Capítulo 27 Verdadera felicidad


Miré a London que estaba durmiendo a mi lado, se veía un poco más tranquila que lo estaba hace un par de horas, prácticamente no podía reconocerla en aquel estado, pero tampoco podía culparla, era algo que no llegaba a controlar por completo, cuando su abuela se plantaba delante de sus ojos, ella perdía el control.


No quiso hablarme con respecto de lo que había sucedido, que era eso que habían hablado, solamente se quedó llorando hasta que pudo calmarse, hasta que estuvo un poco más tranquila y luego solamente se quiso quedar a mi lado, incluso no le molestó la idea de quedarse en el apartamento que vivía antes a mi lado.


Me tomó un poco por sorpresa saber que quería que me quedara allí con ella, pero dijo que no podía continuar hoy de llevarse todo al nuevo apartamento, que necesitaba de un momento para descansar de todo.


No me había podido dormir dándole vueltas a todo, a la conversación con Sam sobre mi madre, a lo que había sucedido luego de que London viera a su abuela, a lo del casamiento, todo me hacía estar en un bucle de pensamientos.


...


El día transcurrió bastante de prisa, nos dedicamos a embalar cajas, las fuimos colocando en un camión de mudanza y luego fue llevado todo al nuevo apartamento. No puedo quejarme para nada de la elección de London, escogió un apartamento en un piso alto, con una hermosa vista de la ciudad, desde el balcón podría perfectamente uno apreciar el amanecer o el atardecer y relajarse bastante.


También escogió una zona segura de la ciudad, con vecinos que al menos de momento parecen no ser problemáticos, ninguno tan ruidoso como para tener que poner una queja.


Estuvimos ordenando algunas cosas, pero tampoco nos dio tiempo de mucho, le ayudé a armar la maleta con lo que tendría que llevar al viaje y mientras lo hacíamos me di cuenta de que London se veía un poco dispersa.


—¿En qué estás pensando? —me atreví a preguntarla arrastrándola a la realidad.


—No des demasiada importancia, solamente me quedó en la cabeza lo sucedido —niega con una media sonrisa repleta de tristeza.


—Si hay algo de lo que necesites hablar, algo que me quieras contar, sabes que puedes confiar en mí, haré lo posible para ayudarte —la miré fijamente.


Ella caminó hasta mí, se paró en puntillas de pie y me rodeó por el cuello dejando un cálido beso sobre mis labios. Me gusta sentir los besos de London, siempre transmite muchos sentimientos, jamás va a darte uno que sea básico y vacío, no forma parte de ella, pero en esta ocasión, sabía que estaba haciendo esto como un modo de distracción.


—London —murmuré su nombre en cuanto separó sus labios de los míos.


—No te debes de preocupar, mi abuela está tratando de robarme la estabilidad y aunque sea duro, no quiero permitirle tal cosa Queen, no se merece ni una de mis lágrimas —negó tomando mis manos— No merece que le dedique mis pensamientos, mis padres siempre me han repetido lo mismo.


—Pero aunque no quieras, te está robando la felicidad, mira, deseabas tanto tener tu nuevo apartamento, mudarte y que estuviéramos aquí juntos, pero no lo estás disfrutando como debería de ser —paso mi pulgar con delicadeza sobre su mejilla— Así que creo que deberías de hablarlo para poder dejarlo ahí y seguir adelante.


—Está bien Queen, creo que tienes razón, pero es que es un poco más de lo mismo, mi abuela vino a decirme que si no asumo la empresa, que si sigo intentando escapar de mi destino, todo va a recaer sobre mi hermana —suelta un suspiro y se sienta en la cama al lado de su maleta— No quiero que eso pase Queen, ella no tiene por qué lidiar con mi abuela.


—¿Qué es lo que sucede si asumes la empresa de tu familia? London, no lo veo tan malo, una empresa es un negocio, un gran negocio que puedes manejar, eres una mujer más que capaz —me siento a su lado y veo como tiene la mirada fija en un punto.


—No puedo Queen, mi abuela se cree dueña de todo, de mi vida, de la vida de mi hermana, de la de mis padres, incluso si ellos se apartaron hace muchos años, es por eso que mi familia no la quiere cerca, si aceptara hacerme cargo de la empresa, sería bajo sus condiciones y probablemente mi familia nunca pueda aceptar que haga tal cosa —termina por decir.


—No tienes que preocuparte ahora mismo por esto London, vamos a buscar una solución, te lo prometo —le digo a lo que ella asiente.


Terminamos de armar la maleta para el viaje, tampoco quería dejarla sola, aún veía que no se encontraba bien, así que le pedí que me acompañara a la mansión, así podría armar mi maleta para el viaje y aunque ella no quisiera toparse con Dalton, algo me decía que él ya no estaría allí.


...


