3| Nocivo encuentro.



Ashley Wood

Adrián verdaderamente esta aquí y justo como si una impulsividad se apoderara de todos mis sentidos, mi mente trata de capturar cada detalle se cuerpo, rostro, ropa, absolutamente todo. Es raro, esta necesidad atemoriza, pero me convenzo de que es solo por curiosidad, una mera acción que tomaría con cualquiera que no veo hace años.

Sin embargo, antes de que mis ojos puedan darse un recorrido, Adrián estira sus largos dedos y después los cierra lo más despacio posible hasta formar dos perfectos puños. Este gesto ocasiona que mi ritmo cardíaco aumente a niveles récord.

Inesperadamente, mi razón se va a un lugar oscuro y la impulsividad resurge, atrayendo consigo una emoción que no experimentaba hace tiempo: Deseo. Mis ojos no pueden despejarse las venas sobresalidas de su brazo, de la fuerza que ejerce en sus dedos, de la forma en que su pecho se agranda y especialmente, de ese calor que emana todo su ser.

¿Esto de verdad está pasando? Sí, por supuesto que lo es. Un factor importante para despejar toda duda es cuando Adrián estira su mano hasta el marco de la puerta, provocando que la madera cruja junto al bombeo de mi corazón.

Más presión.

Elevo mis ojos a los suyos y entonces por fin tengo un conocimiento de lo que experimenta ¿Qué cosa? Bueno, eso es difícil de descifrar, pero la única cosa clara que tengo es que no es nada bueno. La chispa se ha esfumado y ha dejado una mancha oscura en sus iris. Sus manos presionadas evidencian que el infierno se ha desatado en su interior, su lucha es mortal y la verdadera pregunta es contra qué o contra quién porque si la respuesta soy yo, entonces estoy irremediablemente perdida.

La frialdad de su mirada no es extraña, me recuerda los mismos ojos que me miraron hace años cuando tuvimos nuestra última conversación. No piensa ceder. El odio persiste.

Dalesa se asoma por la puerta y suelta un grito ahogado mientras que se coloca delante de Adrián, robándose toda la atención.

Un escalofrío recorre mi columna.

Puedo escuchar los murmullos de Dalesa, pero de la voz de Adrián nada, solo unos simples movimientos de cabeza en forma de acepción o derrota.

¿Qué está pasando?

Entonces, como si mis propio cuerpo intentará descifrar cada una de mis incógnitas, empiezo a caminar hasta ellos. Cada paso va liberando mi garganta, la piedra fantasmal que funcionaba como tapón se deshace y entonces carraspeo para amoldar mi voz.

Sin embargo, antes de que pueda hacer cualquier comentario, Dereck cubre mi visión.

—Ashley, —pronuncia mi nombre de una forma que me derrite— arreglaré esto ¿Sí? —la desesperación en su voz es evidente.

Niego.

—Solo necesito... —"saber que está pasando" es lo iba a decir, pero Dereck suelta un pequeño jadeo con sus labios y me corta al hundir mi cuerpo al suyo con un abrazo.

O al menos eso creí ya que rápidamente se convierte en una presión asfixiante. Removerme no es una opción, Dereck simplemente me aplasta y aunque tiene control de su fuerza, no puedo evitar sentir un encierro horrendo.

—¡Adrián! —chilla Dalesa, seguido de un ruido sorda.

Antes de que mi cerebro pueda conectar los hechos, Dereck es empujado hasta la cama mientras que el aire vuelve a llenar mis pulmones.

No tengo tiempo para estabilizarme, ya que una sombra cubre toda mi visión y antes de verlo a los ojos, ya se que se trata de Adrián Irman. Ocupa todo mi panorama de manera feroz, pero a su vez me deleita al darme detalles más preciosos de su rostro.

No pierdo el tiempo, mis ojos inspeccionan cada centímetro. Empezando por su cuerpo que se ha vuelto más impresionante y casi de manera mecánica, el deseo retorna con fuerza, poniendo en jaque mi fuerza de voluntad.

Su vestimenta es casual, una simple camiseta que Adrián resalta con puro fuego y un jean oscuro combinando con su calzado excepcional.

Tomo el valor para decir algo, cualquier cosa que corte está sensación de necesidad, pero entonces sus labios se entreabren e inhala pesadamente por su nariz haciendo que su exhalación choque contra mi cara en una cargada brisa.

Me mareo, el impacto revoluciona mi sistema, es demasiado.

Elevo mi visión a su cabello y contengo la respiración tratando de no parecer tan afectada cuando en realidad estoy al borde de un colapso. Puede que exagere, pero todo que tenga que ver con Adrián es simplemente abrumador. Su rubio, el de Luke, ya no está. Ahora se encuentra su cabello castaño oscuro como el de su madre. Le queda fantástico y de hecho resalta sus facciones varoniles, pero casi de inmediato, mi enfoque vuelve a sus ojos al sentir un cosquilleo en mi boca.

Adrián está mirando mis labios. Su mirada se mantiene helada, pero sus demás expresiones no concuerdan con lo que trata de aparentar. Su mandíbula se aprieta con el pasar de los segundos y su respiración se hace más pesada, es como si tratará de controlar a su bestia interna.

—Adrián —su nombre escapada de mis labios.

Suelta un ligero gruñido e inclina su rostro con demasiada cercanía como para mantener mis niveles de oxígeno estables. Quiero mantenerme firme, hacerle frente a lo que sea que trate de hacer, pero su mirada congelada me hace voltear el rostro y él lo aprovecha para rozar la punta de su nariz con la piel sensible de mi cuello.

Descenso.

Tiemblo. Piernas, brazos, cabeza, pecho, todo, su toque llega a cada rincón de mi ser y me hace olvidar desde lo más importante hasta lo más casual.

Me siento desfallecer.

Por Dios.

Solo ha sido un roce.

Tengo que soltar todo el efecto que ha causado con una exhalación controlada.

—Adrián —repito incapaz de pronunciar otra cosa.

Estoy absorbida. Su aroma se intensifica junto a mi mareo de éxtasis.

Sé que no soy la única afectada por esto porque cualquier cosa que tenía pensado Adrián para mí, se ha detenido y solo se mantiene respirando mi esencia como queriendo guarda el olor en un frasco infinito para poder olerlo cuando desee.

Entonces, sucede algo que bloquea cualquier pensamiento lógico que quede dentro de mi cerebro.

Siento las yemas de Adrián implantarse en mi muslo y subir lentamente. No es un suave ni inocente su toque. Adrián parece querer fundirse en mi piel y de paso dejar todo su rastro lleno de furia atroz. Sus dedos están por encima de mi ropa, pero su piel se siente tan caliente que puedo jurar que quema cada pedazo de tela que toca.

Arde.

Su deliciosa tortura se detiene a la altura de mi cintura y cuando pienso que es todo, Adrián sujeta mi camiseta, envolviendo la tela entre sus dedos en un perfecto puño. Afianza su agarre y me atrae a su cuerpo de un tirón, removiendo todo mi interior.

—Bonita vestimenta —murmura haciéndome sentir su cálido aliento en mi oído.

Se aleja unos centímetros para poder voltear mi rostro y mirarlo. Su hielo se ha derretido y ha dejado paso a un fuego intenso ¿Cuántas capas más hay?

Acomodo mi cabeza para atrás y lo que sea que fuera que vea mi cara, lo hace sonreír sin una pizca de alegría. Estoy lista para hablar, para confrontar su comportamiento, pero Adrián parece predecir mi siguiente movimiento porque deshace su agarre y se da media vuelta para desaparecer de la habitación.

Cierto los ojos y rememoro los últimos segundos.

Su voz.

Su tacto.

