Capítulo 6
"Señorito Dragomir"
Cuando mi cabeza golpeó repentinamente la madera fría supe que ya me encontraba devuelta en mi cuarto. Mis brazos estaban extendidos sobre a ambos lados y mis piernas estaban cruzadas en los tobillos. Desde el cielo parecía una imagen bastante bíblica. De mi mejillas caían lagrimas y había algunas que ya estaban secas. Mis labios se encontraban hinchados y mis ojos debían estar enrojecidos. Debía verme fatal, pero no me importaba en lo más mínimo.
Areu me había abrazado hasta que había dejado de llorar, luego vio lo cansada que me encontraba y se despidió diciendo que ya era hora de volver a mi mundo. Fuimos hasta la sala del piano y luego me ayudo a pasar la barrera. No hubo ningún monstruo esta vez. El viaje había sido tranquilo como docenas de veces antes. Decidí que no iba a decirle a mi maestro de aquel monstruo. Areu ya se encontraba en demasiados problemas por mi culpa. No quería comprometerlo más. Por lo que aun que sin mala intención cuando él se encontraba distraído robe su libro. Aquel libro con cubierta de cuero hecho a mano y que en su lomo al igual que en su portada anunciaba: "Criaturas y sus distintas clasificaciones, volúmenes 1, 2 y 3". Si esa criatura no aparecía en ese libro iría con Areu, pero si lo hacía leería sobre ella y luego lo regresaría a su maestro de forma discreta y sin que se percatara de su ausencia. Sabía que estaba mal, ¿pero que puedo decir? Había una extraña voz que me dijo que debía tomarlo, que me llamaba a hacerlo, y como una tonta le hice caso. Ahora debo vivir con las consecuencias de ese acto.
Sonreí con malicia llevando el libro a mi pecho y abrazándolo. Luego de unos suspiros de cansancio encontré la suficiente energía para ir hasta mi cama y recostarme. Al cerrar los ojos, por lo que pareció un pequeño y placentero instante tuve que volverlos a abrir al escuchar aquel chillido agudo producido por mi madre quien me llamaba para ir a desayunar y luego ir a la escuela. Tome ambas manos las cuales apreté sobre mi rostro buscando de alguna forma callarla, pero al pasar varios minutos en los que ella seguía llamándome decidí bajar, y volver a la rutina.
———————————————-
Mi madre como todas las mañanas decidió dejarme a una cuadra antes de la escuela para no tomar la desviación y llegar a tiempo a su trabajo como trabajadora social. Ni bien llegue a la escuela el clima de tensión era notorio, por no decir bastante explícito. Todos los que se encontraban presentes en las enormes puertas blancas dejaron hablar normalmente al verme para cuchichear entre murmullos. Como si no fuera imposible oírlos, mi "audición" hizo que tuviera que escuchar los comentarios irientes que murmuraban sobre mi.
"Se dice que es una bruja que embrujo a Emma"
"Pobre Emma"
"Esta loca"
"Ayer estuve mientras tuvo ese "ataque", pero en realidad dicen que fue un llamado a satanas"
"Maldita freak"
"Es una abominación"
Y la lista seguía y seguía. No me importaba realmente lo que ellos dijeran o opinaran de mi. Siempre habían pensado que era una rarita así que no interfería mucho que ahora creyeran que era una rarita que además es bruja. Solo me importaba lo que esas dos almas iban a decir, y al verlos juntos supe que estos poderes no siempre eran tan malos. Moví los mechones rubios y los coloqué detrás de mi oído derecho para poder oír mejor, mientras me recostaba sobre una pared blanca y bajando la vista hasta mi celular. Actuando como si nada estuviera pasando.
– Deberíamos acercarnos – sugirió Archer. Con un tono arrepentido añadió –. Es nuestra amiga. Mira como la están viendo todos, Bonnie. Nos necesita.
– Si quieres ir nada te detiene, Lee. Pero hay una razón por la cual no quieres ir solo, y ambos la sabemos – repuso Bonnie enojada.
– No, no es así – negro con movimientos de cabeza que pude captar con el rabillo del ojo.
– Lee por una vez acepta la verdad. Tienes miedo de Selene, porque dentro de ti sabes qué hay algo que no es normal en ella. Algo que a estado allí y que ambos sabemos pero nunca lo hemos dicho. Porque era nuestra amiga.
– ¿Era? Justamente tu Bonnie Dumont va a creer que nuestra Line es una bruja. Eres la persona más escéptica que conozco.
