12 [Llantén]
Perspectiva Lían...
Ese vampiro es un poco extraño, me dejó libre así nada más. Pero no me sorprendería si estuviera jugando conmigo, una broma cruel.
¡Una puerta! Es lo que logro ver en toda esta oscuridad. No sé cuanto tiempo estuve aquí, mi estómago ruge y mi cabeza duele. Sólo quiero salir de donde quiera que estoy .
—Lo sabía —suspiro cansada al notar que la puerta está cerrada cuando intento abrirla repetidas veces. Las ventanas sólo me ilusionan porque todas son indestructibles y tienen cristales oscuros, deben ser para que la luz del sol no entre.
Me doy por vencida y me siento a los pies de la escalera, hay más habitaciones arriba pero todas deben estar bajo llave. No hay salida.
—¿Por qué sigues aquí? —levanto la mirada para encontrarme con él. El desgraciado se está conteniendo para no reírse en mi cara.
—Sabes muy bien porqué —respondo desafiándolo con la mirada. Y eso lo hace reír a carcajadas como si hubiera dicho el mejor chiste de todos. Pasa un tiempo así y luego me toma de la muñeca.
—Bueno, ya basta se juegos —él lame esa zona un par de veces, llenándome de saliva, su lengua es helada y siento asco.
El gruñido de mi estómago lo detiene antes de que sus colmillos se hundan en mi piel, él cierra su boca y me jala con fuerza hacia otro lugar.
—Me lastimas —me quejo tratando de recuperar mi muñeca, seguramente ya dejó las marcas de sus dedos en ella.
—No me gusta comer cosas en mal estado. Debo alimentarte bien ―comenta deteniéndose en un lugar muy oscuro. Cuando el agarre de mi muñeca desaparece busco un interruptor de luz para iluminar el lugar. Lo encuentro y veo que estamos en una cocina-comedor cuando las luces se encienden. Ese vampiro está revisando el refrigerador.
—No voy a comer nada —gruño seria, esto me recuerda a la vez que Milo me obligó a comer.
—Okey, sólo dejaré esto aquí —él deja dos platos con comida, uno contiene un estofado y en el otro plato hay un budín. Mi boca literalmente babea al ver esto. Y mi estómago gruñe aún más fuerte—. Que lastima que nadie quiera esta comida. Se va a desperdiciar —comenta sonriendo, se aprovecha de mi debilidad. Él toma los platos y camina hacia el basurero para tirar todo.
No, no, no. Me muero de hambre, no puede hacerme esto.
—¡No! —chillo sosteniendo su brazo.
—Entonces come todo, mausi —me entrega los platos y el aroma agradable llega a mi nariz.
Mausi, ¿Qué significa? Seguramente es un insulto. Dejo de pensar en eso y me concentro en comer lento pero sin detenerme, no quiero ahogarme con la comida pero estoy hambrienta.
—Yo debo obligarte pero a él le obedeces —escucho su voz grave a mis espaldas—. Ni siquiera lo conoces —giro un poco la cabeza poco a poco para encontrarme con un muy furioso Milo.
Perspectiva Llantén...
—¿Cómo entraste? —doy un golpe en la mesada, casi la rompo, si estuviera en forma la hubiera hecho trizas. Él no aparta sus ojos de ella, ambos se conocen.
—Para eso existen las puertas —responde el muy idiota haciéndome enfadar.
—¡No puedes entrar sin invitación! —exclamo pero el hecho es que él ya está dentro. No lo entiendo.
Ese otro da un paso hacia adelante teniendo una expresión angustiada, es extraño.
—¿Qué haces aquí Lian? —me ignoró y se dirige a la chica. Ahora sé cómo se llama—. Trataste de escapar pero nunca te dejaré ir, ¿entiendes?
—¡¿Qué?! ¡Éste me atacó en la calle y desperté aquí! —ella grita de nuevo haciendo sufrir a mis tímpanos entonces le cubro la boca con mi mano y la inmovilizo con la restante.
—Deja hablar a los adultos —murmuro mirando al otro que está frente a mí. Ahora sus puños están apretados a los lados de su cuerpo.
—¿La atacaste? —repite el sujeto haciéndome rodar los ojos.
—Eso no te importa, ahora ella está conmigo. ¡Largo de mi casa! ―ordeno sujetando a la chica con fuerza al ver que quiere corre hacia él. No lo entiendo. Ella parecía aterrada cuando apareció.