Su calor.

Él.

—¿Qué demonios hace aquí? —la voz cargada de molestia de Dereck llama mi atención.

Abro los ojos y miro a Dalesa que está junto a su primo en la cama, lo tiene sujeto del brazo, pero en cuanto se oye un ruido afuera, ella corre, cerrando la puerta detrás suyo.

Silencio.

Asfixia.

Camino despacio hasta Dereck, sin saber muy bien lo que diré porque en definitiva esto va a tener consecuencias en nuestra relación, lo quiera o no, esto va a acelerar todo. Sin embargo, antes de poder dialogar, Orwell se levanta de la cama y se coloca a mi altura, tomando mi barbilla de rehén. Me inspecciona el rostro con suspicacia.

—Yo...

—Te vi, Ashley, vi tus ojos brillar. —ejerce un poco más de presión en su agarre— ¿Por qué tuvo que venir a arruinar todo? —me suelta para reincorporarse— Lo mataré —declara.

—No, no harás nada, te juro que... —digo tratando de retener cualquier locura. Pero ya es tarde, Dereck desaparece de mi visión y cuando menos lo espero, ya estoy corriendo detrás de él— ¡No te atrevas!

Al entrar a la sala, nada es como antes. La música es sustituida por un silencio espeluznante y las risas por caras de angustia.

Ubico a Dalesa unos metros de la entrada con Adrián, un equipaje de mano cuelga desde su hombro y ambos parecen discutir en voz baja mientras que Ariel, Thomas, Kalesi y Bralow observan la escena con curiosidad.

No hace falta decir que cierto ebrio está en posición de ataque ante cualquier movimiento brusco de Adrián. Dalesa siempre va a ser su prioridad.

No puedo alcanzar a Dereck, llega a la altura de su prima y capta la atención de ambos con un fuerte carraspeo.

Dalesa se tensa, pero se voltea mientas que Adrián solo tiene puras dagas que lanzar. Dereck aún no dice nada, talvez se ha arrepentido y antes de que vuelva en razón, sujeto su brazo y trato de tirarlo para atrás. Sin embargo, por su fuerza y experiencia en boxeo, se libera con facilidad a la par que empieza a dirigirse a los nuevos invitados.

—¿Qué hacen aquí? —pregunta con brusquedad.

Dalesa me pide auxilio con la mirada y mi mente trata de generar algo que sirva ante esta situación. Pero mi misión se complica al tener al percibir la intensa mirada de Adrián.

Esto es ridículo, no siento nada por él.

—No es un buen momento —contesta Dalesa.

—No me digas —se ríe con sarcasmo— ¿Crees qué estoy de humor para tus distracciones? Respóndeme ¿Qué hacen aquí? Esta es  mi jodida propiedad.

Puede que le esté hablando a su prima, pero sé que en realidad cada palabra va dirigida a Adrián. Todo el mundo sabe lo mucho que Dereck protege y estima a Dalesa cómo para levantarle la voz en algo que ni siquiera tiene que ver.

—Son de mis tíos, no tuya. —se defiende soltando un suspiro. Se le nota cansada— Le pedí al tío Henry que me dejara usar la cabaña para una reunión.

Dereck cruza sus brazos y eleva su ceja en un desafío.

—Como verás, la cabaña ya está ocupada así que por favor llévate a esta escoria de aquí —dice haciendo un movimiento de cabeza a Adrián.

Muerdo mis labios con angustia. No importa que Irman no este cayendo en su juego, solo se dedica a observarlo y la situación me recuerda a la de hace años cuando el par se odiaba a muerte. 

Dalesa vuelve a buscar mi mirada con desesperación.

—¿Le avisaste a tus padres que íbamos a estar aquí? —le pregunto a Dereck. Sin embargo no responde, solo se dedica a chasquear sus dientes con exasperación.

Su gesto es suficiente respuesta.

Sabe que esto es en parte su culpa y casi puedo entrar en su mente y ver todos sus cuestionamientos hacia Adrián, hacia él mismo. Pudo evitar esto.

—No te preocupes, nosotros ya nos íbamos —alega Adrián.

—Quédense —intercedo.

—No —dictamina Adrián.

¿No?

Antes de que pueda controlar mi impulso, mis labios se abren y dicen:

—Están muy lejos de casa. —comienzo, sintiendo un hormigueo en mi vientre— El clima en su ciudad es caluroso, pero aquí en el bosque se acostumbra a llover muy frecuentemente así que es muy probable, si es que se van, les agarre la lluvia en plena carretera. Por estos lares no hay faroles así que será un camino oscuro que se verá combinado con su evidente cansancio por el viaje. —sus ojos centellan— Adrián, estas cansado, necesitas relajarte, no puedes conducir en tal estado, además te estas muriendo de sed, no dejas de relamerte los labios. —aclaro mi garganta— Aparte, Dalesa se está congelado, lleva todo el tiempo masajeando sus manos intentando buscar calor así que quédense, es lo mejor para todos.

No dice nada, solo me mira.

—Adrián por favor —intercede Dalesa.

—No ruegues, —ladra Dereck— si él desea irse entonces que así sea, tú te puedes quedar con nosotros. No hay muchos cuartos disponibles, pero yo podría dormir con Ashley y problema resuelto. —Dalesa palidece con las palabras de su primo— No te preocupes, no es como si no lo hubiéramos hecho antes, es normal entre nosotros.

Mi garganta se seca.

No puede estar haciendo esto.

No ahora.

Antes de que pueda hacer algo, la puerta que da al exterior se abre y entran dos personas agarrando sus cuerpos por el frío intenso de la noche. Una brisa helada se cuela por la entrada y cuando creo que voy a empezar a temblar, los dos intrusos cierran la puerta.

No los logro ver con exactitud, ambos están cubiertos con gorros, bufandas y chalecos demasiados gruesos como para identificarlos. Sin embargo, por el tamaño y calzado, puedo deducir que se trata de un hombre y una mujer.

El varón se quita su enorme saco revelando su traje liso de alta costura. Su rostro está un poco rojo para el clima ártico de afuera, pero eso deja de importarme al sentir una inquietud, no sé por qué, pero su mera presencia atrae el peligro.

—¿Por qué tardan tanto? Les dije claramente que tenían cinco minutos, si están... —las palabras del desconocido se cortan cuando ven nuestros rostros poco amigables— ¿Quiénes son ustedes? —se dirige a Dereck y a mí— Nombres completo.

En ese momento, escucho pisadas acercándose y por el rabillo del ojo observo que Ariel, Thomas, Kalesi y Bralow se unen a Dereck y a mí. Bralow mantiene una posición protectora con su hermana mientras que Ariel me hace retroceder varios pasos para ocupar mi lugar, cubriendo gran parte de mi visión. Thomas y Dereck toman mi izquierda y derecha respectivamente.

—Eso deberíamos preguntar nosotros —intercede Ariel. Creo que el alcohol se ha ido por arte de magia— ¿Qué vínculo tienes con ella? —señala a Dalesa con su mano, pero no deja de ver al hombre.

Me equivoqué, sigue ebrio, sus celos notorios lo delatan.

Todos estos años ha intentado negar que sigue enamorado de Dalesa, pero cada que la encuentra parece convertirse en otra persona.

Empujo con suavidad su cuerpo para poder enfocarme en los nuevos integrantes. Tengo la certeza de que son conocidos de Adrián y Dalesa, ya que ambos son los únicos que no aparecen alterados por la presencia de unos extraños.

El hombre desconocido que estaba con la chica misteriosa ha avanzado varios pasos adelante dejando a la mujer en la entrada mientras se acomoda su vestimenta. La conversación entre Ariel y el desconocido sigue, pero he dejado de prestar atención porque algo en esa mujer misteriosa despierta mis instintos.

