Capítulo 1
Pase corriendo entre la gente sin que se dieran cuenta de mi presencia, tomando lo que podía para poder tener con que sobrevivir. Salí corriendo del mercado hasta poder llegar al árbol más cercano, llegué y me senté recostando la espalda al tronco, empecé a observar las injusticias que siempre se presentan por culpa de guardias imbéciles.
Solo por ser las personas pobres creen que no valemos nada, que solo somos útiles para servir a las personas de clase alta o en sus defectos pelear las batallas en las que mueren muchas personas por culpa de ellos; no se puede confiar en nadie.
- ¡KOLETTE! Necesito que lleves esto al mercado, al puesto de Frank -dijo Adara señalando una bolsa.
-Abuela no deberías estar por aquí-le dije mientras me acercaba a ella.
-No te preocupes por mí, ahora ve a llevar la bolsa.
-Como órdenes.
Agarre la bolsa y me fui otra vez al mercado, cuando llegue vi a todas las mujeres desde la más joven hasta la señora más anciana alborotadas corriendo por todos lados. Entre al puesto de Frank, en si su puesto es vender cosas robadas a los de clase alta o algunas hortalizas.
-Frank, ¿por qué están las personas alborotadas en especial las mujeres? -le pregunto mientras le entrego la bolsa. Él es un señor mayor como de unos sesenta y algo castaño con algunas canas y ojos verdes claros.
-Cariño, veo que no te enteraste-dijo la esposa de Frank, Margaret una mujer de unos cincuenta pisando los sesenta, morena, pelirroja con unas casi inexistentes canas y unos ojos color avellana.
- ¿De qué tendría que haberme enterado?
-Pues que vienen los reyes y el príncipe a escoger a la que representara esta parte del reino por la corona- explico Margaret haciendo que rodara los ojos, es una estupidez lo que hacen siempre, se encargan de buscar desde la clase alta hasta la clase baja cinco chicas para que compitan por la corona para ser la próxima reina de Viena y esposa del príncipe Thiago.
-Otra estúpida selección no- dije con enojo frunciendo el ceño.
-Sabes que no podemos hacer nada- dijeron los dos al unísono.
-Sé que no podemos interferir en esa estúpida tradición, nos vemos tengo que regresar a casa.
Salí del local sin esperar alguna respuesta de su parte y empecé a caminar tranquila esta vez sin tomar nada, tengo lo suficiente para sobrevivir con mi familia esta semana y parte de la otra. Después buscar otra vez comida para seguir subsistiendo.
Llegue a casa, una casa vieja algo deteriorada por el paso de los años con la pintura cayéndose poco a poco tanto de la puerta como de las paredes. Lo único que se mantiene en buen estado son las flores sembradas por Adara.
-¡ABUELA LLEGUE!-grité en cuanto cruce la puerta para entrar a la casa.
-¡ESTAMOS EN LA SALA!- grito esta vez William.
Me acerque a la pequeña sala de la casa y justo como dijeron estaban ahí sentados en uno de los muebles, mientras que el otro mueble lo ocupaban los reyes.
-¿Que hacen estas personas aquí?-pregunte con un voz fría mientras me ubicaba atrás de mis abuelos.
-Cariño, la reina Calista y el rey Marcus vinieron hablar contigo-dijo mi abuelo mirándome a los ojos.
-¿De qué quieren hablar?-dije, me importa un comino si son los reyes por culpa de ellos es que estamos pasando por tanto. Ellos deberían estar atentos a lo que hacen sus guardias.
-Ese no es tono de hablarle a tus superiores-dijo el rey parándose con su porte imponente y un tono de voz fuerte para intimidar a las personas al igual que la mirada fría que da.
-Eso no me importa, digan ya sobre lo que quieren hablar o se pueden ir, ya saben dónde se encuentra la salida-dije mirándolo con una sonrisa cínica en el rostro.
-¡Kolette!-dijo en un tono de voz fuerte mi abuela mirándome.
-Señores Montrose, ¿Nos permiten hablar con su nieta a solas? - pregunto la reina con una sonrisa mirando a mi abuela.
-Claro que si majestad-dijo y se paró del mueble junto a mi abuelo al pasar por mi lado Adara se detuvo a mi lado-compórtate o por lo menos escucha-susurro para después irse.