Bonnie no dijo nada. Simplemente se quedó callada mientras respiraba pesadamente. Yo por otra parte estaba a punto de echarme a llorar como un bebé por lo que agaché la cabeza entre mis rodillas. No fue hasta que mi amiga desde pequeñas volvió a hablar que sentí como mi corazón se rompió a causa de la decepción.
– ¿Que es lo que quieres que te diga, Lee?, ¿que ya no se quien es Selene Smith? Pues ya no se que es lo "eso" sea.
Cuando el sonido del timbre retumbó sobre mi cabeza esperé unos segundos a que todos entraran a sus salones y cuando no quedó nadie en el pasillo, me levante y corrí lo más rápido que pude al baño. Al verme frente al espejo pude observar lo que ya venía creándose en mi mente. Estaba desecha. Mis ojeras por no poder dormir en todo la noche estaban más presentes que nunca, mis ojos rojos por haber estado llorando en los brazos de Areu y mis lagrimas nuevas causadas por mis "amigos". Como pude me lave la cara con agua y me seque con el buzo del uniforme. Al terminar me volví a mirar en aquel viejo espejo y comprobé aún parecía algo desecha pero no lo suficiente como para algún profesor lo notara. Tome mi mochila la cual se encontraba en el suelo y sonriéndome a mi misma en una sonrisa totalmente falsa, salí. No hice ni siquiera un paso luego de la puerta antes de que un cuerpo con buena musculatura me golpeara y me provocara una contusión que me deja tirada en el suelo.
– ¿Eres estupida o realmente te esfuerzas por ser una? – preguntó aquella asquerosa y profunda voz.
Al levantarme vi como sus grandes y baroniles manos sostenían su cabeza la cual trataba de aliviar con masajes circulares. Ese Dragomir si que era un bello chico de pies a cabeza era una preciosura, era una lástima que fuera un idiota espectacular.
– Mira quien habla, Mister Gormless*– espete ofendida.
– ¿Que me dijiste?
Levantándose al mismo tiempo que yo me miro con sus hermosos ojos celestes los cuales debo admitir me harían derretir si no fuera tan... Dragomir.
– ¿Sabes? No tengo las ganas ni los crayones necesarios para explicarte, señorito Dragomir – ironicé imitando las palabras del profesor Wakefield, algo que lo hizo enloquecer de la rabia. Punto a mi favor.
Con una rapidez que me impresionó me estampo contra la pared blanca. Trate de moverme pero colocando sus brazos a mis costados me lo imposibilito. Me había ganado con un simple movimiento. Impresionante, pero el juego aún no acababa. Su respiración hizo que mi piel se pusiera de gallina, algo que me hizo odiarme por ser tan débil.
– ¿Realmente no me tienes miedo? – cuestionó más para si mismo que para mi.
Su pregunta me desconcertó. ¿Porque debería temerle?, me pregunté a mi misma volviendo a ver sus ojos. Lo mire sin la mínima pizca de temor. En todo caso, debería ser al revés. Él tendría que temerme, y tampoco lo hace. Sus rosados labios se encontraban entre abiertos como si fuera a decirme algo. Por un momento pensé...
– ¿Pero que diantres están haciendo? – cuestionó la profesora Lockwood, en un agudo chillido que provocó que Dragomir se separara rápidamente de mi.
Ninguno sabía que decir exactamente. Baje mi vista apenada por ser encontrada por mi profesora favorita en brazos de Dragomir, y lo peor de todo era que ella pensaría que pasaba algo entre nosotros dos. ¡Cosa que era imposible! Jamás iba a pasar nada entre ese niño arrogante y yo.
Cuando estaba a punto de hablar para tratar de que esto no se viera tan malo, Dragomir decidió tomar la batuta y salarnos a ambos.
– Gracias por estar aquí, profesora. Creí que nadie iba a venir – agradeció mientras me tomo por mis hombros como si estuviera sosteniéndome.
– Pero, ¿que sucede? – inquirió realmente preocupada acercándose a ambos.
– Verá, soy nuevo en la escuela y estaba llegando tarde porque aún no entiendo muy bien las habitaciones. Cuando estaba por llegar a mi salón me topé con esta chica, que se había descompuesto – le informo el pequeño mentiroso sin dudar en ningún momento de su narración.
