𝗢𝗻𝗲-𝘀𝗵𝗼𝘁 - Lo que ocurre en las oficinas de la familia Watase en la noche

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Era por la noche en las oficinas de la familia Watase y Tsuruno había vuelto después de zanjar un tema de la familia. Lo cierto es que se respiraba soledad en el aire del edificio, encontrándose sus hombres fuera pero Tsuruno había vuelto para dejar un par de cosas e irse a su casa.

Abrió la puerta principal y subió las escaleras mientras estiraba el cuello y los nudillos después de lo cansado que le había dejado el día de hoy. No esperaba nada en particular, pero al abrir la puerta de su oficina se encontró parándose en seco mientras la puerta ni siquiera se había abierto del todo, quedándose a medio camino y apoyando un pie en el suelo.

Entre la iluminación limitada de la habitación, con una lámpara de luz cálida pequeña que apenas dejaba ver lo que estaba ocurriendo, visualizó a Shishido. Primero que nada le sorprendió verle ahí porque llevaba desde la mañana sin hablar con el hombre y de todos los lugares, no se esperaba encontrárselo sentado en el sofá rojo de su oficina. Ahora, la descripción de él no se quedaba ahí, pues sin tener colocado su abrigo, Shishido se subía la camiseta ayudándose de una mano y esto aparentemente dejaba a la luz sus abdominales que apenas pudo ver entre la oscuridad y el tatuaje. Lo que destacaba, aún así, era el lugar donde se localizaba su otra mano; entre su entrepierna y moviéndose verticalmente arriba y abajo con rapidez. Tsuruno no quiso quedarse viendo de más, pero tuvo que examinarlo para llegar a esa conclusión.

Y se quedó congelado mientras observaba la escena: con el tiempo, incluso se dio cuenta de que Shishido estaba jadeando y sus gemidos se escuchaban por toda la habitación. Lo que más impactaba a Tsuruno, sin embargo, no era que Shishido hubiera empezado a masturbarse en la sede de su familia, sino que explícitamente lo estaba haciendo en el sofá de Tsuruno en el que difícilmente dejaba que alguien más se sentara a parte de él.

Mentiría si dijera que la escena no le estaba volviendo loco, plagando su mente de sentimientos contradictorios y justo cuando su cerebro quiso hacer click y querer retroceder porque le parecía mal estar viendo esto, no tiene ni idea de qué hizo, pero su pie que sujetaba la puerta acabó enredándose con el otro cuando trató de ir hacia atrás en un movimiento en el que sus nervios se encontraron traicionándole, y por ende acabando en el suelo de su propia oficina, delante de Shishido y su rostro rápidamente se ruborizó al completo.

Shishido miró hacia abajo, sin embargo, no se quedó quieto en ningún momento. Siguiendo masturbándose solo que ralentizando el movimiento, observando a Tsuruno, y el hombre lentamente se levantó mientras sentía cómo sus pantalones empezaban a apretarse. Desde este lugar la vista de Shishido era más clara; podía observar cómo sujetaba su pene entre su mano y los sonidos húmedos que hacía a la vez que su respiración irregular delataba los gemidos provenientes de su boca. Casi pareció que se levantó incluso con más ganas la camiseta con la mano que la sostenía hacia arriba, y Tsuruno no podía apartar la mirada de él.

—Tsuruno… —pareció murmurar Shishido, mandando un calambrazo electrónico que recorrió toda la espalda del capitán— Ven aquí.

A pesar de que el hombre se encontrase congelado, de alguna manera pudo mover sus piernas hasta al lado de Shishido, transportándose de forma que, estando Tsuruno de pie, mirara a Shishido tumbado en su sofá desde arriba, fijando su mirada en él.

De un momento a otro, Shishido se deshizo de la mano que había centrado en su camiseta para llevarla hacia la cremallera de los pantalones de Tsuruno, ocasionando una fricción que no hizo sino más que su erección creciera entre sus pantalones mientras que Shishido los bajaba y lentamente (pero todo yendo demasiado rápido para el cerebro de Tsuruno) los descendió hasta hacer lo mismo con su ropa interior y revelar la flacidez de la longitud de Tsuruno ahora justo al lado de su boca.

E instintivamente, Shishido empezó a lamerla; llevando primero su lengua que empezaba a rodear el glande y a la vez motivando a que la erección de Tsuruno creciera más para después llevársela a su boca y empezar a chupar horizontalmente con lentitud, sin llegar al fondo pero prestando una atención arrolladora a la parte más débil del pene de Tsuruno en la punta, provocando que el hombre empezara a gruñir por lo bajo y deshaciéndose de sus gafas de sol para que pudiera observar mejor los ojos de Shishido abajo suya, con su boca centrada en hacerle sentir bien y sin bajar el ritmo de su mano en su propio placer.

