5. Es Diferente
Alejandra
Todo esto ha sido muy raro, bastante raro. Miro el techo de lo que se supone que es mi habitación. No puedo dejar de pensar e intentar llegar a una conclusión.
El profesor Dunkel se supone que es un hombre casado y con un hijo ¿cierto? Pero anda con mi prima, ella lo sabe y esta totalmente de acuerdo con ello.
Me regaló su sándwich después de haberle regalado mi tamal y demás a ese chico ¿tan pobre me veía?
Mi prima se salío de su casa y se viene a vivir para acá.
¿Y que paso? Que el profesor Dunkel hizo todos los preparativos para construir en la casa. Ahora ya no duermo en el mismo cuarto que mi madre y hermano cada uno tiene su propia habitación. Quizás eso no sea lo más preocupante Si no que todo esto lo hizo ¡en un mes!
Nunca vi una construcción tan rápida como esa y es que me sorprende porque según yo pata hacer algo así, no sólo se necesita ser alguien muy importante sino también una persona con mucho dinero; se supone que el es un profesor ¿no? ¿Entonces como pudo hacer todo eso?
Aunque claro hay que admitir que la casa quedó muy bonita, demasiado a comparación de lo que era, ya no es de una sola planta sino de dos, el porton viejo y oxidado fue reemplazado por uno negro mucho más lindo, el patio no esta lleno de montones de cemento sino de un verde y rico pasto,además de que le implementó una amaca, la cual debo admitir es demasiado cómoda. Necesito pensar llegar a una conclusión, se que todo esto es bueno para la familia pero hay algo que no me deja estar tranquila.
-Hay Ale- me digo- ¿Porque no puedes estar conforme?
Escucho una risa en el umbral de la puerta y miro con enojo.
-¿En que tanto piensas, Ale?
-¿Acaso no te enseñaron a tocar una puerta?- cuestionó. Se supone que el fin de tener un cuarto propio es tener privacidad y tal parece que aquí no es así.
-¿Qué haces fea?- me ignora y entra así sin más. Cosa que me hace enojar.
-Fea tu cola- que madura eres Ale. Me doy un golpe mental. Mi prima sólo ríe
- ¿Porque estas de mal humor? No me digas. Ya se, tú y Aldo volvieron a pelear- no digo nada, sólo la miro sería y es que no entiendo porque siempre que me ven sería tienen que asociar a Aldo con ello, ósea mi mundo no gira alrededor de él.
-¿Qué quieres Anel?- ya directo al grano, porque soy consciente que cada vez que viene a verme es para pedirme un favor. En casos como este me pregunto la razón por la cual no le digo al profesor que mi prima tiene una hija y que lo ha estado engañando. Bueno, es que porque no soy capaz de arruinarle su relación, ella es feliz.
-Necesito que me cuides a Ad....
Sé lo que dirá y no, me niego rotundamente. Estoy harta de tener que cuidar a su hija, porque yo no le caigo nada bien y ella todo el tiempo se la pasa llorando- ¿Porque no le dices la verdad de una buena vez?- le pregunto y me pongo de pie para salir al patio. Puedo observar la noche, no es completamente oscura más bien es de un lindo color azul rey, hay muchas estrellas disparcidas. Mi plan es ir y recostarme un momento en la amaca; tal vez lo que le dije a mi prima fuese grosero pero estoy harta de tener que cuidar a su hija. Digo por algo yo no eh tenido hijos y bueno, es que aun soy muy joven (por no decir pequeña) para ello.
A bueno, seguía con mi relato de lo extraño que ahora me parece el profesor. Ya no es grosero, intimidante o imbécil conmigo, me trata de una manera amable supongo que porque mi prima es su novia. ¿Realmente Amara tanto a mi prima como para ya no odiarme? ¿Tendrá que ver con el abrazo? No eso lo dudo, esa vez se tenso muy feo. Me acerco a la amaca del rincón del patio y vislumbro a alguien sobre ella. Genial, ahora tendré que discutir con quien quiera que sea. Debería irme pero tengo curiosidad de saber quien es me acerco ¡y es! ¡El Profesor Cayden! ¿Qué hace aquí?