Ella lucha contra el cierre de su abrigo y cuando por fin se libera, se despoja de la ropa que deja a relucir su figura diminuta. Es hermosa. Está cubierta por ropa de invierno y ni eso quita su belleza, labios de corazón, piel tan tersa como la porcelana y un cuerpo de pasarela. Se limpia algo de polvo de sus pantalones y es entonces cuando levanta su cabeza, dejando al descubierto su identidad.

Me tenso.

Un sabor amargo se instala en la boca de mi estómago.

Ella camina hasta el grupo con resignación y aclarándome más el panorama y verificando mi sospecha.

"Mía, toda mía."

Sus ojos azules se enfocan en los míos unos microsegundos, logrando que pase saliva con dificultad. Es ella, la chica que Adrián subió a su Instagram.

—Discúlpenlo, Franchesco no tiene modales. —suelta una risa tonta capturando la atención de todos— Venimos con Dalesa y Adrián. —su voz es agradable, no se ve superficial ni falsa— Mi nombre es Lara, un gusto.

Esto debe ser una broma de mal gusto.

—Lara —repito incrédula.

—Sí, Lara.

Con el paso de los años me he vuelto experta en el acto de fingir, no por deseo, sino por necesidad, en mi trabajo es requerido mantener tus emociones escondidas y siempre brindarle esperanza al cliente. Jamás he tenido la necesidad de usar este poder en mi vida cotidiana, pero ahora, mirando a Adrián, me veo obliga a activarlo porque aunque no me interese lo que Lara sea de él, si reacciono con su nombre.

¿Porqué tenía que llamarse como la desquiciada de su ex? Justo aquella que fue el primer naipe que derribo todo.

—¿Se quedarán? —mis ojos viajan con los cafés que ya están puestos sobre mí, por supuesto que lo están, Adrián está atento a cada movimiento que hago, cada gesto, cada bendita reacción que le indique si he visto la foto que ha publicado por error.

Sonrío con falsedad. 

Puedo visualizar algo poderoso canalizándose dentro de él.

—¿Y bien? —elevo una de mis cejas. Por las súplicas de Dalesa hace un rato, estoy consiente de que el único que puede manejar regreso a casa es Adrián.

—Nos quedamos —declara con dureza y girando sus talones para darme la espalda y marcharse a uno de los sofás, donde saca su celular para huir de todo.

—¡Gracias! —le grita Dalesa.

Retengo un suspiro.

Aún siento sus dedos tratando de fundirse en mi piel.

Franchesco y Ariel terminan su discusión gracias a la intervención de Dereck. Todos nos quedamos en silencio mientras esperamos que alguien rompa el hielo. Por suerte, Dalesa nos presenta a cada uno y le explica a sus amigos el porqué de la presencia de otras personas.

Lo que puedo capturar es que se conocen desde la universidad y que llevan planeando este viaje desde hace un mes.

—¿Cuánto tiempo se quedarán? —le pregunto a Dalesa.

—El plan era todo el fin de semana, pero creo que volveremos mañana, Adrián no aguantará otro segundo más. —evito hacer una mueca.

—¿Hablas del amargado que acaba de irse? —bromea Thomas.

—Sí.

—¿Por qué no querría quedarse? Este lugar es muy bonito —pregunta Lara.

Miro a Franchesco que tiene la misma interrogante en su rostro.

Así que ellos no saben de mí.

—No me corresponde decirlo —respondo con suavidad, aunque la respuesta verdadera es que entre menos personas sepan de mi relación con Adrián, todo será menos complicado. Especialmente por Dereck que no ha dejado de lanzarme miradas en todo momento. 

—¿Conoces a Adrián? ¿De dónde? Yo lo...

—¿Por qué aquí? —me dirijo a Dalesa cortando el cuestionario de Lara.

—¿Qué crees que estás haciendo? —la voz de Dereck se filtra por mis oídos— Increíble, malditamente increíble. 

Un escalofrío me recorre.

—La cabaña es realmente hermosa, Dereck. —añade Lara— En realidad también me quiero disculpar porque creo que esto es mi culpa, cuando me enteré de este lugar, quise venir inmediatamente, a veces la vida en la ciudad puede ser muy estresante. Sé que es un poco confianzudo, pero realmente nos permitan quedarnos más tiempo, además son amigos de Dalesa y Adrián así que nos llevaremos bien.

—Él no es mi amigo —corrige inmediatamente Dereck.

Ni siquiera lo estoy mirando, pero estoy segura que Lara no es de su interés, tiene cosas muchas importantes en las que pensar.

—¿No escuchaste? Adrián no tiene intención de quedarse —le recuerda el acompañante con quien llego.

—Eso no importa, lo convenceré como siempre, —se encoje de hombros— sabes que soy su debilidad —Lara le guiña un ojo a Franchesco y entonces se va corriendo al lado de Adrián.

Mantengo mi sonrisa en alto.

"Mía, toda mía."

No pasa nada. Todo esta bien.

>>Su deliciosa tortura se detiene a la altura de mi cintura y cuando pienso que es todo, Adrián sujeta mi camiseta, envolviendo la tela entre sus dedos en un perfecto puño. Afianza su agarre y me atrae a su cuerpo de un tirón, removiendo todo mi interior.

—Bonita vestimenta —murmura haciéndome sentir su cálido aliento en mi oído.

Mi cuerpo vibra.

No, en definitiva nada esta bien. 

Sé que no me interesa que Adrián tengo una novia, como dije antes, él tiene derecho a avanzar como yo, pero hay algo en toda esta situación que me tiene inquieta. 

La manera en que me miro no es normal, al menos no aceptable para una persona que se encuentra en una reacción ¿Porqué eso es lo que sucede, no? Lara es su novia. No voy a negar lo evidente, la confianza de ella es impecable, además la foto que se subió a Instagram es definitivo, ni siquiera sé porque dude en el momento y lo más importante... ¿Porqué sigo negándome?

"Mía, toda mía."

Yo fui suya, sé del poder de sus palabras, no le diría eso de cualquier mujer. Lara es importante. Lo sé. lo sé, lo sé, aún así... La manera en que me toco es terriblemente confuso, tan desordenado como mis hormonas en este momento y es que la forma en que sus yemas recorrieron mi piel no puede considerarse algo sano, ni amical, todo en Adrián gritaba las inmensas ganas que tenía de poseerme.

Mi garganta se reseca y entonces decido huir lo más lejos posible de mis pensamientos porque ahora lo único que está dominado es la increíble sensación de Adrián sobre mi cuerpo. Sin embargo, antes de poder correr a la cocina por un vaso de agua refrescante, Dereck invade mi espacio.

—Tenemos que hablar —sentencia.

—Dereck, —susurro, sintiendo la mirada de Dalesa y algunos de mis amigos— por favor.

—¿Por favor? —jadea— Debes estar bromeando.

—Hicimos una promesa —le recuerdo.

—Sí —asiente con su cabeza— ¿Pero quién acaba de romperla? —me quedo en silencio, sintiendo la culpabilidad abrazándome— Te espero en la habitación.

No espera confirmación, solo pasa por mi lado y se marcha.

Ni siquiera puedo verlo irse, todos mis músculos están tensos ante la expectativa. Elevo mis ojos y me encuentro con Dalesa que esta con su ceño fruncido. Suelto un suspiro y ella ya sabe a donde va todo esto. 

—Tu y Dereck. —no puede continuar, su voz se atasca y sus ojos viajan a un lugar atrás de mí. No necesito voltear para saber que es Adrián su objetivo— Oh por Dios, esto no es nada bueno. —pasa sus manos por su melena oscura— Mierda.

