Capítulo 18 Acepta que ya no te amo


Los días con mi familia habían pasado demasiado de prisa, aunque deseaba poder quedarme más tiempo con ellos, tuvimos que regresar a la ciudad y lo que verdaderamente me hacía feliz es que luego de haber pasado todo el día siguiente juntos tuve una conversación con mi madre, en la que me dijo que aprobaba a Queen como mi esposo.

No voy a negar que tengo mucho miedo de que la situación se salga de mis manos, que en algún momento las cosas no funcionen y que mis padres terminen por saber la verdad, sé que eso los haría sentir muy mal, pero también me preocupa que no puedan perdonarme.

Después de dejar a Eva en la mansión, que se quedó hablando con su madre contándole sobre los animales y todo lo que pudo conocer, Queen se ofreció a acompañarme a la casa de Sam.

En cuanto llegamos mi mejor amiga salió corriendo a recibirnos y llevaba una sonrisa ancha, no tardó en rodearme en un cálido abrazo.

—¿Lo lograste? —me preguntó en un tono sumergido en curiosidad.

—Por supuesto —respondí sonriendo y ella no dejaba de chillar.

Queen rodeó los ojos, pero no tardó en salir una sonrisa de sus labios también, así que ella se apartó de ambos y volvió a irse, esta vez dando pequeños brinquitos.

—Está demente —confirmó Queen, como si yo no lo supiera.

—Lo tengo en claro, tenemos tiempo suficiente de amistad para saberlo —le respondí.

Entonces se quedó mirándome fijamente a los ojos, sentí sus manos en mi cintura y poco a poco su cercanía, estaba a punto de poner sus labios sobre los míos, pero se detuvo.

—Quería un momento a solas contigo —confesó con sus labios rozando los míos.

—Me tienes aquí solamente para ti —le respondí rodeando su cuello y mis ojos se fijaron en los suyos.

—Entonces, ¿intentaremos hacer de esto una relación real? —me preguntó apegándome más sobre su cuerpo.

Mis mejillas ardieron ante su pregunta, mi cuerpo quería temblar, pero la cercanía con su cuerpo que parecía esculpido por los dioses, no me lo permitía, así que asentí, que era lo único que mi cuerpo me permitía hacer.

—¿No puedes hablar? —dijo con ese típico gesto que siempre lleva y noté que estaba conteniendo sus ganas de reír.

—Sí que puedo —me apresuré a decir, relamí mis labios y contuve mi respiración— Estoy solamente un poco nerviosa.

—Déjame recordarte como se ahuyentan los nervios —murmuró.

Estampó sus labios sobre los míos, pude sentir como la brusquedad de su beso se iba suavizando y un oleaje de ternura me envolvió junto a las caricias que recorrían mi espalda. Cuando separó sus labios de los míos, me sentía en una completa calma, aquel cosquilleo insoportable que me había creado su pregunta había desaparecido y una sonrisa se depositó en sus labios.

—¿Lo ves? No era tan difícil —me recordó.

Estaba a punto de responder a su comentario cuando de repente su celular empezó a sonar, miró la pantalla con cierto desinterés, como si tuviera dudas de si debería de responder, pero tomó la llamada.

—Hola mamá, he estado hace un momento ahí, ¿nos puedes dejar respirar un momento? —preguntó y yo pegué mi oreja parada en puntas de pie para poder escuchar.

—Lo siento cariño, no era mi intención ser inoportuna, es que ante lo sucedido no tuve la oportunidad de hablar contigo cuando estuviste aquí —la escuché carraspear— Bueno, sabes que lo de tu compromiso con London fue un poco repentino y como la prensa no lo había sabido todo estaba tranquilo.

—No me digas, esto tiene algo que ver con mi padre —indagó irritado Queen.

—No, en realidad la prensa está un poco eufórica, quieren saber más sobre la relación, sobre el compromiso y han estado merodeando por los alrededores...

Al escuchar aquello Queen miró todos los alrededores, un poco paranoico, yo hice lo mismo, aunque yo no había visto nada extraño hasta el momento y al verlo poner de nuevo su atención sobre la llamada me llevaba a la conclusión de que él tampoco.