De repente siento un puño impactar con fuerza en mi mejilla, el golpe me lanza contra el refrigerador y mi cuerpo lo estropea por completo.
—M-Maldito —levanto la mirada para ver como ese tipo alza a la chica en contra de su voluntad para abandonar la casa un segundo después.
—Ya verá —me pongo de pie sintiendo un ardor en mi espalda, creo que me la rompí. Con lo que me queda de fuerza arranco la puerta rota del refrigerador, el mismo contiene muchas bolsas de sangre las cuales debo beber ahora o se echarán a perder.
Tomo las bolsas, una por una, hasta dejarlas vacías. Son como tragos amargos y helados en pleno invierno pero me importa muy poco. La sangre curará mis heridas, me dará fuerza para buscar a ese imbécil y recuperar a la chica. Con el transcurso de los minutos siento todo mi cuerpo lleno de energía, los dolores de mi interior desaparecen por completo y ya me encuentro fuera de la casa, corriendo en persecución.
—La encontraré —murmuro sintiendo el olor de esa chica muy cerca. Lian.
También escucho como ambos discuten, ella le grita que la suelte mientras que el sujeto la ignora.
—¡Bájame ahora! —estoy justo detrás de ambos y doy un salto—. ¡Milo, cuidado! —chilla al verme pero es demasiado tarde. Todo sucede rápido pero en cámara lenta se vería genial.
Mis pies golpean la espalda de ese sujeto mientras que tomo a Lian, él termina de cara al suelo y es arrastrado por la fuerza del imparto mientras que yo tengo a la chica en mis brazos.
—Salvada, ahora vámonos —cubro sus ojos con mi mano e inmediatamente cae dormida. Así es mejor trasladarla.
—¡Espera! —lo escucho gritar, intenta levantarse pero no puede, creo que le rompí algo y así es mejor.
Él no debe encontrarnos, buscaré otro escondite y debo ocultar el olor de Lian para que no puedo rastrearla.
—No puedo creer que esté haciendo esto —me digo mientras coloco mi chaqueta sobre ella, la envuelvo bien ya que su cuerpo es pequeño y eso me facilita más las cosas.
Corro lo más rápido que puedo en busca de alguna otra casa, una abandonada o lo que sea, tampoco me importará matar a las personas que habiten en ella. Unos minutos más y sigo merodeando por las calles, estamos en los suburbios ahora, hasta que encuentro una casa que está a la venta.
—Perfecto —murmuro mirando la gran construcción. Tampoco tendré que pedir permiso para entrar ya que no hay nadie y técnicamente no tiene dueño.
—Todas las molestias que me tomo por ti, mausi —suspiro dejándola en la primera cama que encuentro. Sólo duerme pero pronto despertará, lo sé.
Espero unos minutos y veo como abre sus ojos lentamente, en vez de agradecerme por rescatarla ella se encoge en la cama mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
¡¿Y ahora qué le pasa?! ¡No le hice nada!
—¿Ese tipo te mordió? —le pregunto al sentir un suave olor a sangre que proviene de ella. Al no tener mi respuesta me acerco y levanto su ropa en busca de alguna mordida nueva mientras llora más fuerte. No tiene nada en el pecho, tampoco en las piernas y la cintura. Por último reviso el cuello y los brazos, al levantar las mangas me encuentro con una mordida reciente en el derecho. Justo a la altura de la muñeca.
—Si lo hizo —murmuro lamiendo el resto de sangre sobre su piel para luego romper una de sus mangas y vendar la herida con el trozo de tela.
—¿Qué es lo que-que quieres... con-conmigo?
—Tú me salvaste y yo jamás le he debido nada a nadie. Pero ahora tengo que pagarte de algún modo sin importar lo mucho que me desagrades —le explico y casi me rio por la cara de tonta que puso.
—¿Yo? ¿Salvarte?
—Cuanto te encontré en la calle, estaba a punto de convertirme en cenizas. Pero te mordí y me salvaste. ¡No debí hacerlo así nunca hubiera tenido una deuda con una humana! —exclamo las últimas palabras dando un golpea al colchón de la cama, la misma se sacude y termina con la patas rotas. Si, volví a ser el mismo, recuperé mi fuerza.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top