Capítulo 22 Años sin volverte a ver


Me estaba alistando para la cena en la casa de la abuela de Queen, cuando no pude evitar que llegara a mi mente el recuerdo de nuestra noche de compromiso, había venido a mi mente porque si no fuera por su abuela podría decir que recordaría ese día como uno de los peores de mi vida.

La aparición repentina de Marina, como Dalton trató de sabotearlo todo, había sido pisoteada por los periodistas, mis padres molestos dispuestos a marcharse, pero la noche se había tornado maravillosa en cuanto solamente estuvimos nosotros dos a solas.

Queen me preparó un platillo delicioso, cenamos a la orilla del lago, un sitio sin duda inolvidable, allí fue donde me contó que era un sitio familiar, una cabaña que solía usar su familia para reuniones de amistades, de familia, los más cercanos, tenía una mesa algo pequeña a la orilla del río, me parecía chistoso pensar en todas las personas que probablemente se pelearían por desayunar allí.

Estuvimos hablando un poco sobre su vida, sobre su adolescencia, evitamos el tema de su noviazgo con Marina, creo que ambos habíamos tenido suficiente por un día con su inesperada visita en nuestra fiesta.

Volví a la realidad cuando me di cuenta de que Sam estaba apoyada contra el umbral de la puerta, como solía hacerlo últimamente, había estado tan centrada estos días en el compromiso, en la empresa y los cambios drásticos que estaba dando mi vida que se me había olvidado mencionarle que había encontrado un apartamento, aquello era lo que deseaba contarle a Queen, pero que con el revuelo se me había pasado por alto.

Es verdad que él me había dejado en claro que le gustaría quedarse en la mansión, quitarle la paz a Dalton, hacerlo sufrir cada día con nuestra presencia, pero tener aunque sea un sitio para escapar de vez en cuando no dejaría jamás de ser una estupenda opción.

—Te ves maravillosa —comentó cruzada de brazos.

—Tengo una amiga que me permite hurgar en su armario, que se viste como una diosa, que puedo decir, es imposible no verme bien —sonreí aguantando las ganas de reírme, pero me terminaron ganando y me di la vuelta para que pudiera apreciarme mejor.

—¿Estás segura de todo esto London? —me preguntó de repente un poco más seria de lo usual— Es decir, no te veía tan ilusionada desde que estabas con Dalton, no digo que eso sea malo, sino, por el contrario, pero quizá todo esto no termine como pensamos.

De repente ambas nos quedamos en silencio, ella no era la única que en ocasiones se ponía a pensar que todo esto se podría terminar yendo a la mierda, que podría terminar muy mal. Pero de un tiempo para aquí me di cuenta de que no quiero vivir con esa preocupación, que deseo disfrutar de cada momento que pueda al lado de Queen, que si esto termina al menos en un futuro pueda sonreír sabiendo que hice lo que mi corazón me gritaba y no me acobardé.

—Sí, estoy segura de disfrutar de esto, sin importar como termine —asentí con una media sonrisa.

—No me hagas mucho caso, son preocupaciones de hermana —me tomó de las manos— Sabes que siempre cuentas con mi apoyo en cada decisión que tomes.

—Lo sé, mira, ya casi tengo que irme, pero no quiero marcharme sin decirte antes que mañana iré a ver el apartamento que rente, voy a ir a hacer un cambio de muebles, asegurarme que todo esté en orden y me mudaré —vi como su rostro hacía una mueca.

—Creía que ibas a quedarte más tiempo conmigo, ni siquiera me dijiste que ya tenías un apartamento, me estaba acostumbrando a que estuvieras por aquí —confiesa con tristeza.

—Joder Sam, haces que mi corazón se vuelva pequeñito —la rodeé entre mis brazos— Ni siquiera me estoy yendo al fin del mundo, nos vemos a diario, me puedes ir a visitar o vendré a verte.

Tuvimos un emotivo momento de abrazos, Sam terminó llorando como una niña pequeña, la verdad es que hacía mucho tiempo que no me sentía de ese modo, es decir, compartir tanto tiempo con ella me hace feliz y saber que no la tendré a diario en la casa me deja un vacío, pero voy a casarme, es mejor empezar ahora mismo.

...

En cuanto estuve lista bajé, ya que el chofer me estaba esperando, pensaba que Queen me estaría esperando en la mansión y que de allí emprenderíamos el trayecto a la casa de su abuela, más estaba dentro del carro.

Cuando subí lo vi analizarme con un brillo especial en la mirada, uno que conocía perfectamente, el brillo de que quería quitarme la ropa allí mismo, si no fuera porque delante estaba el chofer.

—Estás encantadora —me elogió con su voz ronca en un susurro que me estremeció.

—Puedo decir lo mismo, te ves... —relamí mis labios mientras recorría su cuerpo con mi mirada, sin darme cuenta terminé por morder mi labio inferior.

Con ese simple gesto bastó para que supiera exactamente lo que estaba tratando de decir, pero no respondió nada, simplemente me dedicó una ardiente mirada, eso significaba que la noche para ambos no terminaría después de esa cena.

El trayecto en aquel carro que parecía diminuto al estar tan pegada a Queen fue eterno, sentía una inquietud en todo el cuerpo, por supuesto que sabía que era lo que lo estaba causando, las lentas caricias de Queen por mis piernas, el jugueteo descarado.

