Caminé por el pasillo de la mansión, mi padre, mi queridísimo padre, había pedido a una de las empleadas que fuera por mí, seguramente se había enterado de que tenía planes de salir con los chicos, pero a estas alturas poco me interesa lo que tenga que decirme.
Me preparé mentalmente para lo que tuviera que decirme, seguramente el mismo repertorio de siempre, me tenía simplemente harto, siempre es tan arrogante, se cree con la moral para venir a criticar lo que hago con mi vida.
Abrí la puerta de su despacho, allí estaba, con una sonrisa sobre sus labios, seguramente recibiendo los mensajes de su amante, lo sabía desde hace tiempo, pero me lo había guardado, porque no quería ver a mi madre sufrir, un divorcio a estas alturas puede resultar algo bastante doloroso.
Sabía bien que salía con una mujer mucho más joven, una mujer que en alguna contada ocasión me había topado en la empresa, jodidamente atractiva, de ese tipo de mujer que parece dinamita y lo era, porque poco a poco estaba destruyendo a mi familia.
Pensé en decirle a mi madre, pero sin pruebas podría llegar a pensar que es una artimaña para arruinar su matrimonio, mi padre es el tipo de hombre manipulador, que siempre que ha querido la ha puesto en mi contra. Es por eso que le guardo tanto rencor, aunque él se empeñe a tratarme como un niño, a estas alturas no importa que tanto se esfuerce por cuidarme, ya es tarde.
—Pasa —me pidió levantando la vista del celular y lo dejó a un lado.
Lo odiaba, ¿cómo podía hacerle daño a una mujer que lo había amado por tanto tiempo? ¿Cómo esa mujer se había atrevido a salir con él a pesar de saber que mi padre es un hombre casado? Es imperdonable.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunté en un tono lleno de frialdad.
—Quiero que hablemos, te pedí que te unas a mí en la empresa, pero te sigues negando a hacerlo, no te entiendo Queen, lo tienes todo para ser un éxito, sin embargo, sigues empeñado en casarte con esa chica y marcharte del país —me recuerda como si no supiera exactamente lo que le había dicho ante su propuesta.
No quería quedarme en un país donde pudiera encontrarme con él por pura casualidad, había estudiado lo suficiente como para valerme por mí mismo en otro país, seguramente no sería tan fácil, tendría que comenzar trabajando en una empresa con personas extrañas en un puesto promedio, pero con el paso de los años escalaría y podría ser mucho más feliz que en una empresa donde vería a diario a mi padre con su amante.
—No pienso aceptar tu petición, no quiero trabajar contigo, me voy a marchar a un país donde no pueda cruzarme a diario contigo —sentencié con furia por mis recuerdos.
—No lo entiendo Queen, no sé qué fue lo que te hice tan grave para que me odies, soy tu padre —me recordó nuevamente.
—Para mí dejaste de ser mi padre —gruñí.
Un silencio se formó en la sala, lo vi pasar su mano con desesperación por su cabello, luego se quedó paralizado mirándome como si no supiera lo que había hecho, eso estaba claro como el agua, pero él no lo sabía, nunca le había contado que un día por pura casualidad lo vi, la estaba follando en el escritorio de su oficina.
Podría haber sido incluso mi madre, pero siempre se aprovechó de que mi madre es una mujer demasiado ocupada, jamás ha puesto un pie en la oficina, dice que no se debe de mezclar los negocios con las relaciones personales, algo que ahora mismo le estaba costando su matrimonio sin saberlo.
—Te vi, en la oficina, un día que estabas follando con esa chica, la que no se te despega ni un momento ¿London es su nombre verdad? —nunca podría olvidarlo, porque es el nombre de la mujer que he odiado todo este tiempo en silencio.
—Escucha hijo...
—No, escúchame tú, estoy cansado de tener que cargar con ese secreto, estoy cansado de tener que mirarte a la cara, porque cada vez que lo hago recuerdo lo que vi, así que se lo dirás a mamá —exigí con la voz temblorosa y las lágrimas a punto de salir.
—No elegí que las cosas fueran de este modo, tu madre siempre está demasiado ocupada para nosotros, con las fundaciones y todas esas cosas, que sí, sé que son maravillosas, al igual que ella, pero pasar todo ese tiempo solo me hizo darme cuenta de que London también es una mujer buena —explicó con la mandíbula tensa y la mirada perdida.
Quería golpearlo, decirle un montón de cosas que tenía atoradas en la garganta; sin embargo, me quedé en un abrumador silencio, no podía decir nada.
—Sé que ahora mismo debes de estar decepcionado, pero no puedo culparme, me enamoré de London, es una mujer muy buena y estuve considerando demasiado tiempo el divorciarme para poder estar con ella, tomé la decisión, pero debo de hablar con tu madre —respiró profundo y un suspiro audible salió de mis labios.
