Capitulo 10(Editando)
Lisa
Miro a la señora que mamá dejo con nosotros. Sin duda se ve mejor en persona, me digo poniendo una sonrisa, se ve triste y ya sé a qué se debe.
-Señora Alicia-ella me mira curiosa-no debería haber venido con el frío que está haciendo afuera, el señor Sargoni dijo que vendría mañana-ella sonríe, y veo a mi hermano abrir la boca, su sonrisa es igual a la de nuestra madre.
-Ustedes son Lisa y Max-dice señalándonos, asentimos-Leandro me conto sobre ustedes-se inclina hacia adelante, para estar más cerca de nosotros-sé que debería haber esperado pero no pude-no sabemos que se siente pero sabemos que nuestra madre nunca esperaría un minuto para encontrarse con nosotros.
-No importa-dice Max-pero vino sola-ella se sonroja y asiente.
-Leandro no tardara en venir por mí, ya debe haberse dado cuanta me escape de mis guardias-dice quitándose el abrigo, aquí adentro hace calor debido al fuego de la chimenea y porque estamos justamente encima de la cocina.
-¿Guardias?-pregunta Max con curiosidad, yo también estoy intrigada.
-Tuvimos un pequeño percance en Roma antes de venir y Leandro se ha vuelto un poco ansioso-dice quitándole importancia al asunto.
-Con más razón debería haber esperado-regaña Max y le doy un cocotazo .
-Oye porque hiciste eso-dice mirándome enojado.
-¿Porque hizo que?-pregunta mamá entrando en la sala con una bandeja en la mano.
-Nada-digo con una sonrisa de ángel, Max me mira y niega.
-Max-mira a mi hermano y el niega.
Sabe que si me delata yo también lo delatare, nuestra madre niega y deja la bandeja en la mesa que contiene cuatro tasas de chocolate y un plato con un trozo de pastel, el cual coge.
-Un pedazo de pastel siempre me ayuda cuando me encuentro triste-dice con una sonrisa a la señora Alicia, ella coge el plato con una sonrisa.
-Gracias-mi madre se encoge de hombros y nos da una tasa a cada uno.
-No tienen hambre-pregunta, señalando la caja de pizza cerrada, soy la primera en coger un pedazo-eso es una respuesta-dice con una sonrisa.
-Esto está delicioso-dice la señora Alicia-¿tú lo hiciste?-le pregunta a nuestra madre.
-Sí, siempre he sido buena en la cocina-responde tomado un sorbo de chocolate caliente-por cierto me llamo Verónica ¿y usted?-pregunta.
Verónica
-Alicia-responde la señora y asiento, quisiera preguntarle porque está aquí, pero no creo que sea el momento recién se está relajando aunque su mirada siga triste.
Comemos en un silencio cómodo, cuando todo está vacío, me levanto y recojo, lo pongo en la bandeja y lo llevo hacia la cocina, cuando voy de camino hacia la sala el timbre suena.
-Iré yo-digo pasando por la sala, llego a la puerta y la abro, encontrándome con el señor Sargoni, y por lo que puedo ver está furioso-¿que le trae por aquí?-le pregunto dejándole entrar.
-Alicia-simplemente dice, asiento comprendiendo.
-Su esposa-asiente y le hago saber que me siga, le llevo a la sala.
-¿Se puede saber en qué pensabas?-pregunta furioso cuando Alicia se levanta, ella agacha la mira-maldición-se acerca y la abraza
Le hago una seña a los niños para que vayan a su habitación, ellos asienten. Cuando los veo salir decido alejarme también, no sé qué problema tienen pero será mejor que les deje solos.
Cuando voy camino a la cocina el timbre vuelve a sonar, maldigo y camino hacia la puerta, ahora quién diablos será, hoy es el día en que los desconocidos visiten mi casa, suspiro y la abro, al instante siento que la sangre deja mi rostro, delante de mi esta la mujer que arruino mi vida, nunca supe si ella se prestó para eso, pero me da igual.
