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Ella era hermosa y era su novia. De vez en cuando YoonGi se ponía a pensar al respecto; ¿cómo sucedió?, se preguntaba. No podía recordar qué fue lo que hizo con exactitud para que ella se enamorara de él. Tampoco recordaba por qué se enamoró de ella.

No hubo motivo, en realidad.

Ya habían estado juntos por demasiado tiempo. Demasiado, en serio.

―Mañana es su aniversario, ¿no? ¿Cuántos años cumplen? ―preguntó HoSeok de forma casual.

―Ocho ―le respondió YoonGi, ido.

Si no se amaran lo suficiente, ¿habrían estirado tanto el final? ¿O fue solo la empatía?

―¡Felicidades! ―exclamó HoSeok de la manera tan alegre que solo él podía tener. Formó una gran sonrisa genuina, dejando ver sus rectos y largos dientes.

Ojalá fueran tiempos felices, pensaba Min. Él no era capaz de decir cuándo fue la última vez que ambos se rieron. Es decir, cuando rieron juntos porque estaban muy felices de ser pareja. ¿Incluso se habían reído alguna vez? Parecía que no.

―Gracias... supongo ―murmuró.

Pero, aun así, él la amaba. Todavía lo hacía y dudaba que algún día fuera diferente, sin embargo, estaba cansado. Ella también. Su relación se había vuelto monótona. De forma figurativa, estaba muerta. Tal vez murió hace mucho y se desvaneció lentamente.

En ocasiones uno no se da cuenta de esas cosas al instante por estar atrapado en el sentimiento. En aquel que llaman amor. Aunque YoonGi ni siquiera tenía certeza de que SolBi aún le amara. Podría seguir con él por la simple costumbre. La comodidad. Las personas son así a veces: prefieren lo que conocen a tomar riesgos. ¿Y qué si luego se arrepienten? A nadie le gusta lidiar con eso.

Independientemente de la presencia o falta de amor, lo común entre ambos era que no querían lastimarse. Era obvio que dolería. Mientras más tiempo estuvieran en ese subibaja, el daño aumentaría de forma proporcional.

Alguien debía ser valiente para salir primero.

YoonGi no sentía valor.

―¿Por qué tan poca emoción, eh?

YoonGi conoció a HoSeok en la universidad debido a una de las amigas de SolBi. Su nombre era algo parecido a DoHwa. Fueron de ese tipo de parejas extrañas que se volvieron mejores amigos al cortar. A YoonGi eso le parecía peculiar. O se amaban tanto que no querían soltarse o no se amaron en absoluto y por eso no les causaba incomodidad. Él creía que nunca le podría suceder lo mismo con SolBi.

―¿Cuál sería un buen regalo?

―A SolBi no le importa eso.

YoonGi, contrario al entendimiento de HoSeok, no se refería a un regalo de aniversario, sino a uno de despedida. Incluso ya le había dedicado una canción. Tal vez podría hacerle una última. Volver a tocar su hermoso piano de caoba negro que se alojaba en la casa de sus padres parecía una buena idea. Podría ir el fin de semana. También, pensó, le ayudaría a despejar su mente.

No quería arrepentirse.

―Pero a mí sí.

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