Yo por mi parte no me podía quedar atrás así qué haciendo un pequeño show entrecerré un poco los ojos al mismo tiempo que me tomaba la cabeza, todo mientras los brazos de Dragomir me sostenían.
– ¡Por dios! Selene, ¿te encuentras bien?
– Si, eso creo – es mi interior no podía dejar de reírme de mi misma. Estaba dando la mejor actuación de mi vida y el único para presenciarlo era Dragomir –. Yo... solo me sentía muy cansada. Es que no pude dormir ayer y creo que más que un desmayo fue simple sueño.
La profesora se vio más tranquila ante mi comentario que era verdadero. Apenas podía sostenerme en pie. Estaba acostumbrada a dormir un mínimo de 8 horas diarias. Y no dormirlas era igual a que el mundo me diera una golpiza.
– Me tranquila muchísimo. Pero sabes que debes dormir por lo menos 8 horas diarias para su edad, de otra forma todo su sistema colapsa. Deberías descansar un poco en la enfermería – me aconsejó Lockwood haciéndome sacar una sonrisa.
– Creo que puedo sobrevivir un pequeño ataque de sueño, aunque tal vez se me sea un poco difícil durante la clase del profesor Connolly – bromeé haciendo que ambas riamos al mismo tiempo.
Dragomir quien no conocía al viejo y torpe profesor Connolly no comprendió a que se debía la broma por lo que se nos quedó viendo a ambas.
– Ten cuidado, Selene – tomó mi mano acariciandola en un gesto de acompañamiento y al terminar de hacerlo, lo miro a él. Lo observo y cuando termino, añadió – ¿Como es su nombre joven?
– Velkan, Velkan Dragomir – dijo con orgulloso, el arrogante.
– Hermoso nombre. Muy... distintivo, sin lugar a dudas. Bueno, cuide de mi mejor estudiante, joven Dragomir.
Mis mejillas se sonrojaron ante la mirada de la profesora pero las palabras de él hicieron que pasara de un simple sonrojo a un tomate en menos de dos segundos.
– Lo haré.
Dándonos una mirada cómplice se fue dejándome en uno de los momentos más incómodos de mi vida.
– ¿Con que me cuidarás, Dragomir? – pregunté irónicamente entre sonrisas.
– Ya quisieras – la bella y dulce sonrisa que había mostrado momentos antes a Lockwood se había desvanecido, siendo remplazada por una mirada seca, añadió con superioridad –. Aprende a diferenciar la realidad de la fantasía.
Haciendo un sonido de completo asco, dije en vos alta algo que ya sabía: – De verdad te crees que eres mejor que yo.
– Si tu lo dices entonces... debe ser verdad.
¡Oh no! No, no, no. Esto era cruzar la línea de lo surreal. ¿Realmente esto estaba pasando? ¿Este chico me estaba tratando como basura sin siquiera conocerme? ¿Quien se creía que era?
– Sabía que existía la gente basura, pero no sabía que existía gente tan asquerosa como tú – gruñi más que cabreada tomando mi mochila del piso y dándole la espalda, dejándolo con otro insulto en la punta de la lengua.
Mientras me alejaba de él pude escuchar como susurraba un "maldita loca" para si mismo a lo que no le preste atención. Que se pudra ese niño malcriado y arrogante. ¡No!, grite para mis adentros. No debía tener sentimientos fuertes por nadie, y mucho menos odiar a alguien como lo estaba haciendo. "Definitivamente no debes pensar nada más sobre ese "Dragomir", Selene", me ordene a mi misma.
————————-—————————
Solté un suspiro de cansancio y colocando ambos brazos sobre la mesa verde trate de descansar, aunque sea unos minutos. Mi cabeza estaba dando vueltas, y a penas podía mantener mis ojos abiertos. Debía parecer un zombie consumido por sus propias ojeras.
– Señorita Smith, llaga 15 minutos tarde a mi clase y además, duerme durante ella – me reprocho el profesor Connolly despertándome de un golpe sorpresivo. Al levantar la vista y ver pude ver cómo tenía sus ojos enrojecidos y a punto de echar lágrimas –. ¿Porque no escucha la clase?
El profesor Connolly siempre a sido algo "sensible" durante sus clases. Si no lo escuchamos, hablamos mucho o parecemos cansados lo hacen llorar y no hablemos de cantarle su feliz cumpleaños, ese tema esta prohibido. Cuando me refiero a que llora no lo digo en sentido metafórico, literalmente comienza a llorar mientras todos nos quedamos callados y sin saber que hacer. Es un profesor muy bueno pero es demasiado aburrido dando sus extensas explicaciones sobre los filosos antiguos. Es de contextura delgada, no muy alto tal vez solo de 1,65 y con unos pequeños ojos cafés con la mirada de un pequeño niño perdido. Así que no es una figura a la que mis compañeros le tengan respeto, mucho menos miedo.
