22. Conversaciones Significativas
ALEJANDRA
Ahí estaba él, pero no se veía igual que siempre.
No, ése hombre delante de mí no se parecía ni un poco a mi secuestrador. Era su rostro, su cabello, los mismos tatuajes delineados en su piel. Pero no parecía él, los fríos ojos color azul que siempre me miraban con frialdad cuando se enojaban y obsesivos, sólo reflejaban una infinita tristeza.
¿Qué habría pasado para que por primera vez ese demonio me mostrará un poco de vulnerabilidad? Intentaba responder esa inevitable pregunta, sin ser capaz de obtener una respuesta. ¿Se habrá dado cuenta que estoy parada delante de él?
Habían pasado un par de días luego que recibió aquella llamada, mismos en los que estuvo fuera del departamento. No me malinterpreten, no lo extrañe ni un poco. No tenerlo cerca me trajo un poco de paz que perdí desde que ese hombre llegó a mi vida. Simplemente, alrgó un poco la cadena de mi pie y sin dar explicaciones salió corriendo de este lugar, se veía apurado, y él muy idiota lo único que dejó para mi alimentación fue para sandwiches de jamón, ni siquiera tenía gas.
No hubiera sido una muy mala idea, crear un ligero fuego para llamar la atencion. No tenia nada que perder, no tenia a nadie en mi vida, a pesar de que él repetía un millon de veces que me cuidaba era a quien menos necesitaba.
Cayden Dunkel era el unico responsable de mis desgracias.
Estaba dispuesta a reclamarle, fingir que me preocupaba algún engaño o algo parecido y portarme igual que una celosa compulsiva o niña caprichosa, aunque, no logro emitir ningún sonido.
Verlo de esta manera me impresiona.
Me gustaría decir que estoy satisfecha de verlo asi, que me siento feliz por la infelicidad que se refleja en su rostro, sin embargo, estaría mintiendo. Porque, pese al odio que le tengo por haberme jodido la vida, también soy una persona que lamentablemente a sufrido y es jodidamente patética que tiende a preocuparse por todos, incluso, por un maldecido como él.
Mantiene su cabeza baja y su cabello escondiendo su rostro, su espalda no se recarga en el sofá, sus manos flojas encima de sus rodillas y entonces, escucho un ronco sollozo saliendo de sus labios. No puedo estar más confundida, ¿Cayden Dunkel está llorando?
Puedo ver algunas gotas caer contra la alfombra. Trae puesta la misma ropa que hace días; desaliñada y arrugada, las mangas de su camisa están arremangadas hasta los codos, sin duda, está hecho un asco.
—¿Por qué estás despierta?— pregunta duramente, asustándome y logrando sacarme de mi transe.
Es la primera vez que lo veo de esta forma y ni siquiera puedo alegrarme, sé que él no vale ni una mierda y, estupidamente, siento lastima. Me equivoqué no hay lágrimas, lo que si hay es un rojo y remarcado golpe en su mejilla derecha, ¿se peleó? ¿Con quién? Rápidamente mis ojos bajan a sus nudillos, no hay rastro que hubiese regresado ningún golpe, ¿entonces?
—Regresa a tu habitación.— exige en un intento de recuperar ese carácter dominante suyo.
Debería obedecer, no me gustaría que volviera a golpearme o peor,no obstante, mi mente dice que no. Una parte— la más estúpida e humana— quiere saber la razón del porqué está de esta manera y la otra, quiere que lo ocupe a mi favor. El día anterior que no lo tuve cerca de mí sentí en verdad una tranquilidad que desde hace mucho tiempo no tenía.
¿Qué debo hacer?
—Alejandra...
—¿Estás bien?
No es bueno aprovecharme de su estado, no estoy orgullosa de ello, por otro lado, así quedaríamos a mano, ¿no? Digo, él dice que se arrepiente de haber abusado de mí y yo sé que me arrepentiré de usar su debilidad a mi favor, porque yo nunca fui así. Por lo tanto, los dos estaremos arrepentidos de algo y de esa manera estaremos a mano.
—Vete a tu habitación — insiste en tono más severo, me niego a perder está oportunidad.
Arriesgándome a un golpe por su parte, me acerco un tanto temerosa y con la mano temblando le doy suaves palmadas en su espalda.
—Tranquilo, todo va a estar bien.
