Capítulo 6 Ejecutando el plan

Me miré en frente al espejo, hacía mucho tiempo que no me sentía de esta manera, como si fuera la primera vez que me colocaba un vestido tan caro, me lo había enviado Queen esta mañana, junto con una nota "Esta noche quiero verte brillar, ¿estás lista para ser la protagonista?".

Al principio cuando vi ese color bordó me dije a mí misma que tal vez no era una buena idea, mucho más un vestido brillante, para una ocasión tan sencilla, pero si Queen lo había elegido no era algo que pudiera cuestionar, después de todo, cada uno de los pasos que daba tenía una razón.

De repente, a través del espejo pude ver a Sam, parada contra la pared con una media sonrisa, una que gritaba un "Te lo dije, no podrás librarte del amor", no había sido capaz de explicarle del todo lo que estaba sucediendo, solamente le dije que conocí a un chico interesante y que tendríamos una cita.

—No me has contado mucho de ese chico, no sé quién es —caminó hasta estar a centímetros de mí y giró alrededor analizándome en profundidad— Pero joder, tiene un buen gusto por la moda y teniendo en cuenta la calidad de las telas, no es cualquier chico.

—Vamos a ver Sam, solamente es un vestido y es un obsequio, no puede ser que te fijes en esas cosas —comenté mientras me terminaba de dar algunos retoques en cuanto al maquillaje.

—Al menos él sí te compra algo que merezca la pena, no como Dalton, ese idiota solamente te traía flores y comida —rodea los ojos— Te iba a terminar poniendo gorda, no sé qué veías en él.

Me quedé en silencio, porque realmente no me disgustaba que me trajera comida o que me trajera flores, de hecho lo hacía porque sabía que era algo que me hacía sentir bien, pero el pensamiento de Sam siempre fue que lo hacía para no gastar su dinero en mí.

Aunque para ser sincera, no fue lo único que me dio de regalo, había cosas, sutiles, más a mi estilo que me daba y que al final las había dejado guardadas en mi apartamento para ya no verlas.

De repente el timbre sonó, cruzamos miradas y Sam salió corriendo para ver si podía encontrarse con el chico que saldría, de mis labios se asomó una sonrisa que pronto se volvió una risa leve, no lo vería.

Le había pedido a Queen que no viniera a buscarme, no es que no quiera que ambos se conozcan, pero de momento es mejor de esta manera, sé que Sam se empeñaría en hacerme cambiar de opinión con respecto a mi plan y ahora mismo no necesito nada que me haga dudar de la locura que estoy a punto de cometer.

Cuando abrió la puerta se encontró con un hombre de traje, con muy buena pinta, Sam lo analizó con detenimiento, se dio la vuelta para hacerme señas con sus manos, indicando que estaba bastante bueno y no pude evitar soltar una carcajada mientras me aproximaba.

—Por favor Sam, deja de hacer que pase pena, él es Marco, es el chofer de mi cita de esta noche —comenté cuando me paré a su lado y rodeó los ojos.

—Le estás poniendo demasiado misterio, comenzaré a creer que saldrás con Dalton —una sonrisa nerviosa salió de sus labios y cesó de pronto para tomarme de los hombros— ¿¡No saldrás con ese idiota, verdad!?

—Qué no, deja ya de ser pesada mujer, veremos como van las cosas esta noche y ya luego te lo presento —rodeo los ojos.

No permití que la conversación se alargara mucho más, me marché junto con Marco, que me abrió la puerta del coche y aunque no pudiera ver a Sam desde ahí podía sentir su mirada, seguramente se había quedado escondida en algún rincón mirando por la ventana.

En cuanto el automóvil avanzó me coloqué el anillo que Queen me había entregado, los nervios me empezaron a consumir lentamente y el trayecto se me hizo bastante largo. Al llegar, cuando Marco detuvo el automóvil y salió para abrirme a la puerta me moría de los nervios, ya no había manera de dar marcha atrás, esto sería definitivamente un caos, un completo caos.