-Victoria que haces aquí-escucho la voz del señor Sargoni, quiero que se vayan, no puedo pasar por esto ahora, no puedo. Ella me mira como si estuviera viendo un fantasma.
-Qué crees, sabía que ocultaban algo-dice sacudiendo la cabeza, que se vayaa, no la quiero escuchar.
-Vete-le digo en un susurro, mi voz casi no se escucha, ella me mira sin entender-que te vayas-casi grito esta vez, ella da un paso atrás asustada por mi tono.
-Verónica déjanos ex..
-No, solo váyanse-digo girándome para verles-no quiero verla, váyanse-me abrazo, estoy a punto de desmoronarme, ella me arruino y no me importa que tengan que decirme.
-Vero..
-Que se vayan-grito ya perdiendo el control, hacia años que no tenía un ataque de pánico.
-¿Que pasa aquí?-escucho la voz de Rick.
-Rick has que se vayan-le digo antes de darme la vuelta, no quiero seguir cerca de ella.
-Mamá ¿está todo bien?-dice Lisa saliendo de la habitación.
-Vayan a dormir, necesito estar sola-digo, ella asiente cogiendo a su hermano y entrando de nuevo en su cuarto, yo pego mi cuerpo a la pared y me resbalo hasta el suelo, al instante me hago una bola y dejo que las lágrimas salgan, no puedo tener un ataque ahora.
-Ya se fueron-dice Rick agachándose a mi lado-¿quieres que me quede?-me pregunta.
-Quiero estar sola-hablo.
-Entendido, pero no me iré hasta que estés en tu cuarto, si te quedas ahí y te duermes amanecerás con el cuerpo adolorido-no digo nada por unos segundos, cuando veo que no se ira me levanto con cuidado y casi me arrastro a la habitación-me encargare de los gemelos mañana, no te preocupes por eso, por si quieres salir a caminar o quedarte el día entero en la cama-asiento y escucho sus pasos.
No se cuento tiempo pase llorando, solo sé que me quede dormida y me levante sudando por las pesadilla. Me siento en la cama jadeando por el susto, hacía tiempo que no tenía estos sueños, miro el reloj y veo que son las seis de la mañana. Me levanto y cojo algo para correr, necesito quemar un poco de energía.
Me doy un baño en tiempo record, salgo de la casa cuando cojo el teléfono y me abrigo lo suficiente, y en el momento que bajo las escaleras salgo corriendo hacia el parque.
Más de dos horas después me encuentro sentada en una banca oculta entre los matorrales, tomo pequeñas respiraciones, el aire frio quema mi garganta pero me hace sentirme bien, hacía tiempo que no hacia esto, nunca quise mantenerme en forma, mi propio cuerpo adaptado al hambre aprovecha bien los nutrientes por lo que no engordo ni un kilo.
-Parece que ya estas mejor-doy un brinco cuando escucho una voz a mi lado, levanto la mira encontrándome con los dulces ojos de Melinda-no podía dormir y te vi correr, no quise interrumpirte, te veías un poco mal-dice sentándose a mi lado-¿quieres hablarlo con alguien?-me pregunta amistosa, solo es dos años más joven que yo pero parece ser más madura.
-Es raro que no puedas dormir-le digo desviando el tema hacia ella-yo me la pasaba cansada en el embarazo-ella se sonroja y no creo que sea por el frío cada embarazo es diferente-digo para calmarla.
-¿Que se siente?-su pregunta me toma desprevenida, la miro curiosa-que se siente ser madre-pregunta y sonrió.
-Es lo mejor del mundo, amaras a esa pequeña o pequeño más que tú misma-digo-que tal si comemos algo juntas y yo puedo ayudarte con tus dudas-ella me sonríe.
-Tengo varios dulces que me regalo el director en casa-se levanta-vamos-asiento y la sigo.
Pasar el día con ella puede ayudarme a dejar de pensar en esa chica.
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