Capitulo 6
Después de ingresar a sus aposentos, el azabache se recostó en la suave cama, cubriendo su rostro con ambos brazos, permitiendo que el rojo adornará su cara. No podía creer que le haya gustado esa actitud del consorte real, pero no podía ignorar esa sensación tan ardiente al verlo demostrando su posición, anteponiendo a una simple dama de compañía que a una noble concubina.
Suspiro restregando su cara, enterrando sus dedos al no tener efecto que deseaba.
— Sovieshu, ¿Estás ahí?
La voz de su padre lo hizo saltar levemente de su lugar, tranquilizo su corazón y acomodo su ropa arrugada, aclaro su garganta para dejar pasar a su progenitor.
— Adelante padre.
Las puertas se abrieron por un sirviente, quien reverencia al príncipe y al emperador antes de retirarse.
— Padre, ¿Que haces aquí? ¿No deberías estar preparándote para el banquete?
— Eso debería preguntar yo, ¿Por qué aún no estás listo? Sabes la responsabilidad que tienes al representar el imperio de Oriente pero te veo — lo mira de pies a cabeza con seriedad — demasiado despreocupado por dar una buena impresión.
— No me hable de responsabilidad padre, ¿Debería recordarle su irresponsabilidad con mi madre? — Cuestionó con una furia bien escondida.
El emperador avanzo hacia su hijo, sosteniendo su camisa con fuerza contenida, marcando las venas de la mano en el proceso, en ningún momento dejo de apretar los dientes. Acercó su rostro al de su hijo, susurrando entre jadeos su molestia.
— NO- VUELVAS - A - COMENTAR - NADA — dicho esto soltó bruscamente a su hijo, haciendo que este caiga en la suave cama. — ¡No tienes el derecho de hacerlo! — alzó un poco más la voz
El emperador dió una última mirada a Sovieshu y salió hecho una furia.
— Cuánto lo detesto...
¿Por qué? ¿Por qué no podía perdonar a su padre?
Por qué era un maldito mentiroso, ególatra e insensible. Lastimo a su madre al traer una amante a su hogar, no le importo siquiera el destruir a su familia por una mera mujer. Recordaba perfectamente como su madre lloraba desconsolada por su desinterés, cómo poco a poco su madre caía en depresión, sin nadie que la ayudara o se preocupara realmente por ella. El trato de apoyar, oh, claro que lo hizo, lo hizo tan desesperadamente que en lugar de sacarla de ese abismo, creo otro aún más profundo pero no para su madre, si no para el.
Culpo a la amante y lo sigue haciendo pero dejo de importarle su existencia para atormentar a su padre.
— Creo que ya debería de prepararme...— Murmuró sin ganas de nada, pero tenía que asistir, estaría Mei Ling.
El pensamiento del hermoso consorte hizo que su ánimo subiera. Alcanzó la campana de cristal de la mesilla al lado de su cama y la movió despacio de un lado a otro.
Los toques en la puerta hizo que se detuviera en su lugar, eso fue rápido.
¿Acaso era un objeto mágico?
— Adelante —
Los sirvientes ingresaron a la habitación inclinándose ante el principe, todos eran hombres lo cual extraño un poco al joven azabache.
— Saludamos a su alteza real, el principe Sovieshu — el encargado del grupo hablo por todos sin levantar la mirada — tenemos el honor de vestirlo adecuadamente para el banquete de compromiso. ¿Nos permite continuar con nuestra tarea, mi señor?
Algo aturdido el joven príncipe busco las palabras adecuadas para responder, después de todo las formalidades que manejan en el imperio era diferente al Oriente.
— Quedo en sus manos.
Sin más los tres hombres se movilizaron en diferentes lados de la habitación. El mayor de ellos se dispuso a elegir la vestimenta adecuada, mirando una sola vez las prendas para escoger varias de una sola vez, no sin antes, preguntando sobre los colores que más le agrada usar o el estilo de ropa con el cual se sentía más cómodo. Los otros dos sirvientes se movían sin instrucciones, coordinando para llevar los elementos faltantes a su vestimenta.
Después de unos arduos minutos de preparación me guiaron al espejo para poder contemplar el resultado final. No estaba tan mal, el traje tenía la finalidad de pasar por ropa casual pero aquellos hombres lograron que se usará como traje de gala combinando algo de aquí y haya, definitivamente sabían hacer su trabajo.
Paso su mano por el saco y después a los sirvientes que no lo miraban directamente.
— Los felicito de corazón, el traje es perfecto — comento con una ligera sonrisa.
Los sirvientes asintieron, reverenciaron y salieron a paso veloz. Su trabajo por muy fácil que se vea no lo era y ahora que varios nobles solicitaban criados que dieran opciones variadas y aceptables en en la moda y belleza no era de menos que estuvieran hasta el cuello de trabajo . Los sirvientes especiales, llamados -Asistentes de Belleza- ayudaban con el arregle a la imagen física de la realeza ya que los incidentes con nobles que en su mayoría carecían de paciencia al ver a que los sirvientes convencionales no lograban llegar a los estándares de belleza y moda.
Tratando de evitar estos desagradables situaciones, Mei Ling dio su propuesta, siendo aceptada por el consejo y el emperador para dar pie a una nueva sección de sirvientes en el palacio.