—Debiste decirme esto cuando estuve en la mansión, no quiero que un periodista nos pueda seguir, que sepan en donde está viviendo London, no quiero que la molesten —se frotó la frente y clavó la mirada sobre la mía.

—Lo siento hijo, bueno, lo que se me ocurrió para que los dejen en paz es salir de esto de una vez por todas, ustedes no tuvieron una fiesta de compromiso como tal, así que pensaba que no hay una mejor manera para que la prensa se saque el gusto de verlos juntos, de hacer un artículo sobre ustedes y que no anden siguiéndoles —propuso de una manera un tanto indirecta su madre.

No quería decir nada, porque al final tenía en claro que es una familia de mucho dinero, aunque agradecía que fuera con Queen y no por un escándalo con Dalton, aquello era algo que siempre me había aterrado.

—¿Me estás diciendo que pretendes que hagamos una fiesta de compromiso en solamente unos días? —preguntó Queen un poco descolocado ante las palabras de su madre.

—Te prometo que me haré cargo de todo para que salga perfecto hijo, pero es solamente para que London esté mucho más tranquila —dijo con insistencia.

—De acuerdo, pero quiero que le consultes todo lo de la fiesta a London, aunque sea para librarse de la prensa, quería que nuestra fiesta de compromiso fuera algo bonito, así que, quiero que lo hagas especial, prepara las invitaciones y les enviaremos a mis suegros y mi cuñada, quiero que estén con nosotros ese día tan especial —terminó por decir.

Ni siquiera le dio tiempo a dar una respuesta, simplemente cortó a la llamada, me volvió a apegar a su cuerpo y pasó con sutileza sus dedos por mi barbilla.

—Tendremos una fiesta de compromiso, quiero que tú lo elijas todo London, por supuesto que si necesitas de mi ayuda la tendrás, pero quiero que sea como siempre lo has imaginado, porque será nuestro compromiso real —sonrió y llevó sus labios hasta mi mentón para dejar un pequeño beso.

Cerré mis ojos, luego sentí el calor de sus labios acariciar los míos, todo parecía ser jodidamente bueno para ser real.

—Me da mucho miedo la prensa —confesé en cuanto separó sus labios de los míos.

—Te entiendo, son como buitres, pero no voy a dejarte sola con ellos, tranquila, no vas a tener que lidiar con ello tu sola jamás —me aseguró— Ahora tengo que irme, supongo que mi padre llegará pronto a la casa y quiero poder disfrutar de su rabia cuando lo sepa.

—De acuerdo, puedes llamarme luego para contármelo todo —le pedí a lo que asintió.

En cuanto Queen se marchó abrí la puerta de la casa de Sam, escuché un quejido, y me di cuenta de que le di con la puerta al abrirla, estaba parada atrás espiando todo lo que hacíamos. Con la mano en la nariz se fue directo hacia el sofá y se lanzó soltando un chirrido.

—Joder, te gusta en serio, no sé qué es lo que ha pasado entre ustedes, pero que te gusta, se nota que te gusta —repitió entre risas.

Tomé un almohadón, se lo lancé a la cabeza, ella empezó a reír sin parar, como si todo aquello fuera su show de comedia favorito, joder, parecía una niña. Luego me lancé a su lado en el sofá, solté un enorme suspiro audible y ella se quedó en silencio, como si supiera que había algo que me estaba preocupando.

—¿Qué es lo que te sucede? Entraste tan feliz y mírate ahora —se cruza de brazos.

—Estoy preocupada, porque todo se está volviendo muy real y tengo miedo de que mis sentimientos por Queen se vuelvan tan fuertes que me traiga dolores de cabeza —confesé de manera tan espontánea que me quedé en silencio de forma repentina.

—Queen no se me hace que sea similar a Dalton, sé que son padre e hijo, pero eso no quiere decir que se parezcan —se encoge de hombros y apoya su cabeza en un almohadón— Al menos dale un voto de confianza.

—Sé que no se parece en nada a Dalton, pero dejó un compromiso con una chica que amaba hace un tiempo para llevar a cabo esta venganza, tengo miedo de que aún tenga sentimientos por ella y que su única razón para intentar que esto sea real es no perderme para su plan —termino por decir exactamente lo que pienso.