Me senté en el lugar donde estaban mis abuelos quedan frente a los reyes creándose un silencio incomodó en el ambiente.
-Kolette fuiste seleccionada para representar a la ciudad de Mina para obtener la corona-dijo la reina tranquila mirándome a los ojos.
-¡Que!-grité y empecé a caminar por la sala desesperada- tiene que ser una broma, ¿es una broma verdad?.
-No, no es una broma fuiste seleccionada, para representar a Mina.
-Lo siento, pero no lo voy hacer busquen a otra persona que esté interesada para que lo haga-dije más calmada, esto no puede ser verdad yo aborrezco estos eventos y me vienen a escoger.
Ahora falta que venga mi príncipe azul, nos casemos y vivamos felices por siempre sin ningún problema, que estupidez. Nada de eso va a pasar, no vivo donde todo es perfecto, yo vivo en un mundo donde la realidad es dura y cruel, donde hay que robar para poder vivir.
-¿Qué quieres para que lo hagas? ¿Dinero? ¿Joyas? ¿poder? -dijo el rey mirándome con sus ojos azules tan oscuros como el mar.
-Sobornarme no va a servir, no me interesa nada de eso que menciono-dije segura cruzándome de brazos.
-Bien, entonces si no lo haces tú y tu familia se van a quedar sin casa y no van a tener nada y estarán desterrados-dijo, no esto no puede ser, no puedo dejar a mis abuelos y hermanos sin nada no me lo perdonaría.
Maldito, sus amenazas no me afectan, pero se está metiendo con mi familia y eso no lo voy a permitir. Jure protegerlos y eso voy hacer.
Suspire- está bien, acepto. Pero quiero que mis abuelos y hermanos no pasen hambre y mis hermanos puedan estudiar.
-Claro van a tener lo que pides, así que como aceptas esto, no nos hace falta decir que nos vamos hoy mismo, busca tus cosas y bajas-dijo la reina con una sonrisa, acaso no se cansa de sonreír nunca.
No contesté y subí a mi cuarto y en un bolso metí unos collares y sarcillos que me regalo mi familia, la poca ropa que tengo, unos libros algo desgastados y por ultimo un álbum de fotos y otros objetos. Me colgué en el hombro el bolso verde y bajé las escaleras para llegar a la sala otra vez encontrándome con mi familia.
-Los voy a extrañar-dije abrazando a mis hermanos menores.
-Y nosotros a ti-dijeron al unísono.
-Chloe prométeme que vas a seguir estudiando para cumplir tus sueños y tu Toby prométeme que vas a seguir estudiando y vas a cuidar a Chloe y a los abuelos-le dije separándome para ver sus ojos tan grises como la tormenta al igual que los míos.
-Lo prometemos-dijeron y me volvieron abrazar.
Me separe de mis hermanos y fui para donde mis abuelos, vi a mi abuela llorar la abrace lo más fuerte que pude.
-Te voy a extrañar mi tormenta, acuérdate siempre de que "la belleza está en el corazón" no dejes que te cambie. No pierdas tu esencia, es lo que te va a llevar muy lejos- me susurro lo último para que más nadie lo pudiera escuchar.
-No voy a dejar que eso pase lo juro-dije y la abrace por última vez
-Mi cielo te voy a extrañar cuídate no sabes lo que te espera-dijo mi abuelo tomándome de las manos y poniendo una cajita en ellas-ábrelo cuando llegues allá-susurro.
-Nos tenemos que ir-dijo el rey con su tono de vos fría.
Antes de salir la abuela le susurro algo al rey y él asintió antes de alejarse. Me quede con la curiosidad de lo que le dijo.
Salí de la casa y nos montamos en la limusina, para partir a la capital del reino, el carro empezó a avanzar y vi a mis abuelos y hermanos despedirse con las manos. Me recosté en el vidrio
De chiquita como todas las niñas una parte de mi infancia soñé con convertirme en princesa, pero ahora no quiero nada de eso. Ya nos soy la niña que quiere eso, me encargue de enterrar su recuerdo en lo más profundo de mi mente.
No me interesa tener lujos ni nada solo quiero ser libre y no estar en una prisión con sirvientes y más lujos. Porque para mí sigue siendo una prisión sin escapatoria hasta que el príncipe escoja con quien casarse.
Tengo que hacer lo posible para salir de ahí sin perjudicar a mi familia.
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