《1》
Milk.
Si fuera que la perfección se consigue con la práctica, la sonrisa de Milk habría transmitido la mezcla justa de seguridad y deferencia. Sin embargo mientras exponía su opinión acerca de los cambios que recién se daban en el ámbito de la educación primaria, su corazón latía con fuerza bajo la chaqueta de lana de color rosa que llevaba.
Milk trató de hablar con seguridad, alzó la barbilla e intento relajarse. Al fin y al cabo, sólo era un trabajo. ¿Sólo un trabajo? ¿A quién pretendía engañar?
Aquel trabajo era importante para Milk, y se había percatado de ello cuando tuvo que elegir entre asistir a la entrevista para trabajar en una escuela local de gran estatus social y donde sabía que tenía las de ganar, o a la entrevista para conseguir una plaza en una escuela remota que se encontraba en el noroeste de Japón, un trabajo para el que nunca se habría presentado si no hubiese leído un artículo en la sala de espera del dentista familiar.
En realidad deseaba ese trabajo más de lo que hubiera deseado en mucho tiempo.
- Por supuesto queremos que los jóvenes se convirtieran en personas de bien para la sociedad con disciplina ya que es un factor muy importante, ¿No cree, señorita Ox?
- Por supuesto - Se dirigió a la mujer que le había hecho la pregunta antes de observar a todos los del comité que presenciaban su entrevista - Creo que con tener un ambiente en donde los niños se sientan bien, la disciplina no es un problema, bueno eso ha sido una de las experiencias que he tenido en aulas.
El hombre calvo que estaba sentado a su derecha miró el papel que tenía delante.
- ¿Sólo experiencia en colegios urbanos? - Sonrió a sus compañeros del Comité - Usted no esta acostumbrada a un lugar rural como éste, ¿ Verdad? - Preguntó el calvo.
Milk que esperaba ese tipo de pregunta, se relajó y asintió. Su familia amigos cercanos ya le habían hecho la mismas observaciones. Curiosamente, las personas que no le habían dado una opinión negativa habían sido aquellas que odiaban la idea más que nadie.
Si sus tíos, cuya única hija se había ido a vivir a Inglaterra; se hubieran echado la manos a la cabeza al oír que la sobrina a la que siempre trataron como una hija más, iba a marcharse también, había sido comprensible, pero no, sus tíos la habían apoyado en todo.
- Es cierto pero....
- Aquí dice que tiene bueno conocimientos del idioma inglés - Mencionó el calvo.
- Hace mucho que no lo práctico pero viví en Oxford hasta los 12 años, mi padre era doctor. Me mudé a Japón tras la muerte de mis progenitores - Milk había salido ilesa de ese fatídico accidente que habían tenido sus padres que provocó sus muertes, muchas personas habían dicho que era un milagro que ella este viva - Vivir y trabajar acá, es regresar a mis tierras, y eso es algo que anhelaba.
La convicción de que su vida, si no su corazón helado, pertenecía a Japón, había hecho que ignorara a los consejos y presentará la solicitud para la plaza de profesora en la pequeña escuela.
A pesar de que se había separado de Lápiz su ex, y que la boda había sido fallida, ¡no estaba huyendo! - Apretó los dientes, alzó mandíbula y trató de pensar en ello. Lápiz, el hombre al que ella nunca había podido convencer para ir al cine o ir un lugar paradisíaco. Ella era un ser libre y les deseaba a él y a su modelo de lencería, toda la felicidad del mundo, y eso incluía los kilos demás que esa modelo había ganado. A pesar de que Milk ya no estaba destrozada por la separación.
- Muy bien, señorita Ox, muchas gracias por haber venido. ¿Tiene alguna duda sobre nosotros? - Preguntó el calvo.
Milk, tenía pensado una gran lista de preguntas pero no tenía el ánimo de hacerlas - Negó con la cabeza en modo de respuesta.
- Entonces, si no le importa esperar en la sala de maestros un momento... Aunque no creo que soy el único que piensa que nos ha impresionado...
Milk se había puesto de pie, justo en el momento en el que alguien llamó la puerta, provocando que el calvo que entrevistaba a Milk no completará la frase. Ella tuvo que contenerse para no suspirar al ver al hombre que había entrado. Debía de tener unos 27 o 28 años, era alto, musculoso y exageradamente atractivo. Tenía una sonrisa sensual, largas pestañas y las facciones bien marcadas. El cabello rubio alborotado con esos ojos esmeraldas que te daban una mirada penetrante capaz de derretirse en un instante.
Milk no pudo oír lo que él le decía a los miembros del comité, pero si percibió el aura de pura masculinidad que proyectaba. ¡¡Habrá sido imposible no hacerlo!!
La sexualidad que desprendía aquel hombre se entremezclaba con un potente halo de autoridad. ¿Era posible que fuera miembro del comité al que habían disculpado su ausencia? Si así era, Milk se alegraba de que hubiera llegado tarde, puesto que le costaba sostenerle la mirada sin sonrojarse. ¡¡Y lo peor de todo era que el ardor no sólo se manifestaba en sus mejillas!!
La probabilidad de que hubiera podido aguantar toda la entrevista sin quedar en ridículo era escasa. Estaba inquieta, posiblemente debido al estrés acumulado por la entrevista y más el largo viaje que había tenido que hacer. Sea lo que sea, nunca había experimentado una reacción como aquella ante ningún hombre, ni con su ex Lápiz al cual estaba a punto de contraer matrimonio. Incluso sentía un cosquilleo en el cuero cabelludo.
Pero él pensaba otra cosa...
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