•Capítulo veinticinco.
25
La regeneración de una antigua familia de renombre.
El Inquisidor Lightwood no le había quitado la vista de encima desde que entró a la cocina y tomó asiento en la mesa para desayunar, provocándole un sonrojo casi permanente. E incluso ahora, mientras todos los habitantes del Instituto de París centraban su atención en la joven rubia que comenzaba a hablar, él podía sentir aquella mirada penetrante clavada en su rostro.
Tony alzó la vista y se encontró mirando directamente a Robert Lightwood a los ojos, tan azules como el mar e igual de profundos que este. No pudo evitarlo, pero de repente, le llegaron a la cabeza destellos de algunas imágenes mentales de todas las actividades que había realizado con el hombre la noche anterior, recuerdos, más que todo, del hombre con el que había compartido la velada; la espalda ancha, los brazos fuertes de venas marcadas, la manera en que los músculos de su abdomen ondulaban con sus movimientos, el tono ronco de su voz y la manera en la que sonreía contra la piel de su...
"Tony, ¿estás bien? Te ves muy rojo." Alec, que se hallaba entre los brazos de su esposo, le dirigió una mirada de preocupación.
"Estoy bien." Contestó, intentando verse relajado y sonar lo más casual posible; Alec asintió, creyéndole, y sonrió un poco cuando Jonathan le susurró algo bajito al oído.
El joven sacudió la cabeza, intentando acallar sus ruidosos pensamientos, y redirigió su mirada hacia la pareja de adolescentes que se encontraban en el centro de la habitación. El chico lucía incómodo, como si no estuviera acostumbrado a ser el centro de atención, mientras que la chica era todo lo contrario, parecía encantada de tener la vista de todos fija en ella. Él llevaba puestos unos vaqueros rasgados prestados y una sencilla camiseta negra de cuello V, dejando al descubierto una gran porción de su pálida piel. Tony pensaba que nunca antes había visto a alguien con una tez tan blanca y sin imperfecciones; excepto, quizás, a Jonathan Morgenstern. La chica se recogió los rizos en una coleta alta, despejándose el rostro y llamando así su atención. Era muy bonita, pensó Tony, reparando en su apariencia física desde que la había visto por primera vez, sucia, hambrienta y con la ropa desarreglada. Mia Herondale era bastante alta para su edad, pues medía por lo menos un metro setenta y algo (era más alta que Tony, tristemente), y era delgada y esbelta; los pómulos de sus mejillas resultaban muy prominentes, al igual que su nariz respingada. El inusual tono dorado de sus ojos y cabello resultaba en un contraste muy agradable con sus facciones finas y el color cremoso de su piel. Era, realmente, muy, muy bonita, pensó Tony. Su ropa había sido enviada a lavar, por lo que estaba ataviada con unos jeans oscuros de Clary que le quedaban colgando en las caderas y que eran muy cortos para ella; la blusa, sin embargo, le quedaba notablemente apretada en la zona de los pechos.
Ella le dirigió una sonrisa tensa al chico junto a ella y tomó aire, lista para comenzar a hablar.
Alec tenía la mirada puesta en Jace, pues aunque estaba cómodamente acunado entre los brazos de su nuevo esposo y no tenía intención alguna de moverse, quería estar atento a su parabatai. Jace era impredecible, por lo que ni siquiera su mejor amigo y parabatai era capaz de saber cuál iba a ser su reacción.
Mia relajó sus hombros y hundió las manos en los bolsillos, fijando su mirada en Robert Lightwood, de todas las personas en la habitación.
"Yo fui criada en un pequeño convento a las afueras de Nápoles, por la Hermana Margarita y las novicias. Estoy muy segura de que me dejaron allí desde muy pequeña, ya que no tengo recuerdos de nada más antes de eso." Comenzó, con una voz fría e inflexible. "Cuando tenía seis años, conocí a Jo. Había salido a jugar al patio trasero y terminé internándome en el bosque sin querer. Entonces me topé con un hombre delgado, de ojos claros y sonrisa nerviosa. Me dijo que era amigo de mis padres, y que si iba con él, me contaría la verdad acerca de mi identidad."
