Capítulo 30 Es mi prometido


La situación para mí se sentía un poco tensa, estaba con muchas cosas en la cabeza desde que había escuchado hablar a Queen con su abuela, no quería meterlo en más problemas. Debía de admitir que era lo más bonito que alguien había hecho para continuar teniéndome a su lado, pero a qué costa, nuestro plan inicial comenzaba a desmoronarse.

Nuevamente, me había llegado el pensamiento de que habernos enamorado era sin duda un error, pero ya no había nada que hacer, estábamos enamorados y queríamos vivir esto como a de lugar.

Fuimos a ese restaurante, ver nuevamente a Dalton y darme cuenta de que estaba dispuesto a hacer lo que fuera para arruinar mi felicidad con Queen, me volvía a hacer pensar que nunca me había amado.

Decidí irme al baño cuando vi que Marina irse, creo que a final de cuentas ella tenía tantas ganas como yo de tener una conversación, después de todo estaba huyendo porque no soportaba vernos juntos, pero tendría mucho que vernos de ahora en más, Queen es mi prometido.

Vi la puerta cerrarse cuando entró y pasé la puerta poco después que ella, estaba apoyada en el lavamanos, con su vista puesta en el agua corriendo, pero cuando me escucho pasar levantó la vista.

Entonces nos quedamos viéndonos un par de segundos, tenía las lágrimas a punto de salir, aquello dejó un mal sabor en mi boca, no la veía como una mala chica, simplemente la veía como alguien enamorada que no podía asimilar que su historia perfecta había acabado.

Se habían conocido en un momento difícil de la vida, ambos se habían apoyado mutuamente, era la historia de amor perfecta, pero luego llegó una mujer cualquiera, que se acostaba con el padre de su novio y se lo quitó, le arrebató la felicidad que había tardado tanto en construir.

Si te detenías a mirarlo desde este modo, por supuesto que yo era la villana de la historia, aunque hubiera más trasfondo en la historia de ambos.

—¿Por qué me seguiste al baño? —me pregunta en un tono de voz lleno de rabia.

Me paré a su lado, saqué de mi bolso un labial y me comencé a retocar, entonces la miré a través del espejo, ella estaba allí parada esperando una absurda respuesta.

—No vine a seguirte —mentí con descaro— Tenía que retocar mi maquillaje, pero aprovechando la situación, puedes decirme al fin lo que desees, al fin me tienes de frente sin que esté Queen de por medio.

—¿Piensas que tengo mucho por decirte? No deberías de confundirte, no tengo mucho que hablar con una mujer de tu clase, estoy aquí porque verdaderamente quiero a Queen y a pesar de todo esto, estoy dispuesta a llevar esto al final, quiero tenerlo de vuelta —se giró sobre sus pies y quedó de frente a mí.

—¿Realmente piensas que lo que te está diciendo Dalton es del todo cierto? Es cierto que Queen quiere una venganza, pero piensa un momento, si de verdad él aún tuviera sentimientos por ti más allá del cariño, ya te hubiera buscado —miro fijamente sus ojos y veo un rayo de furia nacer.

—No entiendes como funciona la mente de Queen, hasta que no logre su objetivo no va a rendirse, esperó el momento para ver a Dalton caer por mucho tiempo, no entiendes el sufrimiento que hay detrás de una persona que ha tenido que aguantar tanto como él lo ha hecho, seguramente eres una niña de papi y mami —se encoge de hombros con una media sonrisa amarga.

—He aprendido a conocerle, pero a conocer lo más profundo de su ser y si ahora está dispuesto a dejar esta venganza para ser feliz a mi lado y casarse conmigo, creo que si realmente te quisiera lo hubiera hecho por ti —me di la vuelta para marcharme, pero ella se puso frente a la puerta y me impidió el paso.

—Aunque digas que no me ama, voy a demostrarte que te equivocas, solamente me ocuparé de que salgas del medio, quiero que veas como esta seguridad se te va a escapar de las manos como el agua corriendo —sonrío de lado.

