Capítulo 4


Sus manos sostienen el tenedor y el cuchillo sin intención alguna de cortar la carne en su plato. Escuchá claramente el sonido de los utensilios contra la porcelana en el silencio que reina en el comedor.

Raramente comparte la mesa con sus padres en un acto tan común como un almuerzo.

Sus lazos se han deteriorado con el paso de los años y en los únicos momentos que parecen una familia es cuando les toca afrontar un  tétrico episodio en la penumbra de su habitación como si fuese él un chiquillo de cinco años asustado por las pesadillas.

Un suspiro hosco lo abandona haciéndolo tomar la decisión de dejar los artilugios a un lado y concentrarse en beber un poco de vino de elfo.

No tiene apetito, pero si tiene esperanzas por lo que dijo Mcgregor, existía una gran posibilidad de encontrarle solución a su mente dañada. Eso era por mucho una excelente noticia.

Además estába ella. La había visto en persona luego de tanto tiempo. Los mismos diez años quizás, y finalmente sus caminos se cruzaban.

El marrón hechizante de sus ojos turbado por el dolor y la ira le carcomio el pecho en preocupación, pero se trataba de Granger, ella era fuerte. Seguramente en unos cuantos días volvería a resplandecer en todo su esplendor.

Paso la mayor parte de la noche pensando en ella, y por primera vez en mucho tiempo su noche, a pesar de ser en completa conciencia, ya que no logro dormír nada, fue muy tranquila.

Había determinado hace mucho tiempo que su recuerdo le generaba paz, pero ese día en particular confirmo que su presencia se la otorgaba.

─ ¿Qué tal las cosas por la empresa? ─ Lucius, seguía concentrado en devorar el platillo frente a él. La pregunta fue dirigida a su persona sin levantar la mirada.

Draco tomo un último sorbo antes de dejar la copa en el comedor ─. Bastante bien. Muy novedoso e ingenioso la idea de adquirir mobiliario Muggle, las computadoras son sin duda nuestra mejor adquisición. Han logrado digitalizar la mayor parte de los archivos.

Se le sintió el entusiasmo al hablar de los cambios en la compañía. Aunque tuvo que consultar esté cambio con su padre, esté lo apoyo indicandole que era una de las mejores decisiones para demostrar que habían quedado atrás sus perjuicios.

─ Eso es maravilloso ─ Concordó Lucius, enfocando su atención en su único hijo ─. Muy acertado de tu parte innovar de está manera el control de la empresa. Vamos a ver cómo resulta para saber si nos conviene aplicar la misma estrategia en el resto de las compañías.

Draco arqueó una de sus cejas en un perfecto gesto. Su incredulidad fue notoria y apenas si fue capaz de recomponer su postura cuando su padre imitó su acto.

─ ¿Renovarás el resto de las empresas? ─ Cuestiono sorprendido.

─ Malfoy Company, es toda tuya. Las demás empresas lo serán, en su debido momento claro está. ─ Lucius busco tomar un poco de agua antes de continuar ─. La modernización llegará a estás de alguna forma ¿Qué mejor manera que de manos de su futuro sucesor?

─ Eso cierto hijo ─ Apoyó Narcissa, interviniendo por primera vez ─. Todos los negocios estarán bajo tu control en algún momento, que vayas involucrandote poco a poco con ellos es muy acertado. Así no le quitas la poco distracción a tu padre. ─ Lo último fue una broma que lo hizo sonreír apenas.

─ Dejando a un lado los negocios ¿Que tal te fue en el club querida?

Y eso era lo que él necesitaba para ponerse en pie e irse a su habitación a luchar contra su tormento. Contra él mismo.

─ Una perdida total de mi tiempo. He pensado en renunciar a la membresía todo lo que se ve allí son señoras creyendose finas y habladurías baratas. ─ Limpió con delicadeza la comisura de sus labios para después agradecerle con un gesto a la elfina que sirvió su té de manzanilla ─. Draco ─ Mencionó haciendo que el muchacho detuviera su habitual huida ─. Me he enterado que la señorita Granger rompió su compromiso. Una lastima ¿No lo creés?

El silencio volvió a reinar dándole a entender que sus progenitores esperaban su respuesta. Comprendió entonces que lo que dijo aquella enfermera cuando estaba recluido en San Muggo, también fue escuchado por sus padres.

En su delirio la llamo. Cuando las altas temperaturas de su cuerpo lo quemaban debido a la infección adquirida por la herida de su mano, él la llamo. En repetidas ocasiones con ímpetu y vigor.

