Capítulo 20 Decisiones erróneas
Cuando imaginaba la fiesta de mi boda, sin duda no me imaginaba que los periodistas me iban a tratar de masticar viva, no me imaginaba que iba a estar mi exnovio, no imaginaba que iba a llegar con la exnovia de mi prometido, en definitiva, nunca me había imaginado algo igual.
Estaba en claro que las intenciones de Dalton eran doblegarme, que de alguna manera esto me hiciera abrir los ojos, cuando vi el rostro de Queen lleno de dolor, mi corazón se encogió, estuvo a punto de lograr su cometido, que dudara de lo que estamos construyendo ahora mismo, que dudara de los sentimientos reales que hemos ido creando.
Pero paré en seco cualquier pensamiento que me quisiera agobiar, respiré profundamente y lo que hice fue pensar, si Dalton no me hubiera roto el corazón, pero si la vida me diera la oportunidad de vengarme de alguien que odio, si eligiera esa opción, si fuera yo quien dañara a alguien que me quiso mucho ¿Cómo me sentiría al verle sufrir por mi culpa?
No podía decir que ver aquello fuera de mi agrado, pero le entendía, así que hice lo que creí correcto, apresurar que esa mujer se marchara para que Dalton viera el fracaso de su plan. Así fue, cuando me acerqué para hablar con Queen, ella miró el anillo en mi mano, me miró tomarlo, se vino abajo y salió corriendo del lugar mientras lloraba.
—Espero que estés feliz, que te haya dejado contento hacerle daño a una persona que es tan noble —sentenció con rabia Queen mirando fijamente a los ojos de Dalton.
—No, no puedes hacerme responsable de ese daño, el único culpable eres tú, que estás dañando todo a tu alrededor por una estúpida venganza sin sentido.
—Cierra la boca —le pedí, las palabras habían salido de mi boca sin permiso y no lo había dicho en un tono sumiso— Es demasiado, ya llegaste demasiado lejos.
—London baja la voz —me pidió Dalton mirándome fijamente a los ojos.
—No, no me apetece bajar la voz ahora mismo, porque es mi fiesta de compromiso y estoy cansada, ya sabemos que tienes miedo de que el mundo entero sepa quién eres en realidad, pero no voy a dudar en abrir la boca si continúas, déjanos ser felices, ya arruinaste suficiente la vida de tu hijo —tensé mi mandíbula tratando de moderar el tono de mi voz.
En realidad tal vez la situación sí que se me había salido un poco de las manos, aunque Queen no había tratado de pararme, porque en el fondo él sentía la misma rabia que yo estaba sintiendo. Su madre se aproximó con una sonrisa incómoda sobre los labios, puso sus manos sobre nuestros hombros y nos alejó un poco de Dalton que estaba allí parado.
—Vayan a distraer a los invitados, bailen un poco, hagan algo para que la tensión desaparezca o este será el único tema que va a salir en revistas mañana —nos aseguró su madre tratando de no ser tan obvia sobre su tema de conversación— Yo voy a encargarme de Dalton.
Queen asintió, ambos sabíamos que esto era lo mejor, así que me quedé allí parada viendo como la madre de Queen se lo llevaba y como iban discutiendo, mientras que esperaba a que Queen hablara con el organizador de la fiesta.
De repente una música suave empezó a sonar, una canción que habíamos estado escuchando una de las noches en las que habíamos estado juntos, una sonrisa leve apareció en mis labios y la tensión del ambiente, al menos para mí, pareció desaparecer.
Queen extendió su mano en una clara invitación a bailar, así que la tomé y me dejé arrastrar a la pista de baile. Las personas se acercaron a nuestro alrededor, nos estaban mirando, pero estando con Queen realmente no importaba, su mirada estaba fija en la mía y yo no podía dejar de verlo tampoco, era como si el resto del mundo dejara de existir para nosotros.