Hace frío, pues el viento esta muy fuerte y el no tiene suéter o algo con que cubrirse, sus brazos son grandes y fuertes así como están llenos de tatuajes, trató de identificar a cada uno pero por la falta de luz me eh imposible, me acerco un poco más y estúpidamente paso mi dedo por lo que creo que es el trazo de uno.
-Oye- susurra con aquella voz ronca y varonil. Inmediatamente quitó mi mano de su brazo y cruzamos miradas. El color de sus ojos realmente eran lindos, a veces creía que eran grises, pero no, realmente eran azules, un azul muy opaco.
-Yo lo siento mucho- dije con sincera vergüenza.
-No quise asustarte- dijo en un tono suave, algo extraño en verdad porque siempre en el salón de clases los hacia con mandato y cuando hablaba con mi madre y demás familia, bueno no sabía que tono usaba con ellas porque ciertamente nunca eh presenciado sus pláticas, probablemente les hable con el mismo tono pero aun así es extraño para mi.
-Oh no, disculpeme usted a mi, no debí acercarme así de la nada profesor- quise irme pero su voz interrumpió mi caminata.
-Espera- a pesar de sonar tranquila aún pude notar un poco de mandato en ella. Y estúpidamente yo pare. Se acercó a mi, realmente era alto. ¡Madre mía! Yo le llegaba un poco mas avajo del pecho
-¿Cuanto mide?- salió de mis labios. Que tonta Ale. Mi pregunta lo tomó desprevenido, sólo río.
-No mucho- era la primera vez que lo escuchaba reír y a decir verdad tenía una risa bonita.
-¿Cuánto?- volví a preguntar y esta vez ya no tenía tanta pena de hacerlo como la primera.
-1.93- sonrió y literal sentí como mi quijsfs se caería, yo apenas alcanzo el 1.60 y ni eso porque mido 1.59
-Vaya, si que es alto- a mi me gustaría medir eso pero ciertamente mis padres no son muy altos.
Volvió a fruncir el ceño- ¿Porqué me hablas de usted? Me haces sentir viejo.
Solté una carcajada y me callé de inmediato temiendo enviarlo y que de nuevo me mirará de esa manera tan intimidante que él sólo sabía- lo lamento, pero lo digo porque usted es mi profesor y si lo tuteo sería una falta de respeto.- se cruzó de brazos y me miro con una ceja alzada, lo que me temía..
-Bien, me acostumbrare a llamarlo por su nombre y seria bastante extraño que eso hiciera en el Instituto.
-Tienes razón- aceptó.
Caímos en un gran silencio, cosa que resultaba bastante incómodo
-¿Le dolieron?- pregunté, él parecía no entender a lo que me refería por lo que continúe- los tatuajes ¿le dolieron?- negó. Impresionante, a mi sí que me doleria y ni pensar que la mayor parte de su cuerpo esta cubierto de ellos. Siento su mirada muy fija en mi, piensa en algo Ale- ¿En que piensa?-¿encerio? ¿Fue lo mejor que se te ocurrió.
-En las posibilidades y probilidades ¿Sabes la diferencia entre ellos- negué- me lo imaginaba- dijo y suspiro. Bien, no sé si sentirme ofendida o que.
Podría sentir el viento golpear mi rostro, era una sensación agradable subí la vista y mire el cielo, en específico: la Luna. No era Blanca sino amarilla o dorada, la verdad no sabría como describirla lo único que podría decir era que es hermosa.
-¿Tú también la ves?- escuche.
-Constantemente- respondí sin ni siquiera mirarlo.
Cayden
Esto esta mal, yo mejor que nadie lo sé. Pero no puedo, definitivamente no puedo y no quiero que este lejos de mi lado.
Me había dado cuenta de ello desde hace algún tiempo pero hasta hoy pude comprobarlo.
Estaba harto de Raquel, de tenerla todo el maldito tiempo encima de mi, creyéndose que por el simple echo de tener el estúpido título de "esposa" podía creer que tenía todo el derecho de meterse por completo en mi vida, porque no, no era así. Ella no era nada y ya estaba más que cansado de repetirselo, parecía como si le entrase por un oído y le saliera por el otro.