—Te prometo que luego te explicaré todo —afirmo.

Doy media vuelta y choco contra un pecho. Contengo la respiración.

—Hey, bonita ¿A donde vas? La diversión no puede empezar sin ti —Thomas me toma por el hombro y me vuelve a girar con el grupo. Él se encarga de juntar a los otros que habían tomados varios pasos atrás, sin embargos, los únicos que ignoran su llamado es Adrián y Franchesco— Bueno, recién llegados ¿Qué carajo harán? No es por ser el alma de la fiesta, pero ¿Vamos a seguir viendo nuestras caras como unos auténticos tontos o convertiremos este lugar en una fiesta? —una de sus mano agita una botella de licor con entusiasmo.

—Oye, el alma de la fiesta soy yo, no tú —se queja Ariel.

—Lo siento, aprende a modular para entenderte —provoca Thomas.

Necesito salir de aquí sin llamarla atención. 

Dalesa podrá mantener su boca cerrada, pero Ariel y Thomas, sin dudas, no.

—Nos reunimos aquí por Ariel, —señalo a mi amigo— está atravesando un momento difícil así que haremos todo lo posible para subir su ánimo, a él le encantan los juegos así que combinamos juegos clásicos con licor. Les prometo que se divertirán. 

—Estoy presente, Wood —dice el mencionado.

—Lo sé, cariño —le envío un beso volado.

—Nosotros solo venimos a pasarla bien y sería demasiado extraño que ustedes estén divirtiéndose por un lado y nosotros por otro así que le entramos —Lara se encoge de hombros.

—Tiene razón, —Kalesi sale del escondite de su hermano— pero una advertencia, los restos de Ariel son extremos.

—Ya veremos —susurra Dalesa con malicia en sus ojos.

—¡Genial! Iré por los bocaditos —informo.

Escapo de los brazos de Thomas y me retiro con dirección a la habitación. Soy rápida y no me pierdo como la primera vez.

En cuanto llego, abro la puerta y me adentro al lugar con unos enormes choques de electricidad recorriendo mis venas. Mi nerviosismo es máximo.

Lo primero que veo al entrar en su cabellera negra agacha, se encuentra sentado en una silla, pero en cuanto sus ojos oscuros se posan con los míos, se levanta rápidamente y prácticamente corre hasta mí. Veo la desesperación es sus facciones. Se detiene unos centímetros atrás y por la forma en que los dedos de sus manos se expanden, sé que se está conteniendo por tocarme.

Sin pensarlo, doy el primer paso y lo abrazo con una intensidad que no puedo controlar. 

No voy a perder.

Sus manos no me corresponden, se mantienen a cada costado de su cuerpo y esa es mi señal para saber que esto va más allá de lo que creía. La tensión se respira y a pesar de que toda mi anatomía quiere que me siga el ritmo, respeto su decisión y me alejo. Es despacio, teniendo una esperanza para que me sostenga.

—Tengo ojos, Ashley y te veo, te juro que te veo. —mi estómago se estruja— Pero no hablaremos de nosotros con él aquí.

—Ya no lo amo. —aseguro— No se que vez, pero debe ser por la impresión. Te quiero a ti, Dereck.

No responde.

Silencio.

Nunca ha habido silencio.

Paso saliva con dificultad.

—Dime de que quieres hablar —me rindo, dando un paso atrás.

—Sobre Lara.

Me congelo.

—¿Qué tiene que ver ella entre nosotros? 

Dereck alza sus cejas con impresión, como si no pudiera creer lo que oye. 

—Me mentiste, Ashley.

—No estoy entendiendo.

—Hablo de la llamada que tuviste con Dalesa. —dice con un tono seco— Quise darte la oportunidad de decirme la verdad, pero me mentiste y lo ignore, me dije a mi mismo que estaba bien y que tal vez Dalesa lo malinterpreto, pero ¿Qué mierda fue eso de afuera?

Cierro mis ojos y empiezo a respirar profundo.

Lo sabía desde un principio y aunque diga que prefirió crear una versión donde mis mentiras tuvieran sentidos, sé que muy en el fondo, Dereck sabía la verdad. Es lo mismo de siempre. Ante cualquier circunstancia, él me respalda, no importa lo feo que esa, siempre cuento con toda su disponibilidad.

—Lo siento. —sincero— Te juro que no la llamé con esa intensión, fue un impulso, ni sé que me pasó, yo no pude contenerme y no quería confesarlo porque temía hacerte daño. Estuve mal, lo sé, falte a mi palabra, pero te juro que no volverá a suceder.

—¿Dañarme? —arruga su nariz con enojo— Ashley, ya hablamos de eso ¿Lo recuerdas? Por favor, no ocultes tus sentimientos, sea cual sea el resultado yo estaré bien ¿Sí? No tengo problemas, lo último que deseo es que no sepas reconocerte a ti misma porque tu boca dirá que... —se corta, incapaz de seguir— No te reprimas. Lo único que te pido es que no me mientas, ya sea malo o buena, la verdad debe ir por delante.

Sus manos se colocan en mis hombros y masajea suavemente. Su toque es reconfortante, siempre lo ha sido y después de mucho tiempo, puedo enfocarme solo en él y no viajar al pasado.

Nuestras miradas siguen juntas, conectadas con un hilo invisible y entre más tiempo pasamos en silencio, se va formando una sonrisa en nuestros rostros. 

—¿Solo las blancas? —rompo el hielo.

—Solo las blancas —afirma.

De la nada, sus brazos me atrapan y me abrazan con más fuerza que en otras ocasiones.

—Te desteto, Ashley.

—¿Mucho?

—Demasiado.

Unas risas se escapan de mi boca y trato de callarme en su pecho, pero Dereck me aleja para verme.

—¿Te estas riendo? —él igual— Dios, eres irritante.

—No tanto como Ariel si no le llevo comida pronto. 

—¿Llamas comida a todos los carbohidratos que has traído? —su sonrisa no desaparece— Te juro que no lo entiendo, yo me la paso entrenando para tener este cuerpo, pero tu te metes pura mierda y sigues perfecta.

—Genética, envidioso. —le robo un beso en la mejilla— ¿Puedes ir a ver como esta todo afuera? Realmente no confió en Ariel suelto con Dalesa ahí.

—No te olvides de Bralow. —acota— Nos vemos afuera, trata de no tartar ¿Sí?

—Y yo pensé que te ibas a quedar a ayudarme como un autentico caballero. —hago un puchero— Que ingenua.

—Tus palabras, no las mías.

Sin más, emprende su viaje a la puerta, pero justo antes de salir, voltea y pregunta:

—Oye, por cierto ¿No vas a cambiarte de camiseta? —señala su ropa en mi cuerpo.

—¿Por qué lo haría? —resto importancia.

Dereck agranda su sonrisa y después sale de la habitación.

Instantáneamente camino hasta a mi maleta y busco los paquetes de galletas que escondí entre mi ropa el día anterior. Junto todo para poder llevarlo y cuando me aseguro de vaciar todo, sello la maleta.

Al volver a la sala me doy cuenta de que Ariel está observando el juego Twister junto con el de la jenga de retos. Dereck está a su costado mientras que Kalesi parece discutir algo con Ariel con respecto a que juego deberíamos desenvolver.

Mi atención pasa a Bralow tendido junto con Thomas, este último cuando me ve levanta sus manos y me grita para que me una a su lado. Sonrío con aprobación, pero casi de inmediato mis ojos viajan al sillón del costado y me enfoco en Adrián que está con Lara.

No, no creo.