Ese día la enfermera le acaricio el cabello en un gesto maternal y le pidió que soñará con ella, todo eso delante de sus padres dejándolo en evidencia.

Odiaba sentirse débil. Detestaba sobremanera la sensación que le generaba aquella palabra, pero sobre todas las cosas le parecía ridículo sentirse arrinconado.

Arreglo las solapas de su túnica en un gesto claro de nerviosismo que su madre bien conocía.

─ Has señalado que lo dicho en ese club son habladurías madre.─ Arguyó. Era obvio que no le diría que conocía casi a la perfección aquella situación dónde la protagonista era Hermione.

Narcissa sonrió complacida ante su respuesta ─. No lo digo porque haya sido cotilla en el club. La noticia fue primicia en el profeta.

Inevitablemente sus gestos se vieron contrariados por la sorpresa. Trató de recuperar su postura aristócrata para evitar continuar con aquello.

─ Buenas tardes padres. ─ Se despidió con premura dejándolos solos y con toda la intensión de conseguir un ejemplar de aquel periódico.

........

"La gran boda dorada ha sido cancelada"

Por Rita Skeeter

Cómo bien se conocía una de las parejas más icónicas de la sociedad mágica eran nuestros queridos héroes; Hermione Granger y Ronald Weasley, quienes acompañaron en batalla al gran Harry Potter. La relación de los jóvenes era a la vista de todos bastante sólida por lo que cuando anunciaron su boda no, nos pareció nada extraño.

Lo que realmente nos ha dejado impresionados fue la cancelación de la misma. Si señores y no son injurias. De boca de nuestra querida heroína hemos conocido que la celebración no será efectuada, y no por retrasos ¡No señores! La pareja ha roto su relación a solo días del gran día...

Draco no siguió leyendo, tenía suficiente con saber que todo el mundo mágico conocía su separación. Su atención fue captada por una foto que mostraba a la ex pareja, y que gracias a un hechizo, se desgarraba a la mitad como muestra de su ruptura y volvía a unirse en un acto repetitivo.

Esa Skeeter era toda una chismosa. No entendía como era posible que tuviera conocimiento de todos los sucesos de la comunidad.

Recordaba claramente como había armado todo un espectáculo mediático cuando su familia fue impugnada por el ministerio, y cuando traslado todo el nuevo mobiliario del mundo Muggle.

─ Entrometida ─ Bramó con hastío dejando sobre el escritorio la impresión.

Hacía más de tres horas que estaba en su empresa. Inmediatamente al llegar puso a correr a su secretaria hasta que dió con un ejemplar de ese día.

Casi río de alegría al ver el encabezado de aquella notícia pero después la conciencia lo embargo. Razonó sabiendo que no podía reírse de las desgracias ajenas.

En medio de su conflicto interno dejo que avanzarán el resto de las horas hasta que finalmente se encontró con la pijama puesta y sumergido entre la sábanas de su cama.

Luchando contra la pesadez de sus párpados y la sensación de arenosa en su retina. Se resistía a dormir.

Bostezó en varias ocasiones oponiéndose a sucumbir, un acto que le fue imposible. Llevaba dos días enteros sin conciliar una hora de sueño continúo. Su cuerpo le reclamaba el acto a gritos feroces, no aguantaba el acotamiento.

En un parpadeo sus pestañas se negaron a alzarse. Viéndose tentado a la comodidad se de dejo arrastrar por Morfeo.

.....

─ ¡Draco! ¡Dracooo! ¡Ayúdame!

Gritos que lo jalaron con ímpetu a la sala de menesteres. El fuego ardiendo con fuerza arrasando todo a su paso.

Su pecho subiendo y bajando ante la aceleración de su pulso. Intentó correr inútilmente quiso escapar del círculo de llamaradas que lo envolvían.

─ ¡Ayúdame! ¡Draco! ¡Auxilio me éstoy quemando!

La desesperación lo embargo. Era Vicent, debía ayudarlo antes de que el fuego lo dañará.

Agitó sus brazos tratando de apaciguar las llamas y por primera vez se percato de la desnudes de sus manos, su piel blanca tan tersa y suave como lo recordaba se revelaba ante su vista. Un conflicto se armó en su interior que se disipó tan rápido cuando otro alarido lastimoso se colo por su audición.

─ ¡¡Vicent!! ─ Gritó con fuerza desgarrando sus cuerdas vocales en el proceso ─. ¡¡RESISTE!! ─ Demandó con fiereza antes que se viera envuelto por el fuego.

Jadeó de horror y dolor cuándo sus manos empezaron a consumirse en el fuego.