Según digo esto, el aire escape peligrosamente de mis pulmones. Me siento asfixiada, una presión sobre mi cuerpo me impide respirar. Él se aferra a mí. Oculta su rostro en el hueco de mi cuello mientras su respiración es caótica y aglomerada, tiene que agacharse bastante y al parecer eso no le importa. Yo sólo quiero alejarme de él para poder conciliar el aire, no sé qué hacer ni tampoco lo que le sucede. Admito que me asusto, así que, sólo sigo dándole un par de palmadas.
No llora pero sé que no está bien.
—Cay...
—Por favor, todavía no. No te alejes de mí, eres lo único que tengo.
¿Lo único?
—¿Qué pasó?
—Por favor, aún no.— murmura con voz baja.
No sé que le sucede, tenerlo tan cerca no me gusta ni un poco. Me da asco y la sensación de empujarlo se hace urgente, a pesar de que sé es una oportunidad que no puedo desaprovechar. Asi que con toda mi voluntad, decido quedarme quieta y esperar.
Son los minutos más eternos antes de que él me de el espacio que tanto necesito. Y por primera vez, puedo decir que mis pulmones le agradecen.
—Debes darte una ducha, Cayden. Yo te prepararé un sandwich —digo esto un poco recelosa. No importa que tan ricos sean, a una chica tan tragona como yo no la llenan.
—Traje la dispense del mes, esta en la barra de la cocina. — suspira con cansancio. —Así que, ve a darte un baño mientras yo preparó algo de comer.
¿Habla enserio? ¿No se ha visto hoy en un espejo?
—No, yo lo hago. No estoy discapacitada.
Me obsequio una sonrisa cansada, y negó —Yo puedo hacerlo, Ale, ven — tomó de mi mano, guiándome hacia la cocina, donde muchas bolsas se hallaban encima de la mesa —Mira lo que te he traído. Recuerdo que estos eran los libros que más te gustaban leer en tu casa, ¿verdad?
Los observé, olían a nuevos y por la bolsa podía deducir que lo había comprado en la librería Porrúa, son originales. Pero, ¿por qué? Tiene planeado dejaré sola de nuevo— aclaro que la idea no me desagrada—, eso solo quiere decir que mis oportunidades para ganar su confianza eran más escasas, ¿No? Podría intentar escapar, si no fuera por las malditas cámaras. Si, en estos dos días después de un día de aburrimiento mientras inspeccionaba el lugar, note las camaras sobre la puerta de mi habitación, la cocina y la sala de estar. Un mal movimiento y me atrapaba, todo mi esfuerzo por mantener la mentira de que lo he aceptado se iría al drenaje. El hecho de soportar el asco cada que me besa habrá sido en mano, me niego.
Estoy desesperada por volver a la libertad, pero debo ser inteligente. Ha demostrado que no quiere otra cosa que tenerme a su lado, su maldita obsesion me ha jodido demasiado.
—¿Por qué estás tan callada, amor?
Cuando escucho esa última palabra lo miro a los ojos y oculto mis manos, hechas puños, debo tragarme mi orgullo para no gritarle que me llame de esa manera. Respiro y suelto:
—Es que creo que me abandonaras.
Sus facciones duras se suavizan un poco, casi nada. Se acerca y me vuelve a abrazar.
Mierda, hubiera inventado otra cosa. Me trago esas ganas de vomitar extremas y con inseguridad, coloco mis manos sobre su espalda.
—Jamas te dejaría— esa respuesta no me gusta ni un poco. Necesito algo que me dé esperanzas que algún día terminará está maldita obsesión.
—Te fuiste por días, seguro estabas con tu esposa.— también podría hartarlo con falsos celos injustificados.
—No, ella no me importa.
—Ella es tu esposa, ¿yo que soy?— aprovechó para alejarlo.
—La mujer de mi vida. Es muy raro que los celos te queden bien— frunce el ceño. Está sospechando, lo sé.
—No estoy celosa, solo molesta. — intentó arreglar mi error.
Su expresión no sede ni un poco y yo empiezo a preocuparme.
—Lo siento.
—Te amo, me he vuelto loco por una chiquilla que a penas es mayor de edad.
Un momento, ¿qué dijo?