Bajé tomando la mano de Marco, entonces cuando levanté la vista me encontré con Queen que venía saliendo, deslumbrante, sexy en exceso, ni siquiera con el vestido costoso que me había dado podría verme a su altura.

No entendía que es lo que había visto en mí Queen, porque siendo sinceros, podría haber buscando una manera diferente para volver la vida de su padre miserable, quizá haberse casado con la prostituta de un bar, eso lo hubiera vuelto loco porque su estatus jamás le permitiría que su familia se relacione con personas que no estén en su entorno.

—Maravillosa, simplemente magnífica —susurró tomando mi mano con un brillo especial en la mirada.

—¿Ya están ahí? —pregunté ignorando por completo sus cumplidos, los nervios, una vez más jugándome una mala pasada.

—Sí, están en el comedor, solamente faltamos nosotros —sonrío con amplitud— Les pedí reunir a la familia, quería que esto fuera memorable.

—¿Estás seguro de esto? Una vez que empiece Queen, no va a haber vuelta atrás —le recuerdo mirando directo a sus ojos.

—Nunca había estado tan seguro de algo London, quiero ver su mundo arder —confesó con la rabia reflejada en cada una de sus palabras.

Asentí, enlacé mi brazo al suyo, inflé mi pecho antes de poner mis pies por primera vez en aquella mansión, es verdad que nunca había ido, pero en alguna ocasión Dalton me había mostrado fotos de como era por dentro.

No sé como fui tan tonta de no percatarme antes, es decir, siempre ponía a sus hijos de excusa, diciendo que aún no estaban preparados para ver a su padre en otra relación, además tampoco se molestaba en ocultar lo que había entre ambos delante de los empleados de la oficina, eso me hacía sentir segura.

Cuando avanzamos por los pasillos me di cuenta, había fotos familiares, pero esas por supuesto que no salían en las fotos, todo estaba recortado justo para que se viera únicamente lo que quería mostrarme, maldito.

De repente Queen se detuvo ante unas grandes puertas dobles, me miró con una media sonrisa, me palmeó mi mano encima de su brazo.

—Es hora, no importa lo que pase, tienes prohibido derrumbarte, hoy vas a demostrar de lo que estás hecha London, quiero ver a una mujer fuerte, firme, con carácter que no permite que mi padre la vea en el lodo, esa es la mujer que serás mientras estés a mi lado, si luego te quieres lanzar sobre una cama a llorar, puedes hacerlo —sentenció.

—De acuerdo —me limité a responder.

—Yo seré tu respaldo en todo momento, no te preocupes, no te lanzaré a los tigres, no tendrás que lidiar nunca sola con esto —dijo para tratar de calmarme— No olvides nada de lo que hablamos, todo tiene que salir bien.

Asentí, entonces abrió la puerta, joder, pensaba que aquello sería algo de tres o cuatro personas, pero había una mesa larga, llena de personas que era la primera vez que veía. Me maldije internamente por haber aceptado hacer esto, pero una leve sonrisa escapó de mis labios cuando la mirada perpleja de Dalton recayó sobre mí.

Avanzamos, pude escuchar como murmuraban algo, pero no alcancé a escuchar lo que decían, hasta que una mujer, un tanto mayor, pero muy elegante, se puso de pie.

—Queen, querido, no tenía idea que habías roto tu anterior compromiso —comentó.

Pude ver como levemente su rostro se desfiguraba, sin embargo, pocos segundos después la sonrisa volvió a aparecer sobre sus labios.

—Ya ves abuela, nunca sabes cuando vas a encontrar al amor de tu vida a la vuelta de la esquina —me dio una mirada de reojo— London, ella es mi abuela materna, Gi, así le decimos en la familia.

—London —murmuró mi nombre con sus ojos brillosos— Un nombre maravilloso, es un placer conocerte.