Podrán no importarme, pero prefiero mantener la distancia, ya que cualquier mirada podría ser decisivo para mí nueva tranquilidad. Lo último que necesito es tenerlo tan cerca porque si hay algo peor que mi corazón, es mi mente que juega con recuerdos del pasado y no, no hablo de los románticos que agitaron una vez mi corazón, hablo que los que explotaron mi corazón a tal punto que corría el riego de sufrir un paro cardíaco. Además, un solo pensamiento en falso y estoy hundida.

Le transmito a Thomas que mejor estoy aquí en señas y para mí sorpresa él solo asiente y vuelve a su conversación con Bralow.

Respiró aliviada.

—No recuerdo la última vez que jugué esto ¿Nueve? ¿Ocho? —Lara ríe y se estira en el sofá recostando su cabeza en el hombro de Adrián— Estoy emocionada.

—Wood, —llama Ariel— dame esas galletitas con sabor a coco ¿Si?

Le sonrío.

—Déjame ponerlas en un bol primero, —miro todos los paquetes en mis manos— de hecho son bastantes ¿Me ayudas?

—Lo siento, Wood, pero estoy en la decisión más difícil de mi vida ¿Twister o Jenga? La carrera por ser el mejor juego ha empezado.

—Ya veo —me rio.

—Pero no te preocupes, el amor de tu vida ayudará en este arduo trabajo.

—Espero que estés hablando de mí—salta Dereck.

—Obvio, tú eres mi único.

Estoy a punto de soltar una carcajada, sin embargo, alguien llega a mi lado y me quita algunos paquetes de encima.

Veo al extraño.

—Oh, gracias.

me ignora y camina a la cocina diciendo:

—Espero que el alcohol esté en la cocina.

Para su buena suerte si se encuentra. Deja los paquetes en la encimera y se sirve un vaso para luego tomarse todo de un sorbo.

Se ve que tenía sed.

—¿Quieres? —levanto un paquete de galletas.

Me mira con curiosidad.

—No, gracias. —se sirve otra copa— ¿Cómo dijiste que te llamabas?

Saco varios bols de la repisa y empiezo a rellenarlos con los paquetes de galletas.

—Nunca te dije mi nombre. —sonrío— Soy Ashley, un gusto.

—Ashley —no sé si está saboreando el vino o mi nombre, pero de igual forma se ve elegante.

Es una mezcla extraña. Todo es Franchesco grita riqueza, no importa lo casual de sus prendas, es ese tipo de hombres que sabe lo que quiere y no va a parar hasta conseguir. A pesar de ello, una capa de oscuridad lo acecha, sus ojos son tan afilados como para cortar tu corazón y dejarme meses en terapia.

—¿Te dónde eres? Tu acento es diferente.

—Soy de Italia.

—Eso lo explica —murmuro para mí misma.

—¿Dijiste algo?

—Nada.

Termino de vaciar todos los paquetes de galletas y mientras tanto Franchesco se recuesta en una pared y me observa, aunque de hecho solo mira en mi dirección porque en cuanto lo miro me percató que tiene su mirada vacía, justo como cuando me pierdo en mis pensamientos.

—Ultima oportunidad para probar estás delicias —le advierto.

—Sigue siendo no.

—Tu te lo pierdes. —le paso dos bolts para que sujete y entonces lo obligó a soltar la botella de una vez por todas— ¿No te estás divirtiendo, verdad?

—No es mi ambiente habitual. —dice— Fui obligado a venir así que no lo tome personal, prefiero estar en mi casa trabajando en mis proyectos —asiento levemente.

—A veces es bueno darse un respiro de las responsabilidades —comento.

—La cuestión es que esto —señala al alrededor— no es relajo para mí, Ashley, estoy acostumbrado a otro tipo de cosas.

—Te imagino un tipo de oficina así que lo entiendo.

Ambos regresamos a la sala juntos. Ponemos los bols en la mesita donde ya hay algunos tragos y casi de inmediato, Kalesi y Bralow asaltan mis galletas. Me arrepiento de no guardar una bolsa en mi maleta, ese par de hermanos siempre roban mis alimentos dada a su infinita hambre.

Sin más, me posiciono al lado de Dereck.

—¡Oigan, malditos animales, las galletas de coco eran mías! —se queja Ariel— ¡Ashley, Dereck!

—Mejor suerte para la próxima —provoca Bralow.

Ariel pone cara de perrito y yo solo me río.

—En serio no te cambiaste. —Dereck toca su camiseta— Me pregunto porqué.

—¿Te estás ilusionando? —mofo— Porque si es mucho para tu corazón puedo ir a cambiarme rápido.

—Y uno que trataba de ser romántico, —suspira— supongo que contigo todo es toxicidad.

—Calumnias.

De pronto, un mensaje llega a mi celular. Con curiosidad reviso.

—Maldición —farfullo.

Dereck echa una ojeada a mi celular y comprende la situación.

—¿Sigues queriendo abandonarme? —finge una voz dolida.

—No viviremos juntos toda la vida —le dejo claro— ¿Alguno tenía que volar del nido, no?

—Y tuviste que ser tú o al menos eso intentas.

—Muy pronto me mudaré. —afirmo.

Dereck bufa.

—Llevas tres meses buscando un lugar que cumpla con tus expectativas. —deja en claro y poco a poco se acerca su rostro con peligro latente, sus ojos no mienten— Yo digo que estás atrasando las cosas solo porque te encanta verme pasear sin camiseta por la casa.

—Ja, en tus sueños.

—En mis sueños haces más que mirar, bombón.

¿Bombón?

—Wuo, eso fue rápido, del romanticismo al fuck boy.

Lo empujo para atrás y me río, con él siguiéndome la corriente. Es obvio que le ha robado la frase a Thomas y que le ha costado decirlo, pedo de igual forma es entretenido.

Jamás se cansara de molestar y yo jamás me cansaré de reír.

Es una rutina de años, una confianza establecida.

Dereck toca una zona sensible en mi espalda y entonces mi risa se convierte en una carcajada voraz.

—¿Qué pasa, belleza? —su voz está al borde del llanto.

—No, basta. —me retuerzo en mi sitio— Me enojare si sigues así.

—Mentirosa, te encanta.

—Continuas y adelantaré mi mudanza con la primera opción viable que tenga —murmuro amenazante.

Eso sí que lo hace parar.

—Estoy tan acostumbrado a ti que iría a tu apartamento o te llamaría para que veamos esa serie de misterio que tanto te gusta y por ende terminar durmiendo bajo el mismo techo como de costumbre—revela tomándome por sorpresa.

Achico mis ojos y me acerco para ver la broma, pero se burla de mi, implantando seguridad en cada facción. No es para tanto, lo sé, pero Dereck detesta las series, puede que algunas veces me acompañe, pero su celular es su principal distracción. Él es un tipo de películas. Sin embargo, las únicas veces que si he logrado someterlo es viendo mi series favorita "Pretty Little Liars", y no, no es porque le guste, sino porque lo extorsione con no ir a sus peleas.

—Te denunciaría por acoso —opto por decir.

—Y yo a ti por un amarre.

Vuelvo a reír mientras golpeo su brazo con la fuerza de una hoja de papel. Sin embargo, mi voz es apagada cuando mi mirada se cruza con la de Adrián.

Me tenso al segundo.

Mi cuerpo reacciona con una corriente atravesando los rincones más oscuros de mi ser. Es que, por primera vez desde que apareció, parece totalmente perdido en mis ojos.

Tiemblo.

Algo ligero, imperceptible, pero ahí está, ese nerviosismo sin razón.

No hay ningún cambio en sus iris, pero juraría que hay cierta malicia creándose desde su interior. Hay algo que me hace estremecer y que mi corazón salte con cada segundo de nuestra conexión.