Entonces con una ancha sonrisa me acomodé el cabello, justo de esa manera para que volviera a ver mi anillo, el anillo que ella tanto había esperado y que Queen no le había dado, aquel que le había impactado en la fiesta cuando lo vio.

No es que quisiera hacerle sufrir, pero era hora de que comenzara a ver cuál era su lugar, no podía seguir metiéndose en medio de nuestra relación, no quería tener problemas con Queen por su culpa, ni que tampoco él se sintiera incómodo.

—Míralo bien —le dije cuando la vi con la mirada clavada sobre el anillo— Esto es lo que nos diferencia, Queen es mi prometido, así que espero que dejes de meterte en medio, porque la próxima vez no vamos a tener una conversación como esta, no quieres ver como una niña de mami y papi te pone en tu sitio.

No me sentía acomplejada porque me hubiera llamado niña de mami y papi, realmente siempre lo había sido, me sentía orgullosa del cómo mis padres me habían educado, así que si debía utilizarlo en una frase, esta era la adecuada.

Le hice un gesto con mi mano para que se apartara de mi camino y sorprendentemente lo había hecho, así que salí del baño con su sabor a victoria en mi boca, aunque sabía que esto no iba a terminar allí.

Cuando regresé a la mesa me di cuenta de que se sentía un poco más tenso el ambiente entre Dalton y Queen, sin embargo, quería hacerle sentir un poco más incómodo, así que al sentarme al lado de él le dejé un pequeño beso en la mejilla.

—Perdón la tardanza —le susurré.

—Espero que no te incomode, ordené por ti, creo que te conozco ya lo suficiente —me dice dejando un pequeño beso sobre mi mano.

—Para nada, siempre adivinas lo que está en mi mente —le seguí el juego.

Entonces Dalton carraspeó para interrumpirnos, Marina tardó varios minutos más en regresar del baño y cuando lo hizo actuó como si nada hubiera sucedido.

Nos encargamos del resto del almuerzo volverlo un poco más incómodo, yo le daba de comer de lo mío a Queen y viceversa, algo que causó que Marina se volviera completamente loca.

Al volver al hotel me sentía un poco más en calma, Queen me miró como si estuviera esperando que le dijera algo de lo que había ocurrido y yo sonreí de lado.

—Te mueres de curiosidad, de saber que fue lo que me dijo —digo entre risas.

—Sé que fuiste detrás de ella por una razón —dice lanzándose a la cama a mi lado y me rodea entre sus brazos— ¿Celos a estas alturas?

—Para nada, solamente quería dejarle en claro que está haciendo todo esto en vano, porque me perteneces —susurro cerca de sus labios y los beso lentamente.

—¿Podemos hablar de lo bien que salió ese almuerzo? —empieza a reír antes de dejarme pequeños besos.

De repente golpearon a la puerta, Queen fue el que se levantó de la cama, rodeé los ojos, quería tener un rato a solas con mi hombre, ¿por qué nadie podía entender eso?

Cuando regresó noté que tenía entre las manos un sobre, arrugué el ceño cuando lo vi abrirlo y leerlo en silencio. Debía de leerlo en voz alta, así no podía enterarme de nada, así que carraspeé en modo de protesta y él rodeó los ojos.

—Querido Queen y prometida, nos complace esta noche invitarlos a la fiesta que daré en el crucero, quiero darles la bienvenida como se merecen, pero también estoy ansioso por poder hablar de nuevos negocios, espero que nos puedan acompañar, les prometo que no van a decepcionarse —levanta la mirada de la tarjeta.

—Vaya, aquí sí que se toman las cosas en serio, una fiesta en un crucero me parece demasiado —suelto una pequeña risa.

—Es gente de mucho dinero, de eso estoy seguro, sé que es un negocio muy importante, si no mi padre hubiera disfrutado de venir a este viaje solo, no se pierde de sus pequeñas escapadas nunca —hizo una mueca de asco— Al menos nos podremos divertir un poco.

—¿Crees que vamos a divertirnos? Yo creo que es la oportunidad que tu padre estaba esperando para que te quedes a solas con Marina —suelto un enorme suspiro.

—No importa si me quedo a solas con ella, no cambia nada —se lanza encima de mí.

