Capítulo 15 Tengo dudas y sentimientos
No puedo negar que tener aquella conversación con los padres de London fue aún más difícil que haber hablado con los padres de Marina, tal vez porque ellos me conocían de toda una vida, porque sabían de donde venía, quién era exactamente y no tenía que probarles ser digno de su hija.
Me daba un poco de envidia London, tener a tus dos padres que estén para ti a pesar de ser una adulta, que te cuiden como si fueras su mayor tesoro, que te vean con esa admiración que lo hacen, que a pesar de que no estés triunfando te vean como a una ganadora, aquello era algo que yo nunca había tenido y que probablemente nunca tendría.
Mi padre nunca me había mirado con orgullo, siempre había pensado que yo podía darle más, que yo podía ser mejor, que yo debía de serlo por ser su hijo, siempre había esperado algo de mí, pero jamás le había importado lo que yo quería hacer, nunca me había preguntado sobre mis sueños, sobre mis problemas, yo siempre había sido un accesorio del cual presumir.
"Tú serás un gran empresario, serás reconocido en el mundo entero, llegarás mucho más lejos de lo que yo he llegado" Aquellas eran las palabras que tantas veces me había repetido y que me habían causado tanto dolor en el corazón.
No es fácil ser un niño que carga con un peso tan grande, porque cuando esperan demasiado de ti no se detienen a ver tus pequeños logros, no te aplauden las pequeñas victorias, solamente te miran y te dicen que puedes hacerlo mejor, que esperan más de ti y eso poco a poco se va volviendo una carga al corazón.
Inconscientemente, te están condenando a ser miserable, a sentir día a día que no tienes la opción de fracasar, que si lo haces estás perdiendo algo importante, que no puedes tener fallos, que debes de ser el humano perfecto, pero nadie te dice que eso no existe.
Es por eso que ahora mismo envidio a London, envidio que haya podido vivir con más libertad, que haya sido capaz de elegir, por qué a mí jamás me dieron oportunidad de tener eso, de sentir el amor de mis padres, eso es lo que me faltó.
...
Volví de mis pensamientos mientras estábamos todos sentados a punto de comenzar a cenar, Eva estaba sentada a mi lado y pude verla un poco nerviosa mirando toda la comida sobre la mesa, ella suele ser un poco más tímida a la hora de comer con otras personas, uno de los errores más grandes que han cometido mis padres al aislarla.
—Pueden servirse lo que gusten —dijo la madre de London mirándonos.
Entonces tomé el plato de Eva y comencé a servirle lo que más o menos le había visto alguna vez comer, la madre de London me miraba con especial interés.
—No quiero parecer entrometida, ni quiero parecer grosera con la pequeña, ¿no piensas que tiene edad suficiente para poder servirse Queen? —preguntó la mujer apoyada sobre sus manos.
—Verá, es que Eva no suele salir mucho de casa, mis padres en rara ocasión le permiten convivir con otras familias y por eso mismo ahora está un tanto avergonzada —digo observando de reojo como ella baja la mirada.
—Comprendo, Eva, aquí te puedes sentir como si estuvieras con tu familia, eres libre de comer lo que gustes, pero te daremos tu tiempo de que lo hagas cuando te sientas cómoda —le dijo la mujer a lo que ella asintió.
—Lamento las molestias —se limitó a responder.
—¿En dónde conociste a mi hija? —preguntó el hombre que estaba sentado frente a mí y acababa de pinchar un trozo de carne para llevarlo a su plato.
—En la empresa, ella trabajaba con mi padre, ya la había visto un par de veces, pero nos cruzamos en una discoteca y tuvimos oportunidad de hacernos más cercanos —comento mientras le paso el plato a Eva, que lo acepta con una sonrisa de labios cerrados.
—¿Tu jefe es el padre de este muchacho? —preguntó con el ceño arrugado su padre.
—Ya no, mantuvimos el que estábamos saliendo oculto y cuando su padre supo que salíamos no le cayó muy bien, así que me despidió —respondió London que estaba mirando su plato.
Me agradaba la idea de que mi padre estuviera quedando por los suelos, porque estaba seguro de que cuando les tocara pararse frente a ellos en la boda trataría de hacer algo para impedir que nos casemos, así que era bueno tener a sus padres de mi parte.
