Capítulo 21 Escapada
Toda la situación era demasiado, incluso para mí, la realidad es que quería estar un poco tranquilo con London, tener un momento que fuera un poco nuestro, un poco lejos de toda la locura que había sido la fiesta de compromiso, así que simplemente se me ocurrió una locura.
—¿A dónde me llevas? —preguntó mientras caminábamos a paso apresurado por el pasillo.
—Es una sorpresa, necesito que seamos tú y yo, un poco lejos de todo esto —de mis labios salió una sonrisa canalla.
Nos fuimos hasta una habitación, no era una cualquiera, sino la de mi abuela, claro que no pensaba hacer ningún tipo de locura en la habitación, no tenía la mente tan retorcida ni ningún tipo de fantasía extraña que incluyera la habitación de mi abuela.
La única razón por la cual entré fue a buscar dos llaves importantes que necesitaba para llevar a cabo mi gran cometido. Así que lo que hice, busqué en un cajón de su mesa de noches, sabía que allí estaban todas las llaves de la abuela desde que tengo uso de razón, las llaves de los carros, de las casas que le pertenecen, en conclusión, de absolutamente todo.
Allí en la casa de mi abuela había una cosa en particular que siempre me había encantado de niño y que mi abuela me había prometido que un día sería mío, por supuesto que en este tiempo no he tenido demasiado tiempo para hablar con ella y pedirle que al fin me haga entrega de esa reliquia familiar.
Así que nos metimos a hurtadillas, a penumbras, con la poca luz que entraba por el gran ventanal del balcón de su habitación, abrí el cajón y empecé a buscar la llave. Mi corazón se detuvo cuando la luz se encendió y escuché pisadas, London soltó un chirrido que me puso los pelos de punta, al darme vuelta vi a la abuela.
—Joder abuela, que nos vas a matar en serio —le reclamé tomando mi pecho.
—Eso pasa cuando entras en una habitación que no te pertenece sin pedir permiso cariño, pero sé bien por qué estás aquí —me sonrió con amplitud y me enseñó la llave.
—Me conoces mejor que nadie —le sonreí de igual manera y extendí mi mano para recibirla.
—Te la voy a entregar, aunque pensaba usarla de excusa para una visita, sabes muy bien que tu compañía para mí es más que preciada, así que espero que el próximo fin de semana me puedan hacer el honor de asistir a una cena, es muy importante para mí, me gustaría presumir ante mis amigas del club a mis hermosos nietos —me colocó la llave sobre la mano.
—Necesito algo más, entonces haré lo que tú quieras, el día que tú quieras —respondí a lo que ella alzó ambas cejas con curiosidad.
No soy el tipo de persona que va diciendo cosas como esas a la ligera, sé que eso implica dar mi palabra y eso tampoco es algo que se pueda hacer muy a la ligera, pero la situación lo amerita, mucho más luego de lo que ha pasado con la fiesta de compromiso.
—¿Y qué es? —preguntó ladeando la cabeza y una leve risa acompañó la situación— No eres el tipo de persona que va pidiendo favores, debe de ser algo verdaderamente importante.
Tomé la llave del cajón que gracias a la luz que mi abuela había encendido no fue difícil de encontrar, no fue necesario decirle a mi abuela lo que era, ya que ella mejor que nadie lo sabía.
—Adelante cielo, espero que pasen el resto de su compromiso de la manera que les hubiera gustado, tu padre ha rebasado esta noche algunos límites que no debería de haberlo hecho —comentó en esta ocasión con un destello de tristeza— No entiendo por qué se ha empeñado en arruinarlo todo siempre, pero quiero que sepas que mientras tenga vida me pondré de tu lado.
—Gracias abuela, eso para mí tiene un hermoso significado —la rodeé en un cálido abrazo.
—Te veo con un brillo diferente en la mirada Queen, eso jamás lo vi en ti y espero que esto sea lo correcto, lo que realmente te brinde la felicidad que mereces, porque lo mereces, sin importar lo que puedan llegar a decirte muchacho —me frotó la espalda.
Nos separamos del abrazo algunos segundos después, mi abuela tomó de las manos a London que parecía un poco apenada ante la situación, bueno para ella no debía de ser tan agradable que nos hubiera encontrado husmeando en su habitación.
—Querida, quiero agradecerte por aceptar a mi nieto a pesar de todo, tienes un buen corazón, puedo notarlo, también tuve la oportunidad de estar cerca de tus padres y tener una conversación con ellos, son una familia maravillosa, este mundo de riquezas puede ser duro, pero si el amor es fuerte no habrá nada que los pueda separar —comentó mi abuela frotando sus manos.
—Muchas gracias por verlo de ese modo, desde que hemos empezado no dejan de demostrar el disgusto que sienten porque estemos juntos, pero realmente quiero estar con su nieto y haré lo que esté a mi alcance —comentó London antes de darle un pequeño beso en la mejilla— Nos veremos el próximo fin de semana, no faltaremos, me encargaré de que cumpla su palabra.
—Me agradas un poco más bonita —soltó una leve risa.
Salimos de la habitación a toda prisa, le tomé la mano a London que tenía una sonrisa tan hermosa que era digna de memorar para siempre, la arrastré por los pasillos evitando el salón principal hasta llegar al jardín.