Las llamas lo cegaron al punto dónde tuvo que cerrar los ojos y luego el humo empezó a picarle la nariz obligándolo a abrir la boca para tratar de no ahogarse.

Sintió el cambio tan repentino de escenario. Abrió los ojos temiendo lo que pudiera encontrarse, viéndose así mismo frente al féretro de Vicent.

Lágrimas surcaron su rostro, un quejido quejumbroso abandono su boca y sintió perder la fuerza de sus piernas.

─ ¡Me fallaste! ─ Vocifero una imágen subreal de Vicent Grabbe, al lado de su propia urna donde él pequeño recuadro de cristal mostraba su rostro. ─ ¡Me dejaron morir! ─ La rabia anuado el grito provoco el estallido de centenares de vidrios que flotaban a una gran altura.

─ ¡Nooo! ¡Vicent! ─ Urgió su nombre tratando de protegerse. ─ ¡Quise ayudarte! ¡Perdón! ─ Lo veía alejarse mientras un gran hoyo en la tierra comenzaba a tragarse la urna ─. ¡PERDONAME!

....

Una inhalación profunda lo trajo de vuelta a la realidad. Una pequeña lámpara alumbrando se mantenía encendida.

El sudor mojaba su cabello y su ritmo cardíaco era tan agitado que lo sentía retumbar en su garganta.

Perdón Vicent ── Susurro con dolor haciéndose ovillo en el colchón. Desconocía la hora, eran quizás las tres de la madrugada. ── Perdóname.

Estába tan atormentado y dolido que no entendía el porque él seguía con vida y su amigo no. Todo aquello era su maldita culpa. Toda su culpa.

Él se había empecinado en que debían cumplir lo ordenado por Voldemort, para que sus papás no pagarán las consecuencias de la desobediencia. Blaise y Vicent, se habían negado, pero él los convenció con una valentía que ya no tenía, que debían hacerlo para salvar a sus padres.

Fue su culpa. Su maldita culpa.

......

Hermione contemplo con un gesto amargo el profeta lanzado en su pórtico. No tenía ánimos para leer las sandeces que seguramente había escrito Skeeter, sobre ella.

Era más que obvio que el escándalo venía de la mano con la fotografía en primera plana de ella junto a Ronald, partiendose a la mitad con un dramatismo delirante.

No estaba de ánimos para seguir lidiando con todos esos estúpidos comentarios y opiniones de lo que los terceros aseguraban era lo mejor para su vida.

Ese era su momento de decidir a quién sacaba de su entorno, no de que el mundo mágico hiciera un chisme a sus expensas cuando su única intención fue notificarle a Rita, que la boda se había cancelado para que no  fuesen a recibir la primicia de unas nupcias no realizadas.

Ella siempre tan condescendiente ¿Y que ganaba? Traición de parte de quién fuese. Solo conseguía ser burlada.

Pero ya no más. Estaba harta de las personas incapaces de ver qué sus malas acciones podían repercutir dañinamente en terceros.

Tomo el periódico del suelo y avanzó con él hasta el bote de basura más cercano en el exterior del vecindario. No podía retrasarse más, seguramente el médico de turno quería descansar y ella estaba ahí haciendo memorias de la poca humanidad en sus allegados.

Se dejó ir por las calles solitarias más calmada cuando dejó caer aquel papel en un bote de basura. Por primera vez en mucho tiempo recordaba el porque había adquirido su casa en aquella zona.

Estaba céntrica y a tan solo una cuadras largas - bastantes largas a decir verdad -  de San Muggo, pero su intención siempre fue recorrer aquella zona para disipar sus nervios los primeros días de graduada y vaya que le habían funcionado.

Un transeúnte le regaló una sonrisa la cual ella respondió con amabilidad. Ese gesto por parte del extraño le recordó a Harry, quién solía sonreírle como modo de saludo.

Estaba dolida con él por no decirle nada en su momento, por abandonarla y brindarle su apoyo condicional a Ron, dejándola aún lado a ella. Cómo si su dolor fuese menos cuando ella era la engañada.

Jadeó inconsciente de que lo hacía en voz alta. Abrumada  por el escozor en el pecho ante la traición.

Hubiese apoyado la idea que él se mantuviera a raya del asunto, pero no fue así. Él pareció escoger un bando, y todos su supuesto amigos también.

Comprendió entonces que esos amigos eran en su relatividad familiares de Ronald, y que Harry hacía poco se había convertido también en familia.

Ella había quedado aislada en el mundo que prefiero defender dejando atrás a su familia. Dejándose olvidar por ellos para su protección.