Me tenía hasta la madre. Me había casado con ella porque según había quedado embarazada, a una mierda eso, fui tan estúpido por convencerme cuando bien únicamente podría haber fingido porque después de una semana de casados "la prueba se equívoco mi amor". La muy imbécil creía que con eso yo la iba a ver como mujer, no, más gracioso aún, que yo iba a enamorarme de ella. Sin en cambio, actualmente para bien o para mal en estos momentos tengo un hijo con ella, claro por una borrachera, pero un hijo siempre será un hijo.
-En fin- Quería estar más tiempo con mi pequeña, quería verla vivir como ella se lo merecía como toda una reina, porque eso era lo que era. Por lo tanto a esa horrible casa donde vivía le mande a hacer unos pequeños arreglitos para que se viera mucho mejor. Incluso mande a hacer un cuarto para mi, claro que no me digeron nada ni se molestaron, por lo contrario, todos estaban encantados (bueno casi todos, Ale no parecía emocionada ni nada. Más bien se veía muy pensativa.)
Mire el cielo empezaba a anochecer, debería entrar y ver a Anel para que se siguiera convenciendo que todo esto era por ella, pero realmente en estos momentos no me apetecía ni un poco verla, ya ha pasado un tiempo desde que nos conocimos y aun sigue ocultando a su hija.
¿Que es lo que le avergüenza?
¿Ser madre a tan corta edad?
Pues existen condones, pastillas del día siguiente, las inyeccone o el DIU. O quizás como yo, estaba completamente borracha. No quiero pensar en eso.
Antes de entrar por completo en o casa me repuesto en la amaca que hace poco tiempo puse. Sonreí al recordar ese día, sólo estabamos Ale y yo, su mamá había ido con su prima y abuela al mercado y sus hermanos a jugar videojuegos, ella estaba sentada en el pasto leyendo un libro el cual se llamaba "Maravilloso Desastre" sonreía y se reía, cambiaba y regresaba algunas páginas, veo que como a mi le gusta releer sus partes favoritas. Y bueno, yo no podía dejar que mi corazón dejará de latir. No se cuál era el sentido del libro pero si sabía algo, me encantaba como se veía cuando lo leía, siempre absorta con aquella sonrisa que me iluminaba el día.
Cerré los ojos sin dejar de sonreír por aquel recuerdo, aunque no me hablo se sentía demasiado bien tenerla cerca de mi. Sentía un ligero escalofrío recorrer mi cuerpo pero no era algo que me molestase o que me disgustara. Me sentía libre lejos de Raquel y de Anel, aunque desease terminar con aquella relación no quería ni planeaba alejarme de mi pequeña.
No supe cuanto tiempo paso, tan sólo sentí como alguien pasaba la llena de sus dedos por mis brazos seguramente es Anel, bueno hoy quiero desetresarme un poco así que esta bien por mi. Abro mis ojos pero no es quien yo creía que era pero si la persona que yo deseaba que fuera. Ale miraba muy a detalle cada uno de mis tatuajes.
-Oye- parece que la eh asustado porque se disculpa e intenta irse, yo no quiero que me tenga miedo. La detengo y me encuentro con sus lindos ojos marrones. Sin duda es bastante curiosa, me pregunta por mi altura, por mis tatuajes. Y al final terminamos en un absoluto silencio, sin embargo, no fue uno incómodo sino todo lo contrario.
Observe como el viento acariciaba su rostro y sentí celos, me gustaría ser yo quien la acariciara sin tener motivo alguno. Realmente era hermosa, sus ojos ahora parecían más oscuros que antes. Su lunar combinaba a la perfección con su rostro, tenía ganas de acariciar sus mejillas voluptuosas. No tenía mucho Busto o trasero pero eso era lo de menos para mi.
Puedo sentir los latidos de mi corazón acelerarse cada vez más, esto sí que me está asustando, tengo miedo. Miedo de esto que estoy sintiendo, de lo que estado sintiendo todo este tiempo.
Basta Cayden, esto no es amor, ella no es tu princesa. No es nada mío. ¡Maldita sea!
Quizás solo sea cuestión de que, si la beso, tal vez. No, seguramente esto se acabe. La dejó sola y entró a la cocina.
-Cayden- sonríe la señora Cleo al verme- ¿vienes a ver a Anel?
-Si, veo que esta ocupada ¿Gusta que la ayude?- pregunté al ver que ponía te. Quizás esa sea la solución.- se ve cansada. Déjeme ayudarla- sonríe y asiente.
