Yami estaba aburrido mientras escuchaba a su novia parlotear sobre los nuevos profesores,
fingiendo oírla a pesar de que no le interesaba un poco lo que estuviera diciendo.

A él en realidad no le gustaba Anzu. Bueno,sí,era bonita,dulce y amable,pero estaba con ella sólo porque los padres de la omega estaban bien ubicados económicamente y una unión con ella lo beneficiaría un montón.
Pero era aburrida,ella era una mojigata que no le gustaba mucho el sexo,y con suerte le permitía tocarla una vez al mes.

Así que era su culpa que Yami se acostara con otras omegas,más accesibles que la frígida de su novia,porque tení necesidades que atender.

–¿Escucharon? –Pregunto Duke a su lado–. Hay dos chicos de la clase B que están saliendo –fingió unas arcadas–. Es repugnante.

Yami se volteó hacia su amigo.

–¿Es cierto entonces? –preguntó con poco interés–. ¿Quienes son? 

Bakura apuntó a unas mesas alejadas de ellos,donde un grupo grande de gente estaba comiendo.
Pudo ver a Weeler Joey,el omega tímido que también estaba en el equipo de basquetbol,sentado
junto a dos chicos que estaban arrimados,el omega sobre el alfa,abrazados como si su relación no fuera mal vista.

Entorno los ojos al ver a su hermana melliza en el grupo,
comiendo como si no hubiera nada malo,y al lado de ella...

Bueno,¿quién era ese chico? Yami jamás lo había visto en su vida. Aunque,si era honesto,no conocía a la mitad del colegio porque todos allí eran inferiores a él,y Yami no estaba interesado en ellos. Yami sólo se interesaba en las personas cuando podía sacar algún beneficio de ellas.

Pero aun así...

Bueno,era bonito,para ser un chico omega. Todos los omegas eran bonitos por naturaleza,
pero había otras omegas,como Anzu o Mai o Vivian,que eran hermosas. Ese chico sólo era bonito,no le llegaba a los talones a ellas de ninguna forma.

–¿Cómo creen que follen? – preguntó entonces Mana,su amiga alfa,con verdadera curiosidad.

Gran parte de la mesa hicieron muecas de asco.

–Son unos mojigatos – prosiguió Mana–,los hombres omegas son mejores para follar –sonrió suciamente–. Son más apretados,
gimen más fuerte y lubrican más.

La gran mayoría hizo ruidos de disgusto,pero Yami pareció interesarse más.

–¿Los machos omega no son más sucios en la cama? –preguntó Mahad entonces–. He oído que les gusta follar más y que aguantan mejor.

Mana se cruzó de brazos.

–¿Quien sabe? –comentó–,yo todavía no encuentro a un omega que me guste –miro a la mesa–.
Joey es bonito,¿no creen?
Ah,pero yo he escuchado que el otro chico,el que es amigo de Ame,le van las pollas igual.

Todos los ojos se dirigieron al chico al lado de su hermana,que conversaba con ella con calma.

–¿Cómo se llamaba? –aventuró Mana–. ¿Yuka? ¿Yuki? Algo con Y...–se encogió de hombros,indiferente–. Tiene cara de que le gustan los chicos,¿no creen?

–Es repulsivo –apoyó Duke,volviendo a su comida.

En ese momento,el chico omega levantó su vista y chocó con los ojos de Yami. El alfa no dejó de mirarlo,notando entonces que las mejillas del omega se tiñeron de rojo mientras desviaba los ojos.

Yami se volteó hacia Anzu,
notando su mirada incómoda.

–Eh,dejen de hablar de estas cosas – dijo interrumpiendo a sus amigos–,mi novia esta presente.

Todos le pidieron disculpa a Anzu,que se recostó contra él en señal de agradecimiento,y Yami miró otra vez al omega,que ahora se ponía de pie con la bandeja vacía.

Interesante. Yami lo encontró algo interesante.

Yugi se había propuesto olvidarse de Yami,pero las cosas no estaban resultando demasiado bien.

Antes,las probabilidades de que se encontrará con Yami,o que éste lo mirará,eran de una en un millón. Ahora,cada vez que salía al pasillo,el alfa estaba cerca de él,observándolo con la cabeza ladeada,su mirada impasible,y Yugi no sabía cómo comportarse.

Su omega enloquecía con sólo eso.

–Yugi –le dijo Ame tres semanas después,cuando Yami pasó a su lado,observándolo–,estás liberando feromonas de celo
–Yugi se ruborizó–. No es que me moleste,pero...

–Lo siento –se apresuró a decir–,iré al baño a tomarme un supresor. Creo que mi celo está cerca.

