《21》


- Lamento lo de tus padres.

Él parecía sincero y al mirarlo a los ojos, Milk vio que hablaba de verdad. Sintió que el deseo se apoderaba de ella y miró a otro lado antes de dirigirse a uno de los sofá y sentarse en él.

- Tú también perdiste a tus padres - Habló Milk.

Goku se colocó tras el respaldo del sofá de enfrente y Milk se fijó en sus dedos, preguntándose cómo sería sentirlos en su piel.

- Mi madre todavía está viva.

- Ah, sí. Se me había olvidado. ¿Vive en Italia?

- Mi madre no vive en mucho tiempo en un lugar - Sonrió un instante - Tiene el umbral de aburrimiento muy bajo.

- Debistes de echar de menos a tu padre después del divorcio.

El ama de llaves solía guardar los secretos familiares como si fueran joyas de corona pero, en algún momento, le había contado que Goku tenía nueve años cuando sus padres se divorciaron.

- Mi madre tenía la custodia pero mi padre nos tenía durante las vacaciones.

- Debe de ser muy difícil para una mujer alejarse de sus hijos.

- Mi madre nunca tuvo mucho tiempo para sus hijos. Sólo se quedó con nosotros porque sabia que nuestro padre quería hacer lo mismo. Nunca le importó lo que nosotros deseábamos. Cuando éramos pequeños, nos trataba como si fuéramos accesorios de moda, y cuando crecimos fuimos unos estorbo - Se calló y Milk vio sorpresa en su mirada.

Él se percató de que lo miraba con lástima y puso una mueca. No le gustaban que sintieran lástima por él.

- Te dejaré dormir - Dijo él, pero permaneció en el mismo sitio.

- Estoy despierta. Tienes razón nunca se sabe cuando va a suceder. Mañana podría atropellarme un autobús.

- No creo.

- Pero podría ser. ¿Quizás sea una buena idea que vivas cada día como si fuera el último?

- No he dicho eso, y no vas a morir mañana.

- Pero, si lo hiciera - Lo miró con los ojos entornados - Sería virgen - Respiró hondo y alzó la barbilla para mirarlo fijamente - No quiero morir virgen, Goku.

- Me parece improbable que eso ocurra - Comentó él. Pasaron los segundos y Goku sintió que cada vez le costaba más mantener el control - Milk - Le advirtió al ver que se levantaba del sofá de manera sensual - Quédate ahí, no...

Ella no se detuvo y continuó avanzando hasta donde estaba él.

- Esto es muy mala idea. No soy el tipo de hombre...

- Se que tipo de hombre eres, Goku - Le dijo sorprendida por lo calmada que parecía. Por dentro era otra cosa. No podía creer que le tuviera diciendo todo aquello.

Goku era lo opuesto a lo que ella encontraba atractivo en un hombre. Ni siquiera le gustaba, pero se había enamorado de él.

- Soy virgen, no estúpida. Tranquilo, no voy a pedirte que te cases conmigo. No quiero tu alma ni... Sólo acuéstate conmigo - Se mordió el labio inferior - Si te apetece.

"¿Apetecerme?" Pensó él mientras un fuerte deseo lo invadía por dentro. En otras circunstancias se habría reído, pero ni siquiera era capaz de poner una sonrisa irónica. Estaba tenso y necesitaba toda su fuerza de voluntad para no darle lo que ella suplicaba. Aquella era la fantasía de muchos hombres, pero no la suya.

- No es una cuestión de querer o no, Milk - Contestó a pesar de que la deseaba con una intensidad que no había sentido en mucho tiempo.

Milk negó con la cabeza y pestañeó - Esta bien, olvida lo que te dije.

Mas tarde, él se convenció de que la sombra de la incertidumbre que había visto en la mirada de sus ojos negros, era lo que lo había destrozado.
Se imaginó con ella en la cama. La miró a los ojos, dio un paso hacia ella y la sujetó por la cadera mientras le acariciaba la mejilla. Percibió que estaba temblando.

Milk se fijó que su mirada se oscurecía antes de que él la estrechara contra su cuerpo, demostrándole lo mucho que la deseaba.

- ¿Estás segura? - Si ella contestaba que no, tendría que pasar la noche bajo una ducha de agua fría.

- Completamente - Susurró ella.

Arqueó el cuerpo hacia él y le rodeó el cuello con los brazos. Él deslizó las manos por su espalda y le sujetó el hermoso trasero, besándola en el cuello antes de levantarla para que sus ojos quedarán al mismo nivel.

Milk empezó a respirar de forma acelerada y entrelazo las piernas alrededor de la cintura de Goku. Su fortaleza masculina, y el hecho de que la hubiera levantado como si fuera una pluma, le resultó tremendamente excitante.

- ¿Estás segura que nunca has hecho esto antes?

La besó antes de que pudiera contestar y ella gimió de placer. Asombrada por la pasión que se había despertado en ella, lo besó también e introdujo la lengua en su boca. Notó que el deseo que la invadía se intensificaba y sintió un fuerte calor húmedo en la entrepierna.

- Espero que me hagas sentir de maravilla, Goku - Susurró contra sus labios - No soy...

Su manera de susurrar terminó con su capacidad de racionalizar. Sin soltarla se dirigió a la puerta.

- Eres muy sexy, bruja pelinegra. No he sido capaz de concentrarme desde que te vi por primera vez.

- ¿Lo soy?

Su respuesta fue un beso apasionado - ¿Puedes saborear cuanto te deseo?

- Tienes un sabor delicioso - Cerró los ojos y lo besó en la boca una y otra vez.

Cuando los abrió, se percató de que no estaba ni en el salón ni en el dormitorio.

- ¿Dónde...? - Preguntó ella mientras él abría una puerta con el pie.

- Te he imaginado en mi cama desde el momento en que te vi.

- Yo te imaginaba desnudo - Admitió ella.

- Parece que esta será la noche en la que nuestros deseos se conviertan en realidad - La observó.

Milk se agarró con fuerzas mientras él la subía por la escalera que ella había recorrido hacia bien poco. La puerta de su dormitorio estaba abierta. La habitación estaba iluminada por una única lámpara que estaba sobre una mesa junto a la ventana.
Goku la llevó directamente a la cama. Milk no fue capaz de mirar ni la decoración. Sólo tenía ojos para él. Sin dejar de mirarla, Goku la tumbó sobre la cama, apartando unas almohadas con las manos mientras se arrodillaba sobre ella.

Le acarició la mejilla, extendió su cabello liso sobre la cama y la besó despacio.
Ella gimió cuando retiró la cabeza. Estaba ardiendo en deseo.

- Así es como la gente que no está loca se queda embarazada - Dijo sin pensar.

Él la sujetó por la barbilla y la miró fijamente - No permitiré que eso te suceda a ti. Relájate yo me ocuparé del resto.

Milk no tuvo que esforzarse mucho en lo que él le decía porque, curiosamente, confiaba en el hombre al que había odiado desde el primer dia. En algún momento, entre tanto odio, se había enamorado de él.

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