Adrián se inclina hacia adelante para alcanzar un shot de Vodka y despacio lleva el vaso hasta sus labios mientras me mira fijamente. Es algo raro, todo el mundo podría estar viéndonos, pero se siente tan íntimo que mis mejillas enrojecen poco a poco. El líquido amargo pasa por su garganta y entreabre sus labios para inhalar aire.

Incluso después de bajar el cristal sigue con su intensidad aprisionando mi pecho.

Debo para esto.

Cortarlo de raíz.

Aún así, sigo observándolo. Eleva sus comisuras en una sonrisa falsa y después agarra otro trago, pero hay una diferencia, cuando bebé por completo, alza el vaso en mi dirección y su sonrisa decae de una estocada.

¿Está bebiendo por mí?

¿Qué significa esto?

¿Por qué mi corazón no puede controlarse?

—Bueno, gente, empecemos con esto. —Ariel abre sus brazos en inconscientemente me recuerda el gesto que hace Dereck antes de una pelea— ¿Quién se atreve a retarme? No es por presumir, pero soy el campeón nacional en Twister.

—Campeón jubilado serás, farsante, Ashley es la verdadera reina —le recuerda Thomas.

—Ag, sí, ella y su maldita elasticidad. —Ariel me muestra su dedo medio.

—¡Cincuenta dólares a qué Ashley gana! —grita Thomas desparramándose en uno de los sofás.

¿En qué momento se había levantado?

—¿Por qué tanto? —curiosea Franchesco.

—Es elástica, sus piernas se abren como una maldita bailarina de ballet y es capaz de poner su cuerpo en posturas casi imposibles —cubro mi rostro con mis manos. Thomas definitivamente me las va a pagar— ¿No es así, Dereck?

—¿Y yo que tengo que ver aquí? —salta el hombre a mi lado.

Bralow me extiende una bebida para bajar mi sonrojo y lo acepto agradeciéndole en silencio.

—Quien mejor que tu novio para confirmar tu elasticidad —Thomas se ríe y yo me atoro con el líquido recién bebido.

—¡¿Son pareja?! —la primera en saltar es Dalesa— ¡¿Qué?!

—¿De qué me perdí? —dice Kalesi mirando a su hermano— ¿Pero cuándo?

—Eres un soplo, Thomas —Bralow niega su cabeza con decepción.

¿Qué?

—Maldito desgraciado, quedamos en que yo me iba a enterar primero —Ariel coge la última galleta que queda y se lo lanza a su mejor amigo.

Dereck lo atrapa y se lo come sin problemas.

—Oww, con razón no puedes despegarte de él —añade Lara.

Me congelo.

No, no, no.

Miro a Dereck y solo entonces él también se congela, mira a Thomas y a mi repetidamente, intentado encontrar una solución a lo que su amigo acaba de decir.

¿Porqué luce tan preocupado?

Bralow se ríe con incomodidad.

Ay dios, esto no es cierto.

—¿Acaso tú... No, dime qué no lo hiciste —susurro.

—Fue accidental. —se excusa— Ellos escucharon una de nuestra charlas y entonces no tuve otra alternativa que contarles, pero te juro que no ha dicho nada. Aunque, bueno, ya sabes que Thomas se adelantó a los hechos.

—¡Dereck! —me quejo con vergüenza.

Todo este tiempo lo han sabido.

Llevo mis manos a mi rostro.

—Oigan, tortolitos ¿Qué tanto susurran? —Thomas menea sus cejas— Compartan su amor por favor.

Grito interiormente.

De pronto empiezo a reír, suave, con un claro cartel de culpable en mi cara.

Miro al grupo.

Sus miradas me martillan.

No, no creo que pueda...

—Siempre fuiste débil con el alcohol, Thomas. —declara Dereck— Aunque este nuevo síntoma de alucinación es nuevo.

—¡Oye, pero tú me dijiste...

Lo que sea que tenga planeado Thomas, se ve pausado por una risa ronca. Mis ojos giran rápidamente, viajando de par en par hasta llegar con unos cafés. Adrián mira a Dereck mientras se inclina hacia adelante, apoyando sus codos en sus piernas y acortando los el metro que nos separan.

Más cerca, más calor, más necesidad.

—Después de tanto sigues en el mismo lugar. —la burla destella en su voz— Patético.

Silencio.

Una tormenta de sentimientos.

Todos dejan de moverse y esperan una reacción mía o de Dereck. Sin embargo no creo que por mi parte haya una. Mi respiración se ha cortado por la forma en que ha entonado las palabras, todo ha sido un conjunto que me ha llevado la máximo. Desde cómo toma el vaso entre sus manos hasta como sus venas resaltan por su tensión. La vibración de su voz deja ondas que llegan a cada recóndito escondite de mi ser.

Nada se escapa de su efecto.

Me tiene acorralada.

Asfixiada, acalorada, tomo la mano de Dereck en un impulso para levantarme y de paso frenar sus intentos de arremeter contra Adrián.

No miro atrás, solo camino hasta la puerta de entrada y salgo de la cabaña con mi corazón bombeando a toda velocidad.

El frío de afuera es hiriente, pero necesario. Hasta ahora es lo único que ha cesado el calor de Adrián y regulado mis sentidos. Avanzo unos pasos hasta entrar en el porche de la entrada, me sitio en una baranda de madera y cierro mis ojos para aspirar la mayor cantidad de oxígeno.

Es refrescando y después de segundos en silencio mi mente entra en blanco. Simplemente dejo de pensar, entro en una paz y dejo todo atrás.

Mi tranquilidad se ve afecta por el sonido de la puerta abrirse.

Sé de quién se trata.

—No tenías por qué venir. —me rio— Vuelve adentro ¿Sí? En unos segundos estoy contigo. —digo con la vista fija al frente— Necesito calmarme.

Al no obtener respuesta miro en dirección de la puerta y en un segundo, me siento arder nuevamente.

—No soy él.

No es Dereck, es Adrián.

Tenso mi rostro.

Es ilógico ¿Por qué me desequilibra de esta forma?

—Hola —es un milagro que mi voz no suene entrecortada.

Adrián no dice nada, solo sigue caminando hasta colocarse a mi lado. Mi piel se eriza por la proximidad, ante la posibilidad

Inhaló profundamente.

—Vuelve adentro —dice. No es una orden, pero tampoco llega a ser una súplica. De hecho, no hay ningún tipo de emoción en su voz.

Desconozco sus emociones, lo desconozco a él.

—Me gusta el nuevo color, —doy un leve señalamiento a su cabello— te queda bien.

Auténtico.

—Te vas a resfriar —sus palabras podrán decir mucho, pero lo que veo es un enorme vacío.

—Ya no soy una niña.

—No tuviste infancia. Creo que jamás fuiste una niña ni tampoco te he visto como tal —sus dedos capturan mi brazo y de pronto quedamos cara contra cara.

El contacto me afecta.

Nuestras respiraciones se fusionan.

Esta vez no es un simple roce de su nariz, es un toque fuerte, dominante, deseado. Cualquier cosa que haya intentado ocultar desde el momento que lo vi, explota y se ve reflejado en mi labio inferior temblando. No es miedo, no es frío, es él, su maldito efecto.

Sus ojos decaen en mis labios, justo como antes, escucho su respiración profundizarse a la par que retrocede en un intento de protección.

—Lo lamento —se disculpa.

—¿Por qué?

Estoy perdida en sus ojos.

—Por tocarte. —aclara su garganta— No debí —dice, pero lo que realmente escucho es un "no puedo" disfrazado.

Con seguridad, acorto la distancia entre nosotros y lo toco por primera vez.

Es diferente y diez mil veces más intenso.