Siento que me voy a aplastar y me empiezo a reír cuando me va dejando poco a poco besos por el cuello.

Nos quedamos recostados el resto de la tarde, la verdad yo me sentía un poco más cansada que Queen por el viaje, quería dormir un rato, pero me fue casi imposible, cuando me logré dormir, no sé cuanto tiempo pasó, pero tocaron nuevamente a la puerta y me despertaron.

Queen se estaba bañando, así que no me quedó otra alternativa que ser yo quién se pusiera de pie, me levanté bostezando, cuando abrí a la puerta me encontré a un hombre muy elegante que bajó la mirada un poco apenado al darse cuenta de que me había despertado.

—Disculpe, señorita, no fue mi intención molestarle —se justifica de prisa— Vine a traer estos obsequios, son de parte del anfitrión de la fiesta.

Tomé dos cajas enormes, estaban un poco pesadas, el hombre tuvo que ayudarme a cerrar la puerta, aunque antes le agradecí por supuesto por traerlo. Queen llegó a ayudarme a tiempo cuando iba saliendo del baño, porque todo eso se me estuvo a punto de caer al suelo.

Cuando destapamos las cajas que venían cerrados con unas enormes cintas de regalo, nos encontramos con que era ropa. Ni siquiera tenía idea de como habían sabido nuestras tallas, para Queen había un traje, muy buena calidad, seguramente de diseñador.

En mi caso un vestido que iba muy a juego con su traje azul, era como tener a un príncipe y una princesa, los tacones, sus zapatos, mis accesorios y los suyos, sentía que todo era demasiada amabilidad.

—Esto me parece demasiado Queen, de verdad es un trato demasiado amable para no conocernos para nada —confieso mirando aquello.

—Entiendo como te sientes, pero no podemos despreciar el gesto, es un socio importante, vamos a utilizar esta ropa, ya tendremos oportunidad de agradecer la hospitalidad cuando ellos viajen por alguna reunión —asegura mirando la caja fijamente.

—Iré a darme un baño —le digo un poco agobiada.

No es que el vestido no me pareciera hermoso, realmente me lo parecía bastante, era una cuestión de que se me hacía un poco extraño la generosidad de más que estaba teniendo con nosotros, quizá estaba buscando algo más o tal vez la vida me había enseñado que algo así no viene gratis.

Estaba a punto de meterme a la ducha cuando mi celular comenzó a sonar, era una llamada de mi madre y aunque quisiera simplemente enviar un mensaje para decir que todo estaba bien, no podía continuar evitando responder para siempre.

Así que tomé lo que era una videollamada, en esta ocasión vi a mi madre a una distancia prudente, con una sonrisa un tanto amarga, pude notar su preocupación reflejada en su mirada.

—¿Está todo bien, mamá? —pregunté mirándola directo a los ojos.

—Me siento un poco decepcionada London, ¿por qué siempre evitas decirnos lo que está sucediendo y lidias con todo tú sola? —pregunta con la voz quebradiza— Le he pedido a tu hermana que me ayude a hacer esta llamada, necesitamos hablar con respecto a tu abuela.

—Madre, no sé qué eso lo que te haya dicho la abuela, pero esa señora no está cerca de la realidad si cree que puede controlar mi vida —me encojo de hombros.

—Tu abuela te comprometió con un príncipe árabe, ¿tenías idea de eso? —me pregunta negando— Por supuesto que la tenías, por eso no querías responder.

—Mamá, estoy con Queen, no voy a casarme con ese hombre —suspiro— Por favor, no te lo quería decir justamente para que no vivas con esa angustia, te prometo que va a solucionarse todo.

—No importa lo que suceda London, no importa si nos saca del marcado, la carrera de tu hermana, veremos que hacer con todo eso, pero no puedes casarte con ese hombre, no importan los negocios que ella haya hecho, no eres una moneda de cambio, eres mi hija —sollozó al decir aquellas palabras.


Me rompía en mil pedazos saber que todo esto le estaba afectando tanto, pero tenía la razón, se buscaría una manera de solucionar todo, pero lo que no tenía solución era el cometer una locura de esa magnitud.

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