—Sí, mi padre tiene unas normas de trabajo algo tontas, de que no debe de mezclarse las relaciones con lo laboral, así que la despidió, pero actualmente London está trabajando conmigo, así que no hay problema —agregué antes de empezar a comer.
—London, ¿hace cuanto que están saliendo? —preguntó su hermana con una ancha sonrisa.
Entonces un silencio incómodo se formó en la sala, había un gran problema de por medio, yo no había hablado con Eva y estaba el asunto del compromiso de Marina, esto se podría venir abajo en cuestión de segundos.
—Un par de años, no quise hablar de esto antes con ustedes, no quería hacerlo por qué sé que mi padre querría conocerlo y por la situación laboral, Queen no tenía tanto poder dentro de la empresa, yo necesitaba de mi empleo, preferimos esperar a que las cosas se dieran de una mejor situación —comentó ella con las mejillas ruborizadas.
Eva me miró de reojo; sin embargo, no abrió la boca, lo que me hizo soltar un pequeño suspiro de alivio, tendría una conversación con ella después, vería que podría inventarme para que fuera convincente.
—Me voy a dormir ya —dijo el hombre al ponerse de pie— También deberías de hacer lo mismo, tendremos una mañana ocupada.
Se dirigió a mí con una severa mirada, sabía bien que esto no pintaba de la mejor manera, seguramente que me pondría como prueba hacer cosas que me fueran imposibles, porque querría arruinarme para poder decir que soy un bueno para nada y que no me puedo casar con London, pero le voy a probar de lo que estoy hecho.
Observé como se marchaba, la mesa completa se quedó en silencio, a excepción de London, que continuó comiendo como si su padre no hubiera dicho nada y como si en realidad nada hubiera pasado.
—Coman, se está enfriando la comida, no van a dejar que mi padre se salga con la suya y arruine la cena —comentó London.
—Hija, sabes que lo que acabas de decir acaba de condenar a Queen, no le va a ser fácil el día de mañana con tu padre —le dijo de un modo que me sonó escalofriante.
—Mamá, él está empeñado en hacer el día de Queen difícil, lo que yo dije no cambió en nada, porque hubiera sido peor si dijera que conocí a Queen hace un par de semanas, eso le hubiera dado razones para negarse a ese casamiento, mi padre no soporta las cosas de prisa y a la ligera —respondió antes de llevarse un trozo de carne a la boca.
—Ella tiene razón mamá, es mejor una pareja que lleva estable un tiempo, hay más probabilidades de un matrimonio duradero —dijo su hermana frotando la espalda de su madre que al fin se dispuso a continuar comiendo.
—Aun así, somos tu familia London, no debiste ocultarnos algo que es importante —terminó por decir.
Después de la cena, fuimos a las habitaciones, la de London estaba pintada de un rosa viejo, tenía una cama muy bonita, estaba decorada con unos pósteres que se veían rotosos y un viejo escritorio lleno de libros.
—Aquí van a dormir tú y Eva, yo voy a ir a la habitación de Camile —comentó London que nos permitió la entrada.
—¿Por qué no le han dicho a tu padre que se conocieron hace nada? —preguntó Eva en un tono tan bajo que apenas alcanzamos a escucharla.
—Mi padre es un poco estricto, Eva, si sabe que Queen y yo nos conocimos hace nada, la verdad es que no le hará fácil el que nos casemos, tampoco lo será ahora, pero si quieres a tu hermano, no digas nada, será más fácil —respondió acariciando sus hombros— Sé que yo no soy Marina, que en realidad esperabas que ella fuera la esposa de tu hermano y que probablemente era mejor que yo, pero te prometo que trataré de llevarme bien contigo, de ser buena.
Eso fue lo último que le dijo, luego cruzamos una breve mirada y se marchó de la habitación, nos quedamos a solas con Eva, ahí fue en donde empezó un poco la incomodidad. Ella se lanzó sobre la cama para dos, se quedó algunos momentos mirando al techo y luego apoyó su cuerpo sobre sus codos.
—No es que no me agrade London, debo decir que en un principio en aquella fiesta me pareció una falsa, pero es buena, lo que no comprendo es que fue lo que pasó con Marina, porque siempre que te veía con ella te brillaban los ojos, se veía que le querías —me dijo haciendo un puchero.