Apoyé mi rostro en su pecho, podía sentir su corazón latir con fuerza, se sentía como si estuviera nervioso y eso me hizo volver a sonreír.
—¿Te sientes nervioso? —dije en un tono de voz que apenas nosotros podíamos escuchar.
—Un poco, hay muchas personas mirándonos, aunque me gusta, así pueden ver esto tan hermoso que tenemos —murmuró y me dejó un beso sobre el cabello.
—Queen, siento que todo esto que pasó puede que te haya hecho cambiar de idea, es decir, sobre lo de tomarte esto en serio, tal vez si quieras recuperarla a ella y estás a tiempo de parar —murmuré con mi corazón que latía desbocado.
De repente Queen se detuvo, mi corazón parecía paralizado ante su acción, es decir, lo había dicho, pero en realidad deseaba que me dijera que no, que ya no la amaba. Tal vez había cometido la idiotez de mi vida al haber abierto la boca, al haber insinuado que debería de dejar todo esto para correr hacia ella, es una de las inmadureces de todo ser inseguro, querer una reafirmación de que los sentimientos del otro son genuinos.
—Lo que le dije a Marina es cierto, cuando la tuve de frente me confirmó algo que ya sospechaba —murmuró tomando mis manos.
Las personas a nuestro alrededor empezaron a bailar, mientras que nosotros estábamos allí sin movernos ni un milímetro, siendo un punto en medio de la multitud.
—¿Qué sospechas? —me atreví a preguntar.
—Confirmé que lo que queda es el cariño por los recuerdos que tuvimos alguna vez juntos, que no la amo, que me estoy enamorando perdidamente de ti y que cuanto más te conozco más quiero seguir descubriendo de ti —me pasó los dedos por las mejillas— No tengas dudas de lo nuestro.
—No son dudas, es el miedo —murmuré cerca de sus labios— Queen, te quiero y me da miedo perderte.
—El miedo es de los enemigos más fuertes, si se lo permites te quitará la felicidad y tenemos mucha por delante, porque te quiero y me apetece estar contigo —con dulzura estampó sus labios sobre los míos.
—London —escuché mi nombre salir de los labios de una voz que conocía demasiado bien.
Me separé de los labios de Queen para mirar a mi lado, estaba mi mejor amiga parada con un gesto preocupado, de repente miré a Queen que asintió, sí, tendría que dejarle solo aunque fuera un momento para saber qué estaba sucediendo.
—¿Qué pasa Sam? —pregunté al alejarnos un poco.
—Son tus padres, están muy molestos con Dalton, con la situación y dicen que se marcharán porque no quieren arruinar tu fiesta —musitó con nerviosismo mirando a todas partes.
Me apresuré a caminar hacia mis padres, vi en sus rostros un gesto de disgusto, sí, debí de ir a hablar con ellos en cuanto toda la situación empezó a salirse de las manos, pero no tuve la oportunidad.
—Mamá, papá —dije llamando la atención de ambos.
—London, sabía que ese chico tenía algo que no me gustaba, no te vas a casar con él —empezó a decir mi madre.
—Estuve tratando de calmarle, pero es imposible hija, tampoco me gustó la situación —agregó mi padre de brazos cruzados.
—Mamá, no es la culpa de Queen que haya venido esa chica —me froto la frente.
—Por supuesto que no es su culpa, pero si esa chica estaba aquí es porque aún tiene sentimientos por él, si llevan tanto tiempo juntos eso no tiene sentido alguno —se exaspera mi madre con las lágrimas al ras— Tiene que haber hecho algo.
—Madre, no es así, lo que sucede es que ellos son amigos desde que son niños, sus padres son socios de toda una vida y tenían pensado el casamiento desde que ellos nacieron, así que todo esto les ha tomado un poco por sorpresa, nuestra relación era un secreto, así que para ella aún es difícil de digerir, por favor, no pueden culpar a Queen —mentí un poco para justificar la situación.