—No digas tonterías, lo vi tan ilusionado como lo estás tú London, no le busques la quinta pata al gato, cada vez que intentas ser feliz, te autosaboteas y no me parece justo, mereces encontrar a una persona que te complemente en la vida —me pasa la mano por la espalda.

Estaba a punto de separar mis labios para decirle algo cuando de repente empezó a sonar mi celular, era de la inmobiliaria, les había dado especificaciones para que me dieran tour por algunos apartamentos que coincidieran con lo que estaba buscando. Me tardé algunos minutos en la llamada mientras que me decían que días podría ir a ver los apartamentos, agendé las citas para tomarme un día completo para eso, necesitaba de un apartamento para que Sam pudiera volver a tener su privacidad.

En cuanto corté a la llamada vi como Sam tenía todas las intenciones de abrir la boca, seguramente para repetirme que no hay prisa con la mudanza, que me puedo quedar todo lo que quiera, un poco más de lo mismo. No es que sea malagradecida, todo lo contrario, le agradecía mucho su hospitalidad, pero también tengo en claro que ella necesita de su espacio.

El timbre sonó y Sam fue la que salió corriendo hacia la puerta con una sonrisita.

—Te salvó el timbre, pero no se va a quedar de este modo, no puedo creer que estés empeñada en librarte de mí —me gritó mientras se aproximaba a la puerta.

La vi paralizada cuando abrió la puerta y me aproximé para ver de quién se trataba, entonces vi a Dalton, parado delante de ella, con tanta seriedad que cualquiera podría pensar que ocurrió una catástrofe.

—Tenemos que hablar London —me dijo a modo de orden.

—London no tiene nada que hablar contigo —intervino Sam— Te quiero lejos de ella y lejos de mi apartamento.

—London —me miró con un gesto de súplica.

—Está bien Sam, deja que hablemos, creo que Dalton necesita de esta conversación —me limité a responder con frialdad.

Sam me miró como si estuviera inconforme con mi respuesta, pero aun así nos dejó a solas en la sala principal, ella me conoce, sabe que cuando tomo una decisión con respecto a algo, no hay absolutamente nada que se me pueda decir para cambiar de decisión.

—Lamento haber venido de forma repentina, hubiera preferido llamarte antes, pero si lo hubiera hecho es probable que no me respondieras —bajó la mirada a sus manos y tomó asiento.

—Te ofrecería un café, pero hace tiempo que mis cortesías contigo terminaron, así que espero que puedas hablar de manera rápida y concisa para que puedas marcharte —me limité a responderle.

—London, no puedo creer que te hayas olvidado de mí tan pronto, que en cuestión de tan poco tiempo no exista nada de aquel amor que hemos sentido por tanto tiempo —intentó tomarme la mano, pero me zafé de su agarre.

—No me toques —le advertí.

—No quieres que te toque por qué aún me amas —insistió.

—No quiero que me toques porque estoy con Queen, más allá de lo que creas, que poco me interesa, la realidad es que estamos bien juntos, nos vamos a casar y quiero que me dejes en paz Dalton, se pasó el tiempo, tú me engañaste, me perdiste —le recuerdo con la mandíbula tensa por la rabia.

—London, no tuve alternativas, sé que dije cosas horribles, pero tenía miedo de perder a Eva, de que verdaderamente no me dejaran ver más a mi hija, por eso lo hice, pero yo jamás he dejado de amarte —veo las lágrimas empezar a salir de sus ojos.

—Siempre se tiene una mejor opción, me podrías haber hablado, me podrías haber dicho la verdad, que siempre es una mejor opción que decirle a la persona que te ama que ha sido tu juguete, tú fuiste el que mató todo el amor que alguna vez pude sentir por ti —gruñí entre dientes— Ahora vete, vete porque no quiero volver a verte.

—London... —murmuró mi nombre con dolor.

—No te amo Dalton, ya nunca te volveré a amar —pasé por su lado.


Vi a Sam asomarse y asentí, asentí para que fuera ella la que lo obligara a marcharse, porque sabía que él no querría irse, que no se daría por vencido tan fácil. Ya no creía en ese amor, pero aun así esto dolía, dolía montones en mi interior, porque me estaba revolviendo el dolor del pasado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top