Ser tocada por Adrián me lleva a un grado de éxtasis increíble, pero tocarlo a él, sentirlo con mayor fuerza contra mi piel es otro nivel de satisfacción. Solo poso mis yemas en su brazo y su piel se eriza. Tal vez, al final de todo, puede controlar el brillo de sus ojos, pero la reacción de su cuerpo jamás mentira.

Mis dedos van descendiendo hasta su mano mientras que él mira el recorrido con atención. Agudizo mis sentidos y veo el perfecto vaivén de su pecho disminuir hasta ser tan lento como para que sea capaz de controlar su inhalación ¿Será posible?

Sin dejar de analizarlo, desciendo hasta su mano. Estoy a punto de alejarme, pedo en eso siento algo frío en mi dedo. Extrañada, bajo la mirada y observo el objeto que me ha causado molestia.

Un anillo.

Me alejo con rapidez.

La zona del dedo que ha rozado el metal queda ardiendo mientras que retrocedo.

—Es de Lara —explica.

Voltea su mano y entonces puedo ver una pequeña roca resplandeciendo bajo la luz de la luna.

Otro paso atrás.

¿Qué explicación podría haber para que él esté con algo tan importante como lo es un anillo de matrimonio? No es algo que se lo das a un amigo para que lo guarde ni tampoco para que lo vaya luciendo con descaro. Solo hay una respuesta lógica y dado el comportamiento de Lara con Adrián, sé que cuál es la respuesta a mi pregunta.

"Soy su debilidad"

—Es de compromiso —susurro.

—Sí —no pregunte, afirmé, pero aun así me lo asegura.

Estoy anonadada.

Adrián está comprometido, se va a casar.

"Perdón por tocarte, no debí"

Oh por Dios.

—Deberíamos volver a entrar —digo y sin esperar, pero sabiendo que viene detrás de mí, entro de nuevo a la cabaña y me junto con mis amigos.

Ellos han continuado, los únicos que me dan una mirada de preocupación son quienes saben de mi ex amorío con Adrián: Ariel, Dereck y Dalesa.

Adrián regresa a su lugar, junto a Lara. Miro los sitios disponibles y veo que solo queda junto entre Lara y Bralow o Thomas y Dereck. Este último me da miradas que sé que vienen con cuestionamientos y para evitar cualquier conflicto, escojo a la primera opción.

—Ven acá pulga —Ariel empuja a Bralow y se coloca a mi lado.

¿Acaso me ve mal? Porque no lo estoy.

—¿A quién le... —algo corta mi voz. A mi lado veo que Lara se mueve de su lugar y que Adrián pasa a estar de mi lado— ¿A quién le toca? —termino mi pregunta para no esfumar el ambiente relajado.

No pasa nada.

Seguro estaba incómodo en su sitio o Lara quiso estar cerca de Kalesi.

—A mí —Dalesa entorna sus ojos y se inclina para sacar una pieza de la jenga.

Su rostro se contrae al leer las palabras de la ficha. Niega con efusividad y toma un shot.

—Lástima. —susurra Ariel— ¿Siguiente?

Antes de que alguien pueda reclamar el turno, Bralow se inclina y saca una ficha.

—¿Mi primera vez? —lee en voz alta. Nos mira con aburrimiento— ¿Cómo demonios voy a recordar eso? La primera vez no tiene relevancia.

Trago saliva.

Por inercia miro a Adrián, pero él no me está mirando, de hecho está concentrado en el pequeño edificio de fichas.

Suspiro.

La primera vez de él fue conmigo,

Lara se acerca al oído de Adrián y le susurra algo que lo hace cambiar de gesto. Endereza su espalda y le dedica una sonrisa especial.

Pareja, comprometidos, muy pronto esposos.

Relamo mis labios.

—¿Pero con cuántas mujeres te has acostado? —me burlo— Jamás te he visto con alguien.

—Es porque soy discreto, pero claramente es algo que no entenderías.

—¡Oye! Déjala en paz —Kalesi lo regaña— Lo siento, Ashley.

—No te preocupes, algún día de estos le haré probar mi puño —paso mi mano por Ariel y palmoteo ligeramente a Bralow.

—Uy que miedo.

—¿De verdad no recuerdas con quien fue tú primera vez? —interviene Lara.

—No.

—Debió ser algo sin importancia —digo— o eres muy tonto.

—¿Acaso tú recuerdas tu primera vez? —enfrenta— Ya vez, Ashley, déjame en... Oh no ¿Porqué demonios estás sonrojada?

—¿No eres virgen, Ashley? —Thomas jadea— Me decepcionas ¡Yo me estaba guardando para ti!

—Ella no se acostaría contigo ni en mil años —la cara de ofensa de Ariel no tiene precio— ¿Capichi, bobo?

—Ay, ustedes son unos trogloditas, en serio, déjenla en paz —Kalesi gruñe.

—¿Segura de que él es tu hermano de sangre? —apunto a Bralow— Lo juro, no sé que paso con sus genes.

—Obviamente los míos evolucionaron y los de ella no. —jacta— Pero ya, no desvíes el tema ¿Cómo recuerdas algo insignificante o es que fue con el amor de tu vida?

Casi me río.

El terror de mi vida será.

Luke en definitiva no es alguien memorable.

—No es eso, solo que no me he acostado con tantos como para no recordar al primero —respondo.

—¿Osea que tampoco seré el segundo? —Thomas se encoge en su sitio— Dueles, pero de pura casualidad ¿Tendré el honor de estar en el ranking?

—Dereck, has algo por favor, mis oídos sangran al oírlo —declara Ariel.

—Dereck no tiene nada que ver aquí —la nariz de Dalesa se arruga— ¿Podemos continuar con el juego?

—¡Cómo que no tienen nada que ver! —exclama— Si mi caballito de carrera es el tercer lugar, bueno, en orden porque si lo puntuamos por otra cosa, ya sabes a qué me refiero, obviamente está en el primer puesto. Confírmalo, Ashley, por favor.

Parpadeo, completamente roja y con unas inmensas ganas de asesinar a una sirena.

Dereck me da un gesto relajado, pero la tensión en las venas de su cuello lo delatan, además trata de silenciar a Ariel con la mirada.

—¿Eso es cierto, Ashley? —Thomas toca su corazón— ¡Pero si soy mejor que él!

—Dereck es mucho mejor peleando ¿Ya se te olvidó la vez que te noqueo? —me burlo, pero con la tensión en cada músculo.

—Toma eso, bobo, mi chica defiende a su chico. —Ariel saca su lengua en mofa y Thomas solo admite la derrota.

—Cuando dijiste del universo paralelo, nunca imaginé que fuera tan grave —manifiesta Kalesi.

—¿Qué mundo paralelo?

—Nada, nada —le doy palmaditas en su espalda.

—Bueno, pero no entiendo porque se sorprenden. Mis tortolitos siempre paran encerrados en su apartamento, algo de acción debe haber sucedido ahí, no sean ingenuas chiquis. —voltea sus ojos— Esperen ¿Lo han hecho en el sofá? —su cara se transforma en asco— La semana pasada dormí ahí. —me mira y después a Dereck— ¿No responderán? Genial, igual no me iba a molestar, entre más lo hagan, más pronto me harán tío así que podré haber dormido bajo sudor de sexo, pero cuando Ashley quedé embarazada, nada los podrá separar y me harán el hombre más feliz del mundo.

Trágame tierra.

Escucho el sonido de unos nudillos en el suelo, pero lo ignoro. No es de mi importancia, no es mío.

—Me toca ¿Verdad? —miro a Ariel para que me dé el pase, ya que está manejando los turnos.