Todos los habitantes del Instituto guardaron silencio, aunque todos compartían la misma expresión de desconcierto. Mia prosiguió.
"Iba con un pequeño niño de la mano, que al parecer tenía mi edad. Aunque la Hermana Margarita y las demás monjas siempre habían cuidado de mi, nunca me había sentido agusto con ellas, por lo que decidí ir con ellos y descubrir mi verdadera identidad." La voz de Mia pareció cobrar vida entonces, y Alec vislumbró un brillo en sus ojos. "Marco vivía con Jo desde que tenía uso de razón, el hombre era básicamente su padre. Ambos me incluyeron en su pequeña familia, y juntos cruzamos el país de vuelta a Francia y nos dirigimos hacia su hogar. Joseph tenía una elegante mansión en Marsella, recuerdo claramente lo emocionada que estaba de vivir en un lugar tan enorme y lujoso."
Ella se detuvo, como si se hubiera dado cuenta que estaba dando información de más y solo quisiera que los demás supieran apenas lo necesario. Le dirigió una mirada al joven a su lado, y siguió hablando.
"Joseph me lo dijo todo acerca de los cazadores de sombras. Me explicó que pertenecía a una raza superior, como él, y que, si lo deseaba, él podría comenzar a instruirme para algún día convertirme en una cazadora de sombras. Me enseñó sus marcas y me contó que Valentine había tenido secuestrados a mis padres en Francia durante muchos años, encerrados en el Instituto de París, y que se había molestado con mi madre cuando se había enterado de que estaba embarazada de mí."
Se detuvo de repente, como si se hubiese quedado sin aire. Alec la observó, ya no miraba a su padre a los ojos, tenía la mirada clavada en sus botas y el pecho le subía y le bajaba rápidamente.
"Mi padre pensó que la obligaría a deshacerse del bebé, pero Valentine tenía otros planes. Le dijo que tenía un hijo varón que necesitaría una buena esposa algún día. Valentine me quería para Jonathan, dijo Joseph, y ordenó que me alejaran de mi madre apenas naciera. Se suponía que me enviarían a Idris al nacer, para ser propiamente educada y convertirme en una buena esposa para ti." Dijo Mia, dirigiéndose a su esposo.
Alec sintió como Jonathan se tensaba por completo, y hundió la nariz en su cuello, inspirando su aroma. Mia era cinco o seis años más joven que Jonathan, pero si Valentine hubiera querido, podría haber sido una buena pareja para Jon después de un tiempo.
"Gracias al Ángel nada de eso sucedió." Intervino Jace, instándola a continuar con el relato.
Ella lo ignoró por completo.
"Mi madre no dejó que su embarazo llegara a término, Valentine estaba fuera de la ciudad por unos pocos días y ella decidió hacerlo en ese momento. Convenció a Joseph y a otra cazadora de sombras que se encontraba en el instituto de que le practicaran una cesárea, aunque yo no hubiese cumplido los 8 meses aún y las probabilidades de que muriera en el proceso fueran altas. No le importó. Ella murió durante el parto, y cuando Valentine se enteró de lo acontecido estaba tan furioso que asesinó a nuestro padre a golpes. Joseph me dijo que su intención había sido huir conmigo y con mi padre, pero que sabía que si él huía Valentine lo perseguiría hasta el fin del mundo. La cazadora de sombras le pidió el favor a un brujo de confianza que me llevara hasta un sitio seguro que ella desconociera, por si Valentine decidía torturarla por información. Joseph dijo que le tomó años encontrarme, pues pensaba que el brujo me habría dejado en algún sitio de España y se pasó meses recorriéndola. También me dijo que Marco había sido un bebé que había criado como si fuera su propio hijo después de que alguien lo dejara llorando fuera de su puerta."