Al llegar me apresuré a abrir la puerta, ni siquiera esperé a que el chofer se bajara, necesitaba tomar el aire, ni siquiera podía pensar con claridad, si continuaba de ese modo explotaría. Queen se bajó acomodando sus pantalones, una sonrisa burlona reinaba en su rostro, era como si no le importara el dolor en su entrepierna.

De repente vi salir a un hombre muy elegante, alto, había que levantar el rostro para poder verlo, hizo una reverencia y supuse que se trataba del mayordomo de la abuela de Queen.

—Señor Queen, señorita London, si me permiten voy a escoltarlos hasta la sala elegida para la cena en esta ocasión —nos habló en un tono repleto de cortesía.

—No es necesario Óscar, yo guiaré a London, solamente dime en que sala será —le pidió Queen dejando a un lado las formalidades.

—No lo tome a mal señor, no es mi intención desobedecerle, pero su abuela me pidió con especial atención que hoy lo trate como un invitado más —insistió.

Queen rodeó los ojos, pero al parecer no tenía otra opción más que aceptar las reglas que su abuela había puesto, después de todo había dado su palabra de hacer lo que ella quisiera a cambio del favor que nos hizo y eso al parecer era parte de todo esto.

Nos llevó por unos pasillos, me podría haber perdido si no fuera porque aquel hombre caminaba con un paso moderado, hasta que llegamos a dos grandes puertas, pensaba que se trataba del salón de la fiesta de compromiso, sin embargo, habíamos dado tantas vueltas, que a mi parecer era imposible.

En cuento pasamos las puertas, mis teorías se volvieron reales, el sitio era completamente diferente, una decoración mucho más elegante, se apreciaba que era una ambientación victoriana, hermosa a mi parecer.

Estaba a punto de separar mis labios para preguntarle a Queen que tan importante era aquella reunión cuando me encontré con la mesa, me di cuenta de que ya estaban sentadas un grupo de señoras, estaba empezando a recorrer sus rostros y de repente una mano se apoyó en mi hombro.

—Bienvenidos.

En algún momento que me había perdido apreciando los alrededores de aquel inmenso salón, había aparecido la abuela de Queen, se había incluso parado cerca de nosotros y yo apenas entraba en cuenta.

—Parece que has sido atrapada por el especial encanto de mi salón victoriano, espero que te haya gustado, es uno de mis favoritos —comentó soltando una leve risa— Pueden entrar, ninguna de mis encantadoras amigas muerden.

Solté una pequeña risa que fue interrumpida abruptamente cuando me encontré con un rostro en particular, llevaba años sin mirar ese rostro tan conocido, llevaba años sin compartir el mismo aire, sin tener contacto visual de aquella manera y hubiera deseado que continuara de aquel modo.

—Me disculpan, tengo que pasar al tocador —murmuré retrocediendo.

Ni siquiera esperé una respuesta por parte de ambos, me di la vuelta y me apresuré a empezar a caminar por el pasillo, pero no tardé en escuchar el sonido tan conocido de aquellos tacones detrás de mí.

—Detente London —escuché la voz autoritaria de mi abuela ordenarme.

Me detuve, pero no lo hice porque ella me estuviera dando la orden, sino porque apenas comenzaba a cuadrarme un poco todo lo que estaba sucediendo, la idea de la cena repentinamente, ella lo había planeado todo para poder tenerme cerca.

La rabia se apoderó de mi cuerpo, sentía la necesidad de dejar salir toda la frustración que la situación me estaba causando, pero esa no era yo, o al menos no antes.

—Lo planeaste todo, fue tu idea esta cena, viste las malditas noticias y quisiste venir a controlarlo todo —solté un bufido— ¿Por qué no me dejas en paz?

—No seas tan maleducada London, no me interesa lo que creas en realidad, la verdad ha sido una completa casualidad de la vida, hasta esta mañana no tenía la menor idea de que fueras la prometida de Queen —negó de brazos cruzados— Aunque no voy a negar que la idea de volver a verte me causó especial ilusión.

—Me viste, ahora quiero que te marches, vuelve a tu castillo de mierda, a vivir tu vida de ensueño —le ordené.

—London, cuida tu vocabulario —me ordenó soltando un quejido y su gesto se volvió cansado— No tengo intenciones de quedarme aquí parada para discutir, por favor, cuando se te pase tu berrinche te agradecería que vuelvas a la mesa, al menos quiero que tengamos una cena con normalidad, en otro momento tendremos la oportunidad de hablar con más calma.

Esto no podía ser cierto, no podía tener cerca nuevamente a esa mujer, mi vida se terminaría desgraciando si ella estaba cerca. Ahora me tocaría armarme de valor para dar la cara ante esa cena y luego tendría que darle algunas explicaciones a Queen, porque seguramente las pediría.

Nota de autora: Holaa, bueno, sí, sé que llevo bastante sin traer una actualización, no me gusta venir por aquí a traer excusas, pero la realidad es que estoy trabajando en algunos proyectos, preparando muchas sorpresas también para el próximo año. Quiero que sepan que no se me han olvidado, que aunque tarde un poco en actualizar seguirán viniendo capítulos, más libros y de momento tengo todas las intenciones de que sigan siendo gratis, para que puedan continuar leyendo cada una de mis historias.


Me gustaría poder contarles más de todo lo que estoy haciendo, proyectos, etc, así que si aun no me siguen en ig, deberían de hacerlo, allí estoy más activa y les voy contando cositas, un abrazo enorme, gracias por la paciencia, por continuar leyendo a pesar de la espera. Me comentan que les pareció este capítulo...

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