Al obtener permiso, miro el edificio de jenga con curiosidad. Escojo la última pieza de en medio y leo las palabras con tinta negra.

El destino parece reírse en mi cara.

—¿Alguna vez te has obsesionado con alguien? Si es así, di el nombre —cito, tirando la pieza a un lado— Siento decepcionarlos, pero no.

—Otra fractura en mi corazón, Ashley —Thomas se agarra el pecho y cae al suelo con sus manos entendiéndose a mi cuerpo. En el proceso bota su vaso, esparciendo el contenido en los pantalones de Dereck.

—Imbécil —farfulla.

Dereck se levanta mientras que todos reímos, ya que parece como si se hubiera orinado. Con una caminata extraña, se va hacia donde se encuentran las habitaciones y amenaza a Thomas durante todo el camino.

Su voz se pierde una vez que se escucha una puerta siendo azotada.

—Bien, Adrián, tu turno —Ariel le da el pase, las risas van disminuyendo.

Todos lo miran, expectante a su movimiento así que no me queda de otra que voltear mi rostro y mirarlo con una capa de neutralidad.

Sus piernas están cruzadas y aunque trata de disimularlo, su mirada repasa mis ojos más que con cualquiera en la sala.

Está comprometido, no hay forma.

Adrián captura su labio inferior y entonces siento como el alcohol afecta mis sentidos, haciendo que tenga leves ataques al corazón combinado con la emoción de peligro en el ambiente.

Está comprometido, no es cualquier cosa.

No logro identificar su estado. Sin duda no está satisfecho, pero tampoco podría decir que llega al punto de molesta. Sus diferentes capas distorsionan mi visión.

La adrenalina sube por mi sistema. Ni cuando salgo de fiesta con mis amigas he sentido tanto disfrute como ahora.

Está comprometido, es pura tentación.

—No —sisea Adrián.

Curioso, una ligera oscuridad se ha adueñado de su voz.

—Si no vas a jugar debes retirarte —de mi aquí, mente, desaparece de mi sistema.

Agacha su mirada, sigo su recorrido hasta caer en sus manos. Debo dejar de mirar en este preciso instante, lo sé, pero mis ojos no dejan de ver cómo juguetea con el anillo de Lara.

Despacio, lo saca de su dedo y lo pone en su otra mano.

Adrián eleva su cabeza con una sonrisa malévola.

No hay hielo, está vez es puro fuego ardiendo en su mirada.

—Debes beber. —me dice señalando las bebidas— Dices la verdad o no respondes, mentir no está permitido.

—He dicho la verdad —jacto.

—Claro que no ¿Acaso ya olvidaste que te conozco?

—No sé de que estás hablando.

—Deja de mentir y acéptalo, Ashley. —termina con un ligero jadeo— Dios, no sabes cuántas ganas tengo de escucharte decir la verdad ¿O acaso creíste qué no estaba enterado de tu pequeño secreto? —su rostro se acerca, guardando distancia, pero quemando toda mi piel— Sé que paras atenta a un celular con la esperanza de que suene para ver si cierto individuo ha subido una foto. Además estoy al tanto de que no has dejado de temblar desde que lo viste porque muy dentro de ti sabes que si él quisiera podría tenerte a sus pies así como tú a él. —mis piernas se juntas con fuerza al sentir un viejo cosquilleo— Si eso no es obsesión, no sé que podría serlo, total ¿Quién mejor para hablar que yo? Que pase obsesionado por tres años de una mujer que jamás se percató de mi presencia. —su mano se alza para tocar mi barbilla, pero al último segundo se arrepiente y retrocede.

Quemo, literalmente ardo ante sus palabras.

Miro al resto de mis amigos para verificar si lo que he oído es verdad o producto de mi imaginación, pero las únicas caras que reaccionan son la de Dalesa y Dereck, quienes saben de mi pequeño secreto.

Con culpabilidad, miro a Lara para ver si ha sentido lo mismo que yo y en efecto, su rostro refleja tristeza hacia Adrián.

Pronto se casarán

—¿Crees que estoy obsesionada contigo? —si alguien no estaba entendiendo sus palabras, ahora les he aclarado todo el panorama— Terminamos hace cinco años, Adrián, créeme que estás totalmente superado ¿Además me crees tan tonta como para estar atenta a un hombre que sube fotos de otras mujeres?   —volteo mi enfoque a Lara— A la próxima que envíes una foto fíjate a quien lo haces, no vaya a ser a un idiota que la pública por error y la borra a los dos segundos.

Toco mi piel y me doy cuenta de que estoy extremadamente caliente. Tal vez incluso me encuentre roja.

—¿Qué foto? —curiosea Franchesco.

—De esas que no deben ser publicadas. —respondo sin dejar mi visión de Lara.

Bralow suelta un silbido mientras se tira para atrás para ver la escena. Kalesi lo regaña con disimulo, pero su hermano ha dejado en claro lo divertido que le parece todo.

—Eso no puede ser cierto —salta Dalesa con una ligera gota de sudor resbalando sobre su frente.

—Sé lo que vi.

De pronto Franchesco se levanta y Dalesa copia sus movimientos con rapidez. Lo mira con terror, no a él sino a lo que puede hacer. Por inercia, Ariel salta ante cualquier amenaza a su amada.

—Fran —susurra Lara mientras se pone de pie, Adrián chasquea sus dientes extendiendo sus extremidades y protegiendo el cuerpo de su mujer atrás del suyo.

Tomo la mano de Ariel y me levanto por mero impulso. No voy a permitir que Adrián me vea abajo, no voy a ceder con ningún acto de debilidad.

Thomas me sigue y Kalesi a él, obligando a su hermano a seguirla con una cara de alerta.

—Aléjate —demanda Adrián a Franchesco.

Él pone una sonrisa siniestra y entonces da dos pasos hacia ellos, pero antes de que llegar a los próximos casados, Franchesco se detiene y voltea su rostro en mi dirección.

Me estremezco.

El miedo me recorre.

Su mirada no es normal, jamás en mi vida había visto algo parecido, ni siquiera con Luke en sus peores momentos. Hay algo tenebroso, podrido en él.

Gira sus talones y de pronto yo me vuelvo su camino.

Ariel se pone delante de mí, pero Franchesco lo empuja hacía un extremo con facilidad.

—¿Qué crees que estás haciendo? —demanda Adrián. No puedo verlo, la anatomía de Franchesco bloquea hasta mi visión periférica o tal vez sea mi miedo que no quiere perder a la bestia de enfoque. Cuando menos lo espere puede atacar— No te conviene, aléjate de ella.

Franchesco me sonríe siniestramente. Su cabeza se gira para atrás y mira en dirección de Adrián para responderle.

—¿Tú te puedes coger a mi prometida, pero yo no puedo besar a tu ex? —ríe con sarcasmo— Jodete —de pronto, los labios de Franchesco están sobre los míos.




═════════════

911 ¿Hola? Creo que tenemos posibles infartos por aquí 🥱

Pero bueno, que capitulito ¿No? JAJAJA ¿Cuál es su opinión? Realmente no creo que sea bueno porque la mayoría es #TeamAdrián, pero el que tenga miedo a la funa que no nazca  🍷 .

Sin embargo, para equilibrar este nivel de maldad, les comento que el próximo capitulo es narrado por 🛐 Adrián 🛐 y aquí no se acaban las sorpresas... Si llegamos a 700 comentarios, subo un adelanto en mis historias de Instagram 💋. (tocara releer)

Ah, y también estaré dedicando los capítulos siguientes al mejor comentario <3, el de hoy fue del anterior (LO AME JAJAJA, TU SABES CUAL FUE)

Nos vemos, besitos. 
Gracias por comentar y votar 💞.

═════════════

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top