— Muy bien...—
Esperaba que los arreglos hechos por los sirvientes sean suficientes para impresionar al hermoso consorte, contaba los minutos para volver a verlo tan perfecto como siempre.
Camino hacia el baño pero un leve resplandor lo hizo detenerse y mirar hacia el escritorio, al hacerlo abrí sus ojos con sorpresa. La cara de Navier. No había respondido aún.
Suspirando, tomo asiento rápidamente en la silla disponible y comenzó a redactar la carta.
Se había olvidado de su prometida al estar tan concentrado en Mei Ling.
¿Cómo le diría que quiere casarse con un doncel en lugar de ella?
Es un hecho que se enamoro demasiado rápido y que no conocía bien al consorte pero eso se podía arreglar al tener una que otra cita.
El problema radicaba en qué ambos ya estaban comprometidos y parecía no tener salida para ambos.
Pero antes de tomar una decisión, hablaría con su padre, aún si detestaba la idea, rogaría para que le ayudará a contraer nupcias con Mei Ling y si tenía que arruinar la celebración lo haría sin dudarlo. Su amor era más grande que su orgullo, todo sea por su amado oji jade.
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Lin Mei acomodo el cuello de su hanfu nervioso. Cómo marcaba parte de la tradición, tenía que estar junto a su padre para recibir a su prometido pero como quería verlo antes de que fueran apartados en distintas secciones del palacio, tuvo que saltar esa parte para no caer en la ansiedad de estar alejado de el por tanto tiempo.
Los pasos suaves en el fondo del pasillo captó la atención del peli blanco, giro su cuerpo para recibir a su amado como se merecía pero no pudo hacerlo, quedó paralizado al verlo. Solo una palabra llegó a la mente del principe.
Hermoso.
— Querido — su voz, tan deliciosamente suave lo hizo reaccionar— ¿ No debería estár con el emperador?
Conocía ese tono, lo estaba reprendiendo por hacer su voluntad como pasaba casi (siempre) en situaciones que requerían de dejar a su prometido por un lapso de tiempo largo.
— Lo se mi amor, discúlpame pero quería pasar un poco más de tiempo extra contigo — tomo su mano y beso sus nudillos. El aroma natural pego con fuerza aturdiendolo.
— Lin Mei — alzó su vista a los jades que brillaban con fuerza, sobresaltando su corazón — ¿Acaso desea hacerme quedar en ridículo?
— ¿Que? ¡No! Yo—
Trato de justificar sus acciones pero el doncel no dió su brazo a torcer y posicionó su abanico en el pecho del principe, dando unos cuantos golpecitos para que se callara y así lo hizo. Tomo su barbilla con suavidad sintiendo el leve temblor de sus labios y el sonrojo en su rostro.
— Con tus acciones me hacen dudar realmente si quieres que esté compromiso siga en pie. Yo me comprometí a seguir punto a punto las viejas tradiciones pero ahora observó que tu no quieres ni piensas poner de tu parte.
Nervioso trato de hablar con claridad. Decir algo lógico para que su amado no se molestará con el. Con una mirada entrecerrada dió una advertencia silenciosa.
Habla y no respondo.
— Vete con el emperador, informaré sobre nuestra ausencia, no quiero verlo después de la celebración ¿Entendido? No sobrepase sus libertades conmigo solo por qué le otorgue las riendas una vez.
Lin Mei observó el rostro de su prometido, el arrepentimiento surgió en sus facciones pero no le importo. Solo su barbilla y reverencio, perdiéndose en otro pasillo junto a sus damas de compañía.
Las damas Xia y Xiu caminaron tras de su señor, molestas por el descaro del principe aunque poco podían hacer, su influencia era nada y su poder no era comparable ni aún noble de bajo rango. Deseaban poder ayudar con la corriente de responsabilidades que tenía en el palacio. Solo rezaban para su bienestar físico y mental.
— Xia —
— Si mi señor — dió una reverencia y cruzó por otro pasillo.
El joven doncel continuó caminando, dió una leve seña para que su dama se acercará. La joven se posicionó un centímetro tras de su señor, esperando órdenes.
— Si el emperador hace un movimiento contra mi o la gente bajo mi cuidado, infórmame — con un movimiento de muñeca hizo retroceder hasta su lugar original a Xiu.
— Si mi señor. Por favor, tenga cuidado con la nobleza extranjera. — rogó con preocupación.
Los guardias de la entrada no necesitaron nada más que verlo para dar una reverencia y abrir la puerta. Mei Ling regreso su vista a su dama, abriendo su abanico en el proceso y dejando que la burla floreciera en lo profundo de su mirada.
— ¿Los roedores necesitan ser vigilados?
Si, su señor era el depredador y ellos la presa.
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Datos
• La madre de Sovieshu murió de depresión por la infidelidad de su esposo con otra mujer. No pudo evitar culpar a su hijo por eso, lo que causó que Sovieshu creyera que su muerte era su culpa.
• Mei Ling sustituyó a los encargados del harem por hombres fieles a el. Esto molesto al emperador, se enteró del castigo a su concubina pero no le interesó. Su mentalidad era un simple, juguetes reemplazables.
• Los familia Wang supo de las acciones de su hijo, estando en todo momento a su disposición si el emperador mandaba represalias al doncel.
• La fidelidad y respeto de Xia aumento considerablemente al ver en todo su esplendor a su señor.
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