Abro los ojos y la boca ante su confesión, busco en su expresión algún rastro de broma, pero no encuentro ninguno. ¿Cómo que soy mayor de edad? Hace mucho que me olvide de contar el tiempo que llevaba secuestrada, ¿Ya pasó 9 de septiembre?
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me secuestras...— me callo y reformulo la pregunta— ¿Hace cuánto estoy aquí?
—Recuerda una cosa, Ale— se acerca lo que yo había retrocedido— yo no te secuestre, solo te traje a tu verdadero hogar.
Idiota.
—Lo sé.— conforme digo eso, tengo unas enormes ganas de golpearme a mí misma. —¿Por qué no me dijiste que ya era mayor de edad?
—Estaba enojado contigo, habías intentado escapar.— dice como si nada.
—Eso no justifica que me hayas privado de algo tan importante como saber que cumpleaños.— le reclamo frustrado.
Si lo pienso un poco, eso no tiene sentido porque nunca he disfrutado ninguno. Cada año siempre me la pasaba llorando. Sin embargo, debe saber que las cosas no serán faciles, de hecho, tampoco posibles. Aunque eso no se lo voy a demostrar aún. Mi meta es escapar y regresar a....
—Mi mamá, ¿Sabes cómo se está mi mamá?
Sus facciones si eran serías se endurecieron aún más, no pude evitarlo. A pesar de todo era mi mamá y mi familia, yo los amaba sin importar las diferencias que tuviéramos. Todas las familias tenían problemas, nadie era perfecto.
—¿Por qué, quieres saber?
¿Hasta eso me quiere controlar?
—Porque me importa, Cayden. —respondo firmemente.
Tengo miedo que se aloque y quiera golpearme, no obstante, necesito saber de ella y de mis hermanos.
—¿Cómo sabes que a ellos tú les importas?— sube su voz.
Joder. Maldito bipolar, no es peor que eso.
—¡Porque somos familia! — termino gritando.
Su respiración es acelerada, es como un toro enfurecido. Mis manos empiezan a temblar, enviando esa sensación asustada a cada célula de mi cuerpo. No puedo creer que aún le tenga mucho miedo, ¿Cómo no hacerlo?
—No quiero comenzar una discusión, así que me iré a bañar. Sólo piensa una cosa, antes de conocerte tenía una vida, no puedes borrarla de la noche a la mañana, su recuerdo es lo único que tengo no me lo quites, también.—según digo esto salgo de la cocina para dirigirme al pasillo de las habitaciones, una vez segura de que no me ve, corro despavorida a mi cuarto y luego al baño. Intentó cerrar la puerta pero por el grosor de la cadena en mi pie a imposible.
Cómo detesto tenerla puesta. Odio mi vida, ¿Y si la utilizo para rodear mi cuello? Sé que debo hacer lo posible para salir de este martirio, en cambio, es difícil. ¿Cómo fingir que te enamoras del ser que te destruyo por completo? ¿De la persona que te rompió pieza por pieza?
Una vez, escuché del síndrome de Estocolmo, me preguntó sí en realidad piensa que yo algún día podré amarlo. Debajo de la regadera mientras siento el agua caer sobre mi cuerpo, me permito por fin llorar.
Sé que prometí no hacerlo, juré no pensar en ellos pero es imposible, porque a pesar de todo los amo. Nunca conocí a mi papá, y por lo tanto, solo estaba mi mamá para mí, ella me cuido, me vistió, me alimento y me educó. Cómo todas las personas, nadie es perfecto.
Un vacío se instala en mi pecho, no estoy segura de nada, ni tampoco sé que es lo correcto.
Media hora después, salgo envuelta en una toalla y me sorprendo al ver a Cayden sentado en mi cama. De inmediato, como acto de reflejo doy un par de pasos hacia atrás. No quiero que me haga daño ni que intenté tomarme de nuevo a la fuerza. El es muy grande y fuerte, mientras yo soy pequeña.
—¿Qué haces aquí?— mi voz tiembla.
—Vengo a disculparme y hablar contigo, ¿Qué esperas? Adelante cámbiate.
Guardó silencio y él parece entender.
—No tienes nada que no haya visto antes.— se encoge de hombros y mis mejillas se colorean de irá.— Lo siento, me voltearé.— murmura con diversión, alimentando más mi enojo.
¿Acaso no entiende la indirecta o finge no hacerlo?
Resoplo con frustración y toma la ropa del colchón.