Cuando estaba a punto de responderle apena, el sonido de la puerta hizo que todos los presentes doblaran su mirada a él. Sus cabellos rubios estaban despeinados y su mirada seguía siendo fría y seca, como mineros antes.
– Lamento llegar tarde, estuve perdido por los pasillos – explicó Dragomir acercándose a Connolly.
– Claro, él chico nuevo, señorito Dragomir – no pude evitarlo y tuve que hacerlo, solté una carcajada al igual que el resto de la clase siguiéndome. La mirada asesina de "el señorito" lo valió, pero como consecuencia el profesor me miró con una mirada de completa reprobación y luego de pensarlo, añadió –. Usted se lo a conseguido, señorita Smith, irá a detención después de la escuela.
– Pero...
– Ningún pero, se lo ha ganado esta vez y lo sabe. Ya sabe que han cambiado el curso de castigo al piso superior.
El maldito me tiro una sonrisa de completa satisfacción que poco le iba a durar. Eso era una promesa.
– Si ya se.
Digamos que soy lo que los profesores llaman una "busca y encuentra problemas". El año pasado pase más tiempo en la escuela que en mi casa prácticamente, así que los castigos son normales para mi. Son solo tres horas en las que en vez de estar en mi casa usando el celular estoy aquí junto con dos o tres tontos más.
– ¿Cual es su nombre, joven Dragomir?
– Soy Velkan Dragomir.
– Me atrevo a decir que es de... ¡Edwinstowe! – cantó con todo el ánimo del mundo el pobre profesor que recibió docenas de gritos y abucheos por parte de nosotros ante ese odiado nombre. Trato de callarnos paro lo único que pudo lograr fue que los barones, en especial Sam, comenzarán a ladrar como perros.
Edwinstowe era una ciudad más o menos como Barlfom, eran pueblos enemistados por años de disputa en temas tontos y triviales. Quedaba a menos de 30 minutos de Barlfom, por lo que era una situación muy regular que los jóvenes de Edwinstowe y de mi ciudad, nos hiciéramos bromas pesadas mutuamente. Aún que había veces que ellos pisaban la línea, como cuando decidieron prenderle fuego a la plaza local. Algo que hizo que todo el pueblo se uniera en su desconformidad contra ellos. Había pasado casi dos meses en los que no había ninguna broma pesada, pero sólo era cuestión de tiempo para que los del último año de la escuela decidieran empezar la guerra de vuelta.
– No soy de Edwinstowe – aclaró Dragomir, aunque ya era muy tarde, los chicos no deban de hacerle burla.
– Silencio, por favor, silencio – pidió el profesor volviéndose a poner rojo y con los ojos llorosos al no poder controlarnos –. Siente, señorito Dragomir donde guste.
– El profesor Lakatos dijo que Dragomir y Smith deben sentarse al frente de la clase durante todo el año, profesor Connolly – anunció Caitriona, la mejor amiga de Emma, y la arpia mas venenosa que conozco –. Creo que como vicepresidente debo respetar las órdenes de nuestros profesores, y por lo visto, Smith no se encuentra en su lugar asignado.
– ¿Eso es cierto Smith?
Era cierto, pero vamos solo me encontraba a dos bancos de distancia del que debería estar. Me di vuelta mirando a Caitriona fulminándolo con la mirada a lo que ella me respondió con una sonrisa de ganadora seguido de una leve subida de hombros haciéndose la apena.
Guarde mis cosas lo más rápido que pude y tomando mi mochila fui hasta ese maldito banco y me senté con la peor cara que pude hacer, ganándome otra mirada de reprobación de Connolly.
– Ya se, ya se. Castigo, castigo mañana – dije con ironía.
Luego de eso la clase sigo normal, lo unció que pude hacer fue cruzar mis abrazos sobre mi pecho y me callarme. Después de que el profesor comenzara su discurso del comienzo del año y esas cosas, vi como Dragomir me lanzo una mirada enojo a lo que le respondo con una de asco total. Así nos quedamos hasta que el timbre sonó, dándonos paso al peor de todos mis males, el recreo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top