—Conoces este sitio como la palma de tu mano —aseguró mirando hacia todas partes.
—Así es, estar con mi abuela y explorarlo todo era de las cosas que más me encantaban de niño, aunque ha pasado mucho tiempo no podría olvidar como era este sitio jamás —le conté mientras que nos deteníamos ante la puerta de la cochera.
—¿Qué es lo que estamos haciendo aquí? —preguntó un poco confundida.
—Nos vamos a fugar de nuestra propia fiesta de compromiso —dije entre risas.
Entramos y ella se quedó sorprendida por el tamaño que tenía y los coches que había, por suerte la abuela no había dejado el que pensaba llevarme en medio de otros, era como si ella hubiera sabido que iba a necesitarlo pronto.
Lo miré, blanco, resplandeciente, descapotable y limpio, tan limpio que parecía que estuviera en uso diariamente. Abrí la puerta para London, me miró con un brillo de diversión mezclado con cierta perversión, como si todo esto le estuviera encantando, yo ya tenía las mejillas un tanto acalambradas de tanto sonreír, pero esto se sentía tan bien que no podía evitar hacerlo.
Encendí el automóvil que rugió, era maravilloso, realmente maravilloso, su sonido había hecho eco en mi mente tantas veces. Arranqué a toda velocidad y solté un aullido de felicidad, se sentía como estar en el cielo, pude ver por el espejo retrovisor, como los periodistas corrían detrás del automóvil y como gritaban mientras tomaban fotos.
London se carcajeaba al ver la situación, nada podía arruinar lo que tenía planeado, conduje hacia las afueras de la ciudad a una cabaña cerca del lago, un sitio hermoso que normalmente usábamos muy de vez en cuando.
Conocía muy bien a mi abuela, no le diría a nadie a donde fuimos, seguramente montaría uno de sus teatros como si ni siquiera hubiera sido consiente de que tomé su automóvil, solamente para no tener que decirles a nadie, ni a mi propia madre, en donde estamos.
De pasada paré a comprar alimentos para una cena espectacular, también algo para el desayuno de mañana y el postre, no existe mujer a la que no le guste que la consientan.
London miró todas aquellas bolsas, se cubrió unos segundos el rostro mientras reía y me miró directo a los ojos.
—¿Acaso esto es un secuestro Sr Queen? —preguntó apoyando su rostro sobre mi hombro en cuanto me senté en mi asiento.
—Puedes tomarlo como uno, solamente quiero verte con esa hermosa sonrisa un poco más London —susurré acariciando su rostro.
Ya era suficiente de pensar en Dalton, de pensar en mi madre, en lo que sucedió con Marina, era suficiente de venganzas, solamente necesitaba sentirme tranquilo por un rato.
Al llegar a la cabaña, London se quedó en silencio mirando el sitio, no sabía si aquello era una señal de que no le estaba gustando o si era todo lo contrario.
—Este sitio es tan hermoso, pero a su vez se ve tan familiar —se quedó mirando el sitio, pero luego sacudió la cabeza— No importa, ahora no me apetece darle vueltas a nada, solamente quiero estar feliz y contigo.
Bajamos, entramos a la cabaña, se veía que hacía un par de días que nadie venía a limpiarla, pero a pesar de eso todo seguía siendo igual a como lo recordaba. Me quité el chaleco del traje, me remangué la camisa y me disponía a empezar a cocinar cuando London se paró delante de mí con su mirada clavada en mis labios.
—¿Qué sucede? —me atreví a preguntar.
—Sucede que me apetece un poco de ti, quiero el postre antes de la comida —murmuró en un tono sumamente cachondo.
—Joder London —murmuré.
No había nada que me pusiera más caliente que el escucharla, decirle cosas como esa, así que no me resistí, la tomé por la cintura, la levanté en mis brazos y la apoyé en la encimera. Mis labios la poseyeron, la tomé como si esa fuera la primera vez que la tocaba, acaricié su espalda mientras le bajaba el cierre del vestido y pude sentir la suavidad de su piel caliente, hervía del deseo.
Un gemido se escapó de sus labios que estaban sobre los míos, su vestido se quedó amontonado a la altura de sus caderas cuando le subí las piernas y se las separé para poder apreciar su ropa interior, para poder acariciar suavemente su entrepierna.
—Deseaba volver a tenerte así —confesó en medio de los gemidos que salían de sus labios— No veía la hora de que eso terminara para que me folles.
Mi miembro palpitaba, me gritaba que lo sacara de aquel sitio tan apretado y no pude contenerlo más, me tuve que desabrochar el pantalón, bajarlo un poco para liberar la tensión, para dejar de sentir que estaba a punto de romperse de la tensión que había ahí adentro.
London lo miró con una ancha sonrisa perversa, lo acarició con suavidad y mordió su labio inferior, se veía reflejado en su rostro que lo deseaba, deseaba sentirlo.
—Vamos a coronar este compromiso de una manera especial, quiero escucharte repetir mi nombre una y otra vez antes de que te corras dentro de mí.
Jamás había escuchado salir de la boca de London palabras como esas, pero no me disgustaba, solamente hacía que deseara un poco más el hacerla gemir mi nombre.
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