—Shishido… —murmuró Tsuruno, llevando sus manos a su cadera y aumentando el volumen de sus gemidos mientras que Shishido iba más a fondo en su mamada, llegando hasta el fondo y sin mucha complicación un par de veces para después, sin previo aviso, quitar su boca del sitio y deshacer al pene de Tsuruno del calor de esta— ¿Qué…

Tsuruno observó de nuevo el cuerpo de Shishido y pudo contemplar que ya no se estaba masturbando.

—Quítate la ropa.

El capitán sintió que el calor de sus mejillas iba a erupcionar como si de un volcán se tratara cuando Shishido le dijo aquello de forma tan directa. Y no es como si le decepcionara la forma en la que la situación se había tornado, por lo que, sin apartar sus ojos del brillo de la mirada de Shishido que refulgía entre la oscuridad, le hizo caso.

Llevando primero sus manos hacia su chaqueta, se deshizo de ella y después siguió su camisa de diseños florales, revelando el tatuaje de su espalda que, al contrario que el de Shishido, no cubría la mayor parte de su torso y a veces se encontraba más escondido. Después se quitó completamente los pantalones y la ropa interior y lo dejó todo en el suelo, para acto seguido sentir cómo Shishido tocaba con suavidad sus caderas con una mano, haciendo que se agachara hasta estar en el sofá a la misma altura que él.

Tras esto colocó su mano restante de nuevo en las caderas de forma que abrazó la figura de Tsuruno y sin avisarle Shishido le besó; fue de imprevisto, incluso algo salvaje y a Tsuruno le costó adaptarse al ritmo tan rápido, desenfrenado y lascivo del hombre pero aún así pudo hacerlo una vez cerró sus ojos y trató de acostumbrarse tanto a la situación como a la forma en la que la lengua de Shishido atacaba a su boca sin remordimientos.

Cuando se separaron, Tsuruno estaba jadeando.

—Shishido, yo… No sabía que tú… Que esto…

Tsuruno trató de hablar, pero no tenía ni idea de qué se suponía que debía de decir.

—Capi… no pasa nada —le reconfortó Shishido con una voz extrañamente suave, para después volver a besarle e inclinarle sobre el sofá, tumbándole mientras presionaba su cuerpo con el suyo y a la vez se bajaba los pantalones hasta deshacerse de ellos.

Extrañando Tsuruno el toque agresivo de sus labios sobre los suyos, Shishido volvió a alejarse para subir su camiseta del todo, encontrándose ahora los dos totalmente desnudos, solo con sus zapatos sobre el sofá.

No había sido hasta ahora que Tsuruno se dio cuenta de hasta dónde había llegado esto, con su cuerpo tumbado en el radiante sofá rojo mientras Shishido se inclinaba desde arriba, casi escabulléndose entre sus piernas para que pudieran caber.

—¿En qué piensas? —preguntó Tsuruno, todavía con sus labios húmedos y observando al otro hombre clavar sus ojos en su cuerpo.

—Me pregunto si me dejarías follarte.

El corazón de Tsuruno dio un vuelco frente a la proposición. Lo reflexionó por unos segundos, solo para encontrarse dando la vuelta en el sofá, exponiendo su tatuaje a Shishido y prácticamente mandándole una confirmación de esta manera.

Poco después sintió Tsuruno cómo Shishido rozaba su entrada con un dedo, moviendo el pulgar arriba y abajo en una zona muy limitada para después tratar de meterlo. Fue apenas más allá de donde se ubicaba su uña, pero fue lo suficiente para hacer a Tsuruno saltar y emitir un fugaz gemido, cuya intensidad aumentaría después.
Humedeciendo sus dedos con su propia saliva y líquido preseminal, volvió a intentarlo de nuevo; pudo ir más allá de la uña, llegando con mucha lentitud a introducir con éxito la mitad de su dedo. Después probó y alejándolo otra vez trató de introducir otro, no fue difícil con sus dos dedos dentro de Tsuruno, pero se dio cuenta de lo apretado que estaba al tratar de abrirlos parecido al movimiento de una tijera. A la vez, el hombre debajo suya pegaba su cabeza a la almohada del sofá mientras trataba de reprimir parte de sus gemidos y que no se notara demasiado cómo de rojo debía de encontrarse su rostro.

—Creo que va a ser un poco duro —advirtió Shishido.

—Mmhm… Me da igual.

Eso fue lo que dijo Tsuruno, pero Shishido no estaba tan seguro de si le acabaría dando igual. Haciendo uso de mucha más saliva repitió lo mismo con los dos dedos, y alegrándose de que llegara a ser más fácil, probó con un tercero. Le llevó unos cuantos minutos, pero pudo asegurarse de que la situación empezaba a facilitarse mientras sacaba y metía uno de dentro de Tsuruno, haciéndole temblar, a la vez, de la anticipación.