—No puedo creer que esa mujer se haya prestado para destruir nuestra familia —dije en un hilo de voz.
—Ella no lo sabe Queen, cree que somos novios, que estoy separado hace mucho tiempo —relamió sus labios con una mirada de súplica.
—Tienes tiempo para tomar una mejor decisión, si no decides, me voy a encargar de que mi madre lo sepa todo, que no vuelvas a ver a Eva ni en fotos, que te quite prácticamente toda la fortuna y tampoco te quedarás con ella, porque sabrá la verdad, estarás arruinado, será mejor que lo arregles —terminé por decir antes de marcharme.
...
Volví a la realidad en la cual tenía a London delante de mis ojos, furiosa, pero incluso con tanto odio, rencor y sufrimiento en su mirada seguía siendo como la dinamita. Había sido yo, yo había enviado las fotos que le había puesto un final al romance que tenía con mi padre, fue un pequeño empujón para que se separaran.
Sin embargo, a pesar de que mis padres habían conservado el matrimonio y que mi madre no había sabido nada con respecto a esto, no había quedado conforme, quería ver a mi padre sufrir lo mismo que había sufrido yo al cargar con aquel secreto, quería que se destruyera a sí mismo.
La vida me estaba poniendo la oportunidad perfecta ante los ojos y aunque fuera furia pura ahora mismo, tendría la oportunidad de apagar el fuego.
—¿London, verdad? —le pregunté a lo que su gesto de sorpresa terminó por confirmarme que era ella y no un producto de mi imaginación.
—¿De dónde me conoces? —preguntó pasando su mano por su vestido para quitarse los restos de bebida, como si aquello pudiera disminuir el hecho de que tenía el vestido pegado a sus pechos.
No me contuve, sabía que si nos quedábamos allí y respondía a esa pregunta se marcharía, porque ninguna mujer en su sano juicio se quedaría hablando con el hijo del hombre que le rompió el corazón. Así que la tomé de la mano, la arrastré por la pista de baile y la llevé hasta la barra de bebidas.
—Voy a compensar el desagradable comienzo que tuvimos, no me gustaría que te lleves un mal concepto de mí —sonreí de lado.
Una leve sonrisa salió de sus labios y fue suficiente para pedirle al chico dos tragos, le pedí que fueran algo fuertes, puesto que quiero que esté mucho más relajada cuando tengamos la conversación.
Brindamos, compartimos varios tragos y entonces cuando la vi sonriendo mucho más relajada me aproximé a ella, le aparté el cabello de su oreja para susurrarle, pero no sin antes jugar un poco con un leve roce de mis labios.
—Vamos a un sitio más privado, me gustaría hablar contigo London —susurré.
Ella asintió, sus mejillas estaban ruborizadas, volví a tomar su mano y la llevé fuera del lugar, abrí mi automóvil, ella subió con cierta desconfianza, pero lo hizo, con eso me bastaba. En cuanto estuvimos dentro del coche, le puse seguro a las puertas, sus ojos se abrieron, se puso nerviosa y yo simplemente sonreí.
—No tienes que estar nerviosa, no tengo intenciones de ponerte una mano encima —me encogí de hombros, bajé un poco mi ventanilla, tomé de la guantera un cigarrillo y lo encendí— Solamente me interesa tener una conversación contigo.
—¿De dónde me conoces? —volvió a preguntar, al parecer recordó que no era casualidad que supiera su nombre.
—Mi nombre es Queen, ¿nunca lo escuchaste? —le pregunté soltando el humo sin mirarla a la cara.
Se quedó en silencio, me dio tiempo de dar varias caladas, entonces la miré, tenía la vista puesta sobre sus manos que se movían inquietas.
—Entonces sabes quién soy —respondí soltando una leve risa mientras inundaba de humo el automóvil— Soy el hijo del hombre que te rompió el corazón.
—Sé que debes estar aquí conmigo para decirme que soy despreciable, que debes creer que lo soy por haber estado con un hombre casado, pero no sabía que lo estaba, tengo mis principios, no estaría en mi vida con uno —una lágrima le corrió la mejilla y la limpió al instante, de repente su mirada volvía a estar llena de odio.
—Sé que no lo sabías, yo los vi, te vi con mi padre follando, mi corazón se llenó de odio, te odiaba por estar arruinando a mi familia —confesé lanzando la colilla del cigarrillo fuera— Pero luego, luego simplemente supe que no tenías la culpa, que mi padre lo había hecho todo de ese modo a propósito y es por eso que estoy aquí.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó con resignación.
—Quiero que te unas a mí, que hagamos el plan perfecto de venganza —sonreí con malicia.
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