—Lo lamento Eva, realmente lo lamento, sé que Marina te parecía una buena chica, pero sabes que sus padres no la querían conmigo, estuvimos mucho tiempo lejos y el terminar nuestra relación también sería bueno para ella, por qué va a encontrar a otra persona que le quiera, como yo encontré a London, estoy seguro de que esa persona será lo que sus padres quieren para ella —me acerco y me siento a su lado.
—¿Lo hiciste entonces por qué nuestros padres no te querían con ella y los suyos tampoco? —me interrogó.
—En parte fue eso, pero también conocí mejor a London y ella me parece maravillosa, tiene un corazón enorme, me ganaré a sus padres, buscaré mi felicidad —respondí al lanzarme a su lado.
—Yo aceptaré lo que decidas, porque eres mi hermano, porque te quiero, pero te quiero decir que no hagas nunca lo que los demás quieren, sino lo que tu corazón te diga, una vez leí en un libro una frase que me hizo mucho sentido "La vida es tan nuestra como nosotros lo queramos, si no la vivimos libres, entonces viviremos cargando con arrepentimientos" —respondió y una pequeña sonrisa salió de sus labios— Aunque no lo creas soy una pequeña rebelde en secreto, deja que tenga edad suficiente, seré la peor pesadilla de mi padre.
—Joder, no lo digas de esa manera que me emociono —digo soltando una leve risa— Me gusta tu pensamiento, pensé que en todo este tiempo no habías sentido el rigor de ser una Brumby, pero me doy cuenta de que a ti te pesa tanto como a mí en su momento, no es fácil crecer con un padre que te quiere perfecto, te obliga a madurar.
—Fue más duro antes, cuando vivía en lecciones que odiaba, violín, danza clásica y horrorosas clases de pintura con conceptos abstractos, no tienes idea lo que fue eso, nuestro padre quería que fuera buena en todo —sonrío con tristeza.
La rodeé en mis brazos, la escuché sollozar un rato, era una carga dura, lo sabía mejor que nadie. Se terminó quedando dormida incluso antes de ponerse su pijama, así que con cuidado la arropé entre las sábanas, yo no podía dormirme, necesitaba salir a tomar un poco de aire, al abrir la puerta de la habitación me encontré con el rostro sorprendido de London.
—Lo lamento —susurró mirando hacia adentro para asegurarse de que Eva estuviera dormida— Quería hablar un momento contigo, siento que todo esto va a sobrepasarte.
—No te tienes que preocupar London, te prometo que cuando vayamos de regreso tu estarás a un paso de ser una Brumby, a un paso de ser mi esposa —la miré fijamente a los ojos.
—Mi padre puede ser cruel Queen, pero solamente está preocupado de que tome una decisión de la cual me pueda arrepentir y yo también lo estoy —soltó con sinceridad.
—Sé que puede parecer ahora mismo una tontería, pero será un tiempo hasta terminar con la vengan...
—Queen, no sé si quiero hacer esto, es verdad que la venganza me parecía una oferta tentadora en este tiempo, porque en realidad quería que Dalton sintiera algo de lo que yo había estado sintiendo después de saber sobre su engaño, pero ahora las cosas cambiaron —bajó la mirada.
—No lo entiendo —dije arrugando el ceño y la obligué a levantar su rostro tomándola de las mejillas— ¿Qué es lo que cambió?
—Cambió que miré a mis padres, los vi decepcionados por haberles ocultado algo tan importante, ¿qué van a sentir cuando sepan que mi matrimonio fue un plan de venganza? —sus ojos se cristalizaron— Pero no es solamente eso, sino que yo no puedo ser como tú, a mí me educaron de una manera diferente, yo no sé besar a una persona, que me haga el amor y no involucrar los sentimientos de por medio, todos estos días estando cerca de ti, me han creado sentimientos.
—London —murmuré su nombre.
—No tienes que decirme nada, sé el tipo de respuesta que me vas a dar, sé que me vas a decir que acordamos no involucrar los sentimientos, al igual que acordamos que no pasarían otras cosas y terminaron pasando, así que solamente diré que soy un ser humano, que puede que me haya equivocado —me tomó de las manos y me las quitó del rostro.
No entendía que era esto que me estaba sucediendo, por qué me emocionaba el escucharla, decir aquello, por qué de alguna manera yo quería que eso pasara. Se estaba a punto de marchar, vi una lágrima que le corría por una mejilla y mi cuerpo por inercia la detuvo, no quería que se marchara.
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