𝗦𝗵𝗼𝗿𝘁𝗳𝗶𝗰 - 1/4. Demonios
Sella las heridas de mi piel con besos furtivos
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Las heridas que inundan la piel de Shishido preocupan a Tsuruno cuando el hombre se ofrece a curárselas.
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En cuanto el alcohol hace contacto con la piel de Shishido, su cuerpo se contrae pero se queda quieto, como si se tratara de un acto reflejo.
—¡Ah!
—Si te estuvieras más tranquilo y cuidaras no meterte en peleas innecesarias, nada de esto habría ocurrido —le repite Tsuruno, con un tono de voz estricto, pero que en realidad muestra preocupación por el otro hombre.
El cuerpo de Shishido está lleno de moratones y cortes. Tsuruno se había encargado de curarle porque Shishido había vuelto a la oficina sin apenas poder sostenerse en pie, y cuando le dijo que se ocuparía de sus heridas Shishido apenas rechistó, lo cuál ya era una señal de la gravedad de los daños en su cuerpo porque solía insistirle a Tsuruno que no le ocurría nada de lo que debiera de preocuparse, negando así sus cuidados en casi todas las ocasiones.
Sin embargo, ahora que Tsuruno ha podido obtener una vista amplia del torso de su compañero, se da cuenta de que hay miles de cicatrices anteriores a lo que se haya hecho el día de hoy, y muchas de ellas incluso se encuentran abiertas; cualquier matón de Sotenbori fácilmente podría hacer que brotara sangre de ellas con una navaja medianamente bien afilada. Es verdad que muchas de las heridas son opacadas por el tatuaje que cubre la gran parte de su cuerpo, y Tsuruno no puede evitar preguntarse la de cortes que Shishido no habrá tratado correctamente por ser él quien se cure a sí mismo; teniendo difícil acceso a la espalda y con unas dotes que, sin decir mucho, son inferiores a las de Tsuruno.
Hace unos minutos que Shishido se dio la vuelta y Tsuruno empezó a tratarle la espalda: lo cierto es que de frente le sorprendió que las heridas que tenía eran pocas, sobre todo de cortes que solían distribuirse cerca de la zona de los brazos, mientras que por detrás tenía muchísimos moretones, pero seguramente la mayoría serían de otros días. Tsuruno les dedica tiempo porque aunque no sea un tratamiento complicado, no quiere lastimar a Shishido más de lo que la vida lo ha hecho desde que tenía quince años y lo cierto es que es consciente con solo mirarlos de que debe tener cuidado: algunos son de color verde lima, seguramente los más recientes, mientras que otros adaptan una tonalidad oscurísima o llegan a acercarse al color morado de una forma espeluznante. Tsuruno piensa que no se pueden obtener moratones tan serios de una pelea callejera y debe de resistir el impulso de preguntarle a Shishido por el origen de aquellas heridas, pues no le gusta hacerle hablar de su pasado sin que sea él que saque el tema.
Sin embargo, en cuanto baja sus manos por la espalda para examinar las cicatrices y la negrura del tatuaje oscurece cada vez más la piel de Shishido, se da cuenta de que justo arriba de la zona que cubren sus pantalones hay heridas muy serias: golpes de un morado tan oscuro que deben de llevar semanas ahí, adornando su piel, y otras cicatrices profundas y que descienden más allá de su espalda. Un escalofrío recorre el cuerpo de Tsuruno mientras los rumores sobre el patriarca del clan Kijin llegan a su mente.
—¿Ocurre algo? —pregunta Shishido, con una casualidad que hace que a Tsuruno le cueste darse cuenta de dónde está.
—Shishiro… —murmura sobre su espalda, casi para sí mismo pero el otro hombre también lo escucha.
Tsuruno pierde la mirada mientras contempla las cicatrices de Shishido y el otro hombre no le da importancia a la actitud de Tsuruno por no poder identificar su preocupación mientras el silencio reina en la habitación.
No dicen nada más hasta que Tsuruno deja de tratar su espalda y Shishido se coloca de nuevo su camiseta, abrigo y se va por la puerta.
Tsuruno ha tratado de hacer todo lo que estaba en su mano por Shishido; pero ahora que lo examina, está claro que darle un nuevo nombre para alejarle de las pesadillas de su pasado no es suficiente para alejar a los demonios que le atormentan.
Tsuruno se pregunta si algún día se abrirá sobre ellos, porque está claro que Shishido, más aún teniendo en cuenta que no parece ser plenamente consciente del peso de su sufrimiento del pasado, aún no está listo para hablar de eso directamente y sin embargo, lo que más le acaba entristeciendo es que no tiene seguro si algún día lo acabará haciendo con él.
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