—Me cambiaré en el baño.
—Como quieras, pero ni tardes o entraré por ti.
Fingo no escucharlo y entro al baño. Necesito mucha fuerza de voluntad para no insultarlo. Cinco minutos después vuelvo a salir, el tiene un cepillo en la mano y me indica que me siente en sus piernas para que me cepille el cabello. Sin muchas opciones ni ganas de discutir, obedezco.
—Tu cabello es muy rebelde.— afirmo con un movimiento de cabeza.
—Duele cuando intento desenredarlo.
—Necesitas tenerle paciencia.— ríe.
—Eso no va conmigo.— me sorprende que él no de jalones como yo lo hago.
—Ni la mía. Sé que he actuado mal, Ale. Y por eso, te pido disculpas. Sin embargo, es la primera vez que siento esto por alguien, no tengo la menor idea de cómo actuar con la mujer que amo. Así que debes tenerme paciencia, porque esto es nuevo para mí, y a pesar de eso, te amo.— deja el cepillo a un lado y esconde su rostro en el hueco de mi cuello. —Eres una de las dos cosas más valiosas que he tenido en mi vida.
No entiendo que le pasa, ¿Habían conocido a una persona más bipolar e inestable?
—¿Por qué te fuiste tanto tiempo?— murmuré. Santo cielo, mis pies no llegan al piso. Maldito gigante.
Suelto un gruñido y mi cuerpo se alerta, por un momento pienso en echarme a correr pero si lo hago, lo alertó. Sólo puedo rogar que no me pegué.
—Mi hijo, Lyov. — responde, su mano acaricía el largo de mi brazo, bajando hasta mi pierna. Trago en seco y niego, por lo que se queda quieto en mi rodilla. —Raquel, su madre —y también su esposa — lo descuido, mientras le daba un baño. Tuvieron que llevarlo al hospital y se quedó en terapia por dos días.
—Lo siento mucho.
—Yo también. — se separa un poco y me mira a los ojos, para besar mi nariz— sé que la reacción que hace unos minutos tuve no fue la correcta.
Nunca tiene reacciones correctas.
—Tengo miedo de perderte. Nunca he tenido miedo, pero tú haces que mi fortaleza se doblegue. No sé que haría si algo te pasará a ti o a mi hijo, me volvería loco y buscaría cualquier forma para tenerte a mi lado.
Está demente.
Me dará un paro cardíaco por su confesión.
—¿Por qué yo?
—Porque eres la única que en verdad se ha metido tan dentro de mí, que te has convertido en mi necesidad. Eres la única persona que no me mira igual a los demás.
No, claro que no. Yo lo miro con odio y miedo.
—Tal vez, lo nuestro no empezó de la mejor manera, pero me encargaré de hacerte feliz y darte todo. Eres un ángel en un infierno, la luz en la oscuridad, una rosa en el desierto, eres mi todo.
No, yo no quiero serlo. Sus palabras no sólo son fuertes, sino también difíciles de procesar.
—Crei que me odiabas.
—Supongo que dentro de mí, ya sabía el daño que me harías.
¿Y el que usted me haría?
—Siento haberte molestado con lo de mi mamá,— intento sacar el tema de una forma más sutil.
—No tienes que darme explicaciones, estás en todo tu derecho a preguntar, aunque, hubiera preferido ahorrarte la desilución.
Ladeó la cabeza para mirarlo interrogante. Dejar salir un largo suspiro y saca su móvil.
—Lo siento, Ale. Pero tú mamá dejó de buscarte hace mucho.
Ya me lo había dicho. Antes le creí debido a la frustración u a la furia de estar encerrada, ahora, no pudo hacerlo. Conozco a mi mamá, ella me ama a pesar de todas las mentiras que le dijo porque mi mamá me cuido y me conoce, ¿Cierto?
—Mientes. — me pongo de pie y me alejo— te he dicho que no me iré de tu lado, así que te lo suplico no me mientas.
No podía ser tan cruel para hacerme esto.
—Por mucho que me guste escuchar eso, debo decirte que nunca te he mentido. No soy la mejor persona pero a ti jamás te he mentido.
No me creo eso, es un mentiroso.
—¿Recuerdas cuándo te advertí que si no hacías lo que yo te decía abría consecuencias y después, tú desobedecías y yo cumplía? Jamás te he mentido a ti, siempre he sido sincero, puede que mi sinceridad no fuera buena, pero finalmente era verdad.