Ame parecía dispuesta a decir algo más,pero Yugi se marchó apresuradamente hacia el baño de hombres más cercano,y entró para mojar su rostro,tratando de quitarse el rubor de sus mejillas.

Se sobresaltó cuando la puerta fue cerrada bruscamente,y se giró encontrándose con la tranquila mirada de Yami.

El color volvió a subir.

–Um,ho-hola... –balbuceó bajando la vista.

Yami dio dos pasos.

–¿Cuál es tu nombre? –preguntó,
directo al grano.

Yugi se sintió un poco mal que no lo supiera,pero trató de no darle muchas vueltas,porque ¿cómo iba a saberlo? Ellos dos nunca se habían hablado en la vida.

–Muto Yugi –dijo,su voz ahogada.

Hubo un pequeño silencio,y cuando levantó sus ojos,se encontró con Yami más cerca.

Su omega comenzó alborotarse.

Yami sonrió,aunque no había calidez en su mirada.

–Yo te gusto –dijo,su voz llena de humor e incluso burla.

Sacudió su cabeza,horrorizado de que lo supiera,porque sí Yami lo sabía podía decirle a todo el mundo y así les contarían a sus padres,y sus padres lo matarían por ello. Todos lo tratarían como si tuviera una enfermedad,así como hacían con Jaden y Yusei.

–No,no,no sé de que hablas... –balbuceó,su tono temblando.

Yami lo observó de arriba hacia abajo,analizándolo,y pareció llegar a una decisión pronto.

–¿Te gusto mucho? –preguntó–. Yo creo que sí –se inclinó,
llevando sus manos al pantalón–.
Venga,ponte de rodillas y chúpame la polla.

Yugi le miró,atónito y sorprendido por sus palabras,sin poder creer lo que acababa de decir. Sin poder creer que estuviera en esa situación,con el chico su le gustaba pidiéndole que le hiciera sexo oral.

–¿Qué? –preguntó.

–Eso –Yami se encogió de hombros–. Hace mucho no follo y necesito descargar me un poco –
estrechó su mirada–. Vamos,Muto,coméme el pene,¿no quieres eso?

Yugi miró hacia abajo,notando entonces que Yami estaba con los pantalones ya abajo,y su omega se alteró.

Estupefacto todavía,se arrodilló.

Es tu oportunidad,saltó algo en su interior,feliz,demuestra le que vales la pena. Quizás le gustes y se enamore de ti.

Yugi sonrió ante lo que podía significar: Yami no estaba haciendo muecas de asco,le incitó a hacer algo tan íntimo como eso,y quizás eso significaba que quizás estaba interesado en él. Y si Yami le decía que gustaba de él,entonces Yugi podía dejar de lado todas las habladurías que podían decir en su contra para estar con el alfa,así como ocurría con sus amigos.

Nunca lo había hecho antes;

Yugi no había tenido ninguna experiencia sexual más allá de sus celos y dedos,pero si había escuchado que a los alfas les gustaba mucho follar las bocas de sus omegas,así que comenzó a lamer la larga extensión de Yami,su pene endureciéndose en su boca,y pensó que debía ser como chupar una paleta. Cerró sus labios alrededor del glande,el presemen inundando su boca,y observó la expresión de placer de Yami.

Se llenó de orgullo: trató de chupar y lamer más profundo,
haciendo ruidos de atraganta miento,y se dejó usar por el alfa cuando lo agarró del cabello y lo embistió duramente contra su garganta,sus ojos llenándose de lágrimas.

A Yugi no le importaba. No si podía tener a Yami así,sólo para el,en un acto tan intimo y personal.

El alfa eyaculó minutos después en su boca,sin avisar,
sorprendiéndolo.

–Trágatelo –ordenó con voz ronca.

Quiso negar se porque no lo había hecho antes,pero una mirada del alfa bastó para que Yugi obedeciera,conteniendo las arcadas por el extraño sabor.

–¿Te gustó? –preguntó,todavía arrodillado,su barbilla manchada con semen.

Yami subió sus pantalones.

–Fue bueno –concedió,y sonrió de una manera extraña,que envió escalofríos por su espina dorsal–. Serás una buena puta,¿no?

La mirada de ilusión desapareció de su rostro.

–¿Qué? –balbuceó.

–Te daré mi número de teléfono –dijo Yami con calma–,te llamaré cuando quiera follarte,¿bien? Ahí coordinamos.

–Pero...

–Si le dices a alguien –su voz se tornó más dura–,prometo matarte,¿entendido,Muto?

No esperó a que contestará: salió del baño,dejándolo en el suelo,
aturdido,con una sensación extraña en su estómago,y minutos después tuvo que encerrarse en un cubículo para vomitar cuando comprendió que sólo había sido usado.