Hubo un largo silencio después de eso, hasta que Robert decidió hacer una pregunta.
"Y este hombre, ¿Joseph? ¿Cómo conocía todas estas cosas sobre tus padres? ¿Cómo era posible que estuviera allí incluso cuando tú naciste? ¿Sabes su nombre completo?"
Mia negó con la cabeza.
"Solamente sabemos que su nombre es Joseph y solía ser alguien muy importante para Valentine. Siempre estaba allí, a su lado. Valentine le dejó la casa en donde nosotros vivimos durante todos estos años. Joseph decía que gozaba de la entera confianza de Valentine, pero que durante los últimos años, éste había decidido mantenerse alejado de él y gracias a ello, él podía haber ido a buscarme."
Robert asintió, y Alec podía decir que, por la manera en que fruncía el entrecejo, algo no le cuadraba de la historia.
"¿Así que Valentine sabía dónde estábais? Eso quiere decir que podría haberos sorprendido en cualquier momento. Podría haberse hecho contigo fácilmente."
Mia negó con la cabeza enérgicamente.
"Joseph mantenía comunicación con él, siempre le escribía cartas y sabía cuando iba a venir. En esas ocasiones, yo solía esconderme en el ático. Aunque nunca eran más que un par de días al mes, y Valentine casi nunca dejaba el despacho."
Jonathan se removió.
"¿Valentine lo visitaba frecuentemente? ¿Estás segura de que este hombre realmente estaba de tu lado? Es decir, ¿por qué motivo estaría reuniéndose con mi padre todos esos años? Nada de eso tiene sentido." Expresó él, claramente confundido.
Alec no podía negar que Jonathan tuviera razón, nada de eso tenía sentido. Fue Marco quien habló entonces, tomándolos a todos por sorpresa.
"Creemos que era su amante." Dijo, con toda la suavidad posible.
Eso los dejó a todos un poco desconcertados, incluso a Alec, que se apresuró a contrarrestarle.
"No creo que eso sea posible. Valentine no era gay."
Mia se dirigió hacia ellos, con las mejillas ligeramente coloreadas.
"Creedme, gay o no, Valentine era su amante."
Ella no tuvo que decirlo en voz alta, pero Alec percibió que la chica había visto lo suficiente para estar segura de lo que decía. Decidió creerle. Mia suspiró, dándole una breve mirada a Marco antes de seguir hablando.
"Hemos venido buscando ayuda. Hará cosa de un año, Marco y yo salimos en una misión que nos llevó un fin de semana entero a las afueras de la ciudad, y para cuando volvimos a la casa, todo estaba hecho pedazos y no había ni rastro de Jo. Lo buscamos por todo el país, hemos hablado con sus contactos entre los subterráneos y con alguno que otro nefilim renegado pero nadie sabe nada de él. Es como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra."
"Estamos casi seguros de que fue obra de Valentine, él se lo llevó." Agregó Marco, mirándolos a los ojos. "Necesitamos que nos ayudéis a encontrarlo, por favor. Por favor, Jo es muy importante para nosotros, no podemos simplemente dejar de buscarlo."
Jonathan asintió, poniéndose en pie. Alec lo notaba decidido, pero no pudo evitar preguntarse si acaso él sabía algo de todo esto.
"Os brindaremos toda la ayuda posible, pero por los momentos me gustaría que os tomárais unos días para descansar. Estamos un poco ajetreados ahora. Tendremos que estar bien descansados si queremos elaborar un buen plan de búsqueda, y tenemos que saber todo lo posible acerca de este hombre. Su nombre completo, su edad, su familia, etcétera. Hay mucho trabajo por hacer."
Robert se puso en pie, dirigiéndole una mirada a su hijo.
"Revisaré los documentos del Instituto, a ver si en algún lugar hace constar las personas que se hayaban aquí en ese año y miraré a ver si aparece el nombre de algún Joseph."
Alec asintió, enérgico, poniéndose en pie él también.
"Te ayudaré, será más rápido."