Al llegar a la mansión me encontré con que mi madre estaba sentada en la sala, se había bebido una botella prácticamente completa de licor, se veía ebria y no podía creerlo, mi madre no era una bebedora, mucho menos tenía la costumbre de hacer eso con frecuencia, en mi vida nunca la había visto así.


—Madre —murmuré a una corta distancia de ella que estaba mirando un punto fijo y de repente clavó su mirada sobre mí.


—Queen, cariño —murmuró en un quiebre de voz— Te juro que me arrepiento tanto de haberte dejado solo tanto tiempo, me duele tanto que no haya estado contigo y que haya decidido hacerle caso a tu padre.


—No tienes que hablar de eso ahora —me incliné a su altura para verla mejor— ¿Por qué hiciste esta locura? Esto no es propio de ti.


—Dalton me engaña, sé que está con otra mujer, lo sé desde hace muchos años, pero ahora, tengo la certeza de que él está enamorado de otra mujer —musitó con las lágrimas corriendo por sus mejillas y apuntó a la pequeña mesa.


Había un sobre, presioné la quijada, quizá no debí de permitir que Sam hiciera aquello con las fotos, incluso después de tanto tiempo, creo que mi madre no se encuentra preparada para soltar a mi padre.


—No es lo mismo sospecharlo, que verlo, siempre la realidad es una bofetada, es la vida diciéndote que no puedes justificarlo más, que ya no importa que mentira quieras decirte, no va a funcionar, porque lo has visto tú mismo —comenta mientras saco los recortes de las fotos— La persona que las envió no quiere que sepa quién es la amante de tu padre, pero eso tampoco importa.


—¿No importa? —pregunté confundido.


—Puede haber sido cualquier mujer, incluso London —voltea para mirar a los ojos a London que se encuentra allí parada y la veo palidecer— Pero no cambiaría que es él quien me ha fallado, que todos estos años de matrimonio se han acabado, porque él no me ha querido lo suficiente.


—Yo... —London separó sus labios para hablar— Creo que todo eso puede ser un montaje.


—No, no es un montaje London, basta con ver como mi esposo me trata todos los días y solamente puedes entenderlo cuando tienes un matrimonio, cuando tu esposo llega tarde en las madrugadas o simplemente no llega, cuando aparece con el olor de otra mujer, cuando no te desea ni te toca —una sonrisa repleta de dolor aparece en sus labios.


—Madre, no digas más, no te sigas haciendo este mal —le pido con el corazón oprimido.


—El mal me lo ha hecho tu padre todos estos años Queen, todo este tiempo que me ha hecho sentir que no me merezco ser amada, que a pesar de esforzarme cada día para ser mejor esposa, se ha pasado ese esfuerzo por él... —detiene sus palabras en seco— Voy a divorciarme.


—No te diré que te quedes a su lado, siempre he pensado que como mujer mereces mucho más que conformarte con un hombre como mi padre, pero decidí nunca meterme en tus decisiones —suspiro lleno de resignación.


Es verdad que muchas veces soñé con el día en que mi madre decidiera separarse de mi padre, pero verla sufrir de ese modo y saber que en parte soy culpable de ese sufrimiento, me hace sentir un poco miserable, me hace sentir como una persona horrible.


No quería verle sufrir, si hubiera otra manera de hacerlo, de que ella por voluntad propia dejara de querer a mi padre y ya no quisiera formar parte de su vida, pero no la hay.


—Te llevaré a tu habitación, no quiero que Eva vaya a despertar y te vea en este estado —le pedí con un gesto de súplica.


—Eva no está, le permití ir a dormir a la casa de una de sus amigas, tampoco quiero que me vea en este estado, ni ella, ni tú, no merecen verme de esta manera —se limpió el rostro a duras penas, con las mangas de su camiseta blanca que quedaron manchadas por el maquillaje corrido— Me iré a recostar, no tienes que preocuparte tanto Queen, a pesar de parecer una mujer de cristal, he tenido bastantes años para prepararme para este momento.


No importaba a estas alturas si me gritaba que la dejara sola, que me fuera, no podía hacerlo, quería que si mañana me iba, verla mejor de lo que la dejaría esta noche en su habitación. Es cierto que habíamos obligado a que esta situación ocurriera, que mi padre probablemente tendría que suplicarle para que el divorcio no se llevara a cabo, que estaría demasiado ocupado haciendo de marido bueno como para detenerse a ver lo que estábamos haciendo.


Pero lo que verdaderamente me causaba preocupación era saber si mi madre sería capaz de superarlo, si podría con el peso de la situación, si no recaería en los engaños de mi padre, si no volvería a creer en sus mentiras, todo eso me preocupaba, porque al final, lo que sucediera con mi padre me daba lo mismo, pero con ella no.



Podría soportar que mi madre me odiara toda la vida, que me viera llena de asco incluso, porque en algún momento sabrá que todo esto fue mi culpa, pero lo que no soportaría es ver que aún continúa viviendo a disposición de mi padre, lo último que me apetece hacer como hijo, es que experimente la verdadera felicidad.

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