—London, ¿por qué tu suegro no te quiere? —pregunta mi padre interrumpiendo la conversación que estaba intentando mantener con mi madre para convencerle.
—Eso es por qué no quiere a una mujer pobre con su hijo —rodeé los ojos.
—No me gusta ese hombre, tiene algo, un aura oscura, teñida de recelo, de envidia, ahora entiendo por qué su hijo le detesta —agregó mi madre apoyada contra mi padre.
—Por favor, no se marchen, no me hagan esto en un día tan especial —les pedí en un gesto de súplica.
—Está bien cariño, ve a buscar a tu prometido, yo me encargo de tu madre —me trató de tranquilizar mi padre y yo asentí.
Me di la vuelta, con la mirada empecé a buscar a Queen, pero no logré verlo por ninguna parte, no parecía estar entre los invitados. Luego me vino a la mente de que tal vez había decidido ir a tomar un poco de aire, algo que tampoco me venía del todo mal a mí, después de todo, con toda la situación, me sentía un poco tensa.
Caminé por un pasillo en busca de alguna salida a algún balcón, ese sería el sitio más propicio para encontrarme con Queen, pero entonces me detuve en seco cuando escuché unos gritos provenientes de algún sitio cercano, era una discusión.
—Estoy cansado madre, ya esto sobrepasó todos los límites ¿No puedes verlo? Trajo a Marina hasta aquí para que me viera comprometerme con otra mujer —dijo Queen.
—La traje porque estoy seguro de que aún estás enamorado de ella, no te puedes olvidar de una mujer que amas de un día para otro —espetó Dalton.
A medida que me iba acercando podía escucharles un poco mejor, así que me detuve cuando estuve detrás de la puerta de donde provenían las voces.
—Como tu maldita esposa nunca te he pedido nada, en todos estos años de casados que he tenido que estar aguantando cada una de tus ocurrencias de tus idioteces, jamás te pedí nada, incluso agaché la cabeza y dejé que te llevaras a nuestro hijo, porque eso era lo que querías, eso llevó nuestro matrimonio a estar en las ruinas —escuché la voz de la madre de Queen quebrarse— No podía mirarte a la cara, no podía porque eso me recordaba lo que me habías arrebatado, ahora tengo de vuelta a mi hijo y tú lo estás intentando alejar de nuevo.
—No estoy intentando hacer tal cosa, por todos los años que no lo tuviste, ahora estás tratando de apoyarlo en las decisiones erróneas que está tomando, London no es para él, no lo es —levantó el tono de su voz.
—¿¡para quién es entonces!? ¿¡Es para ti!? —preguntó Queen en un tono teñido de rabia— Crees que no puedo ser merecedor de una mujer tan buena como ella, que jamás podría enamorarse de un hombre como yo, lleno de defectos, de cicatrices, pero estás equivocado, voy a demostrar que la merezco y que puedo hacerla feliz, mucho más de lo que la haría un hombre como tú.
—Queen, te tienes que calmar, tu padre tampoco quiso decir eso —suavizó su voz la madre.
—Recuerda que soy una jodida bomba de tiempo, tú eres el creador de esta bomba, pero todo se te puede salir de las manos Dalton y puede terminar explotando sobre ti si continúas poniéndola bajo presión —lo escuché decir.
Salí de allí antes de que la puerta fuera a abrirse y caminé sin fijarme en que dirección lo hacía, sin darme cuenta terminé topándome con el balcón que estaba buscando en un principio. Me apoyé en el barandal, necesitaba pensar en un montón de cosas, entre ellas el porqué, por qué Dalton estaba siendo tan egoísta, por qué no me dejaba ser feliz si él no me había valorado en su momento.
Me había sumergido tanto en la profundidad de mis pensamientos que no me di cuenta de que alguien había entrado hasta que a mi lado se apoyó Queen con la mirada perdida en el horizonte.
—Sabías en donde encontrarme —dijo de la nada con la voz sumergida en la tristeza.
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