Tiene razón, un buen punto.
—Mira.— me muestra la pantalla de su celular.
Es mi mamá con la hija de Anel, ésta sonriendo. Se ve muy fresca y feliz, no hay rastros de ojeras en su rostro. Miro la fecha y es de ayer. Pasa la imagen y ahí están mis hermanos, el pequeño brinca en un brincolín y mi otro hermano sonríe.
Eso no significa nada, ¿verdad? Me niego a darle la razón.
—Ahora mira otra.
Cambia de publicación, enseñándome el perfil de mi prima dónde está lleno de fotos de ella y mi mamá.
—Ellos dejaron de buscarte cuando la policía dictaminó que escapaste. Fue decepcionante. Está la tomé está semana.
Mi hermano salía con mi mamá en el zoológico de Chapultepec.
—No llores, princesa.— ni siquiera, me di cuenta cuando mis lágrimas comenzaron a salir.
Tenía mi corazón roto. No sé que me sorprende, a pesar de que me diga que no, también sé que cuando Cayden llegó, metió toda clase de artimañas hasta lograr que mi madre perdiera la confianza en mi. ¿Cuántas veces no me envió indirectas de que era una zorra?
Lo creí, después lo dude, volví a creer y volví a dudar. Ahora me doy cuenta que en verdad me había dejado, es por eso que aún sigo aquí, porque nadie está buscándome. Y duele saberlo, darte cuenta que a las personas que amas les importas una reverenda mierda. Cayden toma de mi mano, dirigiéndome a la cama, recostandonos a ambos.
No se cuanto tiempo llore, mi piel arde y el sabor de sal llega a mis labios.
—¿Te sientes mejor? —afirmo —Perdón, yo quería ahorrarte este dolor.
—No mientas. — musito con ironía.
—No lo hago, ya hablamos de eso, ¿cierto? — enarca una ceja, suspiro dándole la razón. —Hay algo que no entiendo, Ale.
Yo no lo entiendo para nada, —¿Qué cosa?
—Yo viví en su casa por un tiempo, así que, vi como te trataba.
Aprieto los labios, no siempre eran palabras amables las que me dedicaba.
—¿Y?
—¿Cómo puedes extrañarla si te trataba mal?
Mal...
"Eres una buena para nada, Alejandra" "Nunca llegaras a ser nada en la vida" "¡Reacciona! Ya no eres una niña."
—No era su culpa, era mía. Ella estaba estresada y yo no hacía nada bien. — quise justificarla — A veces llegaba cansada...
—No por eso debía desquitarse contigo, bonita. —acarició mi mejilla.
—Las cosas no eran fáciles para ella Cayden, era madre soltera con tres hijos. Mi papá nos abandonó incluso antes de que yo naciera, Jorge y Ed son mis medios hermanos. Su papá no era mucho mejor que el mío, robó sus ahorros y se fue con la mejor amiga de ella. Sé que es dura, sin embargo, no quita el hecho que ella siempre me cuido, cuando yo me enfermaba, cosa que era muy seguida —reí tontamente — mi madre no dormía porque quería asegurarse que yo estuviera bien, jamás me faltó nada. Los reyes siempre llegaban con lo mejor, nunca estuve mal vestida. Era dura y enojona, pero así creía que ella me amaba. Solo que cuando tú llegaste, las cosas empeoraron, los rumores que inventabas y mis malas calificaciones me desplomaron.
Creí que se enojaria, para mi sorpresa no lo hizo.
—Eso no justifica nada, ella debió haber creído en ti, antes que en mí.
Cínico.
—¿Qué me dices de ti?
Se rió encantado, —¿Qué quieres saber exactamente?
—No lo sé, ¿tu familia? ¿de tu esposa? —recalque eso último —Ya sé, ¿cuál es tu trabajo? ¿Tambie en tu país eres maestro?
Su brazo aferró su agarre en mi cintura, sin dejarme alejarme.
—Soy alemán, aunque, también he vivido en Polonia. Y no, no soy maestro, tengo mi propio negocio.
¿Drogas? Eso es lo más lógico, digo, sólo eso justifica que sea jodidamente rico y que me mandará a vigilar con tanto hombre. También significa que es más peligroso de lo que imaginé.