—Lo mismo digo —le extiendo la mano para estucharla, ella suelta una leve risa, me toma de los hombros y me deja un beso en cada mejilla.

Entonces, cuando está a punto de separar sus labios para continuar hablando, veo que se aproxima una chica junto a Dalton, bonita, muy parecida a Queen, pero me mira con cierto recelo, lo que me hace asociarlo con las palabras que antes había dicho la abuela de Queen, un compromiso.

Queen había perdido la locura, había roto su relación para llevar a cabo este plan, lo que me causaba aún más curiosidad de saber por qué lo hacía, cuál era esa razón tan importante para que estuviera haciendo todo esto.

—Ella es mi hermana Eva —dijo Queen.

—¿Quién es ella? ¿Qué pasó con Marina? —preguntó de manera directa la chica.

—Lo mío con Marina terminó hace tiempo, Eva, sabes que nuestros padres no estaban de acuerdo —le trata de explicar y le da una mirada a Dalton.

—Prefería cuando estabas con Marina —me lanza una mirada Eva— No me interesa conocerte, mi hermano no te ama y eso se nota.

Me quedé sin responder ni una sola palabra, ella iba a marcharse cuando la mano de Queen la tomó del brazo y ella se quedó mirándolo, como si no terminara de entender qué sucedía.

—Eva, pide disculpas por tus palabras —dijo en un tono tan alto que el resto de los invitados guardaron silencio— No te pido que estés de acuerdo con las decisiones que tomo, pero respeta a la mujer que será mi esposa.

—¿¡Qué acabas de decir!? —preguntó rojo de la furia Dalton.

Queen es simplemente perfecto, lo había hecho a propósito, es como si en su mente lo hubiera tenido todo planeado, quizá solamente era cuestión de suerte, tal vez los conocía demasiado bien como para saber que algunos se opondrían, pero todo había resultado bien.

—¡No Queen! ¡No te vas a casar con London! —sentenció cegado por la furia.

—Mamá —Queen llamó a su madre para que se aproximara y ella lo hizo de inmediato— ¿Me puedes explicar por qué mi padre se niega a que sea feliz? No le servía mi matrimonio con Marina, ahora estoy con London, la conocí y es una chica estupenda, pero parece que tampoco le sirve.

El rostro de Queen se desfiguró en uno de dolor, bajó la mirada al suelo, sabía que todo esto era una interpretación, que no era más que una escena para formar discordia, así que me armé de valor para abrir la boca.

—Lo lamento, señor Dalton, me dejó en claro la vez anterior que volvimos a encontrarnos que cree que no estoy a la altura para su estatus, pero cuando dos personas se enamoran de verdad no debería de haber impedimento para ser felices —comenté en la misma tonalidad llena de tristeza.

—No creo que sea eso lo que le incomoda a mi esposo, querida —apoya su mano en mi hombro la madre de Queen y él me rodea entre sus brazos mientras dejo caer una leve lágrima.

—Lo lamento Queen, creo que todo esto no fue una buena idea, te dije que no iba a recibir un buen recibimiento, que no sería bueno para ti —comenté con mi voz quebrada.

—¿Dalton? —dijo su esposa en una voz autoritaria, molesta, dolida— ¿No puedes dejar una vez en tu vida el trabajo a un lado? ¿Nunca puedes dejar tus tontas reglas fuera de casa? Actúa una vez en tu vida como un padre que ama a su hijo, dale su apoyo, porque él ha cedido en tus exigencias.

—Déjale mamá —dijo Queen de la nada— Será mejor cancelar todo esto, fue una mala idea, pensé que sería feliz una vez en la vida porque todo se está acomodando, ahora casado con London que es maravillosa y trabajando a su lado en la empresa, como siempre soñó verme.

—No, Queen, esto va a celebrarse, si quiere se marchará él, pero tú tendrás mi apoyo, esta vez no cometeré los mismos errores —confesó apoyada en su hombro.

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