Robert negó con la cabeza, rechazando su oferta.
"No te preocupes, Alec. Jonathan y tú deberíais estar en un avión ahora mismo, si os acabáis de casar. Me ocuparé yo solo de esto."
Alec se quedó callado, pero aún así se veía reticente, así que rápidamente Tony se acercó a él.
"Está bien, señor Morgenstern. Yo ayudaré a su padre, no se preocupe."
"Oh, Tony, muchísimas gracias. Eres de mucha ayuda." Le agradeció Alec, más relajado.
El jovencito siguió al hombre mayor y ambos salieron de la habitación en dirección al despacho del Instituto, mientras los demás retomaban la conversación.
Jace se dirigió hacia Mia, y le dedicó una larga mirada antes de hablarle.
"Descansad un poco. Sois totalmente bienvenidos aquí, ya lo ha dicho Jonathan. Os ayudaremos a buscarle en cuanto tengamos alguna pista, y mientras tanto, podéis quedaros en el Instituto. Estoy seguro de que cuando Alec vuelva de su luna de miel, estará encantado de continuar vuestra educación, ¿a que sí?" Giró el rostro hacia su parabatai.
Alec sintió como su esposo le cogía de la mano, y con tan solo un par de segundos y una mirada, ambos sabían que habían tomado una decisión. Suspiró, apretándole la mano a Jon con suavidad.
"Por supuesto que estaré encantado de ayudaros con vuestros estudios, mañana mismo podemos comenzar." Miró a Jace y le dedicó una suave sonrisa. "Jonathan y yo hemos decidido que no iremos a ningún sitio de luna de miel. Tenemos muchas cosas por hacer aquí en París, y aparte, no queremos distanciarnos de la pequeña Em. Tomaremos unas pequeñas vacaciones a principios del año que viene, y sino, ya veremos. Pero por los momentos nos quedamos aquí, hay trabajo por hacer."
Jace se veía como si quisiera protestar al respecto, pero una mirada de su parabatai bastó para acallarlo. Los jóvenes subieron a sus habitaciones y parecía ser que todo el Instituto volvía a la normalidad, cada quien desempeñando sus actividades correspondientes. Alec se quedó parado junto a su esposo, ambos sosteniéndose las manos.
"Estás callado." Le dijo a Jon, girándose hacia él. "¿No crees que fue lo correcto?"
El rubio asintió con la cabeza, desenredando un mechón de su cabello con parsimonia. Desde que lo tenía tan largo, usualmente Alec iniciaba el día con muchos nudos en el cabello.
"Nada más me encantaría que tomar unas vacaciones románticas contigo, mi amor, pero las cosas están complicadas. Tomaste la mejor decisión, estoy de acuerdo con ella. Es solo... Lo que la chica dijo aún me tiene pensativo. Valentine teniendo a los padres de Jace cautivos, un amante escondido tras las sombras... Todo eso. Me hace preguntarme si alguna vez lo conocí realmente."
"Jonathan..." Murmuró Alec, tomándole el rostro entre las manos.
Su esposo le sonrió, deshaciéndose de su agarre con suavidad.
"Anda, vamos a ver si Emmica está despierta." Le dijo, cogiéndole de la mano nuevamente.
¡Feliz 2019!
¡Nuevo capítulo! ¿Qué tal os pareció, eh?
Mi propósito de año nuevo es actualizar más a menudo, probablemente una vez al mes o por lo mínimo una vez cada dos meses.
Estoy súper emocionada con esta historia nuevamente, ya que tengo muchas cosillas planeadas para ella. ¿Alguna sugerencia? ¿Algo en específico que queráis ver/saber? Soy toda oídos.
Os quiere, Elle.
Multimedia: Los ojos de Tony (los ojos color avellana son un tono raro en donde el iris posee menos melanina que el de los ojos color marrón pero más que los azules, y generalmente cambian de color debido a la luz o al momento del día, oscilando entre verde y marrón. No debe confundirse con el color ámbar).
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