—Mi padre es abogado y mi madre es profesora — eso me sorprende, ¿quién diría que seria hijo de personas honorables? Bueno, los abogados y los profesores lo son, según yo —, tuve una infancia pacífica. Raquel, era mi vecina de infancia, en una fiesta bebí demasiado y me termine enrollado con ella.
—Me imagino que no utilizaste protección. — niega —irresponsable.
—¡Oye! Yo no soy un irresponsable — dice a la defensiva.
Me mira y después comienza a hacerme cosquillas y yo comienzo a reir.
—¡No! Espera, piedad, piedad. — No puedo dejar de reír. Al parecer mi risa lo contagiado porque él también lo hace.
—Esta bien señorita, y si diste en el blanco — siento una lágrima rodando por mi mejilla —. Mi padre me convenció que lo mejor sería casarme con ella.
—¿Por qué? Digo, en lo que a mí respecta, da lo mismo que un hijo crezca con padres separados pero con una buena relación y responsabilidad a que lo haga en un hogar fracturado, donde no se quieren. Puede repetir el patrón.
—Creo que tienes razón.
—Entonces, ¿nunca la has amado?
Niega, —Al menos no en un sentido amoroso, aunque, ella se aferra.
—Pobrecita.
Lo digo en serio, ¿por qué esta enamorada de alguien como él? A de estar ciega, admito que Cayden es mi atractivo, es más que eso. Parece un Dios de la mitología griega, lástima que sea un desgraciado lunático.
—Creo que siempre quise seguir lo correcto, ya sabes. Estar a las expectativas de mis padres hasta perderme.
Comprendo eso, yo quería lo mismo con mi madre. Sin embatgo, jamás llene sus expectativas.
Supongo que en eso nos parecemos un poco, sólo un poco. Eso no significa que me arrojare a sus brazos, no. Nada a cambiado.
El sonido de mi estomago pidiendo alimentos se hace presente, —Creo que alguien tiene hambre. —se divierte.
—He comido puros sándwiches. — Me quejo.
—Muy bien, iré a prepararte unas salchichas alemanas con puré de patatas.
—¿Quieres que te ayude?
—No, vendré cuando la comida este lista, ¿por qué no lees uno de los libros?
—Pero... —
No me deja decir nada, cuando menos siento, él me da un beso de pico y sale del cuarto.
Joder con ese hombre. Pienso en lo que me ha dicho, si escapó no regresare a casa, asi que debo pensar en una opxion para empezar de cero mi vida. Lejos de Dunkel y de mi madre, creo que hay cosas irreparables, ellos forman parte de ello.
Puedo buscar cosas de valor, para que cuando escape venderlas y obtener algo de dinero, después conseguir un trabajo o algo. Si algo es seguro, es que él ya empezó a confiar en mí, Me ha hablado de su relación con su esposa. Eso es algo.
Necesito ir trazando mejor mi estrategia. Pensar en que otras acciones puedo hacer, miro el libro y recuerdo su orden, lo tomó y camino a la cocina.
—¿No te dije que yo me encargaría de todo?
—Si, pero no quería estar sola. Así que pensé que tal vez te gustaría que te hiciera compañía mientras leo y tú cocinas.
—Me encantaría, pequeña.
—Gracias por confiar en mi.
—Gracias por aceptarme — dice con seriedad, fijando su vista en los alimentos.
No se fía del todo, así como yo tampoco me rindo. La diferencia es que yo jamás me daré por vencida, lucharé hasta escapar de sus garras.
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¡Volví, hermosuras! Sé que soy una persona horrible por haber tardado en la actualización y que dije que trataría de no tardar, así que, perdón. Es sólo que estuve ocupada con otra historia. No es justificación, pero pero veces con las tareas y demás se me va la cabeza.
Quiero agradecerles a todas u cada una de ustedes por seguir la historia y estar al pendiente de ella, les agradezco las más 1000 votos y casi 20 mil leídas, sé que no fue sencillo y que no hubiera sido posible sin ustedes. ❤❤
Da todo corazón, se los agradezco. 😍😗😘
Si les gusto voten y comenten. No prometo actualizar pronto, pero haré un intento. Ya que me quiero enfocar en otras historias, tengo siete en proceso y como 20 borradores, además, que le dije a una amiga que le escribiría su historia.
¡Las amo! ❤
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