una vez que: rendirse es lo que mata a la gente?-
Él parpadeó y ella sacudió la cabeza. -Si te has resignado, de modo que esto es algo bueno y que nunca lo obtendrías, entonces debería ir por ahí, apoyarse contra la pared oriental, y esperar a que salga el sol ¿No te parece?- Ella le guiño un ojo. -¿O simplemente eres un gran hipócrita después de todo?-
Alucard no expresó una respuesta, y ella sonrió con complicidad antes de moverse hacia atrás y girarse para salir. -Voy a dejarte que pienses en eso, entonces- Ella arregló el pelo y saludó con la mano en dirección a la puerta. -Ven a verme en algún momento en esta noche, incluso si es sólo para ver a los demás, ¿de acuerdo?- Con eso, ella se había ido.
-¿Qué?- dijo entre dientes, logrando deslizarse hacia abajo en la silla una vez más. "La resignación es lo que mata a la gente" Sí, él había dicho eso a ella, y a Walter, también. Pero ella había usado sus propias palabras en su contra. ¿Cómo había sucedido esto? ¿Por qué la dejó manejar la situación en primer lugar, cuando había sonado tan insolente? "¿Qué acaba de suceder?"
-Creo que acabamos de volver de nuevo a la pelea- su demonio confesó con cierto grado de aprobación -Buen trabajo.; realmente no me necesitabas, después de todo-
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