—Shishido, ya estoy. Venga…

Shishido se rió por lo bajo, seguro que Tsuruno no esperaba que su voz saliera tan débil en aquello, casi diciéndole que le necesitaba en este momento mientras llevó sus manos a su trasero para abrirse y transmitirle a Shishido que empezara ya a follarle.

—Ya voy, ya voy —le dijo entre una débil carcajada.

Poco después llevó su pene a la entrada de Tsuruno y la rozó mientras una sonrisa satisfactoria se formulaba en su boca al escuchar sus sonidos de impaciencia, que rápidamente se transformaron en gemidos ahogados al entrar Shishido dentro suya.

Fue una sensación electrizante, porque Shishido ya sabía que Tsuruno se sentiría apretado cuando estuviera dentro suya pero aún así su calor le invadía con un placer inmenso mientras que lentamente trataba de empujar su pene, tomándose su tiempo para que Tsuruno pudiera acostumbrarse a él y lo cierto es que al principio le costó, pero luego puede relajarse mejor y ahí es cuando Shishido empezó a embestir en su interior, aumentando la velocidad de sus caderas que iba a de izquierda a derecha de forma progresiva.

—Shishido… —jadeó Tsuruno, apoyando sus dos codos en el sofá mientras hundía su cabeza en un colchón como antes y sus gemidos subieron en intensidad y volumen de forma que agradeció que ahora mismo ellos dos fueran las únicas personas que se encontraban en el edificio, porque al golpear Shishido en su próstata Tsuruno gritó y se transformó en un desastre de jadeos y respiraciones entrecortadas que a veces murmuraban su nombre. Enseguida llevó una mano a su pene para empezar a masturbarse mientras Shishido embestía con más rapidez dentro suya, ahogando su boca en la almohada y aún así logró correrse con el nombre de Shishido en ella, marcando un hilo blanco en el sofá del que seguramente se arrepentiría al día siguiente junto con las huellas de sus zapatos.

Shishido no quiso tardar y aprovechando que Tsuruno ya empezaba a volverse más suave en su alrededor trató de ir más rápido hasta que sintió que estuvo lo suficientemente cerca y con unas embestidas lentas y profundas acabó dentro de Tsuruno. De un momento a otro sus piernas le fallaron y sintiéndolas como gelatina se derrumbó en el sofá a la vez que Tsuruno, empezando a salir el líquido blanco proveniente de Shishido fuera suya.

—No tenías que haberte corrido dentro mía, sabes —le dijo Tsuruno mientras los dos se acostaban al mismo lado y sus rostros se encontraron.

—Perdóname —se disculpó Shishido con lo que fue a plantar un beso en los labios de Tsuruno, mucho más suave que los anteriores, y sin lengua. Ni siquiera sabría si tendría fuerza para repetirlos—. Llevaba mucho tiempo esperando esto.

Los ojos de Tsuruno se abrieron.

—¿Es en serio?

—Sí —respondió Shishido mientras fijó su mirada en el techo—, pero no me esperaba que me descubrieras.

—Bueno, quizá deberías pensar en eso antes de masturbarte sobre mi sofá.

Shishido enmasculló una carcajada frente a Tsuruno porque le pareció genuinamente adorable lo que había dicho, incluso si el otro quería que le tomara en serio.

—Bueno… no ha estado tan mal —dijo Tsuruno para sí, entonando una pequeña risa en sus labios tras pensar exactamente en lo que acababa de pasar y en lo bien que se había sentido—. Pero este sigue siendo tu estropicio, ¿Me limpias?

Shishido levantó su pecho mientras que asintió. Haciendo uso de una caja de pañuelos cerca suya, empezó a hacer exactamente lo que le había pedido, y Tsuruno se sintió algo avergonzado, pero como Shishido no comentó nada prefirió no hablar.

Sin embargo, de un momento a otro se escuchó cómo se abrían las puertas de la entrada de la sede y Tsuruno y Shishido se miraron mutuamente, en pánico, mientras las voces de sus hombres se escuchaban desde abajo.

—¡Capitán, hemos comprado comida a domicilio por si le apetece! —gritaron desde abajo, y Tsuruno se acordó de que efectivamente le había dicho a sus hombres que iría a la oficina a por algunas cosas. Se maldijo a sí mismo mientras deseaba no haber hecho aquello; podría encontrarse antes en una situación mucho más embarazosa con Shishido y no le hubiera gustado ser interrumpido.

—Mierda —dijo Tsuruno mientras giraba su mirada desde la puerta, semi abierta y con la luz de la calle asomando por ella con lo que entraba de las escaleras, para después mirar a Shishido—. Tenemos que vestirnos.

Aunque Tsuruno se agitó, Shishido se quedó con una sonrisa traviesa en su rostro, ayudando a agarrar su ropa del suelo mientras se vestían con una rapidez de asombro.

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