******************************
Miro el cuerpo desnudo de Anel dormir a mi lado. Al parecer todos están completamente dormidos y dudo mucho que despierten hasta después de mucho. ¿Porque lo sé? Porque yo "sin querer" eché unas plantitas para ponerlo a dormir por completo. No importa cuando ruido haya, no van a despertar. Me pongo el pantalón de la pijama y revisó mi celular. Raquel cree que estoy con Ian viendo el papeleo del Casino. Que estúpida.
Camino hacia la habitación de mi pequeña. Reviso mi celular y si, ella esta dormida completamente todos lo están porque todos tomaron de ese té, claro a excepción de mi. Abro la puerta y ahí está, abrazando su almohada y sacando un poco el trasero. Se ve tan tierna. Me acerco y colocó detrás de su oreja aquel mechón de cabello que estorba en su rostro. Acaricio su mejilla izquierda, en la derecha tiene su lunar. Me siento en el borde de la cama.
-Después de esto todo regresará a la normalidad.- me digo. Acercó rápidamente mis labios hasta impactarlos con los de ella. No puedo separalos, quiero más. Muevo con necesidad mis labios sobre los suyos, los acarició con la punta de mi lengua. Quiero sentir la suya; ¡mierda! Esto no debía ser así. ¡Scheiße! Tomó de su rostro e intento profundizar el beso pero es imposible porque esta completamente dormida. Meto mi mano dentro de su camisa y acarició su seno, no es muy grande. La necesito. Ella se mueve y yo de inmediato sacó mi manos de su blusa.
La miro ¿Acaso ella no se tomo su té?
No despierta sólo se mueve de lugar hacia el otro lado. Uff que alivió.
-Esto no tenia que ser así, no debia ser así- me digo frustrado, se suponía que después de eso yo dejaría atrás mi capricho, pero no fue así.
Acaricio su cabello- Hay Ale, no sé que me hiciste. Pero quiero decirte una cosa- me acerqué hasta su oreja- tú eres sólo mía. Por favor. No intentes apartarte de mi lado, porque no seré responsable de lo que pueda pasar.- murmure jalando un poco su oreja con mis labios. Bese sus pequeños, delgados y rozadoa labios para salir de la habitación.
Cada vez la siento más alejada de mí, cada vez me mira menos y me ignora más. Pasa de mi y sale con otros, simplemente ya no me deja acercarme y no sé porque.
Trató de conversar, entablar una amistad con ella pero no termina de convencerse que le habló de una buena manera ¿Qué debo hacer? Siento que las horas que la veo en la escuela no son suficientes y cuando la veo en su casa no me presta ni la más mínima atención, sólo se para y me deja solo con su prima o sale con cualquier niñato. Necesito verla más, tenerla más cerca, que me vea mínimo como ve a los demás.
Ahora mismo estoy en un bar de mala muerte en las cimas de Topilejo, bebo la décima botella, aunque no sé de que es ¿Será Tequila? ¿Mezcal? ¿Whisky? ¿Vodka? ¿Tonaya? No lo sé, sólo sé que quiero olvidarme de todo olvidarme de como la vi hoy con ese estúpido niño.
-¡Salud!- brindo Ian casi tan borracho como yo- brindó porque mi mejor amigo, por fin ha decidido dejar a lado la seriedad y emborracharse conmigo ¡Salud-
-SALUD- le segunde yo. Y di una vez más un sorbo más a la botella.
Me sentía pésimo, como un Arschloch (pendejo) no se que más hacer ¡Ella ni siquiera me ve! No importa cuanto vaya a su casa ¡No me ve! ¡No me habla! Le soy tan indiferente así como ella lo fue en algún momento para mi. Siempre eh sido pésimo para el romanticismo. Simplemente ser romántico no es lo mío, sin embargo, con ella lo eh intentado mande a construir más su casa, sólo para que ella tuviera su propia habitación, porque quería verla. Y es que sí, en su habitación había implementado pequeñas cámaras para así yo ver que hacia a todas horas.