Sus pasos se detienen cuando sus ojos dan con el bullicio de San Muggo.

La entrada principal está concurrida muchas personas entrando y saliendo, algunos sanadores hablan entre sí con carpetas entre sus manos, seguramente evaluando algún caso.

Su concentración es rota por la figura que se atraviesa en su campo unos metros más allá de ella.

Lo reconoce con mucha facilidad. Draco Malfoy, está dándole la espalda. Él está ahí pareciendo anclado al suelo mirando con fijeza la puerta principal sin ganas de entrar. La escena le resulta familiar porque es exactamente lo que ella está haciendo.

Arrastra sus pies con ligereza sin entender aún porque está haciéndolo. Acorta los metros que los separan fijándose en la postura rígida que mantiene y la tensión notoria en sus hombros.

Su nuca muestra una ligera inclinación, y se pregunta mentalmente que lo tiene tan agobiado.

Se imagina que va a una nueva sesión con Mcgregor, dado que sería la única explicación de verlo nuevamente allí, y sabiendo la especialidad del sanador.

Él se gira con abrupto cuando la siente invadir su espacio. Es notable su expresión contrariada por la sorpresa.

── Hola ── Tuerce ella en un gesto acompañándolo en la misma posición que él a tomado.

Ambos frente a la puerta del hospital cuestionando interiormente por qué no avanzan.

── Buenos días ── Responde con la voz pastosa. La puede sentir a su par siguiendo la dirección de su mirada. Su pulso comienza a desestabilizarse cuando la brisa sopla arrastrando el aroma de la sanadora hasta sus fosas nasales.

Vainilla.

Sigue oliendo a vainilla.

── Verás a Mcgregor, supongo ── Lo analiza esperando una reacción brusca de su parte, pero al contrario solo recibe un asentimiento de afirmación ──. Sea lo que sea él va ayudarte. Es un gran profesional...

── ¿Cómo lo sabés? ── Cuestinona interrumpiéndola con agresividad y a la defensiva.

── Me ayudó, y mucho ─ Su mente divaga en los recuerdos de sí misma sentada frente a Mcgregor, negándose a utilizar el sillón de consultas y pidiéndole al sanador tomar asiento en las sillas del escritorio.

Fueron tiempos difíciles aquellos. El estar en la línea de la muerte por tantos meses viendo como sus conocidos y amigos quedaron tendidos en algún sitio de Howarts.

Lavander, se aparecía en sus sueños al igual que Remus, Tonks y Fred. Todos ellos tratando de cubrirla para evitar que le hicieran daño alguno. Hubiese deseado estar en cada uno de los momentos dónde fueron atacados para evitar que se fueran.

Anuado a éso el lidiar con el olvido de sus padres le generó más angustia de la que fue capaz de soportar en su momento.

Un día de pronto sintió que la realidad se confundía con la distorsión que se presentaba en  su mente, cayendo en un agustioso martirio.

Mcgregor, llegó un día a su vida sin buscarlo. Dió con ella en un pasillo de San Muggo, cuando se encontraba recostada de una de las paredes respirando con dificultad debido a un ataque de pánico.

La ayudo ese día en particular, y la volvió ayudar las veces que lo necesito hasta que logro sacarla de aquél lugar donde su mente caía sin previo aviso..

── Jamás lo imaginé ── Arguyó retraído después de darle el tiempo que ella se tomó en silencio.

── La guerra dejo secuelas en todos. ── Por primera vez ambos se enfrentan.

Ambas miradas escurridizas tratando de mantenerse fija para hurgar en el interior del otro, midiendose en la perpetualidad de aquel momento. Mentes divagando en los recuerdos antiguos rehuyendo diez años atrás hasta encontrarse, en diferentes ángulos, en una situación completamente distinta.

Hermione, fue la primera en romper la conexión visual. Carraspeó un poco y volvió a fijarse en la entrada.

── Malfoy, con respecto al otro día...

── Bastante patético ── Interrumpió imitandola tal cual lo dicho en su anterior encuentro

── Bastante sí ── Concordó ella dejando escapar una diminuta sonrisa que él se vio inmitando.

Apenas una mueca, pero lo hizo solo porque ella le regaló ese momento tal sutil que le generó paz.

Porque ella significa eso para él. Aunque sea en un minuto.

Ella le regalaba paz.

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¡Holaaa!
¿Cuéntenme que les va pareciendo #Seldom?
¿Y si hacemos una interacción? A ver... El primero que me diga que significa el título de la historia tendrá la dedicatoria del próximo capítulo. 

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