¿Pero veía lo que hacia? No, era como si todos aquellos intentos no valieran nada para ella. Me gaste más de dos millones en ello pero no ¿es capaz de verlo? No. En lugar de eso se besa con ese estúpido niño. Por ella hoy yo tomaba, porque resulta que al salir de la escuela ese imbécil ya la esperaba con un miserable y pobre ramo de rosas ¿y ella que hizo? Besarle ¡LO BESO! Pero eso no fue lo peor, sino que él gritaba a los cuatro vientos que la amaba ¿Quién se creía que era para hacer eso? Nadie más que yo podía hacerlo. Pero ¿Qué hizo ella? Decirle que también le correspondía. Se basaban de la manera en que a mi me gustaría besarla. Y eso no se quedaría así. Quería llorar y gritar, cosa que hice. Saliendo del bar golpee a otro hombre que al igual que yo estaba tan borracho.
-Basta Cay- comenta tranquilo Ian- vas a dejarlo inconciente- impactó una vez más mi puño en su rostro ya ensangrentado, quiero golpearlo más y desquitar este enojo y tristeza que siento por culpa de Alejandra, pero no soy un asesino. Paro, escucho como escupe la sangre.
-CABRON- empieza a insultar - PUTO- nadie me dice puto, estoy a punto de regresarme pero Ian me detiene.
-Estas más que borracho, vámonos- tiene razón además no vale la pena.
Me sorprende que sea capaz de manejar sin chocar. Dejó a Ian en su casa y voy con trabajo a la mía, una vez la policía me para pero con billetes lo solucionó fácilmente.
-¿Cayden?- escucho que pregunta alguien cuándo entró a mi casa. La miro y es Raquel, ignoro que ella esta ahí y sigo caminando con trabajo porque me siento muy mariado y casi caigo.
-Te ayudó mi amor- dice Raquel intentando agarrarme, es una estúpida. Obviamente no podrá porqué yo soy más alto y musculoso que ella.
-QUÍTATE- le digo alejandome de ella. - Y no me digas amor- a pesar de estar borracho, sé que no debo lastimarla.
-No grites, por favor- dijo con la voz baja- el bebé.
No digo nada, sólo sigo caminando. Me agarró del barandal y después de la pared para intentar caminar hacia la habitación. Me acuesto.
-¿Seguro que estas bien?- escucho la voz de Raquel. Ya me tiene harto, estoy pensando en decirle que ya me tiene hasta la madre y que se vaya al carajo pero cuando la miro no es Raquel, sino, Ale. Mi Ale.
Se acera a mi- ¿Cayden?- no espero más y la beso. Me corresponde.
Escucho los gemido y pongo mi mano en sus labios, Sí la escucho Ale desaparecerá y no quiero eso.
No entiendo que es esto, de verdad que nunca me había sentido así por ninguna mujer y ni mucho menos por una niña, porque eso era lo que ella era: mi niña, mi princesa.
Es como una posesión sobre ella lo que más deseo, me siento tan celoso cuando ve a cualquier otro hombre que no sea yo. Y ahora, después de lo que paso esta tarde debo hacerle saber que lo que hizo no esta bien, que ella era mía, sólo mía y nadie diría lo contrario porque la pagaría. Yo no quería hacérselo saber sin que se diera cuenta pero dado las circunstancias, lo haría. Y ella me amaría y esperaba que fuera por las buenas.
Esto esta mal. Mejor que nadie, yo lo sé. Ella no sólo es mi alumna, sino también es la prima de mi novia, pero, desde pequeño supe que siempre conseguiría lo que fuera, así lo he echo hasta ahora, consigo lo que quiero cuando quiero y ella no será la excepción. Porque aunque me cueste aceptarlo esta niña se ha convertido en una gran necesidad para mi, necesito verla todo el tiempo, la necesito tal como un ser humano necesita el aire para respirar, como un adicto necesita la droga. Eso es ella, es mi droga, esa que vuelve tu mundo un completo caos, aquella que no puedes dejar porque si lo haces termina siendo un tormento. Esa, esa es la definición apropiada para ella. Es lo que es, mi tormento, es uno dulce y anhelado; uno del cual no se puede escapar fácilmente.
Alejandra Pliego es mi Maravilloso Tormento.
Aunque me cueste admitirlo creo que el profesor Dunkel no es una mala persona realmente ha demostrado que tiene corazón. No supe por cuanto tiempo estuvimos observando el cielo, las nubes que solían tapar algunas de las estrellas. Su compañía no era para nada desagradable